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Dante Alighieri Divina Comedia
INFIERNO
CANTO I
A mitad del camino de la vida, en una selva oscura me encontraba porque mi ruta hab穩a extraviado. 1 2 3
癒Cu獺n dura cosa es decir cu獺l era esta salvaje selva, 獺spera y fuerte que me vuelve el temor al pensamiento! 6
Es tan amarga casi cual la muerte; mas por tratar del bien que all穩 encontr矇, de otras cosas dir矇 que me ocurrieron. 9
Yo no s矇 repetir c籀mo entr矇 en ella pues tan dormido me hallaba en el punto que abandon矇 la senda verdadera. 12
Mas cuando hube llegado al pie de un monte, all穩 donde aquel valle terminaba que el coraz籀n hab穩ame aterrado, 13 15
hacia lo alto mir矇, y vi que su cima ya vest穩an los rayos del planeta que lleva recto por cualquier camino. 18
Entonces se calm籀 aquel miedo un poco, que en el lago del alma hab穩a entrado la noche que pas矇 con tanta angustia. 21
Y como quien con aliento anhelante, ya salido del pi矇lago a la orilla, se vuelve y mira al agua peligrosa, 24
tal mi 獺nimo, huyendo todav穩a, se volvi籀 por mirar de nuevo el sitio que a los que viven traspasar no deja. 27
Repuesto un poco el cuerpo fatigado, segu穩 el camino por la yerma loma, siempre afirmando el pie de m獺s abajo. 30
Y vi, casi al principio de la cuesta, una onza ligera y muy veloz, que de una piel con pintas se cubr穩a; 32 33
y de delante no se me apartaba, mas de tal modo me cortaba el paso, que muchas veces quise dar la vuelta. 36
Entonces comenzaba un nuevo d穩a, y el sol se alzaba al par que las estrellas que junto a 矇l el gran amor divino 39
sus bellezas movi籀 por vez primera; as穩 es que no auguraba nada malo de aquella fiera de la piel manchada 40 42
la hora del d穩a y la dulce estaci籀n; mas no tal que terror no produjese la imagen de un le籀n que luego vi. 45
Me pareci籀 que contra m穩 ven穩a, con la cabeza erguida y hambre fiera, y hasta temerle parecia el aire. 48
Y una loba que todo el apetito parec穩a cargar en su flaqueza, que ha hecho vivir a muchos en desgracia. 49 51
Tantos pesares 矇sta me produjo, con el pavor que verla me causaba que perd穩 la esperanza de la cumbre. 54
Y como aquel que alegre se hace rico y llega luego un tiempo en que se arruina, y en todo pensamiento sufre y llora: 57
tal la bestia me hac穩a sin dar tregua, pues, viniendo hacia m穩 muy lentamente, me empujaba hacia all穩 donde el sol calla. Mientras que yo bajaba por la cuesta, se me mostr籀 delante de los ojos alguien que, en su silencio, cre穩 mudo. 60 63
Cuando vi a aquel en ese gran desierto 竄Api獺date de mi -yo le grit矇-,
seas quien seas, sombra a hombre vivo.罈 66
Me dijo: 竄Hombre no soy, mas hombre fui, y a mis padres dio cuna Lombard穩a pues Mantua fue la patria de los dos. 69
Nac穩 sub julio C矇sar, aunque tarde, y viv穩 en Roma bajo el buen Augusto: tiempos de falsos dioses mentirosos. 70 72
Poeta fui, y cant矇 de aquel justo hijo de Anquises que vino de Troya, cuando Ili籀n la soberbia fue abrasada. 73 75
聶Por qu矇 retornas a tan grande pena, y no subes al monte deleitoso que es principio y raz籀n de toda dicha?罈 78
竄 聶Eres Virgilio, pues, y aquella fuente de quien mana tal r穩o de elocuencia? -respond穩 yo con frente avergonzada-. 81
Oh luz y honor de todos los poetas, v獺lgame el gran amor y el gran trabajo que me han hecho estudiar tu gran volumen. 84
Eres t繳 mi modelo y mi maestro; el 繳nico eres t繳 de quien tom矇 el bello estilo que me ha dado honra. 87
Mira la bestia por la cual me he vuelto: sabio famoso, de ella ponme a salvo, pues hace que me tiemblen pulso y venas.罈 90
竄Es menester que sigas otra ruta -me repuso despu矇s que vio mi llanto-, si quieres irte del lugar salvaje; 93
pues esta bestia, que gritar te hace, no deja a nadie andar por su camino, mas tanto se lo impide que los mata; 96
y es su instinto tan cruel y tan malvado, que nunca sacia su ansia codiciosa y despu矇s de comer m獺s hambre a繳n tiene. 99
Con muchos animales se amanceba, y ser獺n muchos m獺s hasta que venga el Lebrel que la har獺 morir con duelo. 101 102
ste no comer獺 tierra ni peltre, sino virtud, amor, sabidur穩a, y su cuna estar獺 entre Fieltro y Fieltro. 105
Ha de salvar a aquella humilde Italia por quien muri籀 Camila, la doncella, Turno, Eur穩alo y Niso con heridas. 108
ste la arrojar獺 de pueblo en pueblo, hasta que d矇 con ella en el abismo, del que la hizo salir el Envidioso. 111
Por lo que, por tu bien, pienso y decido que vengas tras de m穩, y ser矇 tu gu穩a, y he de llevarte por lugar eterno, 114
donde oir獺s el aullar desesperado, ver獺s, dolientes, las antiguas sombras, gritando todas la segunda muerte; 117
y podr獺s ver a aquellas que contenta el fuego, pues conf穩an en llegar a bienaventuras cualquier d穩a; 120
y si ascender deseas junto a 矇stas, m獺s digna que la m穩a all穩 hay un alma: te dejar矇 con ella cuando marche; 123
que aquel Emperador que arriba reina, puesto que yo a sus leyes fui rebelde, no quiere que por m穩 a su reino subas. 126
En toda parte impera y all穩 rige; all穩 est獺 su ciudad y su alto trono. iCu獺n feliz es quien 矇l all穩 destina!罈 129
Yo contest矇: 竄Poeta, te requiero por aquel Dios que t繳 no conociste, para huir de 矇ste o de otro mal m獺s grande, 132
que me lleves all穩 donde me has dicho, y pueda ver la puerta de San Pedro y aquellos infelices de que me hablas.罈 Entonces se ech籀 a andar, y yo tras 矇l. 135
CANTO II
El d穩a se marchaba, el aire oscuro
a los seres que habitan en la tierra quitaba sus fatigas; y yo s籀lo 3
me dispon穩a a sostener la guerra, contra el camino y contra el sufrimiento que sin errar evocar獺 mi mente. 6
癒Oh musas! 癒Oh alto ingenio, sostenedme! 癒Memoria que escribiste lo que vi, aqu穩 se advertir獺 tu gran nobleza! 9
Yo comenc矇: 竄Poeta que me gu穩as, mira si mi virtud es suficiente antes de comenzar tan ardua empresa. 12
T繳 nos contaste que el padre de Silvio, sin estar a繳n corrupto, al inmortal reino lleg籀, y lo hizo en cuerpo y alma. 13 15
Pero si el adversario del pecado le hizo el favor, pensando el gran efecto que de aquello saldr穩a, el qu矇 y el cu獺l, 18
no le parece indigno al hombre sabio; pues fue de la alma Roma y de su imperio escogido por padre en el Emp穩reo. 21
La cual y el cual, a decir la verdad, como el lugar sagrado fue elegida, que habita el sucesor del mayor Pedro. 24
En el viaje por el cual le alabas escuch籀 cosas que fueron motivo de su triunfo y del manto de los papas. 27
Alli fue luego el Vaso de Elecci籀n, para llevar conforto a aquella fe que de la salvaci籀n es el principio. 28 30
Mas yo, 聶por qu矇 he de ir? 聶qui矇n me lo otorga? Yo no soy Pablo ni tampoco Eneas: y ni yo ni los otros me creen digno. 33
Pues temo, si me entrego a ese viaje, que ese camino sea una locura; eres sabio; ya entiendes lo que callo.罈 36
Y cual quien ya no quiere lo que quiso cambiando el parecer por otro nuevo,
y deja a un lado aquello que ha empezado, 39
as穩 hice yo en aquella cuesta oscura: porque, al pensarlo, abandon矇 la empresa que tan aprisa hab穩a comenzado. 42
竄Si he comprendido bien lo que me has dicho -respondi籀 del magn獺nimo la sombra la cobard穩a te ha atacado el alma; 45
la cual estorba al hombre muchas veces, y de empresas honradas le desv穩a, cual reses que ven cosas en la sombra. 48
A fin de que te libres de este miedo, te dir矇 por qu矇 vine y qu矇 entend穩 desde el punto en que l獺stima te tuve. 51
Me hallaba entre las almas suspendidas y me llam籀 una dama santa y bella, de forma que a sus 籀rdenes me puse. 52 53 54
Brillaban sus pupilas m獺s que estrellas; y a hablarme comenz籀, clara y suave, ang矇lica voz, en este modo: 57
lma cort矇s de Mantua, de la cual a繳n en el mundo dura la memoria, y ha de durar a lo largo del tiempo: 60
mi amigo, pero no de la ventura, tal obst獺culo encuentra en su camino por la monta簽a, que asustado vuelve: 63
y temo que se encuentre tan perdido que tarde me haya dispuesto al socorro, seg繳n lo que escuch矇 de 矇l en el cielo. 66
Ve pues, y con palabras elocuentes, y cuanto en su remedio necesite, ay繳dale, y consu矇lame con ello. 69
Yo, Beatriz, soy quien te hace caminar; vengo del sitio al que volver deseo; amor me mueve, amor me lleva a hablarte. 70 72
Cuando vuelva a presencia de mi Due簽o le hablar矇 bien de ti frecuentemente.Entonces se call籀 y yo le repuse: 73 75
h dama de virtud por quien supera tan s籀lo el hombre cuanto se contiene con bajo el cielo de esfera m獺s peque簽a, 78
de tal modo me agrada lo que mandas, que obedecer, si fuera ya, es ya tarde; no tienes m獺s que abrirme tu deseo. 81
Mas dime la raz籀n que no te impide descender aqu穩 abajo y a este centro, desde el lugar al que volver ans穩as. 84
Lo que quieres saber tan por entero, te dir矇 brevemente --me repuso por qu矇 raz籀n no temo haber bajado. 87
Temer se debe s籀lo a aquellas cosas que pueden causar alg繳n tipo de da簽o; mas a las otras no, pues mal no hacen. 90
Dios con su gracia me ha hecho de tal modo que la miseria vuestra no me toca, ni llama de este incendio me consume. 93
Una dama gentil hay en el cielo que compadece a aquel a quien te env穩o, mitigando all穩 arriba el duro juicio. 94 96
sta llam籀 a Luc穩a a su presencia; y dijo: 竄necesita tu devoto ahora de ti, y yo a ti te lo encomiendo罈. 97 99
Luc穩a, que aborrece el sufrimiento, se alz籀 y vino hasta el sitio en que yo estaba, sentada al par de la antigua Raquel. 101 102
Dijo: eatriz, de Dios vera alabanza, c籀mo no ayudas a quien te am籀 tanto, y por ti se apart籀 de los vulgares? 105
聶Es que no escuchas su llanto doliente? 聶no ves la muerte que ahora le amenaza en el torrente al que el mar no supera? 108
No hubo en el mundo nadie tan ligero, buscando el bien o huyendo del peligro, como yo al escuchar esas palabras. 111
c獺 baj矇 desde mi dulce esca簽o,
confiando en tu discurso virtuoso
que te honra a ti y aquellos que lo oyeron.114
Despu矇s de que dijera estas palabras
volvi籀 llorando los lucientes ojos,
haci矇ndome venir a繳n m獺s aprisa; 117
y vine a ti como ella lo quer穩a;
te apart矇 de delante de la fiera,
que alcanzar te imped穩a el monte bello. 120
聶Qu矇 pasa pues?, 聶por qu矇, por qu矇 vacilas?
聶por qu矇 tal cobard穩a hay en tu pecho?
聶por qu矇 no tienes audacia ni arrojo? 123
Si en la corte del cielo te apadrinan
tres mujeres tan bienaventuradas,
y mis palabras tanto bien prometen.罈 126
Cual florecillas, que el nocturno hielo
abate y cierra, luego se levantan,
y se abren cuando el sol las ilumina, 129
as穩 hice yo con mi valor cansado;
y tanto se encendi籀 mi coraz籀n,
que comenc矇 como alguien valeroso: 132
竄!Ah, cu獺n piadosa aquella que me ayuda!
y t繳, cort矇s, que pronto obedeciste
a quien dijo palabras verdaderas. 135
El coraz籀n me has puesto tan ansioso
de echar a andar con eso que me has dicho
que he vuelto ya al prop籀sito primero. 138
Vamos, que mi deseo es como el tuyo.
S矇 mi gu穩a, mi jefe, y mi maestro.罈
Asi le dije, y luego que ech籀 a andar, 141
entr矇 por el camino arduo y silvestre.
CANTO III
POR M SE VA HASTA LA CIUDAD DOLIENTE,
POR M SE VA AL ETERNO SUFRIMIENTO,
POR M SE VA A LA GENTE CONDENADA. 3
LA JUSTICIA MOVI A MI ALTO ARQUITECTO.
HZOME LA DIVINA POTESTAD,
EL SABER SUMO Y EL AMOR PRIMERO.
ANTES DE M NO FUE COSA CREADA SINO LO ETERNO Y DURO ETERNAMENTE. DEJAD, LOS QUE AQU ENTRIS, TODA ESPERANZA. 9
Estas palabras de color oscuro vi escritas en lo alto de una puerta; y yo: 竄Maestro, es grave su sentido.罈 12
Y, cual persona cauta, 矇l me repuso: 竄Debes aqu穩 dejar todo recelo; debes dar muerte aqu穩 a tu cobard穩a. 15
Hemos llegado al sitio que te he dicho en que ver獺s las gentes doloridas, que perdieron el bien del intelecto.罈 18
Luego tom籀 mi mano con la suya con gesto alegre, que me confort籀, y en las cosas secretas me introdujo. 21
All穩 suspiros, llantos y altos ayes resonaban al aiire sin estrellas, y yo me ech矇 a llorar al escucharlo. 24
Diversas lenguas, h籀rridas blasfemias, palabras de dolor, acentos de ira, roncos gritos al son de manotazos, 27
un tumulto formaban, el cual gira siempre en el aiire eternamente oscuro, como arena al soplar el torbellino. 30
Con el terror ci簽endo mi cabeza dije: 竄Maestro, qu矇 es lo que yo escucho, y qui矇n son 矇stos que el dolor abate?罈 33
Y 矇l me repuso: 竄Esta m穩sera suerte tienen las tristes almas de esas gentes que vivieron sin gloria y sin infamia. 36
Est獺n mezcladas con el coro infame de 獺ngeles que no se rebelaron, no por lealtad a Dios, sino a ellos mismos. 39
Los echa el cielo, porque menos bello no sea, y el infierno los rechaza, pues podr穩an dar gloria a los ca穩dos.罈 42
Y yo: 竄Maestro, 聶qu矇 les pesa tanto y provoca lamentos tan amargos?罈 Respondi籀: 竄Brevemente he de decirlo. 45
No tienen 矇stos de muerte esperanza, y su vida obcecada es tan rastrera, que envidiosos est獺n de cualquier suerte. 48
Ya no tiene memoria el mundo de ellos, compasi籀n y justicia les desde簽a; de ellos no hablemos, sino mira y pasa.罈 51
Y entonces pude ver un estandarte, que corr穩a girando tan ligero, que parec穩a indigno de reposo. 54
Y ven穩a detr獺s tan larga fila de gente, que cre穩do nunca hubiera que hubiese a tantos la muerte deshecho. 57
Y tras haber reconocido a alguno, vi y conoc穩 la sombra del que hizo por cobard穩a aquella gran renuncia. 60
Al punto comprend穩, y estuve cierto, que 矇sta era la secta de los reos a Dios y a sus contrarios displacientes. 63
Los desgraciados, que nunca vivieron, iban desnudos y azuzados siempre de moscones y avispas que all穩 hab穩a. 66
stos de sangre el rostro les ba簽aban, que, mezclada con llanto, repugnantes gusanos a sus pies la recog穩an. 69
Y luego que a mirar me puse a otros, vi gentes en la orilla de un gran r穩o y yo dije: 竄Maestro, te suplico 72
que me digas qui矇n son, y qu矇 designio les hace tan ansiosos de cruzar como discierno entre la luz escasa.罈 75
Y 矇l repuso: 竄La cosa he de contarte cuando hayamos parado nuestros pasos en la triste ribera de Aqueronte.罈 78
Con los ojos ya bajos de verg羹enza, temiendo molestarle con preguntas dej矇 de hablar hasta llegar al r穩o. 81
Y he aqu穩 que viene en bote hacia nosotros un viejo cano de cabello antiguo, gritando: 竄癒Ay de vosotras, almas pravas! 83 84
No esper矇is nunca contemplar el cielo; vengo a llevaros hasta la otra orilla, a la eterna tiniebla, al hielo, al fuego. 87
Y t繳 que aqu穩 te encuentras, alma viva, aparta de 矇stos otros ya difuntos.罈 Pero viendo que yo no me marchaba, 90
dijo: 竄Por otra via y otros puertos a la playa has de ir, no por aqu穩; m獺s leve le簽o tendr獺 que llevarte罈. 93
Y el gu穩a a 矇l: 竄Caronte, no te irrites: as穩 se quiere all穩 donde se puede lo que se quiere, y m獺s no me preguntes.罈 96
Las peludas mejillas del barquero del l穩vido pantano, cuyos ojos rodeaban las llamas, se calmaron. 99
Mas las almas desnudas y contritas, cambiaron el color y rechinaban, cuando escucharon las palabras crudas. 102
Blasfemaban de Dios y de sus padres, del hombre, el sitio, el tiempo y la simiente que los sembrara, y de su nacimiento. 105
Luego se recogieron todas juntas, llorando fuerte en la orilla malvada que aguarda a todos los que a Dios no temen. 108
Car籀n, demonio, con ojos de fuego, llam獺ndolos a todos recog穩a; da con el remo si alguno se atrasa. 111
Como en oto簽o se vuelan las hojas unas tras otras, hasta que la rama ve ya en la tierra todos sus despojos, 114
de este modo de Ad獺n las malas siembras
se arrojan de la orilla de una en una, a la se簽al, cual p獺jaro al reclamo. 117
As穩 se fueron por el agua oscura, y a繳n antes de que hubieran descendido ya un nuevo grupo se hab穩a formado. 120
竄Hijo m穩o -cort矇s dijo el maestro los que en ira de Dios hallan la muerte llegan aqu穩 de todos los pa穩ses: 123
y est獺n ansiosos de cruzar el r穩o, pues la justicia santa les empuja, y as穩 el temor se transforma en deseo. 126
Aqu穩 no cruza nunca un alma justa, por lo cual si Car籀n de ti se enoja, comprender獺s qu矇 cosa significa.罈 129
Y dicho esto, la regi籀n oscura tembl籀 con fuerza tal, que del espanto la frente de sudor a繳n se me ba簽a. 132
La tierra lagrimosa lanz籀 un viento que hizo brillar un rel獺mpago rojo y, venci矇ndome todos los sentidos, me ca穩 como el hombre que se duerme. 135
CANTO IV
Rompi籀 el profundo sue簽o de mi mente un gran trueno, de modo que cual hombre que a la fuerza despierta, me repuse; 3
la vista recobrada volv穩 en torno ya puesto en pie, mirando fijamente, pues quer穩a saber en d籀nde estaba. 6
En verdad que me hallaba justo al borde del valle del abismo doloroso, que atronaba con ayes infinitos. 9
Oscuro y hondo era y nebuloso, de modo que, aun mirando fijo al fondo, no distingu穩a all穩 cosa ninguna. 12
竄Descendamos ahora al ciego mundo --dijo el poeta todo amortecido-: yo ir矇 primero y t繳 vendr獺s detr獺s.罈 15
Y al darme cuenta yo de su color, dije: 竄 聶C籀mo he de ir si t繳 te asustas, y t繳 a mis dudas sueles dar consuelo?罈 18
Y me dijo: 竄La angustia de las gentes que est獺n aqu穩 en el rostro me ha pintado la l獺stima que t繳 piensas que es miedo. 21
Vamos, que larga ruta nos espera.罈 As穩 me dijo, y as穩 me hizo entrar al primer cerco que el abismo ci簽e. 24
All穩, seg繳n lo que escuchar yo pude, llanto no hab穩a, mas suspiros s籀lo, que al aire eterno le hac穩an temblar. 27
Lo causaba la pena sin tormento que sufr穩a una grande muchedumbre de mujeres, de ni簽os y de hombres. 30
El buen Maestro a m穩: 竄聶No me preguntas qu矇 esp穩ritus son estos que est獺s viendo? Quiero que sepas, antes de seguir, 33
que no pecaron: y aunque tengan m矇ritos, no basta, pues est獺n sin el bautismo, donde la fe en que crees principio tiene. 36
Al cristianismo fueron anteriores, y a Dios debidamente no adoraron: a 矇stos tales yo mismo pertenezco. 39
Por tal defecto, no por otra culpa, perdidos somos, y es nuestra condena vivir sin esperanza en el deseo.罈 42
Sent穩 en el coraz籀n una gran pena, puesto que gentes de mucho valor vi que en el limbo estaba suspendidos. 45
竄Dime, maestro, dime, mi se簽or -yo comenc矇 por querer estar cierto de aquella fe que vence la ignorancia-: 48
聶sali籀 alguno de aqu穩, que por sus m矇ritos o los de otro, se hiciera luego santo?罈 Y 矇ste, que comprendi籀 mi hablar cubierto, 51
respondi籀: 竄Yo era nuevo en este estado, cuando vi aqu穩 bajar a un poderoso, coronado con signos de victoria. 54
Sac籀 la sombra del padre primero, y las de Abel, su hijo, y de No矇, del legista Mois矇s, el obediente; 57
del patriarca Abraham, del rey David, a Israel con sus hijos y su padre, y con Raquel, por la que tanto hizo, 60
y de otros muchos; y les hizo santos; y debes de saber que antes de eso, ni un esptritu humano se salvaba.罈 63
No dejamos de andar porque 矇l hablase, mas a繳n por la selva camin獺bamos, la selva, digo, de almas api簽adas 66
No est獺bamos a繳n muy alejados del sitio en que dorm穩, cuando vi un fuego, que al f繳nebre hemisferio derrotaba. 69
A繳n nos encontr獺bamos distantes, mas no tanto que en parte yo no viese cu獺n digna gente estaba en aquel sitio. 72
竄Oh t繳 que honoras toda ciencia y arte, 矇stos 聶qui矇n son, que tal grandeza tienen, que de todos los otros les separa?罈 75
Y respondi籀: 竄Su honrosa nombrad穩a, que all穩 en tu mundo sigue resonando gracia adquiere del cielo y recompensa.罈 78
Entre tanto una voz pude escuchar: 竄Honremos al alt穩simo poeta; vuelve su sombra, que marchado hab穩a.罈 81
Cuando estuvo la voz quieta y callada, vi cuatro grandes sombras que ven穩an: ni triste, ni feliz era su rostro. 84
El buen maestro comenz籀 a decirme: 竄F穩jate en 矇se con la espada en mano, que como el jefe va delante de ellos: 87
Es Homero, el mayor de los poetas;
el sat穩rico Horacio luego viene; tercero, Ovidio; y 繳ltimo, Lucano. 90
Y aunque a todos igual que a m穩 les cuadra el nombre que son籀 en aquella voz, me hacen honor, y con esto hacen bien.罈 93
As穩 reunida vi a la escuela bella de aquel se簽or del alt穩simo canto, que sobre el resto cual 獺guila vuela. 96
Despu矇s de haber hablado un rato entre ellos, con gesto favorable me miraron: y mi maestro, en tanto, sonre穩a. 99
Y todav穩a a繳n m獺s honor me hicieron porque me condujeron en su hilera, siendo yo el sexto entre tan grandes sabios. 102
As穩 anduvimos hasta aquella luz, hablando cosas que callar es bueno, tal como era el hablarlas all穩 mismo. 105
Al pie llegamos de un castillo noble, siete veces cercado de altos muros, guardado entorno por un bello arroyo. 108
Lo cruzamos igual que tierra firme; cruc矇 por siete puertas con los sabios: hasta llegar a un prado fresco y verde. 111
Gente hab穩a con ojos graves, lentos, con gran autoridad en su semblante: hablaban poco, con voces suaves. 114
Nos apartamos a uno de los lados, en un claro lugar alto y abierto, tal que ver se pod穩an todos ellos. 117
Erguido all穩 sobre el esmalte verde, las magnas sombras fu矇ronme mostradas, que de placer me colma haberlas visto. 120
A Electra vi con muchos compa簽eros, y entre ellos conoc穩 a H矇ctor y a Eneas, y armado a C矇sar, con ojos grifa簽os. 121 123
Vi a Pantasilea y a Camila, y al rey Latino vi por la otra parte, 124
que se sentaba con su hija Lavinia. 126
Vi a Bruto, aquel que destron籀 a Tarquino, a Cornelia, a Lucrecia, a Julia, a Marcia; y a Saladino vi, que estaba solo; 127 128 129
y al levantar un poco m獺s la vista, vi al maestro de todos los que saben, sentado en filos籀fica familia. 131 132
Todos le miran, todos le dan honra: y a S籀crates, que al lado de Plat籀n, est獺n m獺s cerca de 矇l que los restantes; 135
Dem籀crito, que el mundo pone en duda, Anax獺goras, Tales y Di籀genes, Emp矇docles, Her獺clito y Zen籀n; 138
y al que las plantas observ籀 con tino, Diosc籀rides, digo; y via Orfeo, Tulio, Livio y al moralista S矇neca; 139 141
al ge籀metra Euclides, Tolomeo, Hip籀crates, Galeno y Avicena, y a Averroes que hizo el 竄Comentario罈. 144
No puedo detallar de todos ellos, porque as穩 me encadena el largo tema, que dicho y hecho no se corresponden. 147
El grupo de los seis se parti籀 en dos: por otra senda me llev籀 mi gu穩a, de la quietud al aire temb loroso y llegu矇 a un sitio en donde nada luce. 150
CANTO V
As穩 baj矇 del c穩rculo primero al segundo que menos lugar ci簽e, y tanto m獺s dolor, que al llanto mueve. 2 3
All穩 el horrible Minos rechinaba. A la entrada examina los pecados; juzga y ordena seg繳n se rel穩e. 4 6
Digo que cuando un alma mal nacida llega delante, todo lo confiesa; y aquel conocedor de los pecados 9
ve el lugar del infierno que merece: tantas veces se ci簽e con la cola, cuantos grados 矇l quiere que sea echada. 12
Siempre delante de 矇l se encuentran muchos; van esperando cada uno su juicio, hablan y escuchan, despu矇s las arrojan. 15
竄Oh t繳 que vienes al doloso albergue -me dijo Minos en cuanto me vio, dejando el acto de tan alto oficio-; 18
mira c籀mo entras y de qui矇n te f穩as: no te enga簽e la anchura de la entrada.罈 Y mi guta: 竄聶Por qu矇 le gritas tanto? 21
No le entorpezcas su fatal camino; as穩 se quiso all穩 donde se puede lo que se quiere, y m獺s no me preguntes.罈 24
Ahora comienzan las dolientes notas a hac矇rseme sentir; y llego entonces all穩 donde un gran llanto me golpea. 27
Llegu矇 a un lugar de todas luces mudo, que mug穩a cual mar en la tormenta, si los vientos contrarios le combaten. 30
La borrasca infernal, que nunca cesa, en su rapi簽a lleva a los esp穩ritus; volviendo y golpeando les acosa. 33
Cuando llegan delante de la ruina, all穩 los gritos, el llanto, el lamento; all穩 blasfeman del poder divino. 36
Comprend穩 que a tal clase de martirio los lujuriosos eran condenados, que la raz籀n someten al deseo. 39
Y cual los estorninos forman de alas en invierno bandada larga y prieta, as穩 aquel viento a los malos espiritus: 42
arriba, abajo, ac獺 y all穩 les lleva; y ninguna esperanza les conforta, no de descanso, mas de menor pena. 45
Y cual las grullas cantando sus lays
largas hileras hacen en el aire,
as穩 las vi venir lanzando ayes, 48
a las sombras llevadas por el viento.
Y yo dije: 竄Maestro, qui矇n son esas
gentes que el aire negro as穩 castiga?罈 51
竄La primera de la que las noticias
quieres saber --me dijo aquel entonces-
fue emperatriz sobre muchos idiomas. 54
Se inclin籀 tanto al vicio de lujuria,
que la lascivia licit籀 en sus leyes,
para ocultar el asco al que era dada: 57
Sem穩ramis es ella, de quien dicen 58
que sucediera a Nino y fue su esposa:
mand籀 en la tierra que el sult獺n gobierna. 60
Se mat籀 aquella otra, enamorada, 61
traicionando el recuerdo de Siqueo;
la que sigue es Cleopatra lujuriosa. 63
A Elena ve, por la que tanta v穩ctima 64
el tiempo se llev籀, y ve al gran Aquiles 65
que por Amor al cabo combatiera; 66
ve a Paris, a Trist獺n.罈 Y a m獺s de mil 67
sombras me se簽al籀, y me nombr籀, a dedo,
que Amor de nuestra vida les privara. 69
Y despu矇s de escuchar a mi maestro
nombrar a antiguas damas y caudillos,
les tuve pena, y casi me desmayo. 72
Yo comenc矇: 竄Poeta, muy gustoso 73
hablar穩a a esos dos que vienen juntos
y parecen al viento tan ligeros.罈 75
Y 矇l a m穩: 竄Los ver獺s cuando ya est矇n
m獺s cerca de nosotros; si les ruegas
en nombre de su amor, ellos vendr獺n.罈 78
Tan pronto como el viento all穩 los trajo
alc矇 la voz: 竄Oh almas afanadas,
hablad, si no os lo impiden, con nosotros.罈 81
Tal palomas llamadas del deseo,
al dulce nido con el ala alzada, van por el viento del querer llevadas, 84
ambos dejaron el grupo de Dido y en el aire malsano se acercaron, tan fuerte fue mi grito afectuoso: 85 87
竄Oh criatura graciosa y compasiva que nos visitas por el aire perso a nosotras que el mundo ensangrentamos; 89 90
si el Rey del Mundo fuese nuestro amigo rogar穩amos de 矇l tu salvaci籀n, ya que te apiada nuestro mal perverso. 93
De lo que o穩r o lo que hablar os guste, nosotros oiremos y hablaremos mientras que el viento, como ahora, calle. 96
La tierra en que nac穩 est獺 situada en la Marina donde el Po desciende y con sus afluentes se re繳ne. 99
Amor, que al noble coraz籀n se agarra, a 矇ste prendi籀 de la bella persona que me quitaron; a繳n me ofende el modo. 102
Amor, que a todo amado a amar le obliga, prendi籀 por 矇ste en m穩 pasi籀n tan fuerte que, como ves, a繳n no me abandona. 103 104 105
El Amor nos condujo a morir juntos, y a aquel que nos mat籀 Ca穩na espera.罈 Estas palabras ellos nos dijeron. 107 108
Cuando escuch矇 a las almas doloridas baj矇 el rostro y tan bajo lo ten穩a, que el poeta me dijo al fin: 竄tQu矇 piensas?罈 111
Al responderle comenc矇: 竄Qu矇 pena, cu獺nto dulce pensar, cu獺nto deseo, a 矇stos condujo a paso tan da簽oso.罈 114
Despu矇s me volv穩 a ellos y les dije, y comenc矇: 竄Francesca, tus pesares llorar me hacen triste y compasivo; 117
dime, en la edad de los dulces suspiros 聶c籀mo o por qu矇 el Amor os concedi籀
que conocieses tan turbios deseos?罈 120
Y repuso: 竄Ning繳n dolor m獺s grande que el de acordarse del tiempo dichoso en la desgracia; y tu gu穩a lo sabe. 123
Mas si saber la primera ra穩z de nuestro amor deseas de tal modo, hablar矇 como aquel que llora y habla: 126
Le穩amos un d穩a por deleite, c籀mo her穩a el amor a Lanzarote; solos los dos y sin recelo alguno. 128 129
Muchas veces los ojos suspendieron la lectura, y el rostro emblanquec穩a, pero tan s籀lo nos venci籀 un pasaje. 132
Al leer que la risa deseada era besada por tan gran amante, 矇ste, que de m穩 nunca ha de apartarse, 133 135
la boca me bes籀, todo 矇l temblando. Galeotto fue el libro y quien lo hizo; no seguimos leyendo ya ese d穩a.罈 138
Y mientras un espiritu as穩 hablaba, lloraba el otro, tal que de piedad desfallec穩 como si me muriese; y ca穩 como un cuerpo muerto cae. 141
CANTO VI
Cuando cobr矇 el sentido que perd穩 antes por la piedad de los cu簽ados, que todo en la tristeza me sumieron, 3
nuevas condenas, nuevos condenados ve穩a en cualquier sitio en que anduviera y me volviese y a donde mirase. 6
Era el tercer recinto, el de la lluvia eterna, maldecida, fr穩a y densa: de regla y calidad no cambia nunca. 9
Grueso granizo, y agua sucia y nieve descienden por el aire tenebroso; hiede la tierra cuando esto recibe. 12
Cerbero, fiera monstruosa y cruel, caninamente ladra con tres fauces sobre la gente que aqu穩 es sumergida. 13 15
Rojos los ojos, la barba unta y negra, y ancho su vientre, y u簽osas sus manos: clava a las almas, desgarra y desuella. 18
Los hace aullar la lluvia como a perros, de un lado hacen al otro su refugio, los m穩seros profanos se revuelven. 21
Al advertirnos Cerbero, el gusano, la boca abri籀 y nos mostr籀 los colmillos, no hab穩a un miembro que tuviese quieto. 24
Extendiendo las palmas de las manos, cogi籀 tierra mi gu穩a y a pu簽adas la tir籀 dentro del bramante tubo. 27
Cual hace el perro que ladrando rabia, y mordiendo comida se apacigua, que ya s籀lo se afana en devorarla, 30
de igual manera las bocas impuras del demonio Cerbero, que as穩 atruena las almas, que quisieran verse sordas. 33
bamos sobre sombras que ater穩a la densa lluvia, poniendo las plantas en sus fantasmas que parecen cuerpos. 36
En el suelo yac穩an todas ellas, salvo una que se alz籀 a sentarse al punto que pudo vernos pasar por delante. 39
竄Oh t繳 que a estos infiernos te han tra穩do -me dijo- recon籀ceme si puedes: t繳 fuiste, antes que yo deshecho, hecho.罈 42
竄La angustia que t繳 sientes -yo le dije-tal vez te haya sacado de mi mente, y as穩 creo que no te he visto nunca. 45
Dime qui矇n eres pues que en tan penoso lugar te han puesto, y a tan grandes males, que si hay m獺s grandes no ser獺n tan tristes.罈 48
Y 矇l a mf穩 竄Tu ciudad, que tan repleta
de envidia est獺 que ya rebosa el saco, en s穩 me tuvo en la vida serena. 51
Los ciudadanos Ciacco me llamasteis; por la da簽osa culpa de la gula, como est獺s viendo, en la lluvia me arrastro. 52 54
Mas yo, alma triste, no me encuentro sola, que 矇stas se hallan en pena semejante por semejante culpa罈, y m獺s no dijo. 57
Yo le repuse: 竄Ciacco, tu tormento tanto me pesa que a llorar me invita, pero dime, si sabes, qu矇 han de hacerse 60
de la ciudad partida los vecinos, si alguno es justo; y dime la raz籀n por la que tanta guerra la ha asolado.罈 61 63
Y 矇l a m穩: 竄Tras de largas disensiones ha de haber sangre, y el bando salvaje echar獺 al otro con grandes ofensas; 64 66
despu矇s ser獺 preciso que 矇ste caiga y el otro ascienda, luego de tres soles, con la fuerza de Aquel que tanto alaban. 69
Alta tendr獺 largo tiempo la frente, teniendo al otro bajo grandes pesos, por m獺s que de esto se averg羹ence y llore. 72
Hay dos justos, mas nadie les escucha; son avaricia, soberbia y envidia las tres antorchas que arden en los pechos.罈 73 75
Puso aqu穩 fin al lagrimoso dicho. Y yo le dije: 竄A繳n quiero que me informes, y que me hagas merced de m獺s palabras; 78
Farinatta y Tegghiaio, tan honrados, Jacobo Rusticucci, Arrigo y Mosca, y los otros que en bien obrar pensaron, 81
dime en qu矇 sitio est獺n y hazme saber, pues me aprieta el deseo, si el infierno los amarga, o el cielo los endulza.罈 84
Y aqu矇l: 竄 Est獺n entre las negras almas; culpas varias al fondo los arrojan;
los podr獺s ver si sigues m獺s abajo. 87
Pero cuando hayas vuelto al dulce mundo, te pido que a otras mentes me recuerdes; m獺s no te digo y m獺s no te respondo.罈 90
Entonces desvi籀 los ojos fijos, me mir籀 un poco, y agach籀 la cara; y a la par que los otros cay籀 ciego. 93
Y el gu穩a dijo: 竄Ya no se levanta hasta que suene la ang矇lica trompa, y venga la enemiga autoridad. 96
Cada cual volver獺 a su triste tumba, retomar獺n su carne y su apariencia, y oir獺n aquello que atruena por siempre.罈 99
As穩 pasamos por la sucia mezcla de sombras y de lluvia a paso lento, tratando sobre la vida futura. 102
Y yo dije: 竄Maestro, estos tormentos crecer獺n luego de la gran sentencia, ser獺n menores o tan dolorosos?罈 105
Y 矇l contest籀: 竄Recurre a lo que sabes: pues cuanto m獺s perfecta es una cosa m獺s siente el bien, y el dolor de igual modo, 108
Y por m獺s que esta gente maldecida la verdadera perfecci籀n no encuentre, entonces, m獺s que ahora, esperan serlo.罈 111
En redondo seguimos nuestra ruta, hablando de otras cosas que no cuento; y al llegar a aquel sitio en que se baja encontramos a Pluto: el enemigo. 114 115
CANTO VII
竄癒Pap矇 Sat獺n, Pap矇 Sat獺n aleppe!罈 dijo Pluto con voz enronquecida; y aquel sabio gentil que todo sabe, 1 3
me quiso confortar: 竄No te detenga el miedo, que por mucho que pudiese no impedir獺 que bajes esta roca.罈 6
Luego volvi籀se a aquel hocico hinchado, y dijo: 竄C獺llate maldito lobo, cons繳mete t繳 mismo con tu rabia. 9
No sin raz籀n por el infierno vamos: se quiso en lo alto all獺 donde Miguel tom籀 venganza del soberbio estupro.罈 12
Cual las velas hinchadas por el viento revueltas caen cuando se rompe el m獺stil, tal cay籀 a tierra la fiera cruel. 15
As穩 bajamos por la cuarta fosa, entrando m獺s en el doliente valle que traga todo el mal del universo. 18
癒Ah justicia de Dios!, 聶qui矇n amontona nuevas penas y males cuales vi, y por qu矇 nuestra culpa as穩 nos triza? 21
Como la ola que sobre Caribdis, se destroza con la otra que se encuentra, as穩 viene a chocarse aqu穩 la gente. 22 24
Vi aqu穩 m獺s gente que en las otras partes, y desde un lado al otro, con chillidos, haciendo rodar pesos con el pecho. 27
Entre ellos se golpean; y despu矇s cada uno volv穩ase hacia atr獺s, gritando 竄聶Por qu矇 agarras?, 聶por qu矇 tiras?罈 30
As穩 giraban por el foso t矇trico de cada lado a la parte contraria, siempre gritando el verso vergonzoso. 33
Al llegar luego todos se volv穩an para otra justa, a la mitad del c穩rculo, y yo, que estaba casi conmovido, 36
dije: 竄Maestro, quiero que me expliques quienes son 矇stos, y si fueron cl矇rigos todos los tonsurados de la izquierda.罈 39
Y 矇l a m穩. 竄Fueron todos tan escasos de la raz籀n en la vida primera, que ning繳n gasto hicieron con mesura. 42
Bastante claro l獺dranlo sus voces,
al llegar a los dos puntos del c穩rculo donde culpa contraria los separa. 45
Cl矇rigos fueron los que en la cabeza no tienen pelo, papas, cardenales, que est獺n bajo el poder de la avaricia.罈 48
Y yo: 竄Maestro, entre tales sujetos debiera yo conocer bien a algunos, que inmundos fueron de tan grandes males.罈 51
Y 矇l repuso: 竄Es en vano lo que piensas: la vida torpe que los ha ensuciado, a cualquier conocer los hace oscuros. 54
Se han de chocar los dos eternamente; 矇stos han de surgir de sus sepulcros con el pu簽o cerrado, y 矇stos, mondos; 57
mal dar y mal tener, el bello mundo les ha quitado y puesto en esta lucha: no empleo mas palabras en contarlo. 60
Hijo, ya puedes ver el corto aliento, de los bienes fiados a Fortuna, por los que as穩 se enzarzan los humanos; 63
que todo el oro que hay bajo la luna, y existi籀 ya, a ninguna de estas almas fatigadas podr穩a dar reposo.罈 66
竄Maestro --dije yo-, dime 聶qui矇n es esta Fortuna a la que te refieres que el bien del mundo tiene entre sus garras?罈 69
Y 矇l me repuso: 竄Oh locas criaturas, qu矇 grande es la ignorancia que os ofende; quiero que t繳 mis palabras incorpores. 71 72
Aquel cuyo saber trasciendo todo, los cielos hizo y les dio quien los mueve tal que unas partes a otras se ilulninan, 75
distribuyendo igualmente la luz; de igual modo en las glorias mundanales dispuso una ministra que cambiase 78
los bienes vanos cada cierto tiempo de gente en gente y de una a la otra sangre,
aunque el seso del hombre no Lo entienda; 81
por Lo que imperan unos y otros caen, siguiendo los dict獺menes de aquella que est獺 oculta en la yerba tal serpiente. 84
Vuestro saber no puede conocerla; y en su reino provee, juzga y dispone cual las otras deidades en el suyo. 87
No tienen tregua nunca sus mudanzas, necesidad la obliga a ser ligera; y a繳n hay algunos que el triunfo consiguen. 90
Esta es aquella a la que ultrajan tanto, aquellos que debieran alabarla, y sin raz籀n la vejan y maldicen. 93
Mas ella en su alegr穩a nada escucha; feliz con las primeras criaturas mueve su esfera y alegre se goza. 96
Ahora bajemos a mayor castigo; caen las estrellas que sal穩an cuando ech矇 a andar, y han prohibido entretenerse.罈 97 99
Del c穩rculo pasamos a otra orilla sobre una fuente que hierve y rebosa por un canal que en ella da comienzo. 102
Aquel agua era negra m獺s que persa; y, siguiendo sus ondas tan oscuras, por extra簽o camino descendimos. 105
Hasta un pantano va, llamado Estigia, este arroyuelo triste, cuando baja al pie de la maligna cuesta gris. 106 108
Y yo, que por mirar estaba atento, gente enfangada vi en aquel pantano toda desnuda, con airado rostro. 111
No s籀lo con las manos se pegaban, mas con los pies, el pecho y la cabeza, trozo a trozo arrancando con los dientes. 114
Y el buen maestro: 竄Hijo, mira ahora las almas de esos que venci籀 la c籀lera, y tambi矇n quiero que por cierto te ngas 117
que bajo el agua hay gente que suspira, y al agua hacen hervir la superficie, como dice tu vista a donde mire. 120
Desde el limo exclamaban: 竄Triste hicimos el aire dulce que del sol se alegra, llevando dentro acid簿oso humo: 123
tristes estamos en el negro cieno.罈 Se atraviesa este himno en su gaznate, y enteras no les salen las palabras. 126
As穩 dimos la vuelta al sucio pozo, entre la escarpa seca y lo de enmedio; mirando a quien del fango se atraganta: y al fin llegamos al pie de una torre. 129
CANTO VIII
Digo, para seguir, que mucho antes de llegar hasta el pie de la alta torre, se encamin籀 a su cima nuestra vista, 1 3
porque vimos all穩 dos lucecitas, y otra que tan de lejos daba se簽as, que apenas nuestros ojos la ve穩an. 6
Y yo le dije al mar de todo seso: 竄Esto 聶qu矇 significa? y 聶qu矇 responde el otro foco, y qui矇n es quien lo hace?罈 9
Y 矇l respondi籀: 竄Por estas ondas sucias ya podr獺s divisar lo que se espera, si no lo oculta el humo del pantano.罈 12
Cuerda no lanz籀 nunca una saeta que tan ligera fuese por el aire, como yo vi una nave peque簽ita 15
por el agua venir hacia nosotros, al gobierno de un solo galeote, gritando: 竄Al fin llegaste, alma alevosa.罈 18
竄Flegias, Flegias, en vano est獺s gritando d穩jole mi se簽or en este punto-; tan s籀lo nos tendr獺s cruzando el lodo.罈 19 21
Cual es aquel que gran enga簽o escucha
que le hayan hecho, y luego se contiene, as穩 hizo Flegias consumido en ira. 24
Subi籀 mi gu穩a entonces a la barca, y luego me hizo entrar detr獺s de 矇l; y s籀lo entonces pareci籀 cargada. 27
Cuando estuvimos ambos en el le簽o, hendiendo se march籀 la antigua proa el agua m獺s que suele con los otros. 30
Mientras que el muerto cauce recorr穩amos uno, lleno de fango vino y dijo: 竄聶Qui矇n eres t繳 que vienes a destiempo?罈 33
. Y le dije: 竄 Si vengo, no me quedo; pero 聶qui矇n eres t繳 que est獺s tan sucio?罈 Dijo: 竄Ya ves que soy uno que llora.罈 36
Yo le dije: 竄Con lutos y con llanto, puedes quedarte, esp穩ritu maldito, pues aunque est矇s tan sucio te conozco.罈 39
Entonces tendi籀 al le簽o las dos manos; mas el maestro lo evit籀 prudente, diciendo: 竄Vete con los otros perros.罈 42
Al cuello luego los brazos me ech籀, bes籀me el rostro y dijo: 竄!Oh desde簽oso, bendita la que estuvo de ti encinta! 45
Aquel fue un orgulloso para el mundo; y no hay bondad que su memoria honre: por ello est獺 su sombra aqu穩 furiosa. 48
Cuantos por reyes ti矇nense all獺 arriba, aqu穩 estar獺n cual puercos en el cieno, dejando de ellos un desprecio horrible.罈` 51
Y yo: 竄Maestro, mucho desear穩a el verle zambullirse en este caldo, antes que de este lago nos marchemos.罈 54
Y 矇l me repuso: 竄A繳n antes que la orilla de ti se deje ver, ser獺s saciado: de tal deseo conviene que goces.罈 57
Al poco vi la gran carnicer穩a que de 矇l hac穩an las fangosas gentes;
a Dios por ello alabo y doy las gracias. 60
竄癒A por Felipe Argenti!罈, se gritaban, y el florentino espiritu altanero contra s穩 mismo volv穩a los dientes. 61 63
Lo dejamos all穩, y de 矇l m獺s no cuento. Mas el o穩do golpe籀me un llanto, y mir矇 atentamente hacia adelante. 66
Exclam籀 el buen maestro: 竄Ahora, hijo, se acerca la ciudad llamada Dite, de graves habitantes y mesnadas.罈 68 69
Y yo dije: 竄Maestro, sus mezquitas en el valle distingo claramente, rojas cual si salido de una fragua 70 72
hubieran.罈 Y 矇l me dijo: 竄El fuego eterno que dentro arde, rojas nos las muestra, como est獺s viendo en este bajo infierno.罈 75
As穩 llegamos a los hondos fosos que ci簽en esa tierra sin consuelo; de hierro aquellos muros parec穩an. 78
No sin dar antes un rodeo grande, llegamos a una parte en que el barquero 竄Salid -grit籀 con fuerza- aqu穩 es la entrada.罈 81
Yo vi a m獺s de un millar sobre la puerta de llovidos del cielo, que con rabia dec穩an: 竄聶Qui矇n es este que sin muerte 84
va por el reino de la gente muerta?罈 Y mi sabio maestro hizo una se簽a de quererles hablar secretamente. 87
Contuvieron un poco el gran desprecio y dijeron: 竄 Ven solo y que se marche quien tan osado entr籀 por este reino; 90
que vuelva solo por la loca senda; pruebe, si sabe, pues que t繳 te quedas, que le ense簽aste tan oscura zona.罈 93
Piensa, lector, el miedo que me entr籀 al escuchar palabras tan mald itas, que pens矇 que ya nunca volver穩a. 96
竄Gu穩a querido, t繳 que m獺s de siete veces me has confortado y hecho libre de los grandes peligros que he encontrado, 99
no me dejies -le dije- as穩 perdido; y si seguir mas lejos nos impiden, juntos volvamos hacia atr獺s los pasos.罈 102
Y aquel se簽or que all穩 me condujera 竄No temas -dijo- porque nuestro paso nadie puede parar: tal nos lo otorga. 105
Mas esp矇rame aqu穩, y tu 獺nimo flaco conforta y alimenta de esperanza, que no te dejar矇 en el bajo mundo.罈 108
As穩 se fue, y all穩 me abandon籀 el dulce padre, y yo me qued矇 en duda pues en mi mente el no y el s穩 luchaban. 111
No pude o穩r qu矇 fue lo que les dijo: mas no habl籀 mucho tiempo con aqu矇llos, pues hacia adentro todos se marcharon. 114
Cerr獺ronle las puertas los demonios en la cara a mi gu穩a, y qued籀 afuera, y se vino hacia m穩 con pasos lentos. 117
Gacha la vista y privado su rostro de osad穩a ninguna, y suspiraba: 竄 癒Qui矇n las dolientes casa me ha cerrado!罈 120
Y 矇l me dijo: 竄T繳, porque yo me irrite, no te asustes, pues vencer矇 la prueba, por mucho que se empe簽en en prohibirlo. 123
No es nada nueva esta insolencia suya, que ante menos secreta puerta usaron, que hasta el momento se halla sin cerrojos. 126
Sobre ella contemplaste el triste escrito: y ya baja el camino desde aqu矇lla, pasando por los cercos sin escolta, quien la ciudad al fin nos har獺 franca. 129
CANTO IX
El color que sac籀 a mi cara el miedo 1
cuando vi que mi gu穩a se tornaba, lo quit籀 de la suya con presteza. 3
Atento se par籀 como escuchando, pues no pod穩a atravesar la vista el aire negro y la neblina densa. 6
竄Deberemos vencer en esta lucha -comenz籀 矇l- si no... Es la promesa. 癒Cu獺nto tarda en llegar quien esperamos.罈 9
Y me di cuenta de que me ocultaba lo del principio con lo que sigui籀, pues palabras distintas fueron 矇stas; 12
pero no menos miedo me causaron, porque pensaba que su frase trunca tal vez peor sentido contuviese. 15
竄 聶En este fondo de la triste hoya baj籀 alg繳n otro, desde el purgatorio donde es pena la falta de esperanza?罈 18
Esta pregunta le hice y: 竄Raramente -矇l respondi籀- sucede que otro alguno haga el camino por el que yo ando. 21
Verdad es que otra vez estuve aqu穩, por la cruel Eritone conjurado, que a sus cuerpos las almas reclamaba. 23 24
De m穩 reci矇n desnuda era mi sombr穩o, cuando ella me hizo entrar tras de aquel muro, a traer un alma del pozo de Judas. 27
Aquel es el m獺s bajo, el m獺s sombr穩o, y el lugar de los cielos m獺s lejano; bien s矇 el camino, puedes ir sin miedo. 30
Este pantano que gran peste exhala en torno ci簽e la ciudad doliente, donde entrar no podemos ya sin ira.罈 33
Dijo algo m獺s, pero no lo recuerdo, porque mi vista se hab穩a fijado en la alta torre de cima ardorosa, 36
donde al punto de pronto aparecieron tres sanguinosas furias infernales
que cuerpo y porte de mujer ten穩an, 39
se ce簽穩an con serpientes verdes; su pelo eran culebras y cerastas con que peinaban sus horribles sienes: 42
Y 矇l que bien conoc穩a a las esclavas de la reina del llanto sempiterno Las Feroces Erinias -dijo-mira: 45
Meguera es esa del izquierdo lado, esa que llora al derecho es Aleto; Tesfone est獺 en medio.罈 Y m獺s no dijo. 48
Con las u簽as el pecho se rasgaban, y se azotaban, gritando tan alto, que me estrech矇 al poeta, temeroso. 51
竄Ah, que venga Medusa a hacerle piedra -las tres dec穩an mientras me miraban-malo fue el no vengarnos de Teseo.罈 52 54
竄Date la vuelta y cierra bien los ojos; si viniera Gorgona y la mirases nunca podr穩as regresar arriba.罈 57
Asf dijo el Maestro, y en persona me volvi籀, sin fiarse de mis manos, que con las suyas a繳n no me tapase. 60
Vosotros que ten矇is la mente sana, observad la doctrina que se esconde bajo el velo de versos enigm獺ticos. 63
Mas ya ven穩a por las turbias olas el estruendo de un son de espanto lleno, por lo que retemblaron ambas m獺rgenes; 66
hecho de forma semejante a un viento que, impetuoso a causa de contrar ios ardores, hiere el bosque y, sin descanso, 69
las ramas troncha, abate y lejos lleva; delante polvoroso va soberbio, y hace escapar a fieras y a pastores. 72
Me destap籀 los ojos: 竄Lleva el nervio de la vista por esa espuma antigua, hacia all穩 donde el humo es m獺s acerbo.罈 75
Como las ranas ante la enemiga bicha, en el agua se sumergen todas, hasta que todas se juntan en tierra, 78
m獺s de un millar de almas destruidas vi que hu穩an ante uno, que a su paso cruzaba Estigia con los pies enjutos. 81
Del rostro se apartaba el aire espeso de vez en cuando con la mano izquierda; y s籀lo esa molestia le cansaba. 84
Bien not矇 que del cielo era enviado, y me volv穩 al maestro que hizo un signo de que estuviera quieto y me inclinase. 87
癒Cu獺n lleno de desd矇n me parec穩a! Lleg籀 a la puerta, y con una varita la abri籀 sin encontrar impedimento. 90
竄癒Oh, arrojados del cielo, despreciados! -grit籀les 矇l desde el umbral horrible-. 聶C籀mo es que a繳n conserv獺is esta arrogancia? 93
聶Y por que os resistis a aquel deseo cuyo fin nunca pueda detenerse, y que m獺s veces acreci籀 el castigo? 96
聶De qu矇 sirve al destino dar de coces? Vuestro Cerbero, si bien record獺is, a繳n hocico y ment籀n lleva pelados.罈 99
Luego tom籀 el camino cenagoso, sin decirnos palabra, mas con cara de a quien otro cuidado apremia y muerde, 102
y no el de aquellos que tiene delante. A la ciudad los pasos dirigimos, seguros ya tras sus palabras santas. 105
Dentro, sin guerra alguna, penetramos; y yo, que de mirar estaba ansioso todas las cosas que el castillo encierra, 108
al estar dentro miro en torno m穩o; y veo en todas partes un gran campo, lleno de pena y reo de tormentos. 111
Como en Arl矇s donde se estanca el R籀dano, o como el Pola cerca del Carnaro, que Italia cierra y sus l穩mites ba簽a, 112 114
todo el sitio ondulado hacen las tumbas, de igual manera all穩 por todas partes, salvo que de manera a繳n m獺s amarga, 117
pues llamaradas hay entre las fosas; y tanto ard穩an que en ninguna fragua, el hierro necesita tanto fuego. 120
Sus l獺pidas estaban removidas, y sal穩an de all穩 tales lamentos, que parec穩an de almas condenadas. 123
Y yo: 竄 Maestro, qu矇 gentes son esas que, sepultadas dentro de esas tumbas, se hacen o穩r con dolientes suspiros?罈 126
Y dijo: 竄Est獺n aqu穩 los heresiarcas, sus secuaces, de toda secta, y llenas est獺n las tumbas m獺s de lo que piensas. 129
El igual con su igual est獺 enterrado, y los t繳mulos arden m獺s o menos.罈 Y luego de volverse a la derecha, cruzamos entre fosas y altos muros. 130 132
CANTO X
Sigui籀 entonces por una oculta senda entre aquella muralla y los martirios mi Maestro, y yo fui tras de sus pasos. 3
竄Oh virtud suma, que en los infernales circulos me conduces a tu gusto, h獺blame y satisface mis deseos: 6
a la gente que yace en los supulcros 聶la podr矇 ver?, pues ya est獺n levantadas todas las losas, y nadie vigila.罈 9
Y 矇l repuso: 竄Cerrados ser獺n todos cuando aqu穩 vuelvan desde Josafat con los cuerpos que all獺 arriba dejaron. 12
Su cementerio en esta parte tienen
con Epicuro todos sus secuaces que el alma, dicen, con el cuerpo muere. 14 15
Pero aquella pregunta que me hiciste pronto ser獺 aqu穩 mismo satisfecha, y tambi矇n el deseo que me callas.罈 18
Y yo: 竄Buen gu穩a, no te oculta nada mi coraz籀n, si no es por hablar poco; y t繳 me tienes a ello predispuesto.罈 21
竄Oh toscano que en la ciudad del fuego caminas vivo, hablando tan humilde, te plazca detenerte en este sitio, 22 24
porque tu acento demuestra que eres natural de la noble patria aquella a la que fui, tal vez, harto da簽oso.罈 27
Este son escap籀 s繳bitamente desde una de las arcas; y temiendo, me arrim矇 un poco m獺s a mi maestro. 30
Pero 矇l me dijo: 竄 Vu矇lvete, 聶qu矇 haces? mira all穩 a Farinatta que se ha alzado; le ver獺s de cintura para arriba.罈 33
Fijado en 矇l hab穩a ya mi vista; y aqu矇l se ergu穩a con el pecho y frente cual si al infierno mismo despreciase. 36
Y las valientes manos de mi gu穩a me empujaron a 矇l entre las tumbas, diciendo: 竄S矇 medido en tus palabras.罈 39
Como al pie de su tumba yo estuviese, me mir籀 un poco, y como con desd矇n, me pregunt籀: 竄聶Qui矇n fueron tus mayores?罈 42
Yo, que de obedecer estaba ansioso, no lo ocult矇, sino que se lo dije, y 矇l levant籀 las cejas levemente. 45
竄Con fiereza me fueron adversarios a m穩 y a mi partido y mis mayores, y as穩 dos veces tuve que expulsarles.罈 48
竄 Si les echaste -dije- regresaron de todas partes, una y otra vez;
mas los vuestros tal arte no aprendieron.罈 51
Surgi籀 entonces al borde de su foso otra sombra, a su lado, hasta la barba: creo que estaba puesta de rodillas. 53 54
Mir籀 a mi alrededor, cual si prop籀sito tuviese de encontrar conmigo a otro, y cuando fue apagada su sospecha, 57
llorando dijo: 竄Si por esta ciega c獺rcel vas t繳 por nobleza de ingenio, 聶y mi hijo?, 聶por qu矇 no est獺 contigo?罈 60
Y yo dije: 竄No vengo por m穩 mismo, el que all獺 aguarda por aqu穩 me lleva a quien Guido, tal vez, fue indiferente.罈 63
Sus palabras y el modo de su pena su nombre ya me habian revelado; por eso fue tan clara mi respuesta. 66
S繳bitamente alzado grit籀: 竄聶C籀mo has dicho?, 聶Fue?, 聶Es que entonces ya no vive? 聶La dulce luz no hiere ya sus ojos?罈 69
Y al advertir que una cierta demora antes de responderle yo mostraba, cay籀 de espaldas sin volver a alzarse. 72
Mas el otro gran hombre, a cuyo ruego yo me detuve, no alter籀 su rostro, ni movi籀 el cuello, ni inclin籀 su cuerpo. 75
Y as穩, continuando lo de antes, 竄Que aquel arte -me dijo-mal supieran, eso, m獺s que este lecho, me tortura. 78
Pero antes que cincuenta veces arda la faz de la se簽ora que aqu穩 reina, t繳 has de saber lo que tal arte pesa. 79 81
Y as穩 regreses a ese dulce mundo, dime, 聶por qu矇 ese pueblo es tan imp穩o contra los m穩os en todas sus leyes?罈 84
Y yo dije: 竄El estrago y la matanza que te簽irse de rojo al Arbia hizo, obliga a tal decreto en nuestros templos.罈 86 87
Me respondi籀 moviendo la cabeza : 竄No estuve solo 獺lli, ni ciertamente sin raz籀n me movi con esos otros: 90
mas estuve yo solo, cuando todos en destruir Florencia consent穩an, defendi矇ndola a rostro descubierto.罈 93
竄Ah, que repose vuestra descendencia -yo le rogu矇-, este nudo desatadme que ha enmara簽ado aqu穩 mi pensamiento. 96
Parece que sab矇is, por lo que escucho, lo que nos trae el tiempo de antemano, mas us獺is de otro modo en lo de ahora.罈 97 99
竄Vemos, como quien tiene mala luz, las cosas -dijo- que se encuentran lejos, gracias a lo que esplende el Sumo Gu穩a. 102
Cuando est獺n cerca, o son, vano es del todo nuestro intelecto; y si otros no nos cuentan, nada sabemos del estado humano. 105
Y comprender podr獺s que muerto quede nuestro conocimiento en aquel punto que se cierre la puerta del futuro.罈 108
Arrepentido entonces de mi falta, dije: 竄Dir矇is ahora a aquel yacente que su hijo a繳n se encuentra con los vivos; 111
y si antes mudo estuve en la respuesta, hazle saber que fue porque pensaba ya en esa duda que me hab矇is resuelto.罈 114
Y ya me reclamaba mi maestro; y yo rogu矇 al esp穩ritu que r獺pido me refiriese qui矇n con 矇l estaba. 117
D穩jome: 竄Aqu穩 con m獺s de mil me encuentro; dentro se halla el segundo Federico, y el Cardenal, y de los otros callo.罈 119 120
Entonces se ocult籀; y yo hacia el antiguo poeta volv穩 el paso, repensando esas palabras que cre穩 enemigas. 123
l ech籀 a andar y luego, caminando, me dijo: 竄聶Por qu矇 est獺s tan abatido?罈 Y yo le satisfice la pregunta. 126
竄 Conserva en la memoria lo que o穩ste contrario a ti -me aconsej籀 aquel sabio-y atiende ahora -y levant籀 su dedo-: 129
cuando delante est矇s del dulce rayo de aquella cuyos ojos lo ven todo de ella sabr獺s de tu vida el viaje. 131 132
Luego volvi籀 los pies a mano izquierda: dejando el muro, fuimos hacia el centro por un sendero que conduce a un valle, cuyo hedor hasta all穩 desagradaba. 135
CANTO XI
Por el extremo de un acantilado, que en circulo formaban pe簽as rotas, llegamos a un gent穩o a繳n m獺s doliente; 3
y all穩, por el exceso tan horrible de la peste que sale del abismo, al abrigo detr獺s nos colocamos 6
de un gran sepulcro, donde vi un escrito 竄Aqu穩 el papa Anastasio est獺 encerrado que Fotino apart籀 del buen camino.罈 8 9
竄Conviene que bajemos lentamente, para que nuestro olfato se acostumbre al triste aliento; y luego no moleste.罈 12
As穩 el Maestro, y yo: 竄Compensaci籀n -d穩jele- encuentra, pues que el tiempo en balde no pase.罈 Y 矇l: 竄Ya ves que en eso pienso. 15
Dentro, hijo m穩o, de estos pedregales -luego empez籀 a decir- tres son los c穩rculos que van bajando, como los que has visto. 16 18
Todos llenos est獺n de condenados, mas porque luego baste que los mires, oye c籀mo y por qu矇 se les encierra: 21
Toda maldad, que el odio causa al cielo, tiene por fin la injuria, y ese fin
o con fuerza o con fraude a otros contrista; 24
mas siendo el fraude un vicio s籀lo humano, m獺s lo odia Dios, por ello son al fondo los fraudulentos a繳n m獺s castigados. 27
De los violentos es el primer c穩rculo; mas como se hace fuerza a tres personas, en tres recintos est獺 dividido; 30
a Dios, y a s穩, y al pr籀jimo se puede forzar; digo a ellos mismos y a sus cosas, como ya claramente he de explicarte. 33
Muerte por fuerza y dolientes heridas al pr籀jimo se dan, y a sus haberes ruinas, incendios y robos da簽osos; 36
y as穩 a homicidas y a los que mal hieren, ladrones e incendiarios, atormenta el recinto primero en varios grupos. 39
Puede el hombre tener violenta mano contra 矇l mismo y sus cosas; y es preciso que en el segundo recinto lo purgue 42
el que se priva a s穩 de vuestro mundo, juega y derrocha aquello que posee, y llora all穩 donde debi籀 alegrarse. 45
Puede hacer fuerza contra la deidad, blasfemando, neg獺ndola en su alma, despreciando el amor de la natura; 48
y el recinto menor lleva la marca del signo de Cahors y de Sodoma, y del que habla de Dios con menosprecio. 50 51
El fraude, que cualquier conciencia muerde, se puede hacer a quien de uno se f穩a, o a aquel que la confianza no ha mostrado. 54
Se dir穩a que de esta forma matan el v穩nculo de amor que hace natura; y en el segundo c穩rculo se esconden 57
hipocres穩a, adulaci籀n, quien hace falsedad, latrocinio y simon穩a, rufianes, barateros y otros tales. 60
De la otra forma aquel amor se olvida de la naturaleza, y lo que crea, de donde se genera la confianza; 63
y al C穩rculo menor, donde est獺 el centro del universo, donde asienta Dite, el que traiciona por siempre es llevado.罈 66
Y yo: 竄Maestro, muy clara procede tu raz籀n, y bastante bien distingue este lugar y el pueblo que lo ocupa: 69
pero ahora dime: aquellos de la ci矇naga, que lleva el viento, y que azota la lluvia, y que chocan con voces tan acerbas, 72
聶por qu矇 no dentro de la ciudad roja son castigados, si a Dios enojaron? y si no, 聶por qu矇 est獺n en tal suplicio?罈 75
Y entonces 矇l: 竄聶Por qu矇 se aleja tanto -dijo- tu ingenio de lo que acostumbra?, 聶o es que tu mente mira hacia otra parte? 78
聶Ya no te acuerdas de aquellas palabrasque reflejan en tu TICA las tres. inclinaciones que no quiere el cielo, 80 81
incontinencia, malicia y la loca bestialidad? 聶y c籀mo incontinencia menos ofende y menos se castiga? 84
Y si miras atento esta sentencia, y a la mente preguntas qui矇n son esos que all穩 fuera reciben su castigo, 87
comprender獺s por qu矇 de estos felones est獺n aparte, y a menos crudeza la divina venganza les somete.罈 90
竄Oh sol que curas la vista turbada, t繳 me contentas tanto resolviendo, que no s籀lo el saber, dudar me gusta. 93
Un poco m獺s atr獺s vu矇lvete ahora -d穩jele--, all穩 donde que usura ofende a Dios dijiste, y qu穩tame el enredo.罈 96
竄A quien la entiende, la Filosof穩a hace notar, no s籀lo en un pasaje c籀mo natura su carrera toma 99
del divino intelecto y de su arte; y si tu FSICA miras despacio, encontrar獺s, sin mucho que lo busques, 102
que el arte vuestro a aqu矇lla, cuanto pueda, sigue como al maestro su disc穩pulo, tal que vuestro arte es como de Dios nieto. 105
Con estas dos premisas, si recuerdas el principio del G矇nesis, debemos ganarnos el sustento con trabajo. 108
Y al seguir el avaro otro camino, por 矇ste, a la natura y a sus frutos, desprecia, y pone en lo otro su esperanza. 109 111
Mas s穩gueme, porque avanzar me place; que Piscis ya remonta el horizonte y todo el Carro yace sobre el Coro, y el barranco a otro sitio se despe簽a. 114
CANTO XII
Era el lugar por el que descendimos alpestre y, por aquel que lo habitaba, cualquier mirada hubi矇ralo esquivado. 3
Como son esas ruinas que al costado de ac獺 de Trento azota el r穩o Adigio, por terremoto o sin tener cimientos, 6
que de lo alto del monte, del que bajan al llano, tan hendida est獺 la roca que ning繳n paso ofrece a quien la sube; 9
de aquel barranco igual era el descenso; y all穩 en el borde de la abierta sima, el oprobio de Creta estaba echado 12
que concebido fue en la falsa vaca; cuando nos vio, a s穩 mismo se mord穩a, tal como aquel que en ira se consume. 15
Mi sabio entonces le grit籀: 竄Por suerte piensas que viene aqu穩 el duque de Atenas, 17
que all穩 en el mundo la muerte te trajo? 18
Aparta, bestia, porque 矇ste no viene siguiendo los consejos de tu hermana, sino por contemplar vuestros pesares.罈 21
Y como el toro se deslaza cuando ha recibido ya el golpe de muerte, y huir no puede, mas de aqu穩 a all穩 salta, 24
as穩 yo vi que hac穩a el Minotauro; y aquel prudente gr it籀: 竄Corre al paso; bueno es que bajes mientras se enfurece.罈 27
Descendimos as穩 por el derrumbe de las piedras, que a veces se mov穩an bajo mis pies con esta nueva carga. 30
Iba pensando y d穩jome: 竄T繳 piensas tal vez en esta ruina, que vigila la ira bestial que ahora he derrotado. 33
Has de saber que en la otra ocasi籀n que descend穩 a lo hondo del infierno, esta roca no estaba a繳n desgarrada; 36
pero s穩 un poco antes, si bien juzgo, de que viniese Aquel que la gran presa quit籀 a Dite del c穩rculo primero, 39
tembl籀 el infecto valle de tal modo que pens矇 que sintiese el universo amor, por el que alguno cree que el mundo 42
muchas veces en caos vuelve a trocarse; y fue entonces cuando esta vieja roca se parti籀 por aqu穩 y por otros lados. 43 45
Mas mira el valle, pues que se aproxima aquel r穩o sangriento, en el cual hierve aquel que con violencia al otro da簽a.罈 47 48
癒Oh t繳, ciega codicia, oh loca furia, que as穩 nos mueves en la corta vida, y tan mal en la eterna nos sumerges! 51
Vi una amplia fosa que torc穩a en arco, y que abrazaba toda la llanura, seg繳n lo que mi gu穩a hab穩a dicho. 54
Y por su pie corr穩an los centauros, en hilera y armados de saetas, como cazar sol穩an en el mundo. 56 57
Vi矇ndonos descender, se detuvieron, y de la fila tres se separaron con los arcos y flechas preparadas. 60
Y uno grit籀 de lejos: 竄聶A qu矇 pena ven穩s vosotros bajando la cuesta? Decidlo desde all穩, o si no disparo.罈 63
竄La respuesta -le dijo mi maestro-daremos a Quir籀n cuando est矇 cerca: tu voluntad fue siempre impetuosa.罈 66
Despu矇s me toc籀, y dijo: 竄Aquel es Neso, que muri籀 por la bella Deyanira, contra s穩 mismo tom籀 la venganza. 67 69
Y aquel del medio que al pecho se mira, el gran Quir籀n, que fue el ayo de Aquiles; y el otro es Folo, el que habl籀 tan airado. 71 72
Van a millares rodeando el foso, flechando a aquellas almas que abandonan la sangre, m獺s que su culpa permite.罈 75
Nos acercamos a las raudas fieras: Quir籀n cogi籀 una flecha, y con la punta, de la mejilla retir籀 la barba. 78
Cuando hubo descubierto la gran boca, dijo a sus compa簽eros; 竄聶No os dais cuenta que el de detr獺s remueve lo que pisa? 81
No lo suelen hacer los pies que han muerto.罈 Y mi buen gu穩a, lleg獺ndole al pecho, donde sus dos naturas se entremezclan, 84
respondi籀: 竄Est獺 bien vivo, y a 矇l tan s籀lo debo ense簽arle el tenebroso valle: necesidad le trae, no complacencia. 87
Alguien ces籀 de cantar Aleluya, y 矇sta nueva tarea me ha encargado: 矇l no es ladr籀n ni yo alma condenada. 90
Mas por esta virtud por la cual muevo los pasos por camino tan salvaje, danos alguno que nos acompa簽e, 93
que nos muestre por d籀nde se vadea, y que a 矇ste lleve encima de su grupa, pues no es alma que viaje por el aire.罈 96
Quir籀n se volvi籀 atr獺s a la derecha, y dijo a Neso: 竄Vuelve y dales gu穩a, y hazles pasar si otro grupo se encuentran.罈 99
Y nos marchamos con tan fiel escolta por la ribera del bullir rojizo, donde mucho gritaban los que herv穩an. 102
Gente vi sumergida hasta las cejas, y el gran centauro dijo: 竄 Son tiranos que vivieron de sangre y de rapi簽a: 105
lloran aqu穩 sus da簽os despiadados; est獺 Alejandro, y el feroz Dionisio que a Sicilia caus籀 tiempos penosos. 107 108
Y aquella frente de tan negro pelo, es Azolino; y aquel otro rubio, es Opizzo de Este, que de veras 110 111
fue muerto por su hijastro all獺 en el mundo.罈 Me volv穩 hacia el poeta y 矇l me dijo: 竄Ahora 矇ste es el primero, y yo el segundo.罈 114
Al poco rato se fij籀 el Centauro en unas gentes, que hasta la garganta parec穩an, salir del hervidero. 117
D穩jonos de una sombra ya apartada: 竄En la casa de Dios aqu矇l hiri籀 el coraz籀n que al T獺mesis chorrea.罈 119 120
Luego vi gentes que sacaban fuera del r穩o la cabeza, y hasta el pecho; y yo reconoc穩 a bastantes de ellos. 123
Asi iba descendiendo poco a poco aquella sangre que los pies coc穩a, y por all穩 pasamos aquel foso. 126
竄As穩 como t繳 ves que de esta parte
el hervidero siempre va bajando, -dijo el centauro- quiero que conozcas 129
que por la otra m獺s y m獺s aumenta su fondo, hasta que al fin llega hasta el sitio en donde est獺n gimiendo los tiranos. 132
La diving justicia aqu穩 castiga a aquel Atila azote de la tierra y a Pirro y Sexto; y para siempre orde簽a 134 135
las l獺grimas, que arrancan los hervores, a Rinier de Corneto, a Rinier Pazzo qu矇 en los caminos tanta guerra hicieron.罈 Volvi籀se luego y franque籀 aquel vado. 137 138
CANTO XIII
Neso no hab穩a a繳n vuelto al otro lado, cuando entramos nosotros por un bosque al que ning繳n sendero se簽alaba. 3
No era verde su fronda, sino oscura; ni sus ramas derechas, mas torcidas; sin frutas, mas con p繳as venenosas. 6
Tan tupidos, tan 獺speros matojos no conocen las fieras que aborrecen entre Corneto y C矇cina los campos. 9
Hacen all穩 su nido las arp穩as, que de Estr籀fane echaron al Troyano con triste anuncio de futuras cuitas. 10 12
Alas muy grandes, cuello y rostro humanos y garras tienen, y el vientre con plumas; en 獺rboles tan raros se lamentan. 15
Y el buen Maestro: 竄Antes de adentrarte, sabr獺s que este recinto es el segundo -me comenz籀 a decir- y estar獺s hasta 18
que puedas ver el horrible arenal; mas mira atentamente; as穩 ver獺s cosas que si te digo no creer穩as.罈 21
Yo escuchaba por todas partes ayes, y no vela a nadie que los diese, por lo que me detuve muy asustado. 23 24
Yo cre穩 que 矇l crey籀 que yo cre穩a que tanta voz sal穩a del follaje, de gente que a nosotros se ocultaba. 27
Y por ello me dijo: 竄Si tronchases cualquier manojo de una de estas plantas, tus pensamientos tambi矇n romperias.罈 30
Entonces extend穩 un poco la mano, y cort矇 una ramita a un gran endrino; y su tronco grit籀: 竄聶Por qu矇 me hieres? 33
Y haci矇ndose despu矇s de sangre oscuro volvi籀 a decir: 竄Por qu矇 as穩 me desgarras? 聶es que no tienes compasi籀n alguna? 36
Hombres fuimos, y ahora matorrales; m獺s piadosa debiera ser tu mano, aunque fu矇ramos almas de serpientes.罈 39
Como. una astilla verde que encendida por un lado, gotea por el otro, y chirr穩a el vapor que sale de ella, 42
as穩 del roto esqueje salen juntas sangre y palabras: y dej矇 la rama caer y me qued矇 como quien teme. 45
竄Si 矇l hubiese cre穩do de antemano -le respondi籀 mi sabio-, 獺nima herida, aquello que en mis rimas ha le穩do, 48
no hubiera puesto sobre ti la mano: mas me ha llevado la increible cosa a inducirle a hacer algo que me pesa: 51
mas dile qui矇n has sido, y de este modo alg繳n aumento renueve tu fama alli en el mundo, al que volver 矇l puede.罈 54
Y el tronco: 竄Son tan dulces tus lisonjas que no puedo callar; y no os moleste si en hablaros un poco me entretengo: 57
Yo soy aquel que tuvo las dos llaves que el coraz籀n de Federico abr穩an y cerraban, de forma tan suave, 58 60
que a casi todos les neg籀 el secreto; tanta fidelidad puse en servirle que mis noches y d穩as perd穩 en ello. 63
La meretriz que jam獺s del palacio del C矇sar quita la mirada imp繳dica, muerte com繳n y vicio de las cortes, 64 66
encendi籀 a todos en mi contra; y tanto encendieron a Augusto esos incendios que el gozo y el honor troc籀se en lutos; 69
mi 獺nimo, al sentirse despreciado, creyendo con morir huir del desprecio, culpable me hizo contra m穩 inocente. 72
Por las raras ra穩ces de este le簽o, os juro que jam獺s romp穩 la fe a mi se簽or, que fue de honor tan digno. 75
Y si uno de los dos regresa al mundo, rehabilite el recuerdo que se duele a繳n de ese golpe que asesta la envidia.罈 78
Par籀 un poco, y despu矇s: 竄Ya que se calla, no pierdas tiempo -dijome el poeta-habla y preg繳ntale si m獺s deseas.罈 81
Yo respond穩: 竄Preg繳ntale t繳 entonces lo que t繳 pienses que pueda gustarme; pues, con tant a aflicci籀n, yo no podr穩a.罈 84
Y as穩 volvi籀 a empezar: 竄Para que te haga de buena gana aquello que pediste, encarcelado esp穩ritu, a繳n te plazca 87
decirnos c籀mo el alma se encadena en estos troncos; dinos, si es que puedes, si alguna se despega de estos miembros.罈 90
Sopl籀 entonces el tronco fuememente troc獺ndose aquel viento en estas voces: 竄Brevemente yo quiero responderos; 93
cuando un alma feroz ha abandonado el cuerpo que ella misma ha desunido Minos la manda a la s矇ptima fosa. 96
Cae a la selva en parte no elegida;
mas donde la fortuna la dispara, como un grano de espelta all穩 germina; 99
surge en reto簽o y en planta silvestre: y al converse sus hojas las Arp穩as, dolor le causan y al dolor ventana. 102
Como las otras, por nuestros despojos, vendremos, sin que vistan a ninguna; pues no es justo tener lo que se tira. 105
A rastras los traeremos, y en la triste selva ser獺n los cuerpos suspendidos, del endrino en que sufre cada sombra.罈 108
A繳n pendientes est獺bamos del tronco creyendo que quisiera m獺s contarnos, cuando de un ruido fuimos sorprendidos, 111
Igual que aquel que venir desde el puesto escucha al jabal穩 y a la jaur穩a y oye a las bestias y un ruido de frondas; 114
Y miro a dos que vienen por la izquierda, desnudos y ara簽ados, que en la huida, de la selva romp穩an toda mata. 115 117
Y el de delante: 竄癒Acude, acude, muerte!罈 Y el otro, que m獺s lento parec穩a, gritaba: 竄Lano, no fueron tan raudas 120
en la batalla de Toppo tus piernas.罈 Y cuando ya el aliento le faltaba, de 矇l mismo y de un arbusto form籀 un nudo. 123
La selva estaba llena detr獺s de ellos de negros canes, corriendo y ladrando cual lebreles soltados de tra穩lla. 126
El diente echaron al que estaba oculto y lo despedazaron trozo a trozo; luego llevaron los miembros dolientes. 129
Cogi籀me entonces de la mano el gu穩a, y me llev籀 al arbusto que lloraba, por los sangrantes rotos, vanamente. 131 132
Dec穩a: 竄Oh Gi獺como de Sant' Andrea, 聶qu矇 te ha valido de m穩 hacer refugio?
聶qu矇 culpa tengo de tu mala vida?罈 135
Cuando el maestro se par籀 a su lado, dijo: 竄聶Qui矇n fuiste, que por tantas puntas con sangre exhalas tu habla dolorosa?罈 138
Y 矇l a nosotros: 竄Oh almas que llegadas sois a mirar el vergonzoso estrago, que mis frondas as穩 me ha desunido, 141
recogedlas al pie del triste arbusto. Yo fui de la ciudad que en el Bautista cambi籀 el primer patr籀n: el cual, por esto 143 144
con sus artes por siempre la har獺 triste; y de no ser porque en el puente de Arno a繳n permanece de 矇l alg繳n vestigio, 147
esas gentes que la reedificaron sobre las ruinas que Atila dej籀, habr穩an trabajado vanamente. Yo de mi casa hice mi cadalso.罈 149 150
CANTO XIV
Y como el gran amor del lugar patrio me conmovi籀, reun穩 la rota fronda, y se la devolv穩 a quien ya callaba. 3
Al l穩mite llegamos que divide el segundo recinto del tercero, y vi de la justicia horrible modo. 6
Por bien manifestar las nuevas cosas, he de decir que a un p獺ramo llegamos, que de su seno cualquier planta ahuyenta. 9
La dolorosa selva es su guirnalda, como para 矇sta lo es el triste foso; justo al borde los pasos detuvimos. 12
Era el sitio una arena espesa y seca, hecha de igual manera que esa otra que oprimiera Cat籀n con su pisada. 15
癒Oh venganza divina, cu獺nto debes ser temida de todo aquel que lea cuanto a mis ojos fuera manifiesto! 18
De almas desnudas vi muchos reba簽os, todas llorando llenas de miseria, y en diversas posturas colocadas: 21
unas gentes yac穩an boca arriba; encogidas algunas se sentaban, y otras andaban incesantemente. 24
Eran las m獺s las que iban dando vueltas, menos las que yac穩an en tormento, pero m獺s se quejaban de sus males. 27
Por todo el arenal, muy lentamente, llueven copos de fuego dilatados, como nieve en los Alpes si no hay viento. 30
Como Alejandro en la caliente zona de la India vio llamas que ca穩an hasta la tierra sobre sus ej矇rcitos; 31 33
por lo cual orden籀 pisar el suelo a sus soldados, puesto que ese fuego se apagaba mejor si estaba aislado, 36
as穩 bajaba aquel ardor eterno; y encend穩a la arena, tal la yesca bajo eslab籀n, y el tormento doblaba. 39
Nunca reposo hallaba el movimiento de las m穩seras manos, repeliendo aqu穩 o all獺 de s穩 las nuevas llamas. 42
Yo comenc矇: 竄Maestro, t繳 que vences todas las cosas, salvo a los demonios que al entrar por la puerta nos salieron, 45
聶Qui矇n es el grande que no se preocupa del fuego y yace despectivo y fiero, cual si la lluvia no le madurase?罈 46 48
Y 矇l mismo, que se hab穩a dado cuenta que preguntaba por 矇l a mi gu穩a, grit籀: 竄 Como fui vivo, tal soy muerto. 51
Aunque Jove cansara a su artesano de quien, fiero, tom籀 el fulgor agudo con que me golpe籀 el 繳ltimo d穩a, 52 54
o a los dem獺s cansase uno tras otro,
de Mongibelo en esa negra fragua, clamando: uen Vulcano, ayuda, ayuda 57
tal como 矇l hizo en la lucha de Flegra, y me asaeteara con sus fuerzas, no podr穩a vengarse alegremente.罈 60
Mi gu穩a entonces contest籀 con fuerza tanta, que nunca le hube as穩 escuchado: 竄Oh Capaneo, mientras no se calme 63
tu soberbia, ser獺s m獺s afligido: ning繳n martirio, aparte de tu rabia, a tu furor dolor ser獺 adecuado.罈 66
Despu矇s se volvi籀 a m穩 con mejor tono, 竄ste fue de los siete que asediaron a Tebas; tuvo a Dios, y me parece 69
que a繳n le tenga, desd矇n, y no le implora; mas como yo le dije, sus despechos son en su pecho galard籀n bastante. 72
S穩gueme ahora y cuida que tus pies no pisen esta arena tan ardiente, mas camina pegado siempre al bosque.罈 75
En silencio llegamos donde corre fuera ya de la selva un arroyuelo, cuyo rojo color a繳n me horripila: 77 78
como del Bulic獺n sale el arroyo que reparten despu矇s las pecadoras, t al corrta a trav矇s de aquella arena. 79 81
El fondo de 矇ste y ambas dos paredes eran de piedra, igual que las orillas; y por ello pens矇 que 矇se era el paso. 84
竄Entre todo lo que yo te he ense簽ado, desde que atravesamos esa puerta cuyos umbrales a nadie se niegan, 87
ninguna cosa has visto m獺s notable como el presente r穩o que las llamas apaga antes que lleguen a tocarle.罈 90
Esto dijo mi gu穩a, por lo cual yo le rogu矇 que acrecentase el pasto,
del que acrecido me hab穩a el deseo. 93
竄Hay en medio del mar un devastado pa穩s -me dijo- que se llama Creta; bajo su rey fue el mundo virtuoso. 96
Hubo all穩 una monta簽a que alegraban aguas y frondas, se llamaba Ida: cual cosa vieja se halla ahora desierta. 99
La excelsa Rea la escogi籀 por cuna para su hijo y, por mejor guardarlo, cuando lloraba, mandaba dar gritos. 100 102
Se alza un gran viejo dentro de aquel monte, que hacia Damiata vuelve las espaldas y al igual que a un espejo a Roma mira. 103 105
Est獺 hecha su cabeza de oro fino, y plata pura son brazos y pecho, se hace luego de cobre hasta las ingles; 108
y del hierro mejor de aqu穩 hasta abajo, salvo el pie diestro que es barro cocido: y m獺s en 矇ste que en el otro apoya. 111
Sus partes, salvo el oro, se hallan rotas por una raja que gotea l獺grimas, que horadan, al juntarse, aquella gruta; 113 114
su curso en este valle se derrama: forma Aqueronte, Estigia y Flagetonte; corre despu矇s por esta estrecha espita 117
al fondo donde m獺s no se desciende: forma Cocito; y cu獺l sea ese pantano ya lo ver獺s; y no te lo describo.罈 119 120
Yo contest矇: 竄Si el presente riachuelo tiene as穩 en nuestro mundo su principio, 聶como puede encontrarse en este margen?罈 123
Respondi籀: 竄Sabes que es redondo el sitio, y aunque hayas caminado un largo trecho hacia la izquierda descendiendo al fondo, 126
a繳n la vuelta completa no hemos dado; por lo que si aparecen cosas nuevas, no debes contemplarlas con asombro.罈 129
Y yo insist穩 竄Maestro, 聶d籀nde se hallan Flegetonte y Leteo?; a uno no nombras, y el otro dices que lo hace esta lluvia.罈 131 132
竄Me agradan ciertamente tus preguntas -dijo-, mas el bullir del agua roja deb穩a resolverte la primera. 135
Fuera de aqu穩 podr獺s ver el Leteo, all穩 donde a lavarse van las almas, cuando la culpa purgada se borra.罈 138
Dijo despu矇s: 竄Ya es tiempo de apartarse del bosque; ven caminando detr獺s: dan paso las orillas, pues no queman, y sobre ellas se extingue cualquier fuego.罈 141
CANTO XV
Caminamos por uno de los bordes, y tan denso es el humo del arroyo, que del fuego protege agua y orillas. 3
Tal los flamencos entre Gante y Brujas, temiendo el viento que en invierno sopla, a fin de que huya el mar hacen sus diques; 6
y como junto al Brenta los paduanos por defender sus villas y castillos, antes que Chiarentana el calor sienta; 7 9
de igual manera estaban hechos 矇stos, s籀lo que ni tan altos ni tan gruesos, fuese el que fuese quien los construyera. 12
Ya est獺bamos tan lejos de la selva que no podr穩a ver d籀nde me hallaba, aunque hacia atr獺s yo me diera la vuelta, 15
cuando encontramos un tropel de almas que andaban junto al dique, y todas ellas nos miraban cual suele por la noche 16 18
mirarse el uno al otro en luna nueva; y para vernos frunc穩an las cejas como hace el sastre viejo con la aguja. 21
Examinado as穩 por tal familia,
de uno fui conocido, que agarr籀 mi t繳nica y grit籀: 竄癒Qu矇 maravilla!罈 24
y yo, al verme cogido por su mano fij矇 la vista en su quemado rostro, para que, aun abrasado, no impidiera, 27
su reconocimiento a mi memoria; e inclinando la m穩a hacia su cara respond穩: 竄聶Est獺is aqu穩, se簽or Brunetto?罈 30
竄Hijo, no te disguste -me repuso-si Brunetto Latino deja un rato a su grupo y contigo se detiene.罈 33
Y yo le dije: 竄Os lo pido gustoso; y si quer矇is que yo, con vos me pare, lo har矇 si place a aquel con el que ando.罈 36
竄Hijo -repuso-, aquel de este reba簽o que se para, despu矇s cien a簽os yace, sin defenderse cuando el fuego quema. 39
Camina pues: yo marchar矇 a tu lado; y alcanzar矇 m獺s tarde a mi mesnada, que va llorando sus eternos males.罈 42
Yo no osaba bajarme del camino y andar con 矇l; mas gacha la cabeza ten穩a como el hombre reverente. 45
l comenz籀: 竄聶Qu矇 fortuna o destino antes de postrer d穩a aqu穩 te trae? 聶y qui矇n es 矇ste que muestra el camino?罈 48
Y yo: 竄All獺 arriba, en la vida serena -le respond穩- me perd穩 por un valle, antes de que mi edad fuese perfecta. 51
Lo dej矇 atr獺s ayer por la ma簽ana; 矇ste se apareci籀 cuando a 矇l volv穩a, y me lleva al hogar por esta ruta.罈 54
Y 矇l me repuso: 竄Si sigues tu estrella glorioso puerto alcanzar獺s sin falta, si de la vida hermosa bien me acuerdo; 57
y si no hubiese muerto tan temprano, viendo que el cielo te es tan favorable,
dado te habr穩a ayuda en la tarea. 60
Mas aquel pueblo ingrato y malicioso que desciende de Fiesole de antiguo, y a繳n tiene en 矇l del monte y del pe簽asco, 62 63
si obras bien ha de hacerse tu contrario: y es con raz籀n, que entre 獺speros serbales no debe madurar el dulce higo. 66
Vieja fama en el mundo llama ciegos, gente es avara, envidiosa y soberbia: l穩brate siempre t繳 de sus costumbres. 69
Tanto honor tu fortuna te reserva, que la una parte y la otra tendr獺n hambre de ti; mas lejos pon del chivo el pasto. 71 72
Las bestias fiesolanas se apacienten de ellas mismas, y no toquen la planta, si alguna surge a繳n entre su esti矇rcol, 75
en que reviva la simiente santa de los romanos que quedaron, cuando hecho fue el nido de tan gran malicia.罈 78
竄Si pudiera cumplirse mi deseo a繳n no estar穩ais vos -le repliqu矇-de la humana natura separado; 81
que en mi mente est獺 fija y a繳n me apena, querida y buena, la paterna imagen vuestra, cuando en el mundo hora tras hora 84
me ense簽abais que el hombre se hace eterno; y cu獺nto os lo agradezco, mientras viva, conviene que en mi lengua se proclame. 87
Lo que narr獺is de mi carrera escribo, para hacerlo glosar, junto a otro texto, si hasta ella llego, a la mujer que sabe. 89 90
S籀lo quiero que os sea manifiesto que, con estar tranquila mi conciencia, me doy, sea cual sea, a la Fortuna. 93
No es nuevo a mis o穩dos tal augurio: mas la Fortuna hace girar su rueda como gusta, y el labrador su azada.罈 96
Entonces mi maestro la mejilla derecha volvi籀 atr獺s, y me mir籀; dijo despu矇s: 竄Bien oye el precavido.罈 99
Pero yo no dej矇 de hablar por eso con ser Brunetto, y pregunto qui矇n son sus compa簽eros de m獺s alta fama. 102
Y 矇l me dijo: 竄Saber de alguno es bueno; de los dem獺s ser獺 mejor que calle, que a tantos como son el tiempo es corto. 105
Sabe, en suma, que todos fueron cl矇rigos y literatos grandes y famosos, al mundo sucios de un igual pecado. 108
Prisciano va con esa turba m穩sera, y Francesco D'Accorso; y ver con 矇ste, si de tal ti簽a tuvieses deseo, 109 110 111
podr獺s a quien el Siervo de los Siervos hizo mudar del Arno al Bachigli籀n, donde dej籀 los nervios mal usados. 113 114
De otros dir穩a, mas charla y camino no pueden alargarse, pues ya veo surgir del arenal un nuevo humo. 117
Gente viene con la que estar no debo: mi esorote dejo encomendado, en el que vivo a繳n, y m獺s no digo.罈 119 120
Luego se fue, y parec穩a de aquellos que el verde lienzo corren en Verona por el campo; y entre 矇stos parec穩a de los que ganan, no de los que pierden. 122 123
CANTO XVI
Ya estaba donde el resonar se o穩a del agua que ca穩a al otro c穩rculo, como el que hace la abeja en la colmena; 3
cuando tres sombras juntas se salieron, corriendo, de una turba que pasaba bajo la lluvia de la 獺spera pena. 6
Hacia nosotros gritando ven穩an:
竄Detente quien parece por el traje ser uno de la patria depravada.罈 9
癒Ah, cu獺ntas llagas vi en aquellos miembros, viejas y nuevas, de la llama ardidas! me siento a繳n dolorido al recordarlo. 12
A sus gritos mi gu穩a se detuvo; volvi籀 el rostro hacia m穩, y me dijo: 竄 Espera, pues hay que ser cort矇s con esta gente. 15
Y si no fuese por el crudo fuego que este sitio asaetea, te dir穩a que te apresures t繳 mejor que ellos.罈 18
Ellos, al detenernos, reemprendieron su antiguo verso; y cuando ya llegaron, hacen un corro de s穩 aquellos tres, 21
cual desnudos y untados campeones, acechando a su presa y su ventaja, antes de que se enzarcen entre ellos; 24
y con la cara vuelta, cada uno me miraba de modo que al contrario iba el cuello del pie continuamente. 27
竄Si el horror de este suelo movedizo vuelve nuestras plegarias despreciables -uno empez籀-y la faz negra y quemada, 30
nuestra fama a tu 獺nimo suplique que nos digas qui矇n eres, que los vivos pies tan seguro en el infierno arrastras. 33
ste, de quien me ves pisar las huellas, aunque desnudo y sin pellejo vaya, fue de un grado mayor de lo que piensas, 36
pues nieto fue de la bella Gualdrada; se llam籀 Guido Guerra, y en su vida mucho obr籀 con su espada y con su juicio. 39
El otro, que tras m穩 la arena pisa, es Tegghiaio Aldobrandi, cuya voz en el mundo debiera agradecerse; 41 42
y yo, que en el suplicio voy con ellos, Jacopo Rusticucci; y fiera esposa 44
m獺s que otra cosa alguna me condena.罈 45
Si hubiera estado a cubierto del fuego, me hubiera ido detr獺s de ellos al punto, y no creo que al gu穩a le importase; 48
mas me hubiera abrasado, y de ese modo venci籀 el miedo al deseo que ten穩a, pues de abrazarles yo me hallaba ansioso. 51
Luego empec矇: 竄No desprecio, mas pena en mi interior me causa vuestro estado, y es tanta que no puedo desprenderla, 54
desde el momento en que mi gu穩a dijo palabras, por las cuales yo pensaba que, como sois, se acercaba tal gente. 57
De vuestra tierra soy, y desde siempre vuestras obras y nombres tan honrados, con afecto he escuchado y retenido. 60
Dejo la hiel y voy al dulce fruto que mi gu穩a veraz me ha prometido, pero antes tengo que llegar al centro.罈 63
竄Muy largamente el alma te conduzcan todav穩a -me dijo aqu矇l- tus miembros, y resplandezca luego tu memoria, 66
di si el valor y cortes穩a a繳n se hallan en nuestra patria tal como sol穩an, o si del todo han sido ya expulsados; 69
que Giuglielmo Borsiere, el cual se duele desde hace poco en nuestro mismo grupo, con sus palabras mucho nos aflige.罈 70 72
竄Las nuevas gentes, las ganancias s繳bitas, orgullo y desmesura han generado, en ti, Florencia, y de ello te lamentas.罈 73 75
As穩 grit矇 levantando la cara; y los tres, que esto oyeron por respuesta, se miraron como ante las verdades. 78
竄Si en otras ocasiones no te cuesta satisfacer a otros -me dijeron-, dichoso t繳 que dices lo que quieres. 81
Pero si sales de este mundo ciego y vuelves a mirar los bellos astros, cuando decir stuve all穩te plazca, 84
h獺blale de nosotros a la gente.罈 Rompieron luego el c穩rculo y, huyendo, alas sus raudas piernas parec穩an. 87
Un am矇n no podr穩a haberse dicho antes de que ellos se hubiesen perdido; por lo que el gu穩a quiso que parti矇semos. 90
Yo iba detr獺s, y no avanzamos mucho cuando el agua sonaba tan de cerca, que apenas se escuchaban las palabras. 93
Como aquel r穩o sigue su carrera primero desde el Veso hacia el levante, a la vertiente izquierda de Apenino, 96
que Acquaqueta se llama abajo, antes de que en un hondo lecho se desplome, y en Forl穩 ya ese nombre no conserva, 99
resuena all穩 sobre San Benedetto, de la roca cayendo en la cascada en donde mil debieran recibirle; 102
as穩 en lo hondo de un despe簽adero, o穩mos resonar el agua roja, que el o穩do ofend穩a al poco tiempo. 105
Yo llevaba una cuerda a la cintura con la que alguna vez hube pensado cazar la onza de la piel pintada. 106 108
Luego de haberme toda desce簽ido, como mi gu穩a lo hab穩a mandado, se la entregu矇 recogida en un rollo. 111
Entonces se volvi籀 hacia la derecha y, alej獺ndose un trecho de la orilla, la arroj籀 al fondo de la escarpadura. 114
竄Alguna novedad ha de venirnos -pensaba para m穩- del nuevo signo, que el maestro as穩 busca con los ojos.罈 117
iCu獺n cautos deber穩an ser los hombres junto a aquellos que no s籀lo las obras, mas por dentro el pensar tambi矇n conocen! 120
竄Pronto -dijo- ver獺s sobradamente lo que espero, y en lo que est獺s pensando: pronto conviene que t繳 lo descubras.罈 123
La verdad que parece una mentira debe el hombre callarse mientras pueda, porque sin tener culpa se averg羹ence: 126
pero callar no puedo; y por las notas, lector, de esta Comedia, yo te juro, as穩 no est矇n de larga gracia llenas, 128 129
que vi por aquel oire oscuro y denso venir nadando arriba una figura, que asustar穩a el alma m獺s valiente, 132
tal como vuelve aquel que va al fondo a desprender el ancla que se agarra a escollos y otras cosas que el mar cela, que el cuerpo extiende y los pies se recoge. 135
CANTO XVII
竄Mira la bestia con la cola aguda, que pasa montes, rompe muros y armas; mira aquella que apesta todo el mundo.罈 1 3
As穩 mi gu穩a comenz籀 a decirme; y le orden籀 que se acercase al borde donde acababa el camino de piedra. 6
Y aquella sucia imagen del enga簽o se acerc籀, y sac籀 el busto y la cabeza, mas a la orilla no trajo la cola. 9
Su cara era la cara de un buen hombre, tan benigno ten穩a lo de afuera, y de serpiente todo lo restante. 12
Garras peludas tiene en las axilas; y en la espalda y el pecho y ambos flancos pintados tiene ruedas y lazadas. 15
Con m獺s color debajo y superpuesto no hacen tapices t獺rtaros ni turcos,
ni fue tal tela hilada por Aracne. 18
Como a veces hay lanchas en la orilla, que parte est獺n en agua y parte en seco; o all獺 entre los glotones alemanes 21
el castor se dispone a hacer su caza, se hallaba as穩 la fiera detestable al horde p矇treo, que la arena ci簽e. 24
Al aire toda su cola mov穩a, cerrando arriba la horca venenosa, que a guisa de escorpi籀n la punta armaba. 27
El gu穩a dijo: 竄Es preciso torcer nuestro camino un poco, junto a aquella malvada bestia que est獺 all穩 tendida.罈 30
Y descendimos al lado derecho, caminando diez pasos por su borde, para evitar las llamas y la arena. 33
Y cuando ya estuvimos a su lado, sobre la arena vi, un poco m獺s lejos, gente sentada al borde del abismo. 36
Aqu穩 el maestro: 竄Porque toda entera de este recinto la experiencia lleves -me dijo-, ve y contempla su castigo. 39
All穩 s矇 breve en tus razonamientos: mientras que vuelvas hablar矇 con 矇sta, que sus fuertes espaldas nos otorgue.罈 42
As穩 pues por el borde de la cima de aquel s矇ptimo circulo yo solo anduve, hasta llegar a los penados. 45
Ojos afuera estallaba su pena, de aqu穩 y de all穩 con la mano evitaban tan pronto el fuego como el suelo ardiente: 48
como los perros hacen en verano, con el hocico, con el pie, mordidos de pulgas o de moscas o de t獺banos. 51
Y despu矇s de mirar el rostro a algunos, a los que el fuego doloroso azota, a nadie conoc穩; pero me acuerdo 54
que en el cuello ten穩a una bolsa con un cierto color y ciertos signos, que parec穩an complacer su vista. 57
Y como yo anduvi矇ralos mirando, algo azulado vi en una amarilla, que de un le籀n ten穩a cara y porte. 60
Luego, siguiendo de mi vista el curso, otra advert穩 como la roja sangre, y una oca blanca m獺s que la manteca. 63
Y uno que de una cerda azul pre簽ada se簽alado ten穩a el blanco saco, dijo: 竄聶Qu矇 andas haciendo en esta fosa? 64 66
Vete de aqu穩; y puesto que est獺s vivo, sabe que mi vecino Vitaliano aqu穩 se sentar獺 a mi lado izquierdo; 68 69
de Padua soy entre estos florentinos: y las orejas me atruenan sin tasa gritando: –enga el noble caballero 72
que llenar獺 la bolsa con tres chivos!Aqu穩 torci籀 la boca y se sacaba la lengua, como el buey que el belfo lame. 75
Y yo, temiendo importunar tardando a quien de no tardar me hab穩a advertido, atr獺s dej矇 las almas lastimadas. 78
A mi gu穩a encontr矇, que ya subido sobre la grupa de la fiera estaba, y me dijo: 竄S矇 fuerte y arrojado. 81
Ahora bajamos por tal escalera: sube delante, quiero estar en medio, porque su cola no vaya a da簽arte.罈 84
Como est獺 aquel que tiene los temblores de la cuartana, con las u簽as p獺lidas, y tiembla entero viendo ya el relente, 87
me puse yo escuchando sus palabras; pero me avergonc矇 con su advertencia, que ante el buen amo el siervo se hace fuerte. 90
Encima me sent矇 de la espaldaza: quise decir, mas la voz no me vino como cre穩: 竄No dejes de abrazarme.罈 93
Mas aquel que otras veces me ayudara en otras dudas, luego que mont矇, me sujet籀 y sostuvo con sus brazos. 96
Y le dijo: 竄Geri籀n, mu矇vete ahora: las vueltas largas, y el bajar sea lento: piensa en qu矇 nueva carga est獺s llevando.罈 99
Como la navecilla deja el puerto detr獺s, detr獺s, as穩 矇sta se alejaba; y luego que ya a gusto se sent穩a, 102
en donde el pecho, pon穩a la cola, y tiesa, como anguila, la agitaba, y con los brazos recog穩a el a穩ire. 105
No creo que m獺s grande fuese el miedo cuando Faet籀n abandon籀 las riendas, por lo que el cielo ardi籀, como a繳n parece; 107 108
ni cuando la cintura el pobre caro sin alas se not籀, ya derretidas, gritando el padre: 竄癒Mal camino llevas!罈; 111
que el m穩o fue, cuando not矇 que estaba rodeado de aire, y apagada cualquier visi籀n que no fuese la fiera; 114
ella nadando va lenta, muy lenta; gira y desciende, pero yo no noto sino el viento en el rostro y por debajo. 117
O穩a a mi derecha la cascada que hac穩a por encima un ruido horrible, y abajo miro y la cabeza asomo. 120
Entonces tem穩 a繳n m獺s el precipicio, pues fuego pude ver y escuchar llantos; por lo que me encog穩 temblando entero. 123
Y vi despu矇s, que a繳n no lo hab穩a visto, al bajar y girar los grandes males, que se acercaban de diversos lados. 126
Como el halc籀n que asaz tiempo ha volado,
y que sin ver ni se簽uelo ni p獺jaro hace decir al halconero: 竄癒Ah, baja!罈, 129
lento desciende tras su gr獺cil vuelo, en cien vueltas, y a lo lejos se pone de su maestro, airado y desde簽oso, 132
de tal modo Geri籀n se pos籀 al fondo, al mismo pie de la cortada roca, y descargadas nuestras dos personas, se dispar籀 como de cuerda tensa. 135
CANTO XVIII
Hay un lugar llamado Malasbolsas en el infierno, p矇treo y ferrugiento, igual que el muro que le ci簽e entorno. 1 3
Justo en el medio del campo maligno se abre un pozo bastante largo y hondo, del cual a tiempo contar矇 las partes. 6
Es redondo el espacio que se forma entre el pozo y el pie del duro abismo, y en diez valles su fondo se divide. 9
Como donde, por guarda de los muros, m獺s y m獺s fosos ci簽en los castillos, el sitio en donde estoy tiene el aspecto; 12
tal imagen los valles aqu穩 tienen. Y como del umbral de tales fuertes a la orilla contraria hay puentecillos, 15
as穩 del borde de la roca, escollos conducen, dividiendo foso y m獺rgenes, hasta el pozo que les corta y les une. 18
En este sitio, ya de las espaldas de Geri籀n nos bajamos; y el poeta tom籀 a la izquierda, y yo me fui tras 矇l. 21
A la derecha vi nuevos pesares, nuevos castigos y verdugos nuevos, que la bolsa primera abarrotaban. 24
All穩 estaban desnudos los malvados; una mitad iba dando la espalda, otra de frente, con pasos m獺s grandes; 27
tal como en Roma la gran muchedumbre, del a簽o jubilar, alli en el puente precisa de cruzar en doble v穩a, 28 30
que por un lado todos van de cara hacia el castillo y a San Pedro marchan; y de otro lado marchan hacia el monte. 33
De aqu穩, de all穩, sobre la oscura roca, vi demonios cornudos con flagelos, que azotaban cruelmente sus espaldas. 36
癒Ay, c籀mo hac穩an levantar las piernas a los primeros golpes!, pues ninguno el segundo esperaba ni el tercero. 39
Mientras andaba, en uno mi mirada vino a caer; y al punto yo me dije: 竄De haberle visto ya no estoy ayuno.罈 42
Y as穩 par矇 mi paso para verlo: y mi gu穩a conmigo se detuvo, y consinti籀 en que atr獺s retrocediera. 45
Y el condenado cre穩a ocultarse bajando el rostro; mas sirvi籀 de poco, pues yo le dije: 竄Oh t繳 que el rostro agachas, 48
si los rasgos que llevas no son falsos, Venedico eres t繳 Caccianemico; mas 聶qu矇 te trae a salsas tan picantes?罈 50 51
Y repuso: 竄Lo digo de mal grado; pero me fuerzan tus claras palabras, que me hacen recordar el mundo antiguo. 54
Fui yo mismo quien a Ghisolabella indujo a hacer el gusto del marqu矇s, como relaten la sucia noticia. 57
Y bolo簽矇s no llor籀 aqu穩 tan s籀lo, mas tan repleto est獺 este sitio de ellos, que ahora tantas lenguas no se escuchan 60
que digan "Sipa" entre Savena y Reno; y si fe o testimonio de esto quieres, trae a tu mente nuestro seno avaro.罈 61 63
Hablando as穩 le golpe籀 un demonio con su zurriago, y dijo: 竄 L獺rgate rufi獺n, que aqu穩 no hay hembras que se vendan.罈 66
Yo me reun穩 al momento con mi escolta; luego, con pocos pasos, alcanzamos un escollo saliente de la escarpa. 69
Con mucha ligereza lo subimos y, vueltos a derecha por su dorso, de aquel c穩rculo eterno nos marchamos. 72
Cuando estuvimos ya donde se ahueca debajo, por dar paso a los penados, el gu穩a dijo: 竄 Espera, y haz que pongan 75
la vista en ti esos otros malnacidos, a los que a繳n no les viste el semblante, porque en nuestro sentido caminaban.罈 78
Desde el puente mir獺bamos el grupo que al otro lado hacia nosotros iba, y que de igual manera azota el l獺tigo. 81
Y sin yo preguntarle el buen Maestro 竄Mira aquel que tan grande se aproxima, que no le causa l獺grimas el da簽o. 84
癒Qu矇 soberano aspecto a繳n conserva! Es Jas籀n, que por 獺nimo y astucia dej籀 privada del carnero a C籀lquida. 86 87
ste pas籀 por la isla de Lemmos, luego que osadas hembras despiadadas muerte dieran a todos sus varones: 90
con tretas y palabras halag羹e簽as a Isifile enga簽籀, la muchachita que antes hab穩a a todas enga簽ado. 93
All穩 la dej籀 encinta, abandonada; tal culpa le condena a tal martirio; tambi矇n se hace venganza de Medea. 96
Con 矇l est獺n los que en tal modo enga簽an: y del valle primero esto te baste conocer, y de los que en 矇l castiga.罈 99
Nos hall獺bamos ya donde el sendero
con el margen segundo se entrecruza, que a otro arco le sirve como apoyo. 102
Aqu穩 escuchamos gentes que ocupaban la otra bolsa y soplaban por el morro, peg獺ndose a s穩 mismas con las manos. 105
Las orillas estaban engrumadas por el vapor que abajo se hace espeso, y ofend穩a a la vista y al olfato. 108
Tan oscuro es el fondo, que no deja ver nada si no subes hasta el dorso del arco, en que la roca es m獺s saliente. 111
All穩 subimos; y de all獺, en el foso vi gente zambullida en el esti矇rcol, cual de humanas letrinas recogido. 114
Y mientras yo miraba hacia all獺 abajo, vi una cabeza tan de mierda llena, que no sab穩a si era laico o fraile. 117
l me grit籀: 竄 聶Por qu矇 te satisface mirarme m獺s a m穩 que a otros tan sucios?罈 Le dije yo: 竄 Porque, si bien recuerdo, 120
con los cabellos secos ya te he visto, y eres Alesio Interminei de Lucca: por eso m獺s que a todos te miraba.罈 122 123
Y 矇l dijo, golpe獺ndose la chola: 竄Aqu穩 me han sumergido las lisonjas, de las que nunca se cans籀 mi lengua.罈 124 126
Luego de esto, mi gu穩a: 竄Haz que penetre -dijo- tu vista un poco m獺s delante, tal que tus ojos vean bien el rostro 129
de aquella sucia y desgre簽ada esclava, que all穩 se rasca con u簽as mierdosas, y ahora se tumba y ahora en pie se pone: 130 132
es Thais, la prostituta, que repuso a su amante, al decirle "聶Tengo prendas bastantes para ti?": 繳n m獺s, excelsas Y sea aqu穩 saciada nuestra vista.罈 135
CANTO XIX
癒Oh Sim籀n Mago! Oh mfseros secuaces que las cosas de Dios, que de los buenos esposas deben ser, como rapaces 1 3
por el oro y la plata adulter獺is! sonar debe la trompa por vosotros, puesto que est獺is en la tercera bolsa. 6
Ya est獺bamos en la siguiente tumba, subidos en la parte del escollo que cae justo en el medio de aquel foso. 9
癒Suma sabidur穩a! 癒Qu矇 arte muestras en el cielo, en la tierra y el mal mundo, cu獺n justamente tu virtud repartes! 12
Yo vi, por las orillas y en el fondo, llena la piedra livida de hoyos, todos redondos y de igual tama簽o. 15
No los vi menos amplios ni mayores que esos que hay en mi bello San Juan, y son el sitio para los bautismos; 17 18
uno de los que no hace a繳n mucho tiempo yo romp穩 porque en 矇l uno se ahogaba: sea esto se簽a que a todos convenza. 19 21
A todos les sal穩an por la boca de un pecador los pies, y de las piernas hasta el muslo, y el resto estaba dentro. 24
Ambas plantas a todos les ard穩an; y tan fuerte agitaban las coyundas, que habr穩an destrozado soga y cuerdas. 27
Cual suele el llamear en cosas grasas moverse por la extrema superficie, as穩 era all穩 del tal籀n a la punta. 30
竄Qui矇n es, maestro, aquel que se enfurece pataleando m獺s que sus consortes -dije- y a quien m獺s roja llama quema?罈 33
Y 矇l me dijo: 竄Si quieres que te lleve all穩 por la pendiente que desciende, 矇l te hablar獺 de s穩 y de sus pecados.罈 36
Y yo: 竄Lo que t繳 quieras ser獺 bueno, eres t繳 mi se簽or y no me aparto de tu querer: y lo que callo sabes.罈 39
Camin獺bamos pues el cuarto margen: volvimos y bajamos a la izquierda al fondo estrecho y agujereado. 42
Entonces el maestro de su lado no me apart籀, hasta vernos junto al hoyo de aquel que se dol穩a con las zancas. 45
竄Oh t繳 que tienes lo de arriba abajo, alma triste clavada cual madero, -le dije yo-, cont矇stame si puedes.罈 48
Yo estaba como el fraile que confiesa al p矇rfido asesino, que, ya hincado, por retrasar su muerte le reclama. 49 51
Y 矇l me grit籀: 竄聶Ya est獺s aqu穩 plantado?, 聶ya est獺s aqu穩 plantado, Bonifacio? En pocos a簽os me minti籀 lo escrito. 52 54
聶Ya te cansaste de aquellas riquezas por las que hacer enga簽o no temiste, y atormentar despu矇s a tu Se簽ora?罈 57
Me qued矇 como aquellos que se encuentran, por no entender lo que alguien les responde, confundidos, y contestar no saben. 60
Dijo entonces Virgilio: 竄Dile pronto: o soy aquel, no soy aquel que piensas.Yo respond穩 como me fue indicado. 63
Torci籀 los pies entonces el esp穩ritu, luego gimiendo y con voces llorosas, me dijo: 竄聶Entonces, para qu矇 me buscas? 66
si te interesa tanto el conocerme, que has recorrido as穩 toda la roca, sabe que fui investido del gran manto, 69
y en verdad fui reto簽o de la Osa, y tan ansioso de engordar oseznos, que all穩 el caudal, aqu穩 yo, me he embolsado. 72
Y bajo mi cabeza est獺n los otros
que a m穩, por simon穩a, precedieron, y que lo estrecho de la piedra aplasta. 75
All穩 habr矇 yo de hundirme tambi矇n cuando venga aquel que cre穩a que t繳 fueses, al hacerte la s繳bita pregunta. 78
Pero mis pies se abrasan ya m獺s tiempo y m獺s estoy yo puesto boca abajo, del que estar獺n plantados sus pies rojos, 81
pues vendr獺 luego de 矇l, a繳n m獺s manchado, desde el poniente, un pastor sin entra簽as, tal que conviene que a los dos recubra. 84
Nuevo Jas籀n ser獺, como nos muestra MACABEOS, y como a aquel fue blando su rey, as穩 ha de hacer quien Francia rige.罈 87
No s矇 si fui yo loco en demas穩a, pues que le respond穩 con tales versos: 竄Ah, dime ahora, qu矇 tesoros quiso 90
Nuestro Se簽or antes de que a San Pedro le pusiese las llaves a su cargo? nicamente dijo: en conmigo 93
ni Pedro ni los otros de Mat穩as oro ni plata, cuando sortearon el puesto que perdi籀 el alma traidora. 94 96
Qu矇date ah穩, que est獺s bien castigado, y guarda las riquezas mal cogidas, que atrevido te hicieron contra Carlos. 99
Y si no fuera porque me lo veda el respeto a las llaves soberanas que fueron tuyas en la alegre vida, 102
usar穩a palabras a繳n m獺s duras; porque vuestra avaricia da簽a al mundo, hundiendo al bueno y ensalzando al malo. 105
Pastores, os cit籀 el evangelista, cuando aquella que asienta sobre el agua 矇l vio prostituida con los reyes: 106 108
aquella que naci籀 con siete testas, y tuvo autoridad con sus diez cuernos,
mientras que su virtud placi籀 al marido. 111
Os hab矇is hecho un Dios de oro y de plata: y qu矇 os separa ya de los id籀latras, sino que a ciento honr獺is y ellos a uno? 114
Constantino, 癒de cu獺nto mal fue madre, no que te convirtieses, mas la dote que por ti enriqueci籀 al primer patriarca!罈 115 117
Y mientras yo cantaba tales notas, mordido por la ira o la conciencia, con fuerza las dos piernas sacud穩a. 120
Yo creo que a mi gu穩a le gustaba, pues con rostro contento hab穩a escuchado mis palabras sinceramente dichas. 123
Entonces me cogi籀 con los dos brazos; y luego de subirme hasta su pecho, volvi籀 a ascender la senda que bajamos. 126
No se cans籀 llev獺ndome agarrado, hasta ponerme en la cima del puente que del cuarto hasta el quinto margen cruza. 129
Con suavidad aqu穩 dej籀 la carga, suave, en el escollo 獺spero y pino que a las cabras ser穩a mala trocha. Desde ese sitio descubr穩 otro valle. 132
CANTO XX
De nueva pena he de escribir los versos y dar materia al vig矇simo canto de la primer canci籀n, que es de los reos. 3
Estaba yo dispuesto totalmente a mirar en el fondo descubierto, que me ba簽aba de angustioso llanto; 6
por el redondo valle vi a unas gentes venir, calladas y llorando, al paso con que en el mundo van las procesiones. 9
Cuando baj矇 mi vista a繳n m獺s a ellas, vi que estaban torcidas por completo desde el ment籀n al principio del pecho; 12
porque vuelto a la espalda estaba el rostro, y ten穩an que andar hacia detr獺s, pues no pod穩an ver hacia delante. 15
Por la fuerza tal vez de perles穩a alguno habr獺 en tal forma retorcido, mas no lo vi, ni creo esto que pase. 16 18
Si Dios te deja, lector, coger fruto de tu lectura, piensa por ti mismo si podr穩a tener el rostro seco, 21
cuando vi ya de cerca nuestra imagen tan torcida, que el llanto de los ojos les ba簽aba las nalgas por la raja. 24
Lloraba yo, apoyado en una roca del duro escollo, tal que dijo el gu穩a: 竄聶Es que eres t繳 de aquellos insensatos?, 27
vive aqu穩 la piedad cuando est獺 muerta: 聶Qui矇n es m獺s criminal de lo que es 矇se que al designio divino se adelanta? 29 30
Alza tu rostro y mira a quien la tierra a la vista de Tebas se trag籀; y de all穩 le gritaban: 籀nde caes 31 33
Anfiareo?, 聶por qu矇 la guerra dejas?Y no dej籀 de rodar por el valle hasta Minos, que a todos los agarra. 36
Mira c籀mo hizo pecho de su espalda: pues mucho quiso ver hacia adelante, mira hacia atr獺s y marcha reculando. 39
Mira a Tiresias, que mud籀 de aspecto al hacerse mujer siendo var籀n cambi獺ndose los miembros uno a uno; 40 42
y despu矇s, golpear deb穩a antes las unidas serpientes, con la vara, que sus viriles plumas recobrase. 45
Aronte es quien al vientre se le acerca, que en los montes de Luni, que cultiva el carrar矇s que vive all穩 debajo, 46 48
tuvo entre blancos m獺rmoles la cueva
como mansi籀n; donde al mirar los astros y el mar, nada la vista le imped穩a. 51
Y aquella que las tetas se recubre, que t繳 no ves, con trenzas desatadas, y todo el cuerpo cubre con su pelo, 54
fue Manto, que corri籀 por muchas tierras; y luego se afinc籀 donde naci, por lo que un poco quiero que me escuches: 55 57
Despu矇s de que su padre hubiera muerto, y la ciudad de Baco esclavizada, ella gran tiempo anduvo por el mundo. 60
En el norte de Italia se halla un lago, al pie del Alpe que ci簽e Alemania sobre el Tirol, que Benago se llama. 63
Por mil fuentes, y a繳n m獺s, el Apenino ente Garda y Cam籀nica se ba簽a, por el agua estancada en dicho lago. 66
En su medio hay un sitio, en que el trentino pastor y el de Verona, y el de Brescia, si ese camino hiciese, bendijera. 67 69
Se halla Pesquiera, arn矇s hermoso y fuerte, frontera a bergamescos y brescianos, en la ribera que en el sur le cerca. 70 72
En ese sitio se desborda todo lo que el Benago contener no puede, y entre verdes praderas se hace un r穩o. 75
Tan pronto como el agua aprisa corre, no ya Benago, mas Mencio se llama hasta Governo, donde cae al Po. 78
Tras no mucho correr, encuentra un valle, en el cual se dilata y empantana; y en el estio se vuelve insalubre. 81
Pasando por all穩 la virgen fiera, vio tierra en la mitad de aquel pantano, sin cultivo y desnuda de habitantes. 84
All穩, para escapar de los humanos, con sus siervas qued籀se a hacer sus artes,
y vivi籀, y dej籀 all穩 su vano cuerpo. 87
Los hombres luego que viv穩an cerca, se acogieron al sitio, que era fuerte, pues el pantano aquel lo rodeaba. 90
Fundaron la ciudad sobre sus huesos; y por quien escogi籀 primero el sitio, Mantua, sin otro augurio, la llamaron. 93
Sus moradores fueron abundantes, antes que la torpeza de Casoldi, de Pinamonte enga簽o recibiese. 95 96
Esto te advierto por si acaso oyeras que se fund籀 de otro modo mi patria, que a la verdad mentira alguna oculte.罈 99
Y yo: 竄Maestro, tus razonamientos me son tan ciertos y tan bien los creo, que apagados carbones son los otros. 102
Mas dime, de la gente que camina, si ves alguna digna de noticia, pues s籀lo en eso mi mente se ocupa.罈 105
Entonces dijo: 竄Aquel que desde el rostro la barba ofrece por la espalda oscura, fue, cuando Grecia falta de varones 106 108
tanto, que hab穩a apenas en las cunas augur, y con Calcante dio la orden de cortar en Aulide las amarras. 111
Se llamaba Euripilo, y as穩 canta alg繳n pasaje de mi gran tragedia: t繳 bien lo sabes pues la sabes toda. 114
Aquel otro en los flancos tan escaso, Miguel Escoto fue, quien en verdad de los m獺gicos fraudes supo el juego. 116 117
Mira a Guido Bonatti, mira a Asdente, que haber tomado el cuero y el bramante ahora querr穩a, mas tarde se acuerda; 120
Y a las tristes que el huso abandonaron, las agujas y ruecas, por ser magas y hechiceras con hierbas y figuras. 121 123
Mas ahora ven, que llega ya al conf穩n de los dos hemisferios, y a las ondas bajo Sevilla, Ca穩n con las zarzas, 126
y la luna ayer noche estaba llena: bien lo recordar獺s, que no fue estorbo alguna vez en esa selva oscura.罈 As穩 me hablaba, y mientras camin獺bamos. 129
CANTO XXI
As穩 de puente en puente, conversando de lo que mi Comedia no se ocupa, subimos, y al llegar hasta la cima 3
nos paramos a ver la otra hondonada de Malasbolsas y otros llantos vanos; y la vi tenebrosamente oscura. 6
Como en los arsenales de Venecia bulle pez pegajosa en el invierno al reparar sus le簽os averiados, 9
que navegar no pueden; y a la vez qui矇n hace un nuevo le簽o, y qui矇n embrea los costados a aquel que hizo m獺s rutas; 12
qui矇n remacha la popa y qui矇n la proa; hacen otros los remos y otros cuerdas; qui矇n repara mesanas y trinquetas; 15
asi, sin fuego, por divinas artes, bull穩a abajo una espesa resina, que la orilla impregnaba en todos lados. 18
La ve穩a, mas no ve穩a en ella m獺s que burbujas que el hervor alzaba, todas hincharse y explotarse luego. 21
Mientras all獺 miraba fijamente, el poeta, diciendo: 竄癒Atento, atento!罈 a 矇l me atrajo del sitio en que yo estaba. 24
Me volvi entonces como aquel que tarda en ver aquello de que huir conviene, y a quien de pronto le acobarda el miedo, 27
y, por mirar, no demora la marcha;
y un diablo negro vi tras de nosotros, que por la roca corriendo ven穩a. 30
癒Ah, qu矇 fiera ten穩a su apariencia, y parec穩an cu獺n amenazantes sus pies ligeros, sus abiertas alas! 33
En su hombro, que era anguloso y soberbio, cargaba un pecador por ambas ancas, agarrando los pies por los tendones. 36
竄癒Oh Malasgarras --dijo desde el puente-, os mando a un regidor de Santa Zita! Ponedlo abajo, que voy a por otro 38 39
a esa tierra que tiene un buen surtido: salvo Bonturo todos son venales; del taall穩 hacen opor el dinero.罈 41 42
Abajo lo tir籀, y por el escollo se volvi籀, y nunca fue un mast穩n soltado persiguiendo a un ladr籀n con tanta prisa. 45
Aqu矇l se hundi籀, y se sal穩a de nuevo; mas los demonios que albergaba el puente gritaron: 竄癒No est獺 aqu穩 la Santa Faz, 48
y no se nada aqu穩 como en el Serquio! as穩 que, si no quieres nuestros garfios, no te aparezcas sobre la resina.罈 51
Con m獺s de cien arpones le pinchaban, dicen: 竄Cubierto bailar aqu穩 debes, tal que, si puedes, a escondidas hurtes.罈 54
No de otro modo al pinche el cocinero hace meter la carne en la caldera, con los tridentes, para que no flote. 57
Y el buen Maestro: 竄Para que no sepan que est獺s agua -me dijo- ve a esconderte tras una roca que sirva de abrigo; 60
y por ninguna ofensa que me hagan, debes temer, que bien conozco esto, y otras veces me he visto en tales l穩os.罈 63
Despu矇s pas籀 del puente a la otra parte; y cuando ya alcanz籀 la sexta fosa;
le fue preciso un 獺nimo templado. 66
Con la ferocidad y con la sa簽a que los perros atacan al mendigo, que de pronto se para y limosnea, 69
del puentecillo aqu矇llos se arrojaron, y en contra de 矇l volvieron los arpones; mas 矇l grit籀: 竄癒Que ninguno se atreva! 72
Antes de que me pinchen los tridentes, que se adelante alguno para o穩rme, pensad bien si deb矇is arponearme.罈 75
竄癒Que vaya Malacola!罈 -se gritaron; y uno sali籀 de entre los otros quietos, y vino hasta 矇l diciendo: 竄聶De qu矇 sirve?罈 78
竄Es que crees, Malacola, que me habr穩as visto venir -le dijo mi maestro-seguro ya de todas vuestras armas, 81
sin el querer divino y diestro hado? D矇jame andar, que en el cielo se quiere que el camino salvaje ense簽e a otros.罈 84
Su orgullo entonces fue tan abatido que el tridente dej籀 caer al suelo, y a los otros les dijo: 竄No tocarlo.罈 87
Y el gu穩a a m穩: 竄Oh t繳 que all穩 te encuentras tras las rocas del puente agazapado, puedes venir conmigo ya seguro.罈 90
Por lo que yo avanc矇 hasta 矇l deprisa; y los diablos se echaron adelante, tal que tem穩 que el pacto no guardaran; 93
as穩 yo vi temer a los infantes y矇ndose, tras rendirse, de Caprona, al verse ya entre tantos enemigos. 94 96
Yo me arrim矇 con toda mi persona a mi gu穩a, y los ojos no apartaba de sus caras que no eran nada buenas. 99
Inclinaban los garfios: 竄聶Que le pinche -dec穩anse- quer矇is, en el trasero?罈 Y respond穩an: 竄S穩, p穩nchale fuerte.罈 102
Pero el demonio aquel que hab穩a hablado con mi gu穩a, volvi籀se raudamente, y dijo: 竄Para, para, Arrancapelos.罈 105
Luego nos dijo: 竄 M獺s andar por este escollo no se puede, pues que yace todo despedazado el arco sexto; 106 108
y si quer矇is seguir m獺s adelante pod矇is andar aqu穩, por esta escarpa: hay otro escollo cerca, que es la ruta. 111
Ayer, cinco horas m獺s que en esta hora, mil y doscientos y sesenta y seis a簽os hizo, que aqu穩 se hundi籀 el camino. 112 114
Hacia all獺 mando a alguno de los m穩os para ver si se escapa alguno de esos; id con ellos, que no han de molestaros. 117
癒Adelante Aligacho, Patasfr穩as, -矇l comenz籀 a decir- y t繳, Malchucho; y Barbatiesa gu穩e la decena. 118 120
Vayan detr獺s Salido y Ponzo簽oso, jabal穩 Colmilludo, Ara簽aperros, el Tartaja y el loco del Berrugas. 123
Mirad en torno de la pez hirviente; 矇stos a salvo lleguen al escollo que todo entero va sobre la fosa.罈 126
竄癒Ay maestro, qu矇 es esto que estoy viendo! -dije- vayamos solos sin escolta, si sabes ir, pues no la necesito. 129
Si eres tan avisado como sueles, 聶no ves c籀mo sus dientes les rechinan, y su entrecejo males amenaza?罈 132
Y 矇l me dijo: 竄No quiero que te asustes; d矇jalos que rechinen a su gusto, pues hacen eso por los condenados.罈 135
Dieron la vuelta por la orilla izquierda, mas primero la lengua se mordieron hacia su jefe, a manera de se簽a, y 矇l hizo una trompeta de su culo. 138
CANTO XXII
Caballeros he visto alzar el campo, comenzar el combate, o la revista, y alguna vez huir para salvarse; 3
en vuestra tierra he visto exploradores, 癒Oh aretinos! y he visto las mesnadas, hacer torneos y correr las justas, 5 6
ora con trompas, y ora con campanas, con tambores, y hogueras en castillos, con cosas propias y tambi矇n ajenas; 9
mas nunca con tan rara cornamusa, moverse caballeros ni pendones, ni nave al ver una estrella o la tierra. 12
Camin獺bamos con los diez demonios, 癒fiera compa簽a!, mas en la taberna con borrachos, con santos en la iglesia. 15
Mas a la pez volv穩a la mirada, por ver lo que la bolsa conten穩a y a la gente que adentro estaba ardiendo. 18
Cual los delfines hacen sus se簽ales con el arco del lomo al marinero, que le preparan a que el le簽o salve, 19 21
por aliviar su pena, de este modo ense簽aban la espalda algunos de ellos, escondi矇ndose en menos que hace el rayo. 24
Y como al borde del agua de un charco hay renacuajos con el morro fuera, con el tronco y las ancas escondidas, 27
se encontraban as穩 los pecadores; mas, como se acercaba Barbatiesa, bajo el hervor volvieron a meterse. 30
Yo vi, y el coraz籀n se me acongoja, que uno esperaba, as穩 como sucede que una rana se queda y otra salta; 32 33
Y Ara簽aperros, que a su lado estaba, le agarr籀 por el pelo empegotado
y le sac籀 cual si fuese una nutria. 36
Ya de todos el nombre conoc穩a, pues lo aprend穩 cuando fueron nombrados, y atento estuve cuando se llamaban. 39
竄Ahora, Berrugas, puedes ya clavarle los garfios en la espalda y desollarlo罈 gritaban todos juntos los malditos. 42
Y yo: 竄Maestro, intenta, si es que puedes, saber qui矇n es aquel desventurado, llegado a manos de sus enemigos.罈 45
Y junto a 矇l se aproxim籀 mi gu穩a; pregunt籀 de d籀nde era, y 矇l repuso: 竄Fui nacido en el reino de Navarra. 48
Criado de un se簽or me hizo mi madre, que me hab穩a engendrado de un bellaco, destructor de si mismo y de sus cosas. 51
Despu矇s fui de la corte de Teobaldo: all穩 me puse a hacer baratertas; y en este caldo estoy rindiendo cuentas.罈 52 54
Y Colmilludo a cuya boca asoman, tal jabal穩, un colmillo a cada lado, le hizo sentir c籀mo uno descos穩a. 57
Cay籀 el rat籀n entre malvados gatos; mas le agarr籀 en sus brazos Barbatiesa, y dijo: 竄 Estaros quietos un momento.罈 60
Y volviendo la cara a mi maestro 竄Pregunta -dijo- a繳n, si m獺s deseas de 矇l saber, antes que esos lo destrocen罈. 63
El gu穩a entonces: 竄De los otros reos, di ahora si de alg繳n latino sabes que est矇 bajo la pez.罈 Y 矇l: 竄Hace poco 66
a uno dej矇 que fue de all穩 vecino. 癒Si estuviese con 矇l a繳n recubierto no temer穩a tridentes ni garras!罈 69
Y el Salido: 竄Esperamos ya bastante罈, dijo, y cogi籀le el brazo con el gancho, tal que se llev籀 un trozo desgarrado. 72
Tambi矇n quiso agarrarle Ponzo簽oso piernas abajo; mas el decuri籀n mir籀 a su alrededor con mala cara. 75
Cuando estuvieron algo m獺s calmados, a aquel que a繳n contemplaba sus heridas le pregunt籀 mi gu穩a sin tardanza: 78
竄聶Y qui矇n es 矇se a quien enhoramala dejaste, has dicho, por salir a flote?罈 Y aqu矇l repuso: 竄Fue el fraile Gomita, 81
el de Gallura, vaso de mil fraudes; que apres籀 a los rivales de su amo, consiguiendo que todos lo alabasen. 84
Cogi籀 el dinero, y solt籀les de plano, como dice; y fue en otros menesteres, no chico, mas eximio baratero. 87
Trata con 矇l maese Miguel Zanque de Logodoro; y hablan Cerde簽a sin que sus lenguas nunca se fatiguen. 88 90
癒Ay de m穩! ved que aqu矇l rechina el diente: m獺s te dir穩a pero tengo miedo que a rascarme la ti簽a se aparezcan.罈 93
Y vuelto hacia el Tartaja el gran preboste, cuyos ojos herirle amenazaban, dijo: 竄 Hazte a un lado, p獺jaro malvado.罈 96
竄Si quer矇is conocerles o escucharles -volvi籀 a empezar el preso temeroso-har矇 venir toscanos o lombardos; 99
pero quietos est矇n los Malasgarras para que 矇stos no teman su venganza, y yo, siguiendo en este mismo sitio, 102
por uno que soy yo, har矇 venir siete cuando les silbe, como acostumbramos hacer cuando del fondo sale alguno.罈 105
Malchucho en ese instante alz籀 el hocico, moviendo la cabeza, y dijo: 竄Ved qu矇 malicia pens籀 para escaparse.罈 108
Mas 矇l, que muchos trucos conoc穩a respondi籀: 竄聶Malicioso soy acaso, cuando busco a los m穩os m獺s tristeza?罈 111
No se aguant籀 Aligacho, y, al contrario de los otros, le dijo: 竄Si te tiras, yo no ir矇 tras de ti con buen galope, 114
mas batir矇 sobre la pez las alas; deja la orilla y corre tras la roca; ya veremos si t繳 nos aventajas.罈 117
Oh t繳 que lees, oir獺s un nuevo juego: todos al otro lado se volvieron, y el primero aquel que era m獺s contrario. 120
Aprovech籀 su tiempo el de Navarra; fij籀 la planta en tierra, y en un punto dio un salto y se escap籀 de su preboste. 123
Y por esto, culpables se sintieron, m獺s aquel que fue causa del desastre, que se march籀 gritando: 竄Ya te tengo.罈 126
Mas de poco vali籀, pues que al miedoso no alcanzaron las alas: se hundi籀 矇ste, y aqu矇l alz籀 volando arriba el pecho. 129
No de otro modo el 獺nade de golpe, cuando el halc籀n se acerca, se sumerge, y 矇ste, roto y cansado, se remonta. 132
Airado Patasfr穩as por la broma, volando atr獺s, lo cogi籀, deseando que aqu矇l huyese para armar camorra; 135
y al desaparecer el baratero, volvi籀 las garras a su camarada, tal que con 矇l se enzarz籀 sobre el foso. 138
Fue el otro gavil獺n bien amaestrado, sujet獺ndole bien, y ambos cayeron en la mitad de aquel pantano hirviente. 141
Los separ籀 el calor a toda prisa, pero era muy dif穩cil remontarse, pues ten穩an las alas pegajosas. 144
Barbatiesa, enfadado cual los otros,
a cuatro hizo volar a la otra parte, todos con grafios y muy prestamente. 147
Por un lado y por otro descendieron: echaron garfios a los atrapados, que cocidos estaban en la costra, y asi enredados los abandonamos. 150
CANTO XXIII
Callados, solos y sin compa簽穩a camin獺bamos uno tras del otro, lo mismo que los frailes franciscanos. 3
Vuelto hab穩a a la f獺bula de Esopo mi pensamiento la presente ri簽a, donde 矇l habl籀 del rat籀n y la rana, 4 6
porque igual que 竄enseguida罈 y 竄al instante罈, se parecen las dos si se compara el principio y el fin atentamente. 9
Y, cual de un pensamiento el otro sale, as穩 naci籀 de aquel otro despu矇s, que mi primer espanto redoblaba. 12
Yo as穩 pensaba: 竄Si estos por nosotros quedan burlados con da簽o y con befa, supongo que estar獺n muy resentidos. 15
Si sobre el mal la ira se acrecienta, ellos vendr獺n detr獺s con m獺s crueldad que el can lleva una liebre con los dientes.罈 18
Ya sent穩a erizados los cabellos por el miedo y atr獺s atento estaba cuando dije: 竄Maestro, si escondite 21
no encuentras enseguida, me amedrentan los Malasgarras: vienen tras nosotros: tanto los imagino que los siento.罈 24
Y 矇l: 竄Si yo fuese de azogado vidrio, tu imagen exterior no copiar穩a tan pronto en m穩, cual la de dentro veo; 27
tras mi pensar el tuyo ahora ven穩a, con igual acto y con la misma cara, que un 繳nico consejo hago de entrambos. 30
Si hacia el lado derecho hay una cuesta, para poder bajar a la otra bolsa, huiremos de la caza imaginada.罈 33
Este consejo apenas proferido, los vi venir con las alas extendidas, no muy de lejos, para capturarnos. 36
De s繳bito mi gu穩a me cogi籀 cual la madre que al ruido se despierta y ve cerca de s穩 la llama ardiente, 39
que coge al hijo y huye y no se para, teniendo, m獺s que de ella, de 矇l cuidado, aunque tan s籀lo vista una camisa. 42
Y desde lo alto de la dura margen, de espaldas resbal籀 por la pendiente, que cierra la otra bolsa por un lado. 45
No corre por la ace簽a agua tan rauda, para mover la rueda del molino, cuando m獺s a los palos se aproxima, 48
cual mi maestro por aquel barranco, sosteni矇ndome encima de su pecho, como a su hijo, y no cual compa簽ero. 51
Y llegaron sus pies al lecho apenas del fondo, cuando aqu矇llos a la cima sobre nosotros; pero no tem穩amos, 54
pues la alta providencia que los quiere hacer ministros de la quinta fosa, poder salir de all穩 no les permite. 57
All穩 encontramos a gente pintada que alrededor marchaba a lentos pasos, llorando fatigados y abatidos. 58 60
Ten穩an capas con capuchas bajas hasta los ojos, hechas del tama簽o que se hacen en Clun穩 para los monjes: 63
por fuera son de oro y deslumbrantes, mas por dentro de plomo, y tan pesadas que Federico de paja las puso. 66
癒Oh eternamente fatigoso manto! Nosotros a繳n seguimos por la izquierda a su lado, escuchando el triste lloro; 69
mas cansados aqu矇llos por el peso, ven穩an tan despacio, que con nuevos compa簽eros a cada paso est獺bamos. 72
Por lo que dije al gu穩a: 竄Ve si encuentras a quien de nombre o de hechos se conozca, y los ojos, andando, mueve entorno.罈 75
Uno entonces que oy籀 mi hablar toscano, de detr獺s nos grit籀: 竄 Parad los pasos, los que corr矇is por entre el aire oscuro. 78
Tal vez tendr獺s de m穩 lo que buscabas.罈 Y el gu穩a se volvi籀 y me dijo: 竄Espera, y luego anda conforme con sus pasos.罈 81
Me detuve, y vi a dos que una gran ansia mostraban, en el rostro, de ir conmigo, mas la carga pesaba y el sendero. 84
Cuando estuvieron cerca, torvamente, me remiraron sin decir palabra; luego a s穩 se volvieron y dec穩an: 87
竄se parece vivo en la garganta; y, si est獺n muertos 聶por qu矇 privilegio van descubiertos de la gran estola?罈 90
Dij矇ronme: 竄Oh Toscano, que al colegio de los tristes hip籀critas viniste, dinos qui矇n eres sin tener reparo.罈 93
竄He nacido y crecido -les repuse-en la gran villa sobre el Arno bello, y con el cuerpo estoy que siempre tuve. 95 96
聶Qui矇n sois vosotros, que tanto os destila el dolor, que as穩 veo por el rostro, y cu獺l es vuestra pena que reluce?罈 99
竄Estas doradas capas -uno dijo-son de plomo, tan gruesas, que los pesos hacen as穩 chirriar a sus balanzas. 102
Frailes gozosos fuimos, bolo簽eses; 103
yo Catalano y 矇ste Loderingo llamados, y elegidos en tu tierra, 105
como suele nombrarse a un imparcial por conservar la paz; y fuimos tales que en torno del Gardingo a繳n puede verse.罈 108
Yo comenc矇: 竄Oh hermanos, vuestros males 罈 No dije m獺s, porque vi por el suelo a uno crucificado con tres palos. 111
Al verme, por entero se agitaba, sopl獺ndose en la barba con suspiros; y el fraile Catal獺n que lo advirti籀, 114
me dijo: 竄El condenado que t繳 miras, dijo a los fariseos que era justo ajusticiar a un hombre por el pueblo. 115 117
Desnudo est獺 y clavado en el camino como ves, y que sienta es necesario el peso del que pasa por encima; 120
y en tal modo se encuentra aqu穩 su suegro en este foso, y los de aquel concilio que a los jud穩os fue mala semilla.罈 121 123
Vi que Virgilio entonces se asombraba por quien se hallaba all穩 crucificado, en el eterno exilio tan vilmente. 124 126
Despu矇s dirigi籀 al fraile estas palabras: 竄No os desagrade, si pod矇is, decirnos si existe alguna trocha a la derecha, 129
por la cual ambos dos salir podamos, sin obligar a los 獺ngeles negros, a que nos saquen de este triste foso.罈 132
Repuso entonces: 竄Antes que lo esperes, hay un pe簽asco, que de la gran roca sale, y que cruza los terribles valles, 135
salvo aqu穩 que est獺 roto y no lo salva. Subir podr矇is arriba por la ruina que yace al lado y el fondo recubre.罈 138
El gu穩a inclin籀 un poco la cabeza: dijo despu矇s: 竄 Contaba mal el caso
quien a los pecadores all穩 ensarta.罈 141
Y el fraile: 竄 Ya en Bolonia o穩 contar muchos vicios del diablo, y entre otros que es mentiroso y padre del embuste.罈 144
R獺pidamente el gu穩a se march籀, con el rostro turbado por la ira; y yo me separ矇 de los cargados, detr獺s siguiendo las queridas plantas. 147
CANTO XXIV
En ese tiempo en el que el a簽o es joven y el sol sus crines bajo Acuario templa, y las noches se igualan con los d穩as, 1 3
cuando la escarcha en tierra se asemeja a aquella imagen de su blanca hermana, mas poco dura el temple de su pluma; 6
el campesino falto de forraje, se levanta y contempla la campi簽a toda blanca, y el muslo se golpea, 9
vuelve a casa, y aqu穩 y all獺 se duele, tal mezquino que no sabe qu矇 hacerse; sale de nuevo, y cobra la esperanza, 12
viendo que al monte ya le cambi籀 el rostro en pocas horas, toma su cayado, y a pacer fuera saca las ovejas. 15
De igual manera me asust籀 el maestro cuando vi que su frente se turbaba, mas pronto al mal sigui籀 la medicina; 18
pues, al llegar al derruido puente, el gu穩a se volvi籀 a m穩 con el rostro dulce que vi al principio al pie del monte; 21
abri籀 los brazos, tras de haber tomado una resoluci籀n, mirando antes la ruina bien, y se acerc籀 a empinarme. 24
Y como el que trabaja y que calcula, que parece que todo lo prevea, igual, encaram獺ndome a la cima 27
de un pe簽asco, otra roca examinaba, diciendo: 竄Ag獺rrate luego de aqu矇lla; pero antes ve si puede sostenerte.罈 30
No era un camino para alguien con capa, pues apenas, 矇l leve, yo sujeto, pod穩amos subir de piedra en piedra. 33
Y si no fuese que en aquel recinto m獺s corto era el camino que en los otros, no s矇 de 矇l, pero yo vencido fuera. 36
Mas como hacia la boca Malasbolsas del pozo m獺s profundo toda pende, la situaci籀n de cada valle hace 39
que se eleve un costado y otro baje; y as穩 llegamos a la punta extrema, donde la 繳ltima piedra se destaca. 42
Tan orde簽ado del pulm籀n estaba mi aliento en la subida, que sin fuerzas busqu矇 un asiento en cuanto que llegamos. 45
竄Ahora es preciso que te despereces -dijo el maestro-, pues que andando en plumas no se consigue fama, ni entre colchas; 48
el que la vida sin ella malgasta tal vestigio en la tierra de s穩 deja, cual humo en aire o en agua la espuma. 51
As穩 que arriba: vence la pereza con 獺nimo que vence cualquier lucha, si con el cuerpo grave no lo impide. 54
Hay que subir una escala a繳n m獺s larga; haber huido de 矇stos no es bastante: si me entiendes, procura que te sirva.罈 55 57
Alc矇 entonces, mostr獺ndome provisto de un 獺nimo mayor del que ten穩a, 竄 Vamos -dije-. Estoy fuerte y animoso.罈 60
Por el derrumbe empezamos a andar, que era escarpado y rocoso y estrecho, y mucho m獺s pendiente que el de antes. 63
Hablando andaba para hacerme el fuerte;
cuando una voz sali籀 del otro foso, que incomprensibles voces profer穩a. 66
No le entend穩, por m獺s que sobre el lomo ya estuviese del arco que cruzaba: mas el que hablaba parec穩a airado. 69
Miraba al fondo, mas mis ojos vivos, por lo oscuro, hasta el fondo no llegaban, por lo que yo: 竄Maestro alcanza el otro 72
recinto, y descendamos por el muro; pues, como escucho a alguno que no entiendo, miro as穩 al fondo y nada reconozco. 75
竄Otra respuesta -dijo- no he de darte m獺s que hacerlo; pues que demanda justa se ha de cumplir con obras, y callando.罈 78
Desde lo alto del puente descendimos donde se cruza con la octava orilla, luego me fue la bolsa manifiesta; 81
y yo vi dentro terrible maleza de serpientes, de especies tan distintas, que la sangre a繳n me hiela el recordarlo. 84
M獺s no se ufane Libia con su arena; que si quelidras, y獺culos y faras produce, y cancros con anfisibena s, 85 87
ni tantas pestilencias, ni tan malas, mostr籀 jam獺s con la Etiop穩a entera, ni con aquel que est獺 sobre el mar Rojo. 90
Entre el mont籀n trist穩simo corr穩an gentes desnudas y aterrorizadas, sin refugio esperar o heliotrop穩a: 93
esposados con sierpes a la espalda; les hincaban la cola y la cabeza en los ri簽ones, encima montadas. 96
De pronto a uno que se hallaba cerca, se lanz籀 una serpiente y le mordi籀 donde el cuello se anuda con los hombros. 99
Ni la O tan pronto, ni la I, se escribe, cual se encendi籀 y ardi籀, y todo en cenizas
se convirti籀 cayendo todo entero; 102
y luego estando as穩 deshecho en tierra amonton籀se el polvo por si solo, y en aquel mismo se torn籀 de s繳bito. 105
As穩 los grandes sabios aseguran que muere el F矇nix y despu矇s renace, cuando a los cinco siglos ya se acerca: 107 108
no pace en vida cebada ni hierba, s籀lo de incienso l獺grimas y amomo, y nardo y mirra son su 繳ltimo nido. 111
Y como aquel que cae sin saber c籀mo, porque fuerza diab籀lica lo tira, o de otra opilaci籀n que liga el 獺nimo, 114
que levantado mira alrededor, muy conturbado por la gran angustia que le ha ocurrido, y suspira al mirar: 117
igual el pecador al levantarse. 癒Oh divina potencia, cu獺n severa, que tales golpes das en tu venganza! 120
El gu穩a pregunt籀 luego qui矇n era: y 矇l respondi籀: 竄Llov穩 de la Toscana, no ha mucho tiempo, en este fiero abismo. 123
Vida de bestia me placi籀, no de hombre, como al mulo que fui: soy Vanni Fucci bestia, y Pistoya me fue buena cuadra.罈 125 126
Y yo a mi gu穩a: 竄Dile que no huya, y pregunta qu矇 culpa aqu穩 le arroja; que hombre le vi de maldad y de sangre.罈 129
Y el pecador, que oy籀, no se escond穩a, mas volvi籀 contra m穩 el 獺nimo y rostro, y de triste verg羹enza enrojeci籀; 132
y dijo: 竄M獺s me duele que me halles en la miseria en la que me est獺s viendo, que cuando fui arrancado en la otra vida. 135
Yo no puedo ocultar lo que preguntas: aqu穩 estoy porque fui en la sacrist穩a ladr籀n de los hermosos ornamentos, 138
y acusaron a otro hombre falsamente; mas porque no disfrutes al mirarme, si del lugar oscuro tal vez sales, 141
abre el o穩do y este anuncio escucha: Pistoya de los negros enflaquece: luego en Florencia cambian gente y modos. 143 144
De Val de Magra Marte manda un rayo rodeado de turbios nubarrones; y en agria tempestad impetuosa, 147
sobre el campo Piceno habr獺 un combate; y de repente rasgar獺 la niebla, de modo que herir獺 a todos los blancos. 癒Esto te digo para hacerte da簽o!罈 148 150
CANTO XXV
El ladr籀n al final de sus palabras, alz籀 las manos con un par de higas, gritando: 竄Toma, Dios, te las dedico.罈 2 3
Desde entonces me agradan las serpientes, pues una le envolvi籀 entonces el cuello, cual si dijese: 竄No quiero que sigas罈; 6
y otra a los brazos, y le sujet籀 ci簽矇ndose a s穩 misma por delante. que no pudo con ella ni moverse. 9
癒Ah Pistoya, Pistoya, por qu矇 niegas incinerarte, as穩 que m獺s no dures, pues superas en mal a tus mayores! 10 12
En todas las regiones del infierno no vi a Dios tan soberbio alg繳n esp穩ritu, ni el que cay籀 de la muralla en Tebas. 15
Aquel huy籀 sin decir m獺s palabra; y vi venir a un centauro rabioso, llamando: 竄聶D籀nde, d籀nde est獺 el soberbio?罈 18
No creo que Maremma tantas tenga, cuantas bichas ten穩a por la grupa, hasta donde comienzan nuestras formas. 21
Encima de los hombros, tras la nuca,
con las alas abiertas, un drag籀n ten穩a; y 矇ste quema cuanto toca. 24
Mi maestro me dijo: 竄 Aquel es Caco, que, bajo el muro del monte Aventino, hizo un lago de sangre muchas veces. 25 27
No va con sus hermanos por la senda, por el hurto que fraudulento hizo del reba簽o que fue de su vecino; 30
hasta acabar sus obras tan inicuas bajo la herculea maza, que tal vez ciento le dio, mas no sinti籀 el deceno.罈 33
Mientras que as穩 me hablaba, se march籀, y a nuestros pies llegaron tres esp穩ritus, sin que ni yo ni el gu穩a lo advirti矇semos, 35 36
hasta que nos gritaron: 竄聶Qui矇nes sois?罈: por lo cual dimos fin a nuestra charla, y entonces nos volvimos hacia ellos. 39
Yo no les conoc穩, pero ocurri籀, como suele ocurrir en ocasiones, que tuvo el uno que llamar al otro, 42
diciendo: 竄Cianfa, 聶d籀nde te has metido?罈 Y yo, para que el gu穩a se fijase, del ment籀n puse el dedo a la nariz. 45
Si ahora fueras, lector, lento en creerte lo que dir矇, no ser獺 nada raro, pues yo lo vi, y apenas me lo creo. 48
A ellos ten穩a alzada la mirada, y una serpiente con seis pies a uno, se le tira, y entera se le enrosca. 51
Los pies de en medio cogi矇ronle el vientre, los de delante prendieron sus brazos, y despu矇s le mordi籀 las dos mejillas. 54
Los delanteros lanz籀le a los muslos y le meti籀 la cola entre los dos, y la trab籀 detr獺s de los ri簽ones. 57
Hiedra tan arraigada no fue nunca a un 獺rbol, como aquella horrible fiera
por otros miembros enrosc籀 los suyos. 60
Se juntan luego, tal si cera ardiente fueran, y mezclan as穩 sus colores, no parec穩an ya lo que antes eran, 63
como se extiende a causa del ardor, por el papel, ese color oscuro, que a繳n no es negro y ya deja de ser blanco. 66
Los otros dos miraban, cada cual gritando: 竄癒Agnel, ay, c籀mo est獺s cambiando! 癒mira que ya no sois ni dos ni uno! 69
Las dos cabezas eran ya una sola, y mezcladas se vieron dos figuras en una cara, donde se perd穩an. 72
Cuatro miembros hici矇ronse dos brazos; los muslos con las piernas, vientre y tronco en miembros nunca vistos se tornaron. 75
Ya no existian las antiguas formas: dos y ninguna la perversa imagen parec穩a; y se fue con paso lento. 78
Como el lagarto bajo el gran azote de la can穩cula, al cambiar de seto, parece un rayo si cruza el camino; 81
tal parec穩a, yendo a las barrigas de los restantes, una sierpe airada, tal grano de pimienta negra y livida; 84
y en aquel sitio que primero toma nuestro alimento, a uno le golpea; luego al suelo cay籀 a sus pies tendida. 87
El herido mir籀, mas nada dijo; antes, con los pies quietos, bostezaba, como si fiebre o sue簽o le asaltase. 90
l a la sierpe, y ella a 矇l miraba; 矇l por la llaga, la otra por la boca humeaban, el humo confundiendo. 93
Calle Lucano ahora donde habla del m穩sero Sabello y de Nasidio, y espere a o穩r aquello que describo. 95 96
Calle Ovidio de Cadmo y de Aretusa; que si aqu矇l en serpiente, en fuente a 矇sta convirti籀, poetizando, no le envidio; 97 99
que frente a frente dos naturalezas no trasmut籀, de modo que ambas formas a cambiar dispusieran sus materias. 102
Se respondieron juntos de tal modo, que en dos parti籀 su cola la serpiente, y el herido juntaba las dos hormas. 105
Las piernas con los muslos a s穩 mismos tal se unieron, que a poco la juntura de ninguna manera se ve穩a. 108
Tom籀 la cola hendida la figura que perd穩a aquel otro, y su pellejo se hac穩a blando y el de aqu矇lla, duro. 111
Vi los brazos entrar por las axilas, y los pies de la fiera, que eran cortos, tanto alargar como acortarse aqu矇llos. 114
Luego los pies de atr獺s, torcidos juntos, el miembro hicieron que se oculta el hombre, y el misero del suyo hizo dos patas. 115 117
Mientras el humo al uno y otro empa簽a de color nuevo, y pelo hace crecer por una parte y por la otra depila, 120
cay籀 el uno y el otro levant籀se, sin desviarse la mirada imp穩a, bajo la cual cambiaban sus hocicos. 123
El que era en pie lo trajo hacia las sienes, y de mucha materia que all穩 hab穩a, sali籀 la oreja del carrillo liso; 126
lo que no fue detr獺s y se retuvo de aquel sobrante, a la nariz dio forma, y engros籀 los dos labios, cual conviene. 129
El que yac穩a, el morro adelantaba, y escondi籀 en la cabeza las orejas, como del caracol hacen los cuernos. 132
Y la lengua, que estaba unida y presta para hablar antes, se parti籀; y la otra partida, se cerr籀; y ces籀 ya el humo. 135
El alma que era en fiera convertida, se ech籀 a correr silbando por el valle, y la otra, en pos de ella, hablando escupe. 138
Luego volvi籀le las espaldas nuevas, y dijo al otro: 竄Quiero que ande Buso como hice yo, reptando, su camino.罈 141
As穩 yo vi la s矇ptima zah繳rda mutar y trasmutar; y aqu穩 me excuse la novedad, si oscura fue la pluma. 144
Y sucedi籀 que, aunque mi vista fuese algo confusa, y encogido el 獺nimo, no pudieron huir, tan a escondidas 147
que no les viese bien, Puccio Sciancato -de los tres compa簽eros era el 繳nico que no cambi籀 de aquellos que vinieron-era el otro a quien t繳, Gaville, lloras, 150
CANTO XXVI
癒Goza, Florencia, ya que eres tan grande, que por mar y por tierra bate alas, y en el infierno se expande tu nombre! 3
Cinco nobles hall矇 entre los ladrones de tus vecinos, de donde me vino verg羹enza, y para ti no mucha honra. 6
Mas si el so簽ar al alba es verdadero, conocer獺s, de aqu穩 a no mucho tiempo, lo que Prato, no ya otras, te aborrece. 7 9
No fuera prematuro, si ya fuese: 癒Ojal獺 fuera ya, lo que ser debe! que m獺s me pesar獺, cuanto envejezco. 12
Nos marchamos de all穩, y por los pelda簽os que en la bajada nos sirvieron antes, subi籀 mi gu穩a y tiraba de m穩. 15
Y siguiendo el camino solitario, por los picos y rocas del escollo,
sin las manos, el pie no se val穩a. 18
Entonces me doli籀, y me duele ahora, cuando, el recuerdo a lo que vi dirijo, y el ingenio refreno m獺s que nunca, 21
porque sin gu穩a de virtud no corra; tal que, si buena estrella, o mejor cosa, me ha dado el bien, yo mismo no lo enturbie. 24
Cuantas el campesino que descansa en la colina, cuando aquel que alumbra el mundo, oculto menos tiene el rostro, 27
cuando a las moscas siguen los mosquitos, luci矇rnagas contempla all獺 en el valle, en el lugar tal vez que ara y vendimia; 30
toda resplandec穩a en llamaradas la bolsa octava, tal como advirtiera desde el sitio en que el fondo se ve穩a. 33
Y como aquel que se veng籀 con osos, vio de El穩as el carro al remontarse, y erguidos los caballos a los cielos, 34 36
que con los ojos seguir no podia, ni alguna cosa ver salvo la llama, como una nubecilla que subiese; 39
tal se mueven aqu矇llas por la boca del foso, mas ninguna ense簽a el hurto, y encierra un pecador cada centella. 42
Yo estaba tan absorto sobre el puente, que si una roca no hubiese agarrado, sin empujarme hubi矇rame ca穩do. 45
Y vi矇ndome mi gu穩a tan atento dijo: 竄 Dentro del fuego est獺n las almas, todas se ocultan en donde se queman.罈 48
竄Maestro -le repuse-, al escucharte estoy m獺s cierto, pero ya he notado que as穩 fuese, y dec穩rtelo quer穩a: 51
聶qui矇n viene en aquel fuego dividido, que parece surgido de la pira donde Eteocles fue puesto con su hermano?罈 54
Me respondi籀: 竄All穩 dentro se tortura a Ulises y a Diomedes, y as穩 juntos en la venganza van como en la ira; 56 57
y dentro de su llama se lamenta del caballo el ardid, que abri籀 la puerta que fue gentil semilla a los romanos. 60
Se llora la traici籀n por la que, muerta, a繳n Daidamia se duele por Aquiles, y por el Paladi籀n se halla el castigo.罈 63
竄Si pueden dentro de aquellas antorchas hablar -le dije- p穩dote, maestro, y te suplico, y valga mil mi s繳plica, 66
que no me impidas que aguardar yo pueda a que la llama cornuda aqu穩 llegue; mira c籀mo a ellos lleva mi deseo.罈 69
Y 矇l me repuso: 竄Es digno lo que pides de mucha loa, y yo te lo concedo; pero procura reprimir tu lengua. 72
D矇jame hablar a m穩, pues que comprendo lo que quieres; ya que ser獺n esquivos por ser griegos, tal vez, a tus palabras.罈 75
Cuando la llama hubo llegado a donde lugar y tiempo pareci籀 a mi gu穩a, yo le escuch矇 decir de esta manera: 78
竄癒Oh vosotros que sois dos en un fuego, si os merec穩, mientras que estaba vivo, si os merec穩, bien fuera poco o mucho, 81
cuando altos versos escrib穩 en el mundo, no os alej矇is; mas que alguno me diga d籀nde, por 矇l perdido, hall籀 la muerte.罈 84
El mayor cuerno de la antigua llama empez籀 a retorcerse murmurando, tal como aquella que el viento fatiga; 87
luego la punta aqu穩 y ac獺 moviendo, cual si fuese una lengua la que hablara, fuera sac籀 la voz, y dijo: 竄Cuando 90
me separ矇 de Circe, que sustraj籀me m獺s de un a簽o all穩 junto a Gaeta, antes de que as穩 Eneas la llamase, 93
ni la filial dulzura, ni el cari簽o del viejo padre, ni el amor debido, que debiera alegrar a Pen矇lope, 96
vencer pudieron el ardor interno que tuve yo de conocer el mundo, y el vicio y la virtud de los humanos; 99
mas me arroj矇 al profundo mar abierto, con un le簽o tan s籀lo, y la peque簽a tripulaci籀n que nunca me dejaba. 100 102
Un litoral y el otro vi hasta Espa簽a, y Marruecos, y la isla de los sardos, y las otras que aquel mar ba簽a en torno. 105
Viejos y tardos ya nos encontr獺bamos, al arribar a aquella boca estrecha donde H矇rcules plantara sus columnas, 108
para que el hombre m獺s all獺 no fuera: a mano diestra ya dej矇 Sevilla, y la otra mano se quedaba Ceuta.罈 111
竄Oh hermanos -dije-, que tras de cien mil peligros a occidente hab矇is llegado, ahora que ya es tan breve la vigilia 114
de los pocos sentidos que a繳n nos quedan, negaros no quer獺is a la experiencia, siguiendo al sol, del mundo inhabitado. 117
Considerar cu獺l es vuestra progenie: hechos no est獺is a vivir como brutos, mas para conseguir virtud y ciencia.罈 120
A mis hombres les hice tan ansiosos del camino con esta breve arenga, que no hubiera podido detenerlos; 123
y vuelta nuestra proa a la ma簽ana, alas locas hicimos de los remos, inclin獺ndose siempre hacia la izquierda. 124 126
Del otro polo todas las estrellas vio ya la noche, y el nuestro tan bajo que del suelo marino no surg穩a. 129
Cinco veces ardiendo y apagada era la luz debajo de la luna, desde que al alto paso penetramos, 132
cuando vimos una monta簽a, oscura por la distancia, y pareci籀 tan alta cual nunca hubiera visto monte alguno. 135
Nos alegramos, mas se volvi籀 llanto: pues de la nueva tierra un torbellino naci籀, y le golpe籀 la proa al le簽o. 138
Le hizo girar tres veces en las aguas; a la cuarta la popa alz籀 a lo alto, baj籀 la proa -como Aqu矇l lo quiso-hasta que el mar cerr籀 sobre nosotros. 141
CANTO XXVII
Quieta estaba la llama ya y derecha para no decir m獺s, y se alejaba con la licencia del dulce poeta, 3
cuando otra, que detr獺s de ella ven穩a, hizo volver los ojos a su punta, porque sal穩a de ella un son confuso. 6
Como mug穩a el toro siciliano que primero mugi籀, y eso fue justo, con el llanto de aquel que con su lima 7 9
lo templ籀, con la voz del afligido, que, aunque estuviese forjado de bronce, de dolor parec穩a traspasado; 12
as穩, por no existir hueco ni v穩a para salir del fuego, en su lenguaje las palabras amargas se tornaban. 15
Mas luego al encontrar ya su camino por el extremo, con el movimiento que la lengua le diera con su paso, 18
escuchamos: 竄Oh t繳, a quien yo dirijo la voz y que has hablado cual lombardo,
diciendo: ete ya; m獺s no te incito 21
aunque he llegado acaso un poco tarde, no te pese el quedarte a hablar conmigo: 癒Mira que no me pesa a m穩, que ardo! 24
Si t繳 tambi矇n en este mundo ciego has o穩do de aquella dulce tierra latina, en que yo fui culpable, dime 27
si tiene la Roma簽a paz o guerra; pues yo naci en los montes entre Urbino y el yugo del que el Tiber se desata.罈 30
Inclinado y atento a繳n me encontraba, cuando al costado me toc籀 mi gu穩a, dici矇ndome: 竄Habla t繳, que 矇ste es latino.罈 33
Yo, que ten穩a la respuesta pronta, comenc矇 a hablarle sin demora alguna: 竄Oh alma que te escondes all獺 abajo, 36
tu Roma簽a no est獺, no estuvo nunca, sin guerra en el af獺n de sus tiranos; mas palpable ninguna dej矇 ahora. 39
R獺vena est獺 como est獺 ha muchos a簽os: le los Polenta el 獺guila all穩 anida, al que a Cervia recubre con sus alas. 40 42
La tierra que sufri籀 la larga prueba hizo de francos un mont籀n sangriento, bajo las garras verdes permanece. 43 45
El mast穩n viejo y joven de Verruchio, que mala guardia dieron a Monta簽a, clavan, donde sol穩an, sus colmillos. 46 48
Las villas del Santerno y del Camone manda el leoncito que campea en blanco, que de verano a invierno el bando muda; 49 51
y aquella cuyo flanco el Savio ba簽a, como entre llano y monte se sit繳a, vive entre estado libre y tiran穩a. 52 54
Ahora qui矇n eres, pido que me cuentes: no seas m獺s duro que lo fueron otros; tu nombre as穩 en el mundo tenga fama.罈 57
Despu矇s que el fuego crepit籀 un momento a su modo, movi籀 la aguda punta de aqu穩, de all穩, y despu矇s lanz籀 este soplo: 60
竄Si creyera que diese mi respuesta a persona que al mundo regresara, dejar穩a esta llama de agitarse; 63
pero, como jam獺s desde este fondo nadie vivo volvi籀, si bien escucho, sin temer a la infamia, te contest籀: 66
Guerrero fui, y despu矇s fui cordelero, creyendo, as穩 ce簽ido, hacer enmienda, y hubiera mi deseo realizado, 69
si a las primeras culpas, el gran Preste, que mal haya, tornado no me hubiese; y el c籀mo y el porqu矇, quiero que escuches: 72
Mientras que forma fui de carne y huesos que mi madre me dio, fueron mis obras no leoninas sino de vulpeja; 75
las acechanzas, las ocultas sendas todas las supe, y tal llev矇 su arte, que iba su fama hasta el conf穩n del mundo. 78
Cuando vi que llegaba a aquella parte de mi vida, en la que cualquiera debe arriar las velas y lanzar amarras, 81
lo que antes me placi籀, me pes籀 entonces, y arrepentido me volv穩 y confeso, 癒ah miserable!, y me hubiera salvado. 84
El pr穩ncipe de nuevos fariseos, haciendo guerra cerca de Letr獺n, y no con sarracenos ni jud穩os, 85 87
que su enemigo todo era cristiano, y en la toma de Acre nadie estuvo ni comerciando en tierras del Sult獺n; 88 90
ni el sumo oficio ni las sacras 籀rdenes en s穩 guard籀, ni en m穩 el cord籀n aquel que suele hacer delgado a quien lo ci簽e. 93
Pero, como a Silvestre Constantino, all穩 en Sirati a curarle de lepra, as穩 como doctor me llam籀 矇ste 94 96
para curarle la soberbia fiebre: pidi籀me mi consejo, y yo callaba, pues sus palabras ebrias parec穩an. 99
Luego volvi籀 a decir: 竄Tu alma no tema; de antemano te absuelvo; ens矇簽ame la forma de abatir a Penestrino. 102
El cielo puedo abrir y cerrar puedo, porque son dos las llaves, como sabes, que mi predecesor no tuvo aprecio.罈 105
Los graves argumentos me punzaron y, pues callar peor me parecia, le dije: adre, ya que t繳 me lavas 108
de aquel pecado en el que caigo ahora, larga promesa de cumplir escaso har獺 que triunfes en el alto solio. 110 111
Luego cuando mor穩, vino Francisco, mas uno de los negros querubines le dijo: o lo lleves: no me enfades. 112 114
Ha de venirse con mis condenados, puesto que dio un consejo fraudulento, y le agarro del pelo desde entonces; 117
que a quien no se arrepiente no se absuelve, ni se puede querer y arrepentirse, pues la contradicci籀n no lo consiente. 120
癒Oh miserable, c籀mo me aterraba al agarrarme dici矇ndome: 澤caso no pensabas que l籀gico yo fuese? 123
A Minos me condujo, y ocho veces al duro lomo se ci簽籀 la cola, y despu矇s de morderse enfurecido, 126
dijo: ste es reo de rabiosa llama por lo cual donde ves estoy perdido y, as穩 vestido, andando me lamento.罈 129
Cuando hubo terminado su relato,
se retir籀 la llama dolorida, torciendo y debatiendo el cuerno agudo. 132
A otro lado pasamos, yo y mi gu穩a, por cima del escollo al otro arco que cubre el foso, donde se castiga a los que, discordiando, adquieren pena. 135
CANTO XXVIII
Aun si en prosa lo hiciese, 聶qui矇n podr穩a de tanta sangre y plagas como vi hablar, aunque contase mochas veces? 3
En verdad toda lengua fuera escasa porque nuestro lenguaje y nuestra mente no tienen juicio para abarcar tanto. 6
Aunque reuniesen a todo aquel gent穩o que all穩 sobre la tierra infortunada de Apulia, foe de su sangre doliente 7 9
por los troyanos y la larga guerra que tan grande despojo hizo de anillos, cual Livio escribe, y nunca se equivoca; 12
y quien sufri籀 los da簽os de los golpes por oponerse a Roberto Guiscardo; y la otra cuyos huesos a繳n se encuentran 15
en Caperano, donde fue traidor todo el pull矇s; y la de Tegliacozzo, que venci籀 desarmado el viejo Alardo, 16 18
y cu獺l cortado y cu獺l roto su miembro mostrase, vanamente imitar穩a de la novena bolsa el modo inmundo. 21
Una cuba, que duela o fondo pierde, como a uno yo vi, no se vac穩a, de la barbilla abierto al bajo vientre; 24
por las piernas las tripas le colgaban, vela la asadura, el triste saco que hace mierda de todo lo que engulle. 27
Mientras que en verlo todo me ocupaba, me mir籀 y con la mano se abri籀 el pecho diciendo: 竄癒Mira c籀mo me desgarro! 30
imira qu矇 tan maltrecho est獺 Mahoma! Delante de m穩 Al穩 llorando marcha, rota la cara del cuello al copete. 31 32 33
Todos los otros que t繳 ves aqu穩, sembradores de esc獺ndalo y de cisma vivos fueron, y as穩 son desgarrados. 36
Hay detr獺s un demonio que nos abre, tan crudamente, al tajo de la espada, cada cual de esta fila sometiendo, 39
cuando la vuelta damos al camino; porque nuestras heridas se nos cierran antes que otros delante de 矇l se pongan. 42
Mas 聶qui矇n eres, que husmeas en la roca, tal vez por retrasar ir a la pena, con que son castigadas tus acciones?罈 45
竄Ni le alcanza a繳n la muerte, ni el castigo -respondi籀 mi maestro- le atormenta; mas, por darle conocimiento pleno, 48
yo, que estoy muerto, debo conducirlo por el infierno abajo vuelta a vuelta: y esto es tan cierto como que te hablo.罈 51
Mas de cien hubo que, cuando lo oyeron, en el foso a mirarme se pararon llenos de asombro, olvidando el martirio. 54
竄 Pues bien, di a Fray Dolc穩n que se abastezca, t繳 que tal vez ver獺s el sol en breve, si es que no quiere aqu穩 seguirme pronto, 56 57
tanto, que, rodeado por la nieve, no deje la victoria al de Novara, que no ser穩a f獺cil de otro modo.罈 59 60
Despu矇s de alzar un pie para girarse, estas palabras d穩jome Mahoma; luego al marcharse lo fij籀 en la tierra. 63
Otro, con la garganta perforada, cortada la nariz hasta las cejas, que una oreja ten穩a solamente, 66
con los otros qued籀, maravillado, y antes que los dem獺s, abri籀 el gaznate, que era por fuera rojo por completo; 69
y dijo: 竄Oh t繳 a quien culpa no condena y a quien yo he visto en la tierra latina, si mucha semejanza no me enga簽a, 72
acu矇rdate de Pier de Medicina, si es que vuelves a ver el dulce llano, que de Vercelli a Marcab籀 desciende. 73 75
Y haz saber a los dos grandes de Fano, a maese Guido y a maese Angiolello, que, si no es vana aqu穩 la profec穩a, 76 78
arrojados ser獺n de su bajel, y agarrotados cerca de Cattolica, por traici籀n de tirano fementido. 81
Entre la isla de Chipre y de Mallorca no vio nunca Neptuno tal enga簽o, no de piratas, no de gente arg籀lica. 84
Aquel traidor que ve con s籀lo uno, y manda en el pa穩s que uno a mi lado quisiera estar ayuno de haber visto, 87
ha de hacerles venir a una entrevista; luego har獺 tal, que al viento de Focara no necesitar獺n preces ni votos.罈 90
Y yo le dije: 竄Mu矇strame y declara, si quieres que yo lleve tus noticias, qui矇n es el de visita tan amarga.罈 93
Puso entonces la mano en la mejilla de un compa簽ero, y abri籀le la boca, gritando: 竄Es 矇ste, pero ya no habla; 96
矇ste, exiliado, sembraba la duda, diciendo a C矇sar que el que est獺 ya listo siempre con da簽o el esperar soporta.罈 97 99
癒Oh cu獺n acobardado parec穩a, con la lengua cortada en la garganta, Curi籀n que en el hablar fue tan osado! 102
Y uno, con una y otra mano mochas,
que alzaba al aire oscuro los mu簽ones, tal que la sangre le ensuciaba el rostro, 105
grit籀: 竄Te acordar獺s tambi矇n del Mosca, que dijo: o empezado fin requiere que fue mala simiente a los toscanos.罈 106 108
Y yo le dije: 竄Y muerte de tu raza.罈 Y 矇l, dolor a dolor acumulado, se fue como persona triste y loca. 109 111
Mas yo qued矇 para mirar el grupo, y vi una cosa que me diera miedo, sin m獺s pruebas, contarla solamente, 114
si no me asegurase la conciencia, esa amiga que al hombre fortifica en la confianza de sentirse pura. 117
Yo vi de cierto, y parece que a繳n vea, un busto sin cabeza andar lo mismo que iban los otros del reba簽o triste; 120
la testa trunca agarraba del pelo, cual un farol llev獺ndola en la mano; y nos miraba, y 竄癒Ay de m穩!罈 dec穩a. 123
De s穩 se hac穩a a s穩 mismo lucerna, y hab穩a dos en uno y uno en dos: c籀mo es posible sabe Quien tal manda. 126
Cuando llegado hubo al pie del puente, alz籀 el brazo con toda la cabeza, para decir de cerca sus palabras, 129
que fueron: 竄Mira mi pena tan cruda t繳 que, inspirando vas viendo a los muertos; mira si alguna hay grande como es 矇sta. 132
Y para que de m穩 noticia lleves sabr獺s que soy Bertrand de Born, aquel que diera al joven rey malos consejos. 134 135
Yo hice al padre y al hijo enemistarse: Aquitael no hizo m獺s de Absal籀n y de David con perversas punzadas: 137 138
Y como gente unida as穩 he partido, partido llevo mi cerebro, 癒ay triste!,
de su principio que est獺 en este tronco. Y en m穩 se cumple la contrapartida.罈 141
CANTO XXIX
La mucha gente y las diversas plagas, tanto habian mis ojos embriagado, que quedarse llorando deseaban; 3
mas Virgilio me dijo: 竄聶En qu矇 te fijas? 聶Por qu矇 tu vista se detiene ahora tras de las tristes sombras mutiladas? 6
T繳 no lo hiciste as穩 en las otras bolsas; piensa, si enumerarlas crees posible, que millas veintid籀s el valle abarca. 9
Y bajo nuestros pies ya est獺 la luna: Del tiempo concedido queda poco, y a繳n nos falta por ver lo que no has visto.罈 12
竄Si t繳 hubieras sabido -le repuse-la raz籀n por la cual miraba, acaso me hubieses permitido detenerme.罈 15
Ya se marchaba, y yo detr獺s de 矇l, mi gu穩a, respondiendo a su pregunta y a簽adi矇ndole: 竄Dentro de la cueva, 18
donde los ojos tan atento puse, creo que un alma de mi sangre llora la culpa que tan caro all穩 se paga.罈 21
Dijo el maestro entonces: 竄No entretengas de aqu穩 adelante en ello el pensamiento: piensa otra cosa, y 矇l all獺 se quede; 24
que yo le he visto al pie del puentecillo se簽alarte, con dedo amenazante, y llamarlo escuch矇 Geri del Bello. 27
Tan distra穩do t繳 estabas entonces con el que tuvo Altaforte a su mando, que se fue porque t繳 no le atend穩as.罈 29 30
竄Oh gu穩a m穩o, la violenta muerte que a繳n no le ha vengado -yo repuse-ninguno que comparta su verg羹enza, 33
h獺cele desde簽oso; y sin hablarme se ha marchado, del modo que imagino; con 矇l por esto he sido m獺s piadoso.罈 36
Conversamos as穩 hasta el primer sitio que desde el risco el otro valle muestra, si hubiese all穩 m獺s luz, todo hasta el fondo. 39
Cuando estuvimos ya en el postrer claustro de Malasbolsas, y que sus profesos a nuestra vista aparecer pod穩an, 42
lamentos saete獺ronme diversos, que herrados de piedad dardos ten穩an; y me tap矇 por ello los o穩dos. 45
Como el dolor, si con los hospitales de Valdiquiana entre junio y septiembre, los males de Maremma y de Cerde簽a, 48
en una fosa juntos estuvieran, tal era aqu穩; y tal hedor desprend穩a, como suele venir de miembros muertos. 51
Descendimos por la 繳ltima ribera del largo escollo, a la siniestra mano; y entonces pude ver m獺s claramente 54
all穩 hacia el fondo, donde la ministra del alto Sir, infafble justicia, castiga al falseador que aqu穩 condena. 57
Yo no creo que ver mayor tristeza en Egina pudiera el pueblo enfermo, cuando se llen籀 el aire de ponzo簽a, 59 60
pues, hasta el gusanillo, perecieron los animales; y la antigua gente, seg繳n que los poeta aseguran, 63
se engendr籀 de la estirpe de la hormiga; como era viendo por el valle oscuro languidecer las almas a montones. 66
Cu獺l sobre el vientre y cu獺l sobre la espalda, yac穩a uno del otro, y como a gatas, por el triste sendero caminaban. 69
Muy lentamente, sin hablar, march獺bamos,
mirando y escuchando a los enfermos, que levantar sus cuerpos no pod穩an. 72
Vi sentados a dos que se apoyaban, como al cocer se apoyan teja y teja, de la cabeza al pie llenos de p繳stulas. 73 75
Y nunca vi moviendo la almohaza a muchacho esperado por su amo, ni a aquel que con desgana est獺 a繳n en vela, 78
como 矇stos se mord穩an con las u簽as a ellos mismos a causa de la sa簽a del gran picor, que no tiene remedio; 81
y arrancaban la sarna con las u簽as, como escamas de meros el cuchillo, o de otro pez que las tenga m獺s grandes. 84
竄Oh t繳 que con los dedos te desuellas -se dirigi籀 mi gu穩a a uno de aqu矇llos-y que a veces tenazas de ellos haces, 87
dime si alg繳n latino hay entre 矇stos que est獺n aqu穩, as穩 te duren las u簽as eternamente para esta tarea.罈 90
竄Latinos somos quienes tan gastados aqu穩 nos ves -llorando uno repuso-; 聶y qui矇n t繳, que preguntas por nosotros?罈 93
Y el gu穩a dijo: 竄Soy uno que baja con este vivo aqu穩, de grada en grada, y ense簽arle el infierno yo pretendo.罈 96
Entonces se rompi籀 el com繳n apoyo; y temblando los dos a m穩 vinieron con otros que lo oyeron de pasada. 99
El buen maestro a m穩 se volvi籀 entonces, diciendo: 竄Diles todo lo que quieras罈; y yo empec矇, pues que 矇l as穩 quer穩a: 102
竄As穩 vuestra memoria no se borre de las humanas mentes en el mundo, mas que perviva bajo muchos soles, 105
decidme qui矇nes sois y de qu矇 gente: vuestra asquerosa y fastidiosa pena
el confesarlo espanto no os produzca.罈 108
竄Yo fui de Arezzo, y Albero el de Siena -repuso uno- p繳some en el fuego, pero no me condena aquella muerte. 109 111
Verdad es que le dije bromeando: o sabr矇 alzarme en vuelo por el airey aqu矇l, que era curioso a insensato, 114
quiso que le ense簽ase el arte; y s籀lo porque no le hice D矇dalo, me hizo arder as穩 como lo hizo su hijo. 117
Mas en la 繳ltima bolsa de las diez, por la alquimia que yo en el mundo usaba, me ech籀 Minos, que nunca se equivoca.罈 120
Y yo dije al maestro: 竄tHa habido nunca gente tan vana como la sienesa? cierto, ni la francesa llega a tanto.罈 123
Como el otro leproso me escuchara, repuso a mis palabras: 竄Quita a Stricca, que supo hacer tan moderados gastos; 125 126
y a Niccol簷, que el uso dispendioso del clavo descubri籀 antes que ninguno, en el huerto en que tal simiento crece; 129
y quita la pandilla en que ha gastado Caccia d'Ascian la vi簽a y el gran bosque, y el Abbagliato ha perdido su juicio. 132
Mas por que sepas qui矇n es quien te sigue contra el sien矇s, en m穩 la vista fija, que mi semblante habr獺 de responderte: 135
ver獺s que soy la sombra de Capoccio, que false矇 metales con la alquimia; y debes recordar, si bien te miro, que por naturaleza fui una mona.罈 136 138
CANTO XXX
Cuando Juno por causa de Semele odio tenia a la estirpe tebana, como lo demostr籀 en tantos momentos, 1 3
Atamante volvi籀se tan demente, que, viendo a su mujer con los dos hijos que en cada mano a uno conduc穩a, 4 6
grit籀: 竄癒Tendamos redes, y atrapemos a la leona al pasar y a los leoncitos!罈; y luego con sus garras despiadadas. 9
agarr籀 al que Learco se llamaba, le volte籀 y le dio contra una piedra; y ella se ahog籀 cargada con el otro. 12
Y cuando la fortuna ech籀 por tierra la soberbia de Troya tan altiva, tal que el rey junto al reino fue abatido, 13 15
H矇cuba triste, m穩sera y cautiva, luego de ver a Polixena muerta, y a Polidoro all穩, junto a la orilla 18
del mar, pudo advertir con tanta pena, desgarrada ladr籀 tal como un perro; tanto el dolor su mente trastornaba. 21
Mas ni de Tebas furias ni troyanas se vieron nunca en nadie tan crueles, ni a las bestias hiriendo, ni a los hombres, 24
cuanto en dos almas p獺lidas, desnudas, que mordiendo corr穩an, vi, del modo que el cerdo cuando deja la pocilga. 27
Una cogi籀 a Capocchio, y en el nudo del cuello le mordi籀, y al empujarle, le hizo ara簽ar el suelo con el vientre. 30
Y el aretino, que qued籀 temblando, me dijo: 竄 El loco aquel es Gianni Schichi, que rabioso a los otros as穩 ataca.罈 32 33
竄Oh -le dije- as穩 el otro no te hinque los dientes en la espalda, no te importe el decirme qui矇n es antes que escape.罈 36
Y 矇l me repuso: 竄El alma antigua es 矇sa de la perversa Mirra, que del padre lejos del recto amor, se hizo querida. 38 39
El pecar con aqu矇l consigui籀 矇sta
falsific獺ndose en forma de otra, igual que os籀 aquel otro que se marcha, 42
por ganarse a la reina de las yeguas, falsificar en s穩 a Buoso Donati, testando y dando norma al testamente.罈 44 45
Y cuando ya se fueron los rabiosos, sobre los cuales puse yo la vista, la volv穩 por mirar a otros malditos. 48
Vi a uno que un la繳d parecer穩a si le hubieran cortado por las ingles del sitio donde el hombre se bifurca. 51
La grave hidropes穩a, que deforma los miembros con humores retenidos, no casado la cara con el vientre, 54
le obliga a que los labios tenga abiertos, tal como a causa de la sed el h矇tico, que uno al ment籀n, y el otro lleva arriba. 57
竄Ah vosotros que and獺is sin pena alguna, y yo no s矇 por qu矇, en el mundo bajo -矇l nos dijo-, mirad y estad atentos 60
a la miseria de maese Adamo: mientras viv穩 yo tuve cuanto quise, y una gota de agua, 癒ay triste!, ans穩o. 61 63
Los arroyuelos que en las verdes lomas de Casentino bajan hasta el Arno, y hacen sus cauces fr穩os y apacibles, 66
siempre tengo delante, y no es en vano; porque su imagen a繳n m獺s me reseca que el mal con que mi rostro se descarna. 69
La r穩gida justicia que me hiere se sirve del lugar en que pequ矇 para que ponga en fuga m獺s suspiros. 72
Est獺 Romena all穩, donde hice falsa la aleaci籀n sigilada del Bautista, por lo que el cuerpo quemado dej矇. 75
Pero si viese aqu穩 el 獺nima triste de Guido o de Alejandro o de su hermano, 77
Fuente Branda, por verlos, no cambiase. 78
Una ya dentro est獺, si las rabiosas sombras que van en torno no se enga簽an, 聶mas de qu矇 sirve a mis miembros ligados? 81
Si acaso fuese al menos tan ligero que anduviese en un siglo una pulgada, en el camino ya me habr穩a puesto, 84
busc獺ndole entre aquella gente infame, aunque once millas abarque esta fosa, y no menos de media de trav矇s. 87
Por aquellos me encuentro en tal familia: pues me indujeron a acu簽ar florines con tres quilates de oro solamente.罈 90
Y yo dije: 竄聶Qui矇n son los dos mezquinos que humean, cual las manos en invierno, apretados yaciendo a tu derecha?罈 93
竄Aqu穩 los encontr矇, y no se han movido -me repuso- al llover yo en este abismo ni eternamente creo que se muevan. 97 96
Una es la falsa que acus籀 a Jos矇; otro el falso Sin籀n, griego de Troya: por una fiebre aguda tanto hieden.罈 98 99
Y uno de aqu矇llos, lleno de fastidio tal vez de ser nombrados con desprecio, le dio en la dura panza con el pu簽o. 102
sta son籀 cual si fuese un tambor; y maese Adamo le peg籀 en la cara con su brazo que no era menos duro, 105
dici矇ndole: 竄Aunque no pueda moverme, porque pesados son mis miembros, suelto para tal menester tengo mi brazo.罈 108
Y aqu矇l le respondi籀: 竄 Al encaminarte al fuego, tan veloz no lo tuviste: pero s穩, y m獺s, cuando falsificabas.罈 111
Y el hidr籀pico dijo: 竄Eso es bien cierto; mas tan veraz testimonio no diste al requerirte la verdad en Troya.罈 114
竄Si yo habl矇 en falso, el cu簽o falseaste -dijo Sin籀n- y aqu穩 estoy por un yerro, y t繳 por m獺s que alg繳n otro demonio.罈 117
竄Acu矇rdate, perjuro, del caballo -repuso aquel de la barriga hinchada-; y que el mundo lo sepa y lo castigue.罈 120
竄Y te castigue a ti la sed que agrieta -dijo el griego- la lengua, el agua inmunda que al vientre le hace valla ante tus ojos.罈 123
Y el monedero dilo: 竄As穩 se abra la boca por tu mal, como acostumbra; que si sed tengo y me hincha el humor, 126
te duele la cabeza y tienes fiebre; y a lamer el espejo de Narciso, te invitar穩an muy pocas palabras.罈 128 129
Yo me estaba muy quieto para o穩rles cuando el maestro dijo: 竄癒Vamos, mira! no comprendo qu矇 te hace tanta gracia.罈 132
Al o穩r que me hablaba con enojo, hacia 矇l me volv穩 con tal verg羹enza, que todav穩a gira en mi memoria. 135
Como ocurre a quien sue簽a su desgracia, que so簽ando a繳n desea que sea un sue簽o, tal como es, como si no lo fuese, 138
as穩 yo estaba, sin poder hablar, deseando escusarme, y escus獺bame sin embargo, y no pensaba hacerlo. 141
竄Falta mayor menor verg羹enza lava -dijo el maestro-, que ha sido la tuya; as穩 es que ya descarga tu tristeza. 144
Y piensa que estar矇 siempre a tu lado, si es que otra vez te lleva la fortuna donde haya gente en pleitos semejantes: pues el querer o穩r eso es vil deseo.罈 147
CANTO XXXI
La misma lengua me mordi籀 primero,
haci矇ndome te簽ir las dos mejillas, y despu矇s me aplic籀 la medicina: 3
as穩 escuch矇 que sol穩a la lanza de Aquiles y su padre ser causante primero de dolor, despu矇s de alivio, 4 6
Dimos la espalda a aquel m穩sero valle por la ribera que en torno le ci簽e, y sin ninguna charla lo cruzamos. 9
No era all穩 ni de d穩a ni de noche, y poco penetraba con la vista; pero escuch矇 sonar un alto cuerno, 12
tanto que habr穩a a los truenos callado, y que hacia 矇l su camino siguiendo, me dirigi籀 la vista s籀lo a un punto. 15
Tras la derrota dolorosa, cuando Carlomagno perdi籀 la santa gesta, Orlando no toc籀 con tanta furia. 16 18
A poco de volver all穩 mi rostro, muchas torres muy altas cre穩 ver; y yo: 竄Maestro, di, 聶qu矇 muro es 矇ste?罈 21
Y 矇l a m穩: 竄Como cruzas las tinieblas demasiado a lo lejos, te sucede que en el imaginar est獺s errado. 24
Bien lo ver獺s, si llegas a su vera, cu獺nto el seso de lejos se confunde; as穩 que marcha un poco m獺s aprisa.罈 27
Y con cari簽o cogi籀me la mano, y dijo: 竄Antes que hayamos avanzado, para que menos raro te parezca, 30
sabe que no son torres, mas gigantes, y en el pozo al que cerca esta ribera est獺n metidos, del ombligo abajo.罈 31 33
Como al irse la niebla disipando, la vista reconoce poco a poco lo que esconde el vapor que arrastra el aire, 36
as穩 horadando el aura espesa y negra, m獺s y m獺s acerc獺ndonos al borde,
se iba el error y el miedo me crec穩a; 39
pues como sobre la redonda cerca Monterregi籀n de torres se corona, as穩 aquel margen que el pozo circunda 41 42
con la mitad del cuerpo torreaban los horribles gigantes, que amenaza a繳n desde el cielo J繳piter tronando. 44 45
Y yo miraba ya de alguno el rostro, la espalda, el pecho y gran parte del vientre, y los brazos cayendo a los costados. 47
Cuando dej籀 de hacer Naturaleza aquellos animales, muy bien hizo, porque tales ayudas quit籀 a Marte; 51
Y si ella de elefantes y ballenas no se arrepiente, quien atento mira, m獺s justa y m獺s discreta ha de tenerla; 54
pues donde el argumento de la mente al mal querer se junta y a la fuerza, el hombre no podr穩a defenderse. 57
Su cara parec穩a larga y gruesa como la Pi簽a de San Pedro, en Roma, y en esta proporci籀n los otros huesos; 59 60
y as穩 la orilla, que les ocultaba del medio abajo, les mostraba tanto de arriba, que alcanzar su cabellera 63
tres frisones en vano pretendiesen; pues treinta grandes palmos les ve穩a de abajo al sitio en que se anuda el manto. 66
竄Raphel may amech zabi almi罈, a gritar empez籀 la fiera boca, a quien m獺s dulces salmos no convienen. 67 69
Y mi gu穩a hacia 矇l: 竄 癒Alma insensata, coge tu cuerno, y desfoga con 矇l cuanta ira o pasi籀n as穩 te agita! 72
Mirate al cuello, y hallar獺s la soga que amarrado lo tiene, alma turbada, mira c籀mo tu enorme pecho aprieta.罈 75
Despu矇s me dijo: 竄A s穩 mismo se acusa. Este es Nembrot, por cuya mala idea s籀lo un lengua je no existe en el mundo. 78
Dej矇mosle, y no hablemos vanamente, porque as穩 es para 矇l cualquier lenguaje, cual para otros el suyo: nadie entiende.罈 81
Seguimos el viaje caminando a la izquierda, y a un tiro de ballesta, otro encontramos m獺s feroz y grande. 84
Para ce簽irlo qui矇n fuera el maestro, decir no s矇, pero ten穩a atados delante el otro, atr獺s el brazo diestro, 87
una cadena que le rodeaba del cuello a abajo, y por lo descubierto le daba vueltas hasta cinco veces. 90
竄Este soberbio quiso demostrar contra el supremo Jove su potencia -dijo mi gu穩a-y esto ha merecido. 91 93
Se llama Efialte; y su intentona hizo al dar miedo a los dioses los gigantes: los brazos que movi籀, ya m獺s no mueve.罈 96
Y le dije: 竄Quisiera, si es posible, que del desmesurado Briareo puedan tener mis ojos experiencia.罈 98 99
Y 矇l me repuso: 竄A Anteo ya ver獺s cerca de aqu穩, que habla y est獺 libre, que nos pondr獺 en el fondo del infierno. 100 102
Aquel que quieres ver, est獺 muy lejos, y est獺 amarrado y puesto de igual modo, salvo que a繳n m獺s feroz el rostro tiene.罈 105
No hubo nunca tan fuerte terremoto, que moviese una torre con tal fuerza, como Efialte fue pronto en revolverse. 108
M獺s que nunca tem穩 la muerte entonces, y el miedo solamente bastar穩a aunque no hubiese visto las cadenas. 111
Seguimos caminando hacia adelante y llegamos a Anteo: cinco alas sal穩an de la fosa, sin cabeza. 114
竄Oh t繳 que en el afortunado valle que heredero a Escipi籀n de gloria hizo, al escapar An穩bal con los suyos, 115 117
mil leones cazaste por bot穩n, y que si hubieses ido a la alta lucha de tus hermanos, hay quien ha pensado 120
que vencieran los hijos de la Tierra; b獺janos, sin por ello despreciarnos, donde al Cocito encierra la friura. 123
A Ticio y a Tifeo no nos mandes; 矇ste te puede dar lo que deseas; incl穩nate, y no tuerzas el semblante. 124 125 126
A繳n puede darte fama all獺 en el mundo, pues que est獺 vivo y larga vida espera, si la Gracia a destiempo no le llama.罈 129
As穩 dijo el maestro; y 矇l deprisa tendi籀 la mano, y agarr籀 a mi gu穩a, con la que a H矇rcules diera el fuerte abrazo. 132
Virgilio, cuando se sinti籀 cogido, me dijo: 竄Ven aqu穩, que yo te coja罈; luego hizo tal que un haz 矇ramos ambos. 135
Cual parece al mirar la Garisenda donde se inclina, cuando va una nube sobre ella, que se venga toda abajo; 136 138
tal pareci籀me Anteo al observarle y ver que se inclinaba, y fue en tal hora que hubiera preferido otro camino. 141
Mas levemente al fondo que se traga a Lucifer con Judas, nos condujo; y as穩 inclinado no hizo m獺s demora, y se alz籀 como el m獺stil en la nave. 142 144
CANTO XXXII
Si rimas broncas y 獺speras tuviese, como merecerfa el agujero 1
sobre el que apoyan las restantes rocas 3
exprimir穩a el jugo de mi tema m獺s plenamente; mas como no tengo, no sin miedo a contarlo me dispongo; 6
que no es empresa de tomar a juego de todo el orbe describir el fondo, ni de lengua que diga 竄mama罈 o 竄papa罈. 9
Mas a mi verso ayuden las mujeres que a Anfi籀n a cerrar Tebas ayudaron, y del hecho el decir no sea diverso. 10 12
癒Oh sobre todas mal creada plebe, que el sitio ocupas del que hablar es duro, mejor serla ser cabras u ovejas! 15
Cuando estuvimos ya en el negro pozo, de los pies del gigante a繳n m獺s abajo, y yo miraba a繳n la alta muralla, 16 18
o穩 decirme: 竄Mira d籀nde pisas: anda sin dar patadas a la triste cabeza de mi hermano desdichado.罈 21
Por lo cual me volv穩, y vi por delante y a mis plantas un lago que, del hielo, de vidrio, y no de agua, tiene el rostro. 24
A su corriente no hace tan espeso velo, en Austria, el Danubio en el invierno, ni bajo el fr穩o cielo all獺 el Tanais, 27
como era all穩; porque si el Pietrapana o el Tambernic, encima le cayese, ni 竄crac罈 hubiese hecho por el golpe. 28 29 30
Y tal como croando est獺 la rana, fuera del agua el morro, cuando sue簽a con frecuencia espigar la campesina, 33
l穩vidas, hasta el sitio en que aparece la verg羹enza, en el hielo hab穩a sombras, casta簽eteando el diente cual cig羹e簽as. 34 36
Hacia abajo sus rostros se volv穩an: el fr穩o con la boca, y con los ojos el triste coraz籀n testimoniaban. 39
Despu矇s de haber ya visto un poco en torno, mir矇, a mis pies, a dos tan estrechados, que mezclados ten穩an sus cabellos. 40 42
竄Decidme, los que as穩 apret獺is los pechos -les dije- 聶Qui矇nes sois?罈 Y el cuello irguieron; y al alzar la cabeza, chorrearon 45
sus ojos, que antes eran s籀lo blandos por dentro, hasta los labios, y at籀 el hielo las l獺grimas entre ellos, encerr獺ndolos. 48
Le簽o con le簽o grapa nunca une tan fuerte; por lo que, como dos chivos, los dos se golpearon iracundos. 51
Y uno, que sin orejas se encontraba por la friura, con el rostro gacho, dijo: 竄聶Por qu矇 nos miras de ese modo? 54
Si saber quieres qui矇n son estos dos, el valle en que el Bisenzo se derrama fue de Alberto, su padre, y de estos hijos. 57
De igual cuerpo salieron; y en Ca穩na podr獺s buscar, y no encontrar獺s sombra m獺s digna de estar puesta en este hielo; 60
no aquel a quien rompiera pecho y sombra, por la mano de Arturo, un solo golpe; no Focaccia; y no 矇ste, que me tapa 61 63
con la cabeza y no me deja ver, y fue llamado Sassol Mascheroni: si eres toscano bien sabr獺s qui矇n fue. 65 66
Y porque en m獺s sermones no me metas, sabe que fui Camincion dei Pazzi; y espero que Carlino me haga bueno.罈 68 69
Luego yo vi mil rostros por el fr穩o amoratados, y terror me viene, y siempre me vendr獺 de aquellos hielos. 70 72
Y mientras que hacia el centro camin獺bamos, en el que toda gravedad se a繳na, y yo en la eterna lobreguez temblaba, 75
si el azar o el destino o Dios lo quiso, no s矇; mas paseando entre cabezas, golpe矇 con el pie el rostro de una. 78
Llorando me grit籀: 竄聶Por qu矇 me pisas? Si a aumentar t繳 no vienes la venganza de Monteaperti, 聶por qu矇 me molestas?罈 81
Y yo: 竄Maestro m穩o, espera un poco pues quiero que me saque 矇ste de dudas; y luego me dar獺s, si quieres, prisa.罈 84
El gu穩a se detuvo y dije a aquel que blasfemaba a繳n muy duramente: 竄 聶Qui矇n eres t繳 que as穩 reprendes a otros?罈 87
竄Y t繳 聶qui矇n eres que por la Antenora vas golpeando -respondi籀- los rostros, de tal forma que, aun vivo, mucho fuera?罈 90
竄Yo estoy vivo, y acaso te convenga -fue mi respuesta-, si es que quieres fama, que yo ponga tu nombre entre los otros.罈 93
Y 矇l a m穩: 竄Lo contrario desear穩a; m獺rchate ya de aqu穩 y no me molestes, que halagar sabes mal en esta gruta.罈 96
Entonces le cog穩 por el cogote, y dije: 竄Deber獺s decir tu nombre, o quedarte sin pelo aqu穩 debajo.罈 99
Por lo que dijo: 竄Aunque me descabelles, no te dir矇 qui矇n soy, ni he de decirlo, aunque mil veces golpees mi cabeza.罈 102
Ya enroscados ten穩a sus cabellos, y ya m獺s de un mech籀n le hab穩a arrancado, mientras ladraba con la vista gacha, 105
cuando otro le grit籀: 竄聶Qu矇 tienes, Bocca? 聶No te basta sonar con las quijadas, sino que ladras? 聶qui矇n te da tormento?罈 108
竄Ahora -le dije yo- no quiero o穩rte, oh malvado traidor: que en tu deshonra, he de llevar de ti veraces nuevas.罈 111
竄Vete -repuso- y di lo que te plazca,
pero no calles, si de aqu穩 salieras, de quien tuvo la lengua tan ligera. 114
l llora aqu穩 el dinero del franc矇s: o vi -podr獺s decir- a aquel de Duera, donde frescos est獺n los pecadores. 115 117
Si fuera preguntado 篡 esos otros? tienes al lado a aquel de Beccar穩a, del cual seg籀 Florencia la garganta. 119 120
Gianni de Soldanier creo que est獺 all獺 con Ganel籀n y Teobaldelo, que abri籀 Faenza mientras que dorm穩a.罈 121 122 123
Nos hab穩amos de 矇stos alejado, cuando vi a dos helados en un hoyo, y una cabeza de otra era sombrero; 126
y como el pan con hambre se devora, as穩 el de arriba le mord穩a al otro donde se juntan nuca con cerebro. 129
No de otra forma Tideo ro穩a la sien a Menalipo por despecho, que aqu矇l el cr獺neo y las restantes cosas. 131 132
竄Oh t繳, que muestras por tan brutal signo un odio tal por quien as穩 devoras, dime el porqu矇 -le dije- de ese trato, 135
que si t繳 con raz籀n te quejas de 矇l, sabiendo qui矇nes sois, y su pecado, a繳n en el mundo pueda yo vengarte, si no se seca aquella con la que hablo.罈 138
CANTO XXXIII
De la feroz comida alz籀 la boca el pecador, limpi獺ndola en los pelos de la cabeza que detr獺s ro穩a. 3
Luego empez籀: 竄T繳 quieres que renueve el amargo dolor que me atenaza s籀lo al pensarlo, antes que de ello hable. 6
Mas si han de ser simiente mis palabras que d矇 frutos de infamia a este traidor que muerdo, al par ver獺s que lloro y hablo. 9
Ignoro yo qui矇n seas y en qu矇 forma has llegado hasta aqu穩, mas de Florencia de verdad me pareces al o穩rte. 12
Debes saber que fui el conde Ugolino y este ha sido Ruggieri, el arzobispo; por qu矇 soy tal vecino he de contarte. 13 14 15
Que a causa de sus malos pensamientos, y fi獺ndome de 矇l fui puesto preso y luego muerto, no hay que relatarlo; 18
mas lo que haber o穩do no pudiste, quiero decir, lo cruel que fue mi muerte, escuchar獺s: sabr獺s si me ha ofendido. 21
Un peque簽o agujero de 竄la Muda罈 que por m穩 ya se llama 竄La del Hambre罈, y que conviene que a otros a繳n encierre, 22 24
ense簽ado me hab穩a por su hueco muchas lunas, cuando un mal sue簽o tuve que me rasg籀 los velos del futuro. 27
ste me apareci籀 se簽or y due簽o, a la caza del lobo y los lobeznos en el monte que a Pisa oculta Lucca. 29 30
Con perros flacos, sabios y amaestrados, los Gualandis, Lanfrancos y Sismondis al frente se encontraban bien dispuestos. 32 33
Tras de corta carrera vi rendidos a los hijos y al padre, y con colmillos agudos vi morderles los costados. 36
Cuando me despert矇 antes de la aurora, llorar sent穩 en el sue簽o a mis hijitos que estaban junto a m穩, pidiendo pan. 39
Muy cruel ser獺s si no te dueles de esto, pensando lo que en mi alma se anunciaba: y si no lloras, 聶de qu矇 llorar sueles? 42
Se despertaron, y lleg籀 la hora en que sol穩an darnos la comida, y por su sue簽o cada cual dudaba. 45
Y o穩 clavar la entrada desde abajo de la espantosa torre; y yo miraba la cara a mis hijitos sin moverme. 48
Yo no lloraba, tan de piedra era; lloraban ellos; y Anselmuccio dijo: 竄C籀mo nos miras, padre, 聶qu矇 te pasa?罈 50 51
Pero yo no llor矇 ni le repuse en todo el d穩a ni al llegar la noche, hasta que un nuevo sol sal穩a a mundo. 54
Como un peque簽o rayo penetrase en la penosa c獺rcel, y mirara en cuatro rostros mi apariencia misma, 57
ambas manos de pena me mord穩a; y al pensar que lo hac穩a yo por ganas de comer, bruscamente levantaron, 60
diciendo: 竄 Padre, menos nos doliera si comes de nosotros; pues vestiste estas m穩seras carnes, las despoja.罈 63
Por m獺s no entristecerlos me calmaba; ese d穩a y al otro nada hablamos: Ay, dura tierra, 聶por qu矇 no te abriste? 66
Cuando hubieron pasado cuatro d穩as, Gaddo se me arroj籀 a los pies tendido, diciendo: 竄Padre, 聶por qu矇 no me ayudas?罈 68 69
All穩 muri籀: y como me est獺s viendo, vi morir a los tres uno por uno al quinto y sexto d穩a; y yo me daba 72
ya ciego, a andar a tientas sobre ellos. Dos d穩as les llam矇 aunque estaban muertos: despu矇s m獺s que el dolor pudo el ayuno.罈 75
Cuando esto dijo, con torcidos ojos volvi籀 a morder la m穩sera cabeza, y los huesos tan fuerte como un perro. 78
癒Ah Pisa, vituperio de las gentes del hermoso pa穩s donde el 竄s穩罈 suena!, pues tardos al castigo tus vecinos, 81
mu矇vanse la Gorgona y la Capraia, 82
y hagan presas all穩 en la hoz del Arno, para anegar en ti a toda persona; 84
pues si al conde Ugolino se acusaba por la traici籀n que hizo a tus castillos, no debiste a los hijos dar tormento. 87
Inocentes hac穩a la edad nueva, nueva Tebas, a Uguiccion y al Brigada y a los otros que el canto ya ha nombrado.罈 89 90
A otro lado pasamos, y a otra gente envolv穩a la helada con crudeza, y no cabeza abajo sino arriba. 91 93
El llanto mismo el lloro no permite, y la pena que encuentra el ojo lleno, vuelve hacia atras, la angustia acrecentando; 96
pues hacen muro las primeras l獺grimas, y as穩 como viseras cristalinas, llenan bajo las cejas todo el vaso. 99
Y sucedi籀 que, aun como encallecido por el gran fr穩o cualquier sentimiento hubiera abandonado ya mi rostro, 102
me parec穩a ya sentir un viento, por lo que yo: 竄Maestro, 聶qui矇n lo hace?, 聶No est獺n extintos todos los vapores?罈 105
Y 矇l me repuso: 竄En breve ser獺 cuando a esto dar獺n tus ojos la respuesta, viendo la causa que este soplo env穩a.罈 108
Y un triste de esos de la fr穩a costra grit籀: 竄Ah vosotras, almas tan crueles, que el 繳ltimo lugar os ha tocado, 111
del rostro levantar mis duros velos, que el dolor que me oprime expulsar pueda, un poco antes que el llanto se congele.罈 114
Y le dije: 竄Si quieres que te ayude, dime qui矇n eres, y si no te libro, merezca yo ir al fondo de este hielo.罈 117
Me respondi籀: 竄Yo soy fray Alberigo; soy aquel de la fruta del mal huerto, 118
que por el higo el d獺til he cambiado.罈 120
竄Oh, 聶ya est獺s muerto --d穩jele yo- entonces? Y 矇l repuso: 竄De c籀mo est矇 mi cuerpo en el mundo, no tengo ciencia alguna. 123
Tal ventaja tiene esta Tolomea, que muchas veces caen aqu穩 las almas antes de que sus dedos mueva Atropos; 125 126
y para que de grado t繳 me quites las l獺grimas vidriadosas de mi rostro, sabe que luego que el alma traiciona, 129
como yo hiciera, el cuerpo le es quitado por un demonio que despu矇s la rige, hasta que el tiempo suyo todo acabe. 132
Ella cae en cisterna semejante; y es posible que arriba est矇 a繳n el cuerpo de la sombra que aqu穩 detr獺s inverna. 135
T繳 lo debes saber, si ahora has venido: que es Branca Doria, y ya han pasado muchos a簽os desde que fuera aqu穩 encerrado.罈 136 138
竄Creo -le dije yo-que t繳 me enga簽as; Branca Doria no ha muerto todav穩a, y come y bebe y duerme y pa簽os viste.罈 141
竄Al pozo -矇l respondi籀- de Malasgarras, donde la pez rebulle pegajosa, a繳n no hab穩a ca穩do Miguel Zanque, 144
cuando 矇ste le dej籀 al diablo un sitio en su cuerpo, y el de un pariente suyo que la traici籀n junto con 矇l hiciera. 146 147
Mas extiende por fin aqu穩 la mano; abre mis ojos.罈 Y no los abr穩; y cortesia fue el villano serle. 149 150
癒Ah genoveses, hombres tan distantes de todo bien, de toda lacra llenos!, 聶por qu矇 no sois del mundo desterrados? 153
Porque con la peor alma de Roma簽a hall矇 a uno de vosotros, por sus obras su espiritu ba簽ando en el Cocito, 154 156
y a繳n en la tierra vivo con el cuerpo.
CANTO XXXIV
竄Vexilla regis prodeunt inferni contra nosotros, mira, pues, delante -dijo el maestro- a ver si los distingues.罈 1 3
Como cuando una espesa niebla baja, o se oscurece ya nuestro hemisferio, girando lejos vemos un molino, 6
una m獺quina tal cre穩 ver entonces; luego, por aquel viento, busqu矇 abrigo tras de mi gu穩a, pues no hall矇 otra gruta. 9
Ya estaba, y con terror lo pongo en verso, donde todas las sombras se cubr穩an, traspareciendo como paja en vidrio: 11 12
Unas yacen; y est獺n erguidas otras, con la cabeza aquella o con las plantas; otra, tal arco, el rostro a los pies vuelve. 15
Cuando avanzamos ya lo suficiente, que a mi maestro le placi籀 mostrarme la criatura que tuvo hermosa cara, 18
se me puso delante y me detuvo, 竄Mira a Dite -diciendo-, y mira el sitio donde tendr獺s que armarte de valor.罈 20 21
De c籀mo me qued矇 helado y at籀nito, no lo inquieras, lector, que no lo escribo, porque cualquier hablar poco ser穩a. 24
Yo no mor穩, mas vivo no qued矇: piensa por ti, si alg繳n ingenio tienes, cual me puse, privado de ambas cosas. 27
El monarca del doloroso reino, del hielo aquel sacaba el pecho afuera; y m獺s con un gigante me comparo, 30
que los gigantes con sus brazos hacen: mira pues cu獺nto debe ser el todo que a semejante parte corresponde. 33
Si igual de bello fue como ahora es feo,
y contra su hacedor alz籀 los ojos, con raz籀n de 矇l nos viene cualquier luto. 36
癒Qu矇 asombro tan enorme me produjo cuando vi su cabeza con tres caras! Una delante, que era toda roja: 37 39
las otras eran dos, a aquella unidas por encima del uno y otro hombro, y un穩anse en el sitio de la cresta; 42
entre amarilla y blanca la derecha parecia; y la izquierda era tal los que vienen de all穩 donde el Nilo discurre. 45
Bajo las tres sal穩a un gran par de alas, tal como conven穩a a tanto p獺jaro: velas de barco no vi nunca iguales. 48
No eran plumosas, sino de murci矇lago su aspecto; y de tal forma aleteaban, que tres vientos de aquello se mov穩an: 51
por 矇stos congel獺base el Cocito; con seis ojos lloraba, y por tres barbas corr穩a el llanto y baba sanguinosa. 54
En cada boca her穩a con los dientes a un pecador, como una agramadera, tal que a los tres atormentaba a un tiempo. 56 57
Al de delante, el morder no era nada comparado a la espalda, que a zarpazos toda la piel hab穩ale arrancado. 60
竄Aquella alma que all穩 m獺s pena sufre -dijo el maestro- es Judas Iscariote, con la cabeza dentro y piernas fuera. 63
De los que la cabeza afuera tienen, quien de las negras fauces cuelga es Bruto: -癒mirale retorcerse! 癒y nada dice!- 66
Casio es el otro, de aspecto membrudo. Mas retorna la noche, y ya es la hora de partir, porque todo ya hemos visto.罈 69
Como 矇l lo quiso, al cuello le abrac矇; y escogi籀 el tiempo y el lugar preciso,
y, al estar ya las alas bien abiertas, 72
se sujet籀 de los peludos flancos: y descendi籀 despu矇s de pelo en pelo, entre pelambre hirsuta y costra helada. 75
Cuando nos encontramos donde el muslo se ensancha y hace gruesas las caderas, el gu穩a, con fatiga y con angustia, 76 78
la cabeza volvi籀 hacia los zancajos, y al pelo se agarr籀 como quien sube, tal que al infierno yo cre穩 volver. 81
竄C籀gete bien, ya que por esta escala -dijo el maestro exhausto y jadeante es preciso escapar de tantos males.罈 84
Luego sali籀 por el hueco de un risco, y junto a 矇ste me dej籀 sentado; y puso junto a m穩 su pie prudente. 87
Yo alc矇 los ojos, y pens矇 mirar a Lucifer igual que lo dejamos, y le vi con las piernas para arriba; 90
y si desconcertado me vi entonces, el vulgo es quien lo piensa, pues no entiende cu獺l es el trago que pasado hab穩a. 93
竄Ponte de pie -me dijo mi maestro-: la ruta es larga y el camino es malo, y el sol ya cae al medio de la tercia.罈 96
No era el lugar donde nos encontr獺bamos pasillo de palacio, mas caverna que poca luz y mal suelo ten穩a. 99
竄Antes que del abismo yo me aparte, maestro -dije cuando estuve en pie-, por sacarme de error h獺blame un poco: 102
聶D籀nde est獺 el hielo?, 聶y c籀mo 矇ste se encuentra tan boca abajo, y en tan poco tiempo, de noche a d穩a el sol ha caminado?罈 105
Y 矇l me repuso: 竄 Piensas todav穩a que est獺s all穩 en el centro, en que agarr矇 el pelo del gusano que perfora 108
el mundo: all穩 estuviste en la bajada;
cuando yo me volv穩, cruzaste el punto
en que converge el peso de ambas partes: 111
y has alcanzado ya el otro hemisferio
que es contrario de aquel que la gran seca 113
recubre, en cuya cima consumido 114
fue el hombre que naci籀 y vivi籀 sin culpa;
tienes los pies sobre la breve esfera
que a la Judea forma la otra cara. 117
Aqu穩 es ma簽ana, cuando all穩 es de noche:
y aqu矇l, que fue escalera con su pelo,
a繳n se encuentra plantado igual que antes. 120
Del cielo se arroj籀 por esta parte; 121
y la tierra que aqu穩 antes se extend穩a,
por miedo a 矇l, del mar hizo su velo, 123
y al hemisferio nuestro vino; y puede
que por huir dejara este vac穩o
eso que all穩 se ve, y arriba se alza.罈 126
Un lugar hay de Belceb繳 alejado
tanto cuanto la c獺rcava se alarga,
que el sonido denota, y no la vista, 129
de un arroyuelo que hasta all穩 desciende 130
por el hueco de un risco, al que perfora
su curso retorcido y sin pendiente. 132
Mi gu穩a y yo por esa oculta senda
fuimos para volver al claro mundo;
y sin preocupaci籀n de descansar, 135
subimos, 矇l primero y yo despu矇s,
hasta que nos dej籀 mirar el cielo
un agujero, por el cual salimos 138
a contemplar de nuevo las estrellas. 139
PURGATORIO
CANTO I
Por surcar mejor agua alza las velas ahora la navecilla de mi ingenio, que un mar tan cruel detr獺s de s穩 abandona; 3
y cantar矇 de aquel segundo reino donde el humano esp穩ritu se purga y de subir al cielo se hace digno. 6
Mas renazca la muerta poes穩a, oh, santas musas, pues que vuestro soy; . y Cal穩ope un poco se levante, 9
mi canto acompa簽ando con las voces que a las urracas m穩seras tal golpe dieron, que del perd籀n desesperaron. 11 12
Dulce color de un oriental zafiro, que se expand穩a en el sereno aspecto del aire, puro hasta la prima esfera, 15
reapareci籀 a mi vista deleitoso, en cuanto que sal穩 del aire muerto, que vista y pecho contristado hab穩a. 18
El astro bello que al amor invita hac穩a sonreir todo el oriente, y los Peces velados lo escoltaban. 19 21
Me volv穩 a la derecha atentamente, y vi en el otro polo cuatro estrellas que s籀lo vieron las primeras gentes. 23 24
Parec穩a que el cielo se gozara con sus luces: 癒Oh viudo septentri籀n, ya que de su visi籀n est獺s privado! 27
Cuando por fin dej矇 de contemplarlos dirigi矇ndome un poco al otro polo, por donde el Carro desapareciera, 30
vi junto a m穩 a un anciano solitario, digno al verle de tanta reverencia, que m獺s no debe a un padre su criatura. 31 33
Larga la barba y blancos mechones llevaba, semejante a sus cabellos, que al pecho en dos mechones le ca穩an. 34 36
Los rayos de las cuatro luces santas llenaban tanto su rostro de luz, que le ve穩a como al Sol de frente. 39
聶Qui矇n sois vosotros que del ciego r穩o hab矇is huido la prisi籀n eterna? -dijo moviendo sus honradas plumas. 42
聶Qui矇n os condujo, o qui矇n os alumbraba, al salir de esa noche tan profunda, que ennegrece los valles del infierno? 45
聶Se han quebrado las leyes del abismo? 聶o el designio del cielo se ha mudado y ven穩s, condenados, a mis grutas?罈 48
Entonces mi maestro me empuj籀, y con palabras, se簽ales y manos piernas y rostro me hizo reverentes. 51
Despu矇s le respondi籀: 竄Por m穩 no vengo. Baj籀 del cielo una mujer rogando que, acompa簽ando a 矇ste, le ayudara. 54
Mas como tu deseo es que te explique m獺s ampliamente nuestra condici籀n, no puede ser el m穩o el ocultarlo. 57
ste no ha visto a繳n la 繳ltima noche; mas estuvo tan cerca en su locura, que le quedaba ya muy poco tiempo. 60
Y a 矇l, como te he dicho, fui enviado para salvarle; y no hab穩a otra ruta m獺s que esta por la cual le estoy llevando. 63
Le he mostrado la gente condenada; y ahora pretendo las almas mostrarle que est獺n purgando bajo tu mandato. 66
Es largo de contar c籀mo lo traje; baj籀 del Alto virtud que me ayuda a conducirlo a que te escuche y vea. 69
Dignate agradecer que haya venido: busca la libertad, que es tan preciada, cual sabe quien a cambio da la vida. 72
Lo sabes, pues por ella no fue amarga
en Utica tu muerte; all穩 dejaste la veste que radiante ser獺 un d穩a. 75
No hemos quebrado las eternas leyes, pues 矇ste vive y Minos no me ata; soy de la zona de los castos ojos 78
de tu Marcia, que sigue suplicando que la tengas por tuya, oh santo pecho: en nombre de su amor, senos benigno. 81
Deja que andemos por tus siete reinos; le mostrar矇 nuestro agradecimiento, si quieres que te nombre all穩 debajo.罈 84
竄Tan placentera Marcia fue a mis ojos mientras que estuve all穩 -dijo 矇l entonces-que cuanto me pidi籀 le conced穩a. 87
Ahora que vive tras el r穩o amargo, no puede ya moverme, por la ley que cuando me sacaron fue dispuesta. 88 90
Mas si te manda una mujer del cielo, como has dicho, lisonjas no precisas: basta en su nombre pedir lo que quieras. 93
Puedes marchar, mas haz que 矇ste se ci簽a con un delgado junco y lave el rostro, y que se limpie toda la inmundicia; 95 96
porque no es conveniente que cubierto de niebla alguna, vaya hasta el primero de los ministros ya del Para穩so. 98 99
En todo el derredor de aquella islita, all穩 donde las olas la combaten, crecen los juncos sobre el blanco limo: 102
ninguna planta que tuviera fronda o que dura se hiciera, vivir穩a, pues no soportar穩a sus embates. 105
Luego no regres矇is por este sitio; el sol os mostrar獺, que surge ahora, del monte la subida m獺s sencilla.罈 108
l desapareci籀; y me levant矇 sin hablar, acerc獺ndome a mi gu穩a,
dirigi矇ndole entonces la mirada. 111
l comenz籀: 竄Sigue mis pasos, hijo: volvamos hacia atr獺s, que esta llanura va declinando hasta su 繳ltimo margen.罈 114
Venc穩a el alba ya a la madrugada que escapaba delante, y a lo lejos divis矇 el tremolar de la marina. 117
Por la llanura sola camin獺bamos como quien vuelve a la perdida senda, y hasta encontrarla piensa que anda en vano. 120
Cuando llegamos ya donde el roc穩o resiste al sol, por estar en un sitio donde, a la sombra, poco se evapora, 123
ambas manos abiertas en la hierba suavemente puso mi maestro: y yo, que de su intento me di cuenta, 126
volv穩 hacia 矇l mi rostro enlagrimado; y aqu穩 me descubri籀 completamente aquel color que me escondi籀 el infierno. 129
Llegamos luego a la desierta playa, que nadie ha visto navegar sus aguas, que conserve experiencias del regreso. 132
Me ci簽籀 como el otro hab穩a dicho: 癒oh maravilla! pues cuando 矇l cort籀 la humilde planta, volvi籀 a nacer otra de donde la arranc籀, s繳bitamente. 135
CANTO II
Ya hab穩a el sol llegado al horizonte que cubre con su cerco meridiano Jerusal矇n en su m獺s alto punto; 3
y la noche, que a 矇l opuesta gira, del Ganges se sal穩a con aquellas balanzas, que le caen cuando ha triunfado; 6
tal que la blanca y sonrosada cara, donde yo estaba, de la bella Aurora mientras crec穩a se tornaba de oro. 9
A la orilla del mar nos encontr獺bamos, como aquel que pensara su camino, que va en coraz籀n y en cuerpo se queda. 12
Y entonces, cual del alba sorprendido, por el denso vapor Marte enrojece sobre el lecho del mar por el poniente, 15
tal se me apareci籀, y as穩 a繳n la viera, una luz que en el mar tan rauda iba, que al suyo ning繳n vuelo se parece. 18
Y separando de ella unos instantes los ojos, a mi gu穩a preguntando, la vi de nuevo m獺s luciente y grande. 21
Apareci籀 despu矇s a cada lado un no sab穩a qu矇 blanco, y debajo poco a poco otra cosa tambi矇n blanca. 24
Nada el maestro a繳n hab穩a dicho, cuando vi que eran alas lo primero; y cuando supo qui矇n era el piloto, 27
me grit籀: 竄 Dobla, dobla las rodillas. Mira el 獺ngel de Dios: junta las manos, ver獺s a muchos de estos oficiales. 30
Ve que desde簽a los humanos medios, y no quiere m獺s remo ni m獺s velas entre orillas remotas, que sus alas. 33
Mira c籀mo las alza hacia los cielos moviendo el aire con eternas plumas, que cual mortal cabello no se mudan.罈 36
Despu矇s al acercarse m獺s y m獺s el p獺jaro divino, era m獺s claro: y pues de cerca no lo soportaban 39
los ojos, me inclin矇, y lleg籀 a la orilla con una barca tan ligera y 獺gil, que parec穩a no cortar el.agua. 42
A popa estaba el celestial barquero, cual si la beatitud llevara escrita; y dentro hab穩a m獺s de cien esp穩ritus. 45
竄In exitu Israel de Aegipto罈 46
cantaban todos juntos a una voz, y todo lo que sigue de aquel salmo. 48
Despu矇s les hizo el signo de la cruz; y todos se lanzaron a la playa: y 矇l se march籀 tan veloz como vino. 51
La turba que qued籀, muy sorprendida pareci籀 del lugar, mirando en torno como aquel que contempla cosas nuevas. 54
De todas partes asaeteaba al d穩a el sol, que hab穩a echado con sus flechas de la mitad del cielo a Capricornio, 57
cuando la nueva gente alz籀 la cara a nosotros, diciendo: 竄Si sab矇is, mostradnos el camino que va al monte.罈 60
Y respondi籀 Virgilio: 竄 Est獺is pensando que este sitio nosotros conocemos; mas peregrinos somos de igual forma. 63
Llegamos poco antes que vosotros, por camino tan 獺spero y tan fuerte, que ahora el subir parece un simple juego.罈 66
Las almas que se dieron cuenta entonces por mi respiraci籀n, de que viv穩a, maravilladas, empalidecieron. 69
Y como al mensajero que el olivo trae, va la gente para o穩r noticias, y de apretarse esquivos no se muestran, 72
as穩 a mi vista se agolparon todas aquellas almas apesadumbradas, casi olvidando el ir a hacerse bellas. 75
Y yo vi que una de ellas se acercaba para abrazarme, con tan grande afecto, que me movi籀 a que hiciese yo lo mismo. 76 78
癒Ah vanas sombras, salvo la apariencia! tres veces por detr獺s pas矇 mis brazos, y tantas otras los volv穩 a mi pecho. 81
Creo que enrojec穩, maravillado, y sonri籀 la sombra y se alejaba,
y yo me fui detr獺s para seguirla. 84
Suavemente me dijo que parase; supe entonces qui矇n era, y le rogu矇 que, para hablarme, all穩 se detuviera. 87
竄As穩 -me respondi籀- como te amaba en el cuerpo mortal, libre te amo: por eso me detengo; y t繳 聶qu矇 haces?罈 90
竄Por volver otra vez, Cassella m穩o, adonde estoy, viajo; mas 聶por qu矇 -le dije- tantas horas te han quitado?罈 93
Y 矇l a m穩: 竄No me hicieron injusticia, si aquel que lleva cu獺ndo y a quien quiere, me ha negado el pasaje muchas veces; 94 96
de justa voluntad sale la suya: mas desde hace tres meses ha tra穩do a quien quisiera entrar, sin oponerse. 99
Por lo que yo, que estaba en la marina donde el agua del T穩ber sal se hace, benignamente fui por 矇l llevado. 102
El vuelo a aquella desembocadura dirigi籀, pues que siempre se congregan all穩 los que a Aqueronte no descienden.罈 105
Y yo: 竄Si no te quitan nuevas leyes la memoria o el uso de los cantos de amor, que mis deseos aquietaban, 108
con ellos t矇 suplico que consueles mi alma que, viniendo con mi cuerpo a este lugar, se encuentra muy angustiada.罈 111
El amor que en la mente me razona entonces comenz籀 tan dulcemente, que en mis adentros oigo a繳n la dulzura. 112 114
Mi maestro y yo y aquellas gentes que estaban junto a 矇l, tan complacidas parec穩an, que en nada m獺s pensaban. 117
Todos pendientes y fijos est獺bamos de sus notas; y el viejo venerable nos grit籀: 竄聶Qu矇 sucede, lentas almas? 119 120
聶qu矇 negligencia, qu矇 esperar es 矇ste? corred al monte a echar las impurezas que no os permiten contemplar a Dios.罈 123
Como cuando al coger avena o mijo, las palomas rodean el sustento, quietas y sin mostrar su usado orgullo, 126
si algo sucede que las amedrenta, s繳bitamente dejan la comida, pues un mayor cuidado las asalta; 129
yo vi a aquella mesnada reci矇n hecha dejar el canto y escapar al monte, como quien va y no sabe d籀nde acabe: no fue nuestra partida menos presta. 132
CANTO III
Por m獺s que aquella huida repentina por la llanura a todos dispersara, hacia el monte en que aguija la justicia, 3
a mi fiel compa簽ero me arrim矇: 聶pues c籀mo habr穩a yo sin 矇l corrido? 聶Qui矇n por el monte hubi矇rame llevado? 6
Le cre穩 descontento de s穩 mismo: 癒Oh qu矇 digna y qu矇 pura conc簿encia con qu矇 amargor te muerde un leve fallo! 9
Cuando sus pies dejaron de ir aprisa, que a cualquier acto qu穩tale el decoro, mi pensamiento, empecinado antes, 10 12
reanud籀 su discurso, deseoso, y dirig穩 mis ojos hacia el monte que al cielo m獺s se eleva de las aguas. 15
El sol, que atr獺s en rojo flameaba, se rompia delante de mi cuerpo, pues sus rayos en m穩 se deten穩an. 18
Me volv穩 hacia los lados temeroso de estar abandonado, cuando vi s籀lo ante m穩 la tierra oscurecida; 21
y: 竄聶Por qu矇 desconf穩as? -mi consuelo
volvi矇ndose hacia m穩 empez籀 a decirme 聶no crees que te acompa簽o y que te gu穩o? 24
Es ya la tarde donde sepultado est獺 aquel cuerpo en el que sombra hac穩a; no en Brindis, sino en N獺poles se encuentra. 25 27
Por lo cual si ante m穩 nada se ensombra, no debes extra簽arte, igual que el cielo no detiene el camino de los rayos. 30
Por sufrir penas, fr穩as y calientes, Dios ha dispuesto cuerpos semejantes, de modo que no quiere revelarnos. 33
Loco es quien piense que nuestra raz籀n pueda seguir por la infinita senda que sigue una sustancia en tres personas. 34 36
Os baste con el qu穩a, humana prole; pues, si hubierais podido verlo todo, ocioso fuese el parto de Mar穩a; 39
y t繳 has visto sin frutos desearlo a tales que aquietaran su deseo, que eternamente ahora les enluta: 40 42
de Arist籀teles hablo y de Plat籀n y aun de otros m獺s罈; y aqu穩 inclin籀 la frente, y m獺s no dijo y qued籀se turbado. 45
Llegamos entretanto al pie del monte; tan escarpadas estaban las rocas, que en vano habrfa piernas bien dispuestas. 48
Entre Rurbia y Lerice el m獺s desierto, el m獺s roto barranco, es escalera, comparado con 矇ste, abierta y f獺cil. 49 51
竄聶Ahora qui矇n sabe en donde la pendiente -deteni矇ndose, dijo mi maestro-pueda subir aquel que va sin alas?罈 54
Y mientras meditaba con la vista baja, sobre la suerte del camino, y yo miraba arriba del pe簽asco, 57
a mano izquierda apareci籀 una turba de almas que ven穩a hacia nosotros, 58
mas tan lentos que no lo parec穩a. 60
竄Alza -dije- maestro, la mirada: hay aqu穩 quien podr獺 darnos consejo, si no puedes tenerlo por ti mismo.罈 63
Entonces mir籀, y con el rostro sereno me dijo: 竄Vamos pues, que vienen lentos; y afirma la esperanza, dulce hijo.罈 66
Tan lejos a繳n estaba aquella gente, luego de haber mil pasos caminado, como un buen lanzador alcanzaria, 69
cuando a las duras pe簽as se arrimaron de la alta sima, quietos y apretados, cual caminante que dudoso mira. 72
竄Felices muertos, almas elegidas -Virgilio dijo- por la paz aquella que todos esper獺is, seg繳n bien creo, 75
decidnos d籀nde baja la monta簽a, para poder subir; pues m獺s disgusta perder el tiempo a quien su precio sabe.罈 78
Cual salen del redil las ovejillas de una, de dos, de tres y temerosas est獺n las otras, vista y morro en tierra; 81
y lo que la primera hacen las otras, acerc獺ndose a ella si se para, simples y calmas, y el porqu矇 no saben; 84
as穩 vi que ven穩a la cabeza de aquella grey afortunada entonces, con recatado andar y rostro honesto. 87
Al ver los de delante interrumpida la luz en tierra a mi derecho flanco desde m穩 hasta la roca haciendo sombra, 90
se detuvieron, y hacia atr獺s se echaron, y todos esos que detr獺s ven穩an, no sabiendo por qu矇, lo mismo hicieron. 93
竄Sin que lo pregunt矇is yo os comunico que este cuerpo que veis es cuerpo humano; por lo que el sol ha interceptado en tierra. 96
No os deb矇is asombrar, pero creedme que no sin que lo quieran en el cielo estas paredes escalar pretende.罈 99
As穩 el maestro; y esas dignas gentes: 竄Volved -dijeron- y seguid un poco罈, haci矇ndonos se簽ales con la mano. 102
Y uno de aqu矇llos empez籀: 竄Quien quiera que seas, vuelve el rostro mientras andas: recuerda si me viste en la otra vida.罈 103 105
Volv穩 la vista a 矇l muy fijamente rubio era y bello y de gentil aspecto, mas un tajo una ceja le part穩a. 108
Cuando con humildad hube negado haberle visto nunca, 矇l dijo: 竄Mira罈 y mostr籀me una llaga sobre el pecho. 111
Luego sonriendo dijo: 竄Soy Manfredo: la emperatriz Constanza fue mi abuela; y te suplico que, cuando regreses, 112 114
le digas a mi hermosa hija, madre del honor de Arag籀n y de Sicilia, la verdad, si es que cuentan de otro modo. 115 117
Despu矇s de ser mi cuerpo atravesado por dos golpes mortales, me volv穩 llorando a quien perdona de buen grado. 120
Abominables mis pecados fueron mas tan gran brazo tiene la bondad infinita, que acoge a quien la implora. 123
Si el pastor de Cosenza, que a mi caza entonces fue enviado por Clemente, la p獺gina divina comprendiera, 124 125 126
los huesos de mi cuerpo a繳n estar穩an al pie del puente junto a Benevento, y por pesadas piedras custodiados. 129
Mas los ba簽a la lluvia y mueve el viento, fuera del reino, casi junto al Verde, donde 矇l los traslad籀 sin luz alguna. 132
Mas por su maldici籀n, nunca se pierde, sin que pueda volver, el infinito amor, mientras florezca la esperanza. 133 135
Verdad es que quien muere contumaz, con la Iglesia, aunque al fin arrepentido, fuera debe de estar de esta monta簽a, 138
treinta veces el tiempo que viviera en esa presunci籀n, si tal decreto no se acorta con buenas oraciones. 141
Piensa pues lo dichoso que me har穩as, a mi buena Constanza revelando c籀mo me has visto, y esta prohibici籀n: que aqu穩, por los de all獺, mucho se avanza. 143 144
CANTO IV
Cuando alg繳n sufrimiento o alegr穩a de alguna facultad nuestra se adue簽a, toda en ella se centra nuestra alma, 3
y no atiende a ninguna otra potencia y es esto contra aquel error que opina que un alma sobre otra alma arda en nosotros. 6
Por eso, cuando se oye o se ve algo que atraiga al alma fuertemente a ello, el tiempo pasa y nada el hombre advierte; 9
porque es una potencia la que escucha, y otra la que retiene al alma entera: una est獺 casi presa, y la otra libre. 12
Puede experimentar de veras esto, escuchando a aquel alma y admirando; pues bien cincuenta grados ya subido 15
hab穩a el sol, sin darme cuenta, cuando llegamos donde, a una, aquellas almas gritaron: 竄Aqu穩 est獺 lo que busc獺is.罈 18
Mayor portillo muchas veces cierra con un manojo apenas de zarzales el campesino al madurar la uva, 21
de lo que era la senda que subimos, yo detr獺s de mi gu穩a, los dos solos
al partir de nosotros aquel grupo. 24
Se va a Sanleo, a Noli se desciende, se sube a Bismantova hasta la cumbre a pie, pero volar aqu穩 es preciso; 25 27
digo con leves alas y con plumas del deseo, detr獺s de aquel llevado, que me daba esperanza y me alumbraba. 30
Por un gir籀n subimos de la roca, cuyas paredes casi se juntaban, y el suelo nos ped穩a pies y manos. 33
Cuando ya al borde superior llegamos de la alta base, a un sitio descubierto 竄Maestro --dije- 聶qu矇 camino haremos?罈 36
Y 矇l me dijo: 竄No tuerzas ning繳n paso; 繳nicamente s穩gueme hacia el monte, hasta que llegue alguna escolta sabia.罈 39
La cima, de tan alta, era invisible y a繳n m獺s pina la cuesta que la raya que une el medio cuadrante con el centro. 42
Estaba muy cansado y exclam矇: 竄Oh dulce padre, vu矇lvete y advierte que solo quedar矇, si no te paras.罈 45
竄Hijo --me contest籀-- sube hasta all穩罈, un repliegue m獺s alto se簽alando que por all穩 giraba todo el monte. 48
Tanto me espolearon sus palabras, que me esforc矇 trepando tras de 矇l hasta que puse pies en la cornisa. 51
Nos sentamos los dos vueltos a oriente, donde estaba el camino que subimos, que siempre de mirar es agradable. 52 54
La vista dirig穩 primero abajo; luego arriba, hacia el sol, y me admiraba que nos her穩a por el lado izquierdo. 57
Bien comprendi籀 el poeta que yo estaba por el carro solar estupefacto, que entre nosotros y Aquil籀n nac穩a. 60
Por lo cual me explic籀: 竄Si los Gemelos fuesen en compa簽穩a de ese espejo que lleva la luz arriba y abajo, 61 63
ver穩as al Zodiaco enrojecido girar a繳n m獺s cercano de las Osas, si no saliera del camino usado. 66
C籀mo pueda ocurrir, pensarlo puedes si atentamente observas que Si籀n en la tierra se opone a esta monta簽a; 69
un horizonte mismo tienen ambas y hemisferios diversos; y el camino que mal supiera recorrer Faetonte, 72
podr獺s ver c籀mo en 矇sta va por uno, y por aquella por el otro lado, si lo ves claro con la inteligencia.罈 75
竄Cierto maestro -dije- que hasta ahora no i claro, como lo discierno, all穩 donde mi ingenio me faltaba, 78
que la mitad del cielo que alto gira, que se llama Ecuador en alg繳n arte, y entre sol y entre invierno se halla siempre, 80 81
por la causa que dices, dista tanto respecto al Septentri籀n, cuanto en Judea lo contemplaban en la parte c獺lida. 84
Mas sabr穩a gustoso, si quisieras, cu獺nto habremos de andar; pues sube el monte m獺s de lo que subir pueden mis ojos.罈 87
Y 矇l me dijo: 竄Este monte es de tal modo, que siempre pesa al comenzar abajo; y cuando m獺s se sube, menos da簽a. 90
Y as穩 cuando le sientas tan suave, que te haga caminar ya tan ligero como nave que empuja la corriente, 93
habr獺s llegado al fin de este sendero: reposar all穩 espera tu fatiga. M獺s no respondo, y esto lo s矇 cierto.罈 96
Y despu矇s de decir estas palabras, o穩mos una voz cercana: 竄癒Acaso necesites sentarte mucho antes!罈 99
Los dos al escucharle nos volvimos, y vimos a la izquierda un gran pe簽asco, que antes ninguno hab穩amos notado. 102
All穩 fuimos; y hab穩a all穩 personas que estaban a la sombra de la piedra como se pone el hombre por vagancia. 105
Y uno, que fatigado parec穩a, se sentaba abrazando sus rodillas, con el rostro inclinado puesto entre ellas. 106 108
竄Oh mi dulce se簽or -dije- contempla al que m獺s negligente no ver穩as si la pereza fuese hermana suya.罈 111
Entonces se volvi籀, mirando atento, levantando su rostro de los muslos: 竄癒Sube t繳, puesto que eres tan valiente!罈 114
Supe qui矇n era entonces, y el cansancio que a繳n el aliento un poco me cortaba, no me impidi籀 acercarme a 矇l; y cuando 117
estuve al lado, alz籀 la vista apenas diciendo: 竄 聶Has entendido c籀mo el sol lleva su carro por el hombro izquierdo?罈 120
Sus gestos perezosos y sus breves palabras me causaron leve risa; Despu矇s: 竄Belacqua -dije- no me duelo 123
ya de ti; pero di, 聶por qu矇 te sientas aquf precisamente? 聶escolta esperas, o la antigua costumbre te domina?罈 126
Y 矇l: 竄De qu矇 sirve, hermano, el ir a arriba, pues no me dejar穩a ir al castigo el 獺ngel del Se簽or que est獺 en la puerta. 129
Es necesario que antes gire el cielo sobre m穩 tantas veces, cuanto en vida, pues que dej矇 para el final el llanto; 132
si es que antes no me ayuda la oraci籀n
de un coraz籀n surgida que est矇 en gracia: porque la otra en el cielo no se escucha.罈 135
Y ya delante de m穩 iba el poeta, diciendo: 竄Vamos ven, mira que toca el sol el meridiano, y en la orilla cubre el pie de la noche ya Marruecos.罈 138 139
CANTO V
De esa sombra me hab穩a separado, y segu穩a los pasos de mi gu穩a, cuando detr獺s de m穩, su dedo alzando, 3
una grit籀: 竄iMirad, que no iluminan los rayos a la izquierda del de abajo, y cual vivo parece comportarse!罈 6
Volv穩 los ojos al o穩r aquello, y los vi que miraban asombrados, s籀lo a m穩, y a la luz que interceptaba. 9
竄聶T繳 獺nimo por qu矇 se enreda tanto -dijo el maestro- que el andar retardas? 聶qu矇 te importa lo que esos cuchichean? 12
Deja hablar a la gente y ven conmigo: s矇 como aquella torre que no tiembla nunca su cima aunque los vientos soplen; 14 15
pues aquel en quien bulle un pensamiento sobre otro pensamiento, se extrav穩a, porque el fuego del uno ablanda al otro.罈 18
聶Qu矇 pod穩a decir si no: 竄 Ya voy罈? D穩jelo, m獺s cubri矇ndome el color que digno de perd籀n al hombre vuelve. 21
Mientras tanto a trav矇s de la ladera una gente ven穩a hacia nosotros, cantando el 竄Miserere罈, verso a verso. 24
Cuando notaron que ocasi籀n no daba de atravesar los rayos con mi cuerpo, por un gran 竄Oh罈 cambiaron su cantiga; 27
y dos de ellos, en forma de emisarios, corrieron hacia m穩 y me preguntaron: 竄Haznos saber de vuestra condici籀n罈 30
Y mi maestro: 竄Bien pod矇is marcharos y a aquellos que os mandaron referirles que el cuerpo de 矇ste es carne verdadera. 33
Si al contemplar su sombra se pararon, como yo creo, baste la respuesta: hacedle honor, que acaso os aproveche.罈 36
Tan r獺pidos vapores encendidos no vi rasgar el cielo en plena noche, ni las nubes de agosto en el ocaso, 39
como aquellos a lo alto se volvieron, y junto a los dem獺s dieron la vuelta, como un tropel sin freno hacia nosotros. 42
竄Mucha es la gente que a nosotros viene, y te quieren rogar --dijo el poeta-: mas sigue andando, y caminando escucha.罈 45
竄Oh alma que caminas con aquellos miembros con que naciste, a ser dichoso, -se acercaban gritando- aquieta el paso. 48
Mira si a alguno de nosotros viste, para que de 矇l all穩 noticias lleves: 癒Ah!, 聶por qu矇 sigues? 癒Ah!, 聶por qu矇 no paras? 51
Todos muertos violentamente fuimos, y hasta el 繳ltimo instante pecadores; la luz del cielo entonces nos dio juicio 54
y, arrepentidos, perdonando, fuera salimos de la vida en paz con Dios, y el deseo de verle nos aflige.罈 55 57
Y yo: 竄Por m獺s que mire vuestros rostros no os reconozco: mas si dese獺is algo que pueda hacer, buenos esp穩ritus, 60
decidmelo y lo har矇, por esa paz que, detr獺s de los pasos de mi gu穩a, de mundo en mundo buscar se me hace.罈 63
Y uno repuso: 竄Todos nos fiamos de tus bondades sin que nos lo jures, si es que tu voluntad no es impedida. 64 66
Por lo que yo que habl矇 antes que los otros, te ruego, que si ves esa comarca que est獺 entre la Roma簽a y la de Carlos, 69
que de tus ruegos me hagas cortes穩a en Fano, y que por mi bien se suplique, y las graves ofensas purgar pueda. 72
All穩 nac穩, mas los profundos huecos por los que huy籀 la sangre en que viv穩a, en tierras de Antenor me fueron hechos, 75
donde estar confiaba m獺s seguro: que lo mand籀 el de Este, pues me odiaba m獺s de lo que el derecho lo permite. 77 78
Pero si hacia la Mira hubiese huido, cuando fui sorprendido en Oriaco, aun estar穩a donde se respira. 79 81
Corr穩 al pantano, donde cieno y ca簽as estorbaron mi paso y me ca穩; y vi mi sangre en tierra hacer un lago.罈 84
Luego otro dijo: 竄癒Ay, as穩 el deseo se cumpla que te trae a esta monta簽a, con piedad bondadosa ayuda al m穩o! 85 87
Yo nac穩 en Montefeltro, soy Bonconte; Giovanna y los dem獺s no me recuerdan, y sigo a estos con la frente gacha.罈 89 90
Y le dije: 竄聶qu矇 fuerza o qu矇 aventura de Campaldino te llev籀 tan lejos que tu sepulcro nunca se ha encontrado?罈 93
竄Oh -me repuso-, al pie del Casentino un agua corre que se llama Arquiano, nace en los Apeninos, sobre el Ermo. 94 96
Donde su nombre ya no necesita, llegu矇 con una herida en la garganta, huyendo a pie y ensangrentando el llano. 97 99
All穩 perd穩 la vista, y mi palabra termin籀 con el nombre de Mar穩a, y all穩 al caer mi carne qued籀 sola. 102
Te dir矇 la verdad y t繳 a los vivos:
un 獺ngel me cogi籀, y el del Infierno gritaba: 竄Oh t繳, el del Cielo, 聶por qu矇 quieres 105
privarme de 矇l, llev獺ndote lo eterno, porque una lagrimilla me lo quita? mas yo tendr矇 el gobierno de lo otro.罈 108
竄Bien sabes que en el aire se recoge el h繳medo vapor que se hace agua, en cuanto sube donde encuentra el fr穩o. 111
Lleg籀 aquel mal querer, que males busca con su sabidur穩a, y humo y viento movi籀 con el poder de que es dotado. 112 114
El valle entonces, cuando cay籀 el d穩a, se cubri籀 desde el monte a Protomagno de niebla; y todo el cielo se nubl籀, 116 117
y el aire denso convirti籀se en agua; cay籀 la lluvia, y vino a los barrancos toda la que la tierra no absorb穩a; 120
y como se juntara en torrenteras, tan veloz en el rfo principal cay籀, que nada pudo retenerla. 123
Mi cuerpo helado, en donde desemboca hall籀 al soberbio Arquiano: y 矇ste al Arno lo arrastr籀, deshaciendo de mi pecho 126
la cruz que hiciera del dolor vencido; me volte籀 en la orilla y en el fondo, y me cubri籀 y ci簽籀 con sus botines.罈 129
竄Ay, cuando al mundo regresado hayas, y descansado de la larga ruta -sigui籀 un tercer esp穩ritu al segundo 132
recuerdame, soy P穩a, me hizo Siena, Maremma me deshizo: bien lo sabe aquel que, luego de poner su anillo, con su gema me hab穩a desposado.罈 CANTO VI 135 136
Cuando se acaba el juego de la zara, el perdedor se queda algo mohino y triste aprende, repitiendo lances; 3
con el otro se va toda la gente; cu獺l va delante, cu獺l detr獺s le agarra, cu獺l a su lado quiere darle coba; 6
矇l no se para y los escucha a todos; a quien tiende la mano, al fin le suelta; y as穩 de aquel gent穩o se ve libre. 9
Tal entre aquella turba me encontraba, de aqu穩 y de all獺 volvi矇ndoles el rostro, y prometiendo me soltaba de ellos. 12
Estaba el Aretino, quien del brazo fiero de Ghin de Tacco hall籀 la muerte, y el otro que se ahog籀 yendo de caza. 14 15
Suplicaba, tendi矇ndome las manos, Federico Novello, y el de Pisa que hiciera parecer fuerte a Marzucco. 17 18
Vi al conde Orso y su alma separada de su cuerpo por odio y por envidia, como decia, y no por culpa alguna. 19 21
Pier de la Broccia digo; y que provea, mientras que a繳n est獺 aqu穩, la de Brabante si con peor reba簽o andar no quiere. 22 24
Cuando ya me libr矇 de todas esas sombras que suplicaban otras s繳plicas, porque su salvaci籀n les llegue antes, 27
yo comenc矇: 竄 Parece que me niegas expresamente, oh luz, en alg繳n texto que aplaque la oraci籀n leyes del cielo; 28 30
y esta gente por ello s籀lo ruega: 聶es que vanas son pues sus esperanzas, o es que no he comprendido bien tu texto?罈 33
Y 矇l me dijo: 竄Es sencilla mi escritura; y en esperar ninguno se equivoca, si con la mente clara bien se mira; 36
pues la cima del juicio no se allana porque el fuego de amor cumpla en un punto lo que satisfacer aqu穩 se espera; 39
y all穩 donde hice tal afirmaci籀n,
no se enmendaba, por rezar, la culpa, pues la oraci籀n de Dios estaba lejos. 42
No te fijes en dudas tan profundas sino tan s籀lo en lo que diga aquella que entre mente y la verdad alumbre. 45
No s矇 si entiendes: de Beatriz te hablo; arriba la ver獺s, sobre la cima de este monte, dichosa y sonriendo.罈 48
Y yo: 竄Se簽or, vayamos m獺s aprisa, que ya no estoy cansado como antes, y ya veo que el monte arroja sombra.罈 51
竄 Caminaremos mientras dure el d穩a -矇l me repuso- el tiempo que podamos; mas no es la cosa como la imaginas. 54
Antes de estar arriba, volver獺s a ver aquel que oculta la ladera, de modo que sus rayos ya no rompes. 57
Pero mira aquel alma que all獺 inm籀vil, completamente sola, nos contempla: el camino m獺s corto ha de mostrarnos. 60
Nos acercamos: 癒oh 獺nima lombarda qu矇 altiva y desde簽osa aparec穩as, qu矇 noble y lenta en el mover los ojos! 63
Ella no nos dec穩a una palabra, mas nos dejaba andar, s籀lo mirando a guisa de le籀n cuando reposa. 66
Mas Virgilio acerc籀se a 矇l, pidiendo que nos mostrase la mejor subida; pero a su ruego nada respondi籀, 69
mas de nuestro pa穩s y nuestra vida nos pregunt籀; y mi gu穩a comenzaba 竄Mantua...罈 y la sombra, toda en ella absorta, 72
vino hacia 矇l del sitio en que se hallaba diciendo: 竄癒Oh mantuano, soy Sordello, soy de tu misma tierra!罈, y se abrazaron. 75
癒Ah esclava Italia, albergue de dolores, nave sin timonel en la borrasca, 76
burdel, no soberana de provincias! 78
Aquel alma gentil tan prestamente, s籀lo al o穩r el nombre de su tierra, comenz籀 a festejar a su paisano, 81
y en ti ahora sin guerras no se hallan tus vivos, y se muerden unos a otros, los que un foso y un muro mismo encierran. 84
Busca, m穩sera, en torno de tus costas tus playas, y despu矇s mira en el centro, si alguna parte en ti de paz disfruta. 87
聶De qu矇 vale que el freno te pusiera, Justiniano, si nadie hay en la silla? Menor fuera sin 矇se la verg羹enza. 88 90
Ah gentes que deb穩ais ser devotas, y consentir al C矇sar en su trono, si aquello que Dios manda comprendieseis, 92 93
esa fiera mirad cu獺n indomable, por no ser corregida por la espuela, al poner en las riendas vuestras manos. 94 96
癒Oh t繳, tedesco Alberto, que la dejas al verla tan salvaje y tan ind籀mita, y debiste apretarle los ijares, 97 99
caiga de las estrellas justo juicio sobre tu sangre, y sea nuevo y claro, tal que tu sucesor le tenga miedo! 102
Pues hab矇is consentido t繳 y tu padre, por la codicia de eso distra穩dos, que el jard穩n del imperio est矇 desierto. 105
Ven y v矇 a Capuletos y Montescos, Filipeschos, Monaldos, ah, indolente, esos ya tristes, y estos con recelos! 106 108
癒Ven, cruel, ven y v矇 la tirania de tus nobles, y cura sus desmanes; ver獺s a Santaflora tan oscura! 111
Ven y contempla tu Roma llorando viuda y sola, llamando noche y d穩a: 竄 Oh mi C矇sar, por qu矇 no me acompa簽as?罈 114
癒Ver獺s lo mucho que se quieren todos! y si a piedad ninguna te movemos, ven y tendr獺s verg羹enza de tu fama. 117
Y si me es permitido, oh sumo Jove que por nosotros en cruz te pusieron, 聶es que has vuelto los ojos a otra parte? 118 120
聶o te est獺s preparando, en el abismo de tus designios, para hacer un bien que se escapa del todo a nuestra mente? 123
Pues llenas de tiranos las ciudades est獺n de Italia toda, y un Marcelo se vuelve cualquier ruin que entra en un bando. 125 126
Puedes estar contenta, ah, mi Florencia, por esta digresi籀n que no te alcanza, pues se las sabe solventar tu pueblo. 129
La justicia en su pecho muchos guardan, y, prudentes, disparan tarde el arco; mas tu pueblo la tiene en plena boca. 132
Muchos rechazan cargos oficiales, mas tu pueblo sol穩cito responde sin ser llamado, y grita: 竄iYo lo acepto!罈 135
癒Al矇grate, porque motivos tienes: t繳 rica, t繳 con paz, y t繳 prudente! De si digo verdad, est獺n las muestras. 138
Las Atenas y Espartas, que inventaron las viejas leyes tan civilizadas del bien vivir, hicieron d矇bil prueba 141
comparadas contigo, pues que haces tan sutiles decretos, que a noviembre los que hiciste en octubre nunca llegan. 144
Hasta donde recuerdo, 聶cu獺ntas veces leyes, monedas, h獺bitos y oficios, has mudado, y cambiado de habitantes? 147
Y si te acuerdas bien y lo ves claro, te ver獺s semejante a aquella enferma que no encuentra reposo sobre plumas, mas dando vueltas calma sus dolores. 150
CANTO VII
Los saludos corteses y dichosos por tres y cuatro veces reiterados, Sordello se apart籀 y dijo: 竄聶Qui矇n sois?罈 3
竄Antes de que llegaran a este monte las almas dignas de subir a Dios, Octavio dio a mis huesos sepultura. 6
Yo soy Virgilio; y por culpa ninguna, salvo el no tener fe, perd穩 los cielos.罈 As穩 repuso entonces mi maestro. 9
Como queda quien ve s繳bitamente algo maravilloso frente a 矇l, que cree y que no, diciendo 竄Es..., o no es...罈, 12
aquel as穩; despu矇s baj籀 los ojos, y se volvi籀 hacia 矇l humildemente, y le abraz籀 donde el menor se agarra. 13 15
竄Gloria de los latinos, por el cual mostr籀 cu獺nto podia nuestra lengua, oh prez eterna, del pueblo natal, 18
qu矇 m矇rito o qu矇 gracia a m穩 te muestra? Si de escuchar soy digno tus palabras, dime si acaso vienes del infierno.罈 21
竄Por los recintos todos de aquel reino doliente, aqu穩 he llegado -respondi籀y, enviado del cielo, con 矇l vengo. 24
Perd穩, no por hacer, mas por no hacer, el ver el alto sol que t繳 deseas, pues que fue tarde por m穩 conocido. 25 27
No entristecen martirios aquel sitio sino tinieblas s籀lo; y los lamentos no suenan como ayes, son suspiros. 30
All穩 estoy con los ni簽os inocentes del diente de la muerte antes mordidos que de la humana culpa fueran libres. 33
Con aquellos estoy que las tres santas virtudes no vistieron, mas sin vicio
supieron y siguieron las restantes. 36
Mas si sabes y puedes, un indicio danos, con que poder llegar m獺s pronto a donde el purgatorio da comienzo.罈 39
Respondi籀: 竄Un lugar fijo no me han puesto; y me es licito andar por todos lados; te acompa簽o cual gu(a mientras pueda. 40 42
Pero contempla c籀mo cae el d穩a, y subir por la noche no se puede; ser獺 bueno pensar en un refugio. 45
A la derecha hay almas retiradas; si lo permites, a ellas te conduzco, y te dar獺 placer el conocerlas. 48
竄聶C籀mo es eso? -repuso- 聶quien quisiese subir de noche, se lo impedir穩a alguno, o es que 矇l mismo no pudiera? 51
Y el buen Sordello en tierra pas籀 el dedo diciendo: 竄聶Ves?, ni siquiera esta raya pasar穩as despu矇s de que anochezca: 54
no porque haya otra cosa que te impida subir, sino las sombras de la noche; que, de impotencia, quitan los deseos. 57
Con ellas bien podr穩as descender y caminar en torno de la cuestra, mientras que al d穩a encierra el horizonte.罈 60
Entonces mi se簽or, casi admirado, 竄ll矇vanos -dijo- donde nos contaste, pues podr獺 ser gozosa la demora罈. 61 63
De all穩 poco alejados estuvimos, cuando not矇 que el monte estaba hendido, del modo como un valle aqu穩 los hiende. 66
竄All穩 -dijo la sombra-, marcharemos donde la cuesta hace de s穩 un regazo; y esperaremos all穩 el nuevo d穩a.罈 69
Entre llano y pendiente, un tortuoso camino nos condujo hasta la parte del valle de laderas menos altas. 72
Oro, albayalde, grana y plata fina, indigo, le簽o l繳cido y sereno, fresca esmeralda al punto en que se quiebra, 75
por las hierbas y flores de aquel valle, sus colores ser穩an derrotados, como el mayor derrota al m獺s peque簽o. 78
No pint籀 solamente alll natura, mas con la suavidad de mil olores, inc籀gnito, indistinto, uno creaba. 81
Salve Regina, sobre hierba y flores sentadas, vi a unas almas que cantaban, que no vimos por fuera de aquel valle. 82 84
竄Antes que el poco sol vuelva a su nido -comenz籀 nuestro guta el Mantuano -no pretend獺is que entre esos os conduzca. 87
Mejor desde esta loma las acciones y los rostros ver矇is de cada uno, que mezclados con ellos all獺 abajo. 90
Quien m獺s alto se sienta y que parece desatender aquello que debiera, y no mueve la boca con los otros, 91 93
Rodolfo fue, que pudo, con su imperio, sanar las plagas que han matado a Italia, y as穩 tarde el remedio de otros llega. 96
Aquel que le consuela con la vista, rigi籀 la tierra donde el agua nace que al Albia el Molda, el Albia al mar se lleva. 97 99
Otocar se llam籀, y desde la infancia fue mejor que el barbudo Wenceslao, su hijo que lujuria y ocio pace. 102
Y aquel chatito que charla muy junto con aquel de un aspecto tan benigno, muri籀 escapando y desflorando el lirio: 103 104 105
癒Ved all穩 c籀mo el pecho se golpea! Mirad al otro que ha hecho a su mano de su mejilla, suspirando, lecho. 108
Del mal de Francia son el padre y suegro: 109
saben su villa sucia y enviciada;
de esto viene el dolor que les lancea. 111
Aquel tan corpulento que acompasa 112
su canto con aquel tan narigudo, 113
de toda las virtudes ci簽籀 cuerda; 114
y si rey despu矇s de 矇l hubiera sido
el jovencito sentado detr獺s, 116
ir穩a la virtud de vaso en vaso. 117
No es lo mismo los otros herederos; 118
tienen el trono Jaime y Federico;
mas el lote mejor ninguno tiene. 120
Raras veces renace por las ramas
la probidad humana; y esto quiere
quien la otorga, para que la pidamos. 123
Tambi矇n esto concierne al narigudo 124
y no menos que a Pedro, con quien canta,
de quien Pulla y Provenza se lamentan. 126
Tan inferior la planta es a su grano, 127
cuanto, m獺s que Beatriz y Margarita,
Constanza del marido se envanece. 129
Mirad al rey de la vida sencilla 130
sentado aparte, Enrique de Inglaterra:
el v獺stago mejor tiene en sus ramas. 132
Aquel que est獺 m獺s bajo echado en tierra, 133
mirando arriba, es Guillermo el marqu矇s,
por quien a Alejandr穩a y sus batallas 135
lloran el Canav矇s y Monferrato.
CANTO VIII
Era la hora en que quiere el deseo enternecer el pecho al navegante, cuando de sus amigos se despide; 3
y que de amor el nuevo peregrino sufre, si escucha lejos una esquila, que parece llorar el d穩a muerto; 6
cuando yo comenc矇 a dejar de o穩r, y a mirar hacia un alma que se alzaba
pidiendo con la mano que la oyeran. 9
Junt籀 y alz籀 las palmas, dirigiendo los ojos hacia oriente, de igual modo que si dijese a Dios: 竄S籀lo en ti pienso.罈 12
Con tanta devoci籀n Te lucis ante le sali籀 de la boca en dulces notas, que le hizo a mi mente enajenarse; 13 15
y las otras despu矇s dulces y p穩as seguir tras ella, completando el himno, puestos los ojos en la extrema esfera. 18
A la verdad aguza bien los ojos, lector, que el velo ahora es tan sutil, que es f獺cil traspasarlo ciertamente. 19 21
Yo aquel gentil ej矇rcito ve穩a callado luego contemplar el suelo, como esperando p獺lido y humilde; 24
y vi salir de lo alto y descender dos 獺ngeles con dos ardientes gladios truncos y de la punta desprovistos. 26 27
Verdes como las hojas m獺s tempranas sus ropas eran, y las verdes plumas por detr獺s las batfan y aventaban. 30
Uno se puso encima de nosotros, y baj籀 el otro por el lado opuesto, tal que en medio las gentes se quedaron. 33
Bien distingu穩a su cabeza rubia; mas su rostro la vista me turbaba, cual facultad que a demasiado aspira. 36
竄Vinieron del regazo de Mar穩a -dijo Sordello- a vigilar el valle, por la serpiente que vendr獺 muy pronto.罈 39
Y yo, que no sab穩a por qu矇 sitio, me volv穩 alrededor y me estrech矇 a las fieles espaldas, todo helado. 42
竄Ahora bajemos -a簽adi籀 Sordelloentre las grandes sombras para hablarles; pues el veros muy grato habr獺 de serles.罈 45
S籀lo tres pasos creo que hab穩a dado y abajo estuve; y vi a uno que miraba hacia m穩, pareciendo conocerme. 47 48
Tiempo era ya que el aire oscureciera, mas no tal que sus ojos y los m穩os lo que antes se ocultaba no advirtiesen. 51
Hacia m穩 vino, y yo me fui hacia 矇l: cu獺nto me complaci籀, gentil juez Nino, cuando vi que no estabas con los reos. 54
Ning繳n bello saludo nos callamos luego me pregunt籀: 竄 聶Cu獺ndo llegaste al pie del monte por lejanas aguas?罈 57
竄Oh -dije- vine por los tristes reinos esta ma簽ana, en mi primera vida, aunque la otra, andando as穩, pretendo.罈 60
Y cuando fue escuchada mi respuesta, Sordello y 矇l se echaron hacia atr獺s como gente de s繳bito turbada. 63
Volvi籀se uno a Virgilio, el otro a alguien sentado all穩 y grit籀: 竄癒Mira, Conrado! ven a ver lo que Dios por gracia quiere.罈 64 66
Y vuelto a m穩: 竄 Por esa rara gracia que debes al que de ese modo esconde sus primeros porqu矇s, que no se entienden, 69
cuando hayas vuelto a atravesar las ondas di a mi Giovanna que en mi nombre implore, en donde se responde a la inocencia. 71 72
No creo que su madre ya me ame luego que se cambi籀 las blancas tocas, que conviene que, a繳n, 癒pobre!, las quisiera. 73 75
Por ella f獺cilmente se comprende cu獺nto en mujer el fuego de amor dura, si la vista o el tacto no lo encienden. 78
Tan bella sepultura no alzar穩a la sierpe del emblema de Mil獺n, como lo har穩a el gallo de Gallura.罈 79 81
As穩 dijo, y mostraba se簽alado su aspecto por aquel amor honesto que en el pecho se enciende con mesura. 84
Yo alzaba ansioso al cielo la mirada, adonde son m獺s tardas las estrellas, como la rueda m獺s cercana al eje. 87
Y mi gu穩a: 竄 聶Qu矇 miras, hijo, en lo alto?罈 Y yo le dije: 竄Aquellas tres antorchas por las que el polo todo hasta aqu穩 arde.罈 90
Y 矇l respondi籀: 竄 Las cuatro estrellas claras que esta ma簽ana vimos, han bajado y 矇stas en su lugar han ascendido罈 93
Mientras hablaba cogi籀le Sordello diciendo: 竄Ved all獺 a nuestro adversario罈; y para que mirase alz籀 su dedo. 96
De aquella parte donde se abre el valle hab穩a una serpiente, acaso aquella que le dio a Eva el alimento amargo. 99
Entre flores y hierba iba el reptil, volviendo la cabeza, y sus espaldas lamiendo como bestia que se limpia. 102
Yo no lo vi, y por eso no lo cuento, qu矇 hicieron los azores celestiales; pero bien vi moverse a uno y a otro. 105
Al escuchar hendir las verdes alas, escap籀 la serpiente, y regresaron a su lugar los 獺ngeles a un tiempo. 108
La sombra que acercado al juez se hab穩a cuando este la llam籀, mientras la lucha no dej籀 ni un momento de mirarme. 109 111
竄 As穩 la luz que a lo alto te conduce encuentre en tu servicio tanta cera, cuanta hasta el sumo esmalte necesites, 114
-comenz籀- si noticia verdadera de Val de Magra o de parte vecina conoces, d穩mela, que all穩 fui grande. 117
Me llamaba Corrado Malaspina;
no el antiguo, sino su descendiente; a mis deudos am矇, y he de purgarlo. 119 120
竄Oh -yo le dije- por vuestras comarcas no estuve nunca; pero no hay un sitio en toda Europa que las desconozca. 121 123
La fama con que se honra vuestra casa, celebra a los se簽ores y a sus tierras, tal que sin verlas todos las conocen. 124 126
Y yo os juro que, as穩 vuelva yo arriba, vuestra estirpe honorable no desdora el precio de la bolsa y de la espada. 129
Uso y natura as穩 la privilegian, que aunque el malvado jefe tuerza el mundo, derecha va y desprecia el mal camino.罈 130 131 132
y 矇l: 竄Marcha pues, que el sol no ha de ocupar siete veces el lecho que el Carnero cubre y abarca con sus cuatro patas, 133 135
sin que esta opini籀n tuya tan cort矇s claven en tu cabeza con mayores clavos que las palabras de los otros, si el transcurrir dispuesto no se para.罈 138
CANTO IX
Del anciano Tit籀n la concubina emblanquec穩a en el balc籀n de oriente, fuera ya de los brazos de su amigo; 3
en su frente las gemas reluc穩an puestas en forma del fr穩o animal que con la cola a la gente golpea; 6
la noche, de los pasos con que asciende, dos llevaba en el sitio en donde est獺bamos, y el tercero inclinaba ya las alas; 9
cuando yo, que de Ad獺n algo conservo, adormecido me tumb矇 en la hierba donde los cinco est獺bamos sentados. 12
Cuando a sus tristes layes da comienzo la golondrina al tiempo de alborada, acaso recordando el primer llanto, 15
y nuestra mente, menos del pensar presa, y m獺s de la carne separada, casi divina se hace a sus visiones, 18
cre穩 ver, en un sue簽o, suspendida un 獺guila en el cielo, de 獺ureas plumas, con las alas abiertas y dispuesta 21
a descender, all穩 donde a los suyos dejara abandonados Ganimedes, arrebatado al sumo consistorio. 24
癒Acaso caza 矇sta por costumbre aqu穩 ens矇-, y acaso de otro sitio desde簽a arrebatar ninguna presa! 27
Luego me pareci籀 que, tras dar vueltas, terrible como el rayo descend穩a, y que arriba hasta el fuego me llevaba. 30
All穩 me pareci籀 que ambos ard穩amos; y el incendio so簽ado me quemaba tanto, que el sue簽o tuvo que romperse. 33
No de otro modo se inquietara Aquiles, volviendo en torno los despiertos ojos y no sabiendo d籀nde se encontraba, 36
cuando su madre de Quir籀n a Squira en sus brazos dormido le condujo, donde despu矇s los griegos lo sacaron; 39
cual yo me sorprend穩, cuando del rostro el sue簽o se me fue, y me puse p獺lido, como hace el hombre al que el espanto hiela. 40 42
S籀lo estaba a mi lado mi consuelo, y el sol estaba ya dos horas alto, y yo la cara al mar ten穩a vuelta. 44 45
竄No tengas miedo -mi se簽or me dijo-; c獺lmate, que a buen puerto hemos llegado; no meng羹es, mas alarga tu entereza. 48
Acabas de llegar al Purgatorio: ve la pendiente que en redor le cierra; y ve la entrada en donde se interrumpe. 51
Antes, al alba que precede al d穩a, cuando tu alma durmiendo se encontraba, sobre las flores que aquel sitio adornan, 54
vino una dama, y dijo: 竄Soy Luc穩a; deja que tome a 矇ste que ahora duerme; as穩 le har矇 m獺s f獺cil el camino.罈 57
Sordello se qued籀, y las otras formas; Te cogi籀 y cuando el d穩a clareaba, vino hacia arriba y yo tras de tus pasos. 60
Te dej籀 aqu穩, mas me mostraron antes sus bellos ojos esa entrada; y luego ella y tu sue簽o a una se marcharon.罈 63
Como un hombre que sale de sus dudas y que cambia en sosiego sus temores, despu矇s que la verdad ha descubierto, 66
cambi矇 yo; y como sin preocupaciones me vio mi gu穩a, por la escarpadura anduvo, y yo tras 矇l hacia lo alto. 69
Lector, observar獺s c籀mo realzo mis argumentos, y a繳n con m獺s arte si los refuerzo, no te maravilles. 72
Nos acercamos hasta el mismo sitio que antes me hab穩a parecido roto, como una brecha que un muro partiera, 75
vi una puerta, y tres gradas por debajo para alcanzarla, de colores varios, y un portero que a繳n nada hab穩a dicho. 78
Y como yo a繳n los ojos m獺s abriera, le vi sentado en la grada m獺s alta, con tal rostro que no pude mirarlo; 81
y una espada ten穩a entre las manos, que los rayos as穩 nos reflejaba, que en vano a ella dirig穩 mi vista. 84
竄Decidme desde all穩: 聶Qu矇 dese獺is -矇l comenz籀 a decir- 聶y vuestra escolta? No os vaya a ser da簽osa la venida.罈 87
竄Una mujer del cielo, que esto sabe,
-le respondi籀 el maestro- nos ha dicho antes, id por all穩, que est獺 la puerta.罈 90
竄Y ella bien ha guiado vuestros pasos -cort矇smente el portero nos repuso-: venid pues y subid los escalones. 93
All穩 subimos; y el primer pelda簽o era de m獺rmol blanco y tan pulido, que en 矇l me espeje矇 tal como era. 94 96
Era el segundo oscuro m獺s que el perso hecho de piedra 獺spera y reseca, agrietado a lo largo y a lo ancho. 99
El tercero que encima descansaba, me pareci籀 tan llameante p籀rfido, cual la sangre que escapa de las venas. 102
Encima de 矇ste colocaba el 獺ngel de Dios, sus plantas, al umbral sentado, que piedra de diamante parec穩a. 105
Por los tres escalones, de buen grado, el gu穩a me llev籀, diciendo: 竄Pide humildemente que abran el cerrojo.罈 108
A los pies santos me arroj矇 devoto; y ped穩 que me abrieran compasivos, mas antes di tres golpes en mi pecho. 111
Siete P, con la punta de la espada, en mi frente escribi籀: 竄Lavar procura estas manchas -me dijo-cuando entres.罈 112 114
La ceniza o la tierra seca eran del color mismo de sus vestiduras; y de debajo se sac籀 dos llaves. 115 117
Era de plata una y la otra de oro; con la blanca y despu矇s con la amarilla algo que me alegr籀 le hizo a la puerta. 120
竄Cuando cualquiera de estas llaves falla, y no da vueltas en la cerradura -dijo 矇l- esta entrada no se abre. 123
M獺s rica es una; pero la otra, antes de abrir, requiera m獺s ingenio y arte,
porque es aquella que el nudo desata. 126
Me las dio Pedro; y d穩jome que errase antes en el abrirla que en cerrarla, mientras la gente en tierra se prosterne.罈 129
Despu矇s empuj籀 la puerta sagrada, dici矇ndonos: 竄Entrad, pero os advierto que vuelve afuera aquel que atr獺s mirase.罈 132
Y al girar en sus goznes las esquinas de aquellas sacras puertas, que de fuertes y sonoros metales est獺n hechas, 135
no rechin籀 ni se mostr籀 tan dura Tarpeya, cuando al bueno de Metelo la arrebataron, y qued籀 arruinada. 138
Yo me volv穩 con el sonar primero, y Te Deum Laudamus parec穩a escucharse en la voz y en dulces sones. 140 141
Tal imagen al punto me ven穩a de lo que o穩a, como la que suele cuando cantar con 籀rgano se escucha; que ahora no, que ahora s穩, se entiende el texto. 144
CANTO X
Y al cruzar el umbral de aquella puerta que el mal amor del alma hace tan rara, pues que finge derecho el mal camino, 3
resonando sent穩 que la cerraban; y si la vista hubiese vuelto a ella, 聶con qu矇 excusara falta semejante? 6
Ascendimos por una piedra hendida, que se mov穩a de uno y de otro lado como la ola que huye y se aleja. 9
竄Aqu穩 es preciso usar de la destreza -dijo mi gu穩a- y que nos acerquemos aqu穩 y all獺 del lado que se aparta.罈 12
Y esto nos hizo retardar el paso, tanto que antes el resto de la luna volvi籀 a su lecho para cobijarse, 15
que aquel desfiladero abandon獺semos; mas al estar ya libres y a lo abierto, donde el monte hacia atr獺s se replegaba, 16 18
cansado yo, y los dos sobre la ruta inciertos, nos paramos en un sitio m獺s solo que un camino en el desierto. 21
Desde el borde que cae sobre el vac穩o, al pie del alto farall籀n que asciende, tres veces medir穩a el cuerpo humano; 24
y hasta donde alcanzaba con los ojos, por el derecho y el izquierdo lado, esa cornisa igual me parec穩a. 27
Nuestros pies no se hab穩an a繳n movido cuando not矇 que la pared aquella, que no daba derecho de subida, 30
era de m獺rmol blanco y adornado con relieves, que no ya a Policleto, a la naturaleza vencer穩an. 32 33
El 獺ngel que a la tierra trajo anuncio de aquella paz llorada tantos a簽os, que abri籀 los cielos tras veto tan largo, 36
tan verdadero se nos presentaba aqu穩 esculpido en gesto tan suave, que imagen muda no nos parec穩a. 39
Jurado habria que 矇l dec穩a: 竄癒Ave!罈 porque representada estaba aquella que tiene llave del amor supremo; 42
e impresas en su gesto estas palabras cce ancilla Dei del modo con que en cera se imprime una figura. 45
竄En un lugar tan s籀lo no te fijes -dijo el dulce maestro, que en el lado donde se tiene el coraz籀n me puso. 48
Por lo que yo volv穩 la vista, y vi tras de Mar穩a, por aquella parte donde se hallaba quien me dirig穩a, 51
otra historia en la roca figurada;
y me acerqu矇, cruzando ante Virgilio, para verla mejor ante mis ojos. 54
All穩 en el mismo m獺rmol esculpido estaban carro y bueyes con el arca que hace temible el no mandado oficio. 55 57
Delante hab穩a gente; y toda ella en siete coros, que mis dos sentidos uno dec穩a: 竄No罈, y otro: 竄S穩 canta.罈 60
Y al igual con el humo del incienso representado, la nariz y el ojo entre el no y entre el s穩 tuvieron pugna. 63
Ante el bendito vaso daba brincos el humilde salmista arremangado, m獺s y menos que rey en ese instante. 66
Frente a 矇l, figurada en la azotea, de un gran palacio, Micol se asombraba como mujer despreciativa y triste. 69
Mov穩 los pies del sitio en donde estaba, para ver otra historia m獺s de cerca, que detr獺s de Micol resplandec穩a. 72
Aqu穩 estaba historiada la alta gloria del principe romano, a quien Gregorio hizo por sus virtudes victorioso; 73 75
hablo de aquel emperador Trajano; y de una viuda que cogi籀le el freno, de dolor traspasada y de sollozos. 78
Hab穩a en torno a 矇l gran muchedumbre de caballeros, y las 獺guilas 獺ureas sobre ellos se mov穩an con el viento. 81
La pobrecilla entre todos aquellos parec穩a decir: 竄Dame venganza, se簽or, de mi hijo muerto, que me aflige.罈 84
Y 矇l que le contestaba: 竄Aguarda ahora a mi regreso罈; y ella: 竄 Se簽or m穩o -como alguien del dolor impacientado-, 87
聶y si no vuelves?罈 y 矇l: 竄Quien en mi puesto est矇, lo har獺罈; y ella: 竄 El bien que otro haga
聶qu矇 te importa si el tuyo has olvidado?罈 90
Por lo cual 矇l: 竄Consu矇late; es preciso que cumpla mi deber antes de irme: la piedad y justicia me retienen.罈 93
Aquel que nunca ha visto cosas nuevas fue quien produjo aquel hablar visible, nuevo a nosotros pues que aqu穩 no se halla. 94 96
Mientras yo me gozaba contemplando los simulacros de humildad tan grande, m獺s gratos a繳n de ver por su artesano, 99
竄Por ac獺 vienen, mas con lentos pasos -murmuraba el poeta- muchas gentes: 矇stas podr獺n llevamos m獺s arriba.罈 102
Mis ojos, que en mirar se complac穩an por ver l獺 novedad que deseaban, en volverse hacia 矇l no fueron lentos. 105
Mas no quiero lector desanimarte de tus buenos prop籀sitos si escuchas c籀mo desea Dios cobrar las deudas. 108
No atiendas a la forma del martirio: piensa en lo que vendr獺; y que en el peor caso, no ir獺 m獺s lejos de la gran sentencia. 110 111
Yo comenc矇: 竄Maestro, lo que veo venir aqu穩, personas no parecen, y no s矇 qu矇 es: turbada est獺 mi vista.罈 114
Y aquel: 竄La condici籀n abrumadora de su martirio a tierra les inclina, y aun mis ojos dudaron al principio. 117
Mas mira fijamente, y desentra簽a qui矇nes vienen debajo de esas pe簽as: podr獺s verlos a todos doblegados.罈 120
Oh soberbios cristianos, infelices, que enfermos de la vista de la mente, la fe pon矇is en pasos que atr獺s vuelven, 123
聶no comprend矇is que somos los gusanos de quien saldr獺 la mariposa ang矇lica que a la justicia sin reparos vuela? 126
聶de qu矇 se ensorberbecen vuestras almas, si cual insectos sois defectuosos, gusanos que no llegan a formarse? 129
Como por sustentar suelo o tejado, por m矇nsulas a veces hay figuras cuyas rodillas llegan hasta el pecho, 132
que sin ser de verdad causan angustia verdadera en aquellos que las miran; as穩 los vi al mirarles m獺s atento. 135
Cierto que m獺s o menos contra穩das, seg繳n el peso que portando estaban; y a繳n aquel m獺s paciente parec穩a decir llorando: 竄Ya no lo resisto.罈 138
CANTO XI
竄Oh padre nuestro, que est獺s en los cielos, no circunscrito, sino por m獺s grande amor que a tus primeras obras tienes, 1 2 3
alabados tu nombre y tu potencia sean de cualquier hombre, como es justo darle gracias a tu dulce vapor. 6
De tu reino la paz venga a nosotros, que nosotros a ella no alcanzarnos, si no viene, con todo nuestro esfuerzo. 9
Como por gusto suyo hacen los 獺ngeles, cantando osanna, a ti los sacrificios, hagan as穩 gustosos los humanos. 12
El man獺 cotidiano danos hoy, sin el cual por este 獺spero desierto quien m獺s quiere avanzar m獺s retrocede. 15
Y al igual que nosotros las ofensas perdonamos a todos, sin que mires el m矇rito, perd籀nanos, benigno. 18
Nuestra virtud que cae tan prontamente no ponga a prueba el antiguo enemigo, mas l穩branos de aquel que as穩 la hostiga. 21
Esta 繳ltima plegaria, amado Due簽o.
no se hace por nosotros, ni hace falta, mas por aquellos que detr獺s quedaron.罈 24
Para ellas y nosotros buen camino pidiendo andaban esas sombras, bajo un peso igual al que a veces se sue簽a, 27
angustiadas en formas desiguales y en la primera cornisa cansadas, purgando las cal穩gines del mundo. 30
Si all穩 bien piden siempre por nosotros, 聶aqu穩 qu矇 hacer y qu矇 pedir podr穩an los que en Dios han echado sus ra穩ces? 33
Debemos ayudarles a lavarse las manchas, tal que puros y ligeros puedan ganar las estrelladas ruedas. 36
竄Ah, la justicia y la Piedad os libren pronto, tal que pod獺is mover las alas, que os conduzcan seg繳n vuestros deseos: 39
mostradnos por qu矇 parte a la escalera m獺s r獺pido se va; y, si hay m獺s caminos, ense簽adnos aquel menos pendiente; 42
pues a quien me acompa簽a, por la carga de la carne de Ad獺n con que se viste, contra su voluntad, subir le cuesta.罈 45
Las palabras que respondieron a 矇stas que hab穩a dicho aquel que yo segu穩a, de qui矇n vinieran no lo supe; pero 47 48
dijeron: 竄Por la orilla a la derecha veniros, y hallaremos alg繳n paso que lo pueda subir un hombre vivo. 51
Y si no fuese un estorbo la piedra que mi cerviz soberbia doma, y tengo por esto que llevar el rostro gacho, 54
a aquel que vive a繳n y no se nombra, mirar穩a por ver si lo conozco, para hacer que este peso compadezca. 57
Latino fui, de un gran toscano hijo: Giuglielrno Aldobrandeschi fue mi padre; 58
no s矇 si conoc矇is el nombre suyo. 60
La sangre antigua y las gloriosas obras de mis mayores, arrogancia tanta me dieron, que ignorando a nuestra madre 63
com繳n, todos los hombres despreciaba y por ello mor穩; s獺benlo en Siena, y en Campagn獺tico todos los ni簽os. 66
Soy Omberto; y no s籀lo la soberbia me da簽籀 a m穩-, que a todos mis parientes ha arrastrado consigo a la desgracia. 69
Y aqu穩 es preciso que este peso lleve por ella, hasta que Dios se satisfaga: Pues no lo hice de vivo, lo hago muerto.罈 72
Inclin矇 al escucharle la cabeza; y uno de ellos, no aquel que hab穩a hablado, se volvi籀 bajo el peso que llevaba, 73 75
y me llam籀 al mirarme y conocerme, con los ojos fijados con gran pena, pues andaba inclinado junto a ellos. 78
竄Oh -yo le dije-- 聶No eres Oderisi, honra de Gubbio, y honra de aquel arte que se llama en Par穩s iluminar?罈 81
竄Hermano --dijo--- r穩en m獺s las cartas que ahora ilumina Franco, el de Bolonia; suyo es todo el honor, y en parte, m穩o. 83 84
No hubiera sido yo tan generoso mientras viv穩a, por el gran deseo de superar a todos que albergaba. 87
De tal soberbia pago aqu穩 la pena; y aun no estar穩a aqu穩 de no haber sido que, pudiendo pecar, volv穩me a Dios. 90
癒Oh, vana gloria del poder humano! 癒qu矇 poco dura el verde de la cumbre, si no le sigue un tiempo decadente! 93
Creisteis que en pintura Cimabue tuviese el campo, y es de Giotto ahora, y la fama de aquel ha oscurecido. 94 96
Igual un Guido al otro le arrebata la gloria de la lengua; y naci籀 acaso el que arroje del nido a uno y a otro. 99
No es el ruido mundano m獺s que un soplo de viento, ahora de un lado, ahora del otro, y muda el nombre como cambia el rumbo. 102
聶Qu矇 fama has de tener, si viejo apartas de ti la carne, como si murieras antes de abandonar el sonajero, 105
cuando pasen mil a簽os? Pues es corto ese espacio en lo eterno, m獺s que un gui簽o en el m獺s tardo giro de los cielos. 108
Aquel que va delante tan despacio de m穩, en Toscana entera era famoso; y de 矇l en Siena apenas cuchichean, 109 111
en donde era se簽or cuando abatieron la rabia florentina, que soberbia fue en aquel tiempo tal como ahora es puta. 114
Color de hierba es vuestra nombrad穩a, que viene y va, y el mismo la marchita que la hace brotar verde de la tierra.罈 117
Y yo le dije: 竄Tu verdad me empuja a la humildad, y abate mi soberbia; pero qui矇n es aquel de quien hablabas?罈 120
竄Es -respondi籀-- Provenzano Salviati: y est獺 aqu穩 porque tuvo pretensiones de llevar Siena entera entre sus manos. 123
Anduvo as穩 y a繳n anda, sin descanso, desde su muerte: tal moneda paga aquel que en vida a demasiado aspira.罈 126
Y yo: 竄Si aquel esp穩ritu que deja arrepentirse al fin de su existencia, queda abajo y no sube sin la ayuda 129
de una buena oraci籀n, antes que pase un tiempo semejante al que ha vivido, 聶C籀mo le consintieron que viniese?罈 132
竄Cuando viv穩a m獺s glorioso ijo-, en la plaza de Siena libremente vencida su verg羹enza, se plant籀 133 135
y all穩 para salvar a cierto amigo, en la prisi籀n de Carlos condenado, de tal modo actu籀 que tembl籀 entero. 138
M獺s no dir矇 y oscuro s矇 que hablo; pero dentro de poco, tus vecinos har獺n de modo que glosarlo puedas. Esta acci籀n le sac籀 de esos confines.罈 140 141
CANTO XII
A la par, como bueyes en la yunta, con el alma cargada caminaba, mientras lo consinti籀 mi pedagogo. 3
Mas cuando dijo: 竄D矇jale y avanza; que es menester que con alas y remos empuje su nav穩o cada uno罈, 6
enderec矇, cual para andar conviene el cuerpo todo, mas los pensamientos se me quedaron sencillos y humildes. 9
Me puse a andar, y segu穩a con gusto los pasos del maestro, y ambos dos de ligereza hac穩amos alarde; 12
y 矇l dijo: 竄vuelve al suelo la mirada, pues para caminar seguro es bueno ver el lugar donde las plantas pones罈. 15
Como, para dejar memoria de ellos, sobre las tumbas en tierra excavadas est獺 escrito qui矇n era cuando vivo, 18
y de nuevo se llora muchas veces por el aguijoneo del recuerdo, que tan s籀lo espolea a los piadosos; 21
con mayor semejanza, pues tal era el artificio, lleno de figuras vi aquel camino que en el monte avanza. 24
Ve穩a a aqu矇l que noble fue creado m獺s que criatura alguna, de los cielos 25
como un rayo caer, por una parte. 27
Ve穩a a Briareo, que yac穩a 28 en otra, de celeste flecha herido, por su hielo mortal grave a la tierra. 30
Ve穩a a Marte, a Palas y a Timbreo, 31 a繳n armados en tomo de su padre, mirando a los Gigantes desmembrados. 33
Ve穩a al pie, a Nemrot, de la gran obra 34 ya casi enloquecido, contemplando los que en Senar con 矇l fueron soberbios. 36
癒Oh Niobe, con qu矇 dolientes ojos 37 te ve穩a grabada en el sendero, entre tus muertos siete y siete hijos! 39
癒Oh Sa繳l, c籀mo con la propia espada 40 en Gelbo矇 ya muerto aparec穩as, que no sentiste lluvia ni roc穩o! 42
Oh loca Aracne, as穩 pude mirarte 43 ya medio ara簽a, triste entre los restos de la obra que por tu mal hiciste. 45
Oh Robo獺n, no parece que asuste 46 aqu穩 tu efigie; mas lleno de espanto le lleva un carro, sin que le eche nadie. 48
Mostraba a繳n el duro pavimento como Alcme籀n a su madre hizo caro 50 aquel adorno tan desventurado. 51
Mostraba c籀mo se lanzaron sobre Senaquerib sus hijos en el templo, 53 y c籀mo, muerto, all穩 lo abandonaron. 54
Mostraba el crudo ejemplo y la ruina que hizo Tamiris cuando dijo a Ciro: 56 竄tuviste sed de sangre y te doy sangre罈. 57
Mostraba c籀mo huyeron derrotados, tras morir Holofernes, los asirios, 59 y tambi矇n de su muerte los despojos. 60
Ve穩a a Troya en ruinas y en cenizas; 61 癒oh Ili籀n, cu獺n abatida y despreciable mostr獺bate el relieve que ve穩al 63
聶Qu矇 pincel o buril all穩 trazara las sombras y los rasgos, que admirarse har穩an a cualquier sutil ingenio? 66
Muertos tal muertos, vivos como vivos: no vio mejor que yo quien vio de veras, cuanto pisaba, al ir mirando el suelo. 69
癒Ah, caminad soberbios y altaneros, hijos de Eva, y no inclin矇is el rostro para poder mirar el mal camino! 72
Mas al monte la vuelta hab穩amos dado, y su camino el sol m獺s recorrido de lo que mi alma absorta calculaba, 75
cuando el que atento siempre caminaba delante, dijo: 竄Alza la cabeza, ya no hay m獺s tiempo para ir tan absorto. 78
Mira un 獺ngel all穩 que se apresura por venir a nosotros; ve que vuelve la esclava sexta del diario oficio. 79 81
De reverencia adorna rostro y porte, para que guste arriba conducirnos; piensa que ya este d穩a nunca vuelve.罈 84
Acostumbrado estaba a sus mandatos de no perder el tiempo, as穩 que en esa materia no me hablaba oscuramente. 87
El bello ser, de blanco, se acercaba, con el rostro cual suele aparecer tremolando la estrella matutina. 90
Abri籀 los brazos, y despu矇s las alas; dijo: 竄Venid, cercanos los pelda簽os est獺n y ya se sube f獺cilmente. 93
Muy pocos a esta invitaci籀n alcanzan: oh humanos que nacisteis a altos vuelos, 聶c籀mo un poco de viento os echa a tierra?罈 96
A la roca cortada nos condujo; all穩 bati籀 las alas por mi frente, y prometi籀 ya la marcha segura. 99
Como al subir al monte, a la derecha, en donde est獺 la iglesia que domina la bien guiada sobre el Rubaconte, 100 102
del subir se interrumpe la fatiga por escalones que se construyeron cuando sumario y pesas eran ciertos; 105
tal se suaviza aquella ladera que cae a plomo del otro repecho; mas rozando la piedra a un lado y otro. 108
Al dirigirnos por ese camino Beati pauperes spiritu, de un modo inefable cantaban unas voces. 110 111
Ah qu矇 distintos eran estos pasos de aquellos del infierno: aqu穩 con cantos se entra y all穩 con feroces lamentos. 114
Por los santos pelda簽os ya sub穩arnos y bastante m獺s leve me encontraba, de lo que en la llanura parec穩a. 117
Por lo que yo: 竄Maestro 聶qu矇 pesada carga me han levantado, que ninguna fatiga casi tengo caminando?罈 120
l respondi籀: 竄Cuando las P que quedan a繳n en tu rostro a punto de borrarse, est矇n, como una de ellas, apagadas, 123
tan vencidos los pies de tus deseos estar獺n, que no s籀lo sin fatiga, sino con gozo arriba han de llevarte.罈 126
Entonces hice como los que llevan en la cabeza un algo que no saben, y sospechan por gestos de los otros; 129
y por lo cual se ayudan con la mano, que busca y halla y cumple as穩 el oficio que no pudiera hacerlo con la vista; 132
extendiendo los dedos de la diestra, s籀lo encontr矇 seis letras, que en mi frente el de la llave hab穩ame grabado: y viendo esto sonri籀 mi gu穩a. 135
CANTO XIII
Llegarnos al final de la escalera, donde por vez segunda se recoge el monte, que subiendo purifica. 1 3
All穩 del n繳smo modo una cornisa, igual que la primera, lo rodea; s籀lo que el giro se completa antes. 6
No hab穩a sombras ni se簽ales de ellas: liso el camino y lisa la muralla, del l穩vido color de los roquedos. 9
竄Si, para preguntar, gente esperarnos --me dec穩a el poeta-- mucho temo que se retrase nuestra decisi籀n.罈 12
Luego en el sol clav籀 los ojos fijos; de su diestra hizo centro al movimiento, y se volvi籀 despu矇s hacia la izquierda. 15
竄Oh dulce luz en quien confiado entro por el nuevo camino, ll矇vanos -dec穩a- cual requiere este paraje. 18
T繳 calientas el mundo, y sobre 矇l luces: si otra raz籀n lo contrario no manda, ser獺n siempre tus rayos nuestro gu穩a.罈 21
Cuanto por una milla aqu穩 se cuenta, tanto en aquella parte caminamos al poco, pues las ganas acuciaban; 24
y sentimos volar hacia nosotros esp穩ritus sin verlos, que invitaban cort矇smente a la mesa del amor. 27
La voz primera que pas籀 volando inum non habentdijo claramente, y tras nosotros lo iba repitiendo. 28 30
Y a繳n antes de perderse por completo al alejarse, otra: 竄Soy Orestes罈 pas籀 gritando igual sin detenerse. 33
Yo dije: 竄Oh padre 聶qu矇 voces son 矇stas?罈 Y escuch矇 al preguntarlo una tercera diciendo: 竄Amad a quien el mal os hizo.罈 36
Y el buen maestro 竄Azota esta cornisa la culpa de la envidia, mas dirige la caridad las cuerdas del flagelo. 39
Su freno quiere ser la voz contraria: y podr獺s escucharla, seg繳n creo, antes que el paso del perd籀n alcances. 42
Mas con fijeza mira, y ver獺s gente que est獺 sentada enfrente de nosotros, apoyada a lo largo de la roca.罈 45
Abr穩 entonces los ojos m獺s que antes; mir矇 delante y sombras vi con mantos del color de la piedra no distintos. 48
Y al haber avanzado un poco m獺s, o穩 gritar: 竄Mar穩a, por nosotros ruega罈 y 竄Miguel罈 y 竄Pedro罈 y 竄Santos todos罈. 51
No creo que ahora existe por la tierra hombre tan duro, a quien no le moviese a compasi籀n lo que despu矇s yo vi; 54
pues cuando estuve tan cercano de ellos que sus gestos ve穩a claramente, grave dolor me vino por los ojos. 57
De cilicio cubiertos parec穩an y uno aguantaba con la espalda al otro, y el muro a todas ellas aguantaba. 60
As穩 los ciegos faltos de sustento, piden limosna en d穩as de indulgencia, y la cabeza inclina uno sobre otro, 63
por despertar piedad m獺s prontamente, no s籀lo por el son de las palabras, mas por la vista que no menos pide. 66
Y como el sol no llega hasta los ciegos, lo mismo aqu穩 a las sombras de las que hablo no quer穩a llegar la luz del cielo; 69
pues un alambre a todos les cos穩a y horadaba los p獺rpados, del modo que al gavil獺n que nunca se est獺 quieto. 72
Al andar, parec穩a que ultrajaba a aquellos que sin venne yo ve穩a; por lo cual me volv穩 al sabio maestro. 75
l sab穩a que, aun mudo, deseaba hablarle; y no esperando mi pregunta, 矇l me dijo: 竄Habla breve y claramente.罈 78
Virgilio caminaba por la parte de la cornisa en que caer se puede, pues ninguna baranda la rodea; 79 81
por la otra parte estaban las devotas sombras, que por su horrible cosedura lloraban y mojaban sus mejillas. 84
Me volv穩 a ellas y: 竄Oh, gentes confiadas -yo comenc矇-- de ver la luz suprema que vuestro desear s籀lo procura, 87
as穩 pronto la gracia os vuelva limpia vuestra conciencia, tal que claramente por ella baje de la mente el r穩o, 90
decidme, pues ser獺 grato y amable, si hay un alma latina entre vosotros, que acaso 繳til le sea el conocerla.罈 93
竄Oh hermano todos somos ciudadanos de una Ciudad aut矇ntica; t繳 dices que viviese en Italia peregrina.罈 95 96
Esto cre穩 escuchar como respuesta un poco m獺s all獺 de donde estaba, por lo que procur矇 seguir oyendo. 99
Entre otras vi a una sombra que en su aspecto esperaba; y si alguno dice 澧籀mo? alzaba la barbilla como un ciego. 102
竄Alma que por subir te est獺s domando, si eres -le dije ~ me respondiste, haz que conozca tu nombre o tu patria.罈 105
竄Yo fui Sienesa -repuso-- y con estos otros enmiendo aqu穩 la mala vida, pidiendo a Aqu矇l que nos conceda el verle. 106 108
No fui sabia, aunque Sapia me llamaron,
y fui con las desgracias de los otros a繳n m獺s feliz que con las dichas m穩as. 111
Y para que no creas que te miento, oye si fui, como te digo, loca, ya descendiendo el arco de mis a簽os. 114
Mis paisanos estaban junto a Colle cerca del campo de sus enemigos, y yo ped穩a a Dios lo que El quer穩a. 115 117
Vencidos y obligados a los pasos amargos de la fuga, al yo saberlo, goc矇 de una alegr穩a incomparable, 120
tanto que arriba alc矇 atrevido el rostro gritando a Dio s: 竄De ahora no te temo罈 como hace el mirlo con poca bonanza. 123
La paz quise con Dios ya en el extremo de mi vivir; y por la penitencia no estar穩a cumplida ya mi deuda, 126
si no me hubiese Piero Pettinaio recordado en sus santas oraciones, quien se apiad籀 de m穩 caritativo. 128 129
聶T繳 qui矇n eres, que nuestra condici籀n vas preguntando, con los ojos libres, como yo creo, y respirando hablas?罈 132
竄Los ojos ---dije acaso aqu穩 me cierren, mas poco tiempo, pues escasamente he pecado de haber tenido envidia. 135
Mucho es mayor el miedo que suspende mi alma del tormento de all穩 abajo, que ya parece pesarme esa carga.罈 138
Y ella me dijo: 竄聶Qui矇n te ha conducido entre nosotros, que volver esperas?罈 Y yo: 竄Este que est獺 aqu穩 sin decir nada. 141
Vivo estoy; por lo cual puedes pedirrne, esp穩ritu elegido, si es preciso que all穩 mueva por ti mis pies mortales.罈 144
竄Tan rara cosa de escuchar es 矇sta, que es signo --dije,- de que Dios te ama;
con tus plegarias puedes ayudarme. 147
Y te suplico, por lo que m獺s quieras, que si pisas la tierra de Toscana, que a mis parientes mi fama devuelvas. 150
Est獺n entre los necios que ahora esperan en Talam籀n, y all穩 m獺s esperanzas perder獺n que en la busca de la Dia na. Pero m獺s perder獺n los almirantes. 151 153 154
CANTO XIV
竄聶Qui矇n es 矇ste que sube nuestro monte antes de que la muerte alas le diera, y abre los ojos y los cierra a gusto?罈 3
竄No s矇 qui矇n es, mas s矇 que no est獺 s籀lo; interr籀gale t繳 que est獺s m獺s cerca, y rec穩belo bien, para que hable.罈 6
As穩 dos, apoyado uno en el otro, conversaban de m穩 a mano derecha; luego los rostros, para hablar alzaron. 7 9
Y dijo uno: 竄Oh alma que ligada al cuerpo todav穩a, al cielo marchas, por caridad consu矇lanos y dinos 12
qui矇n eres y de d籀nde, pues nos causas con tu gracia tan grande maravilla, cuanto pide una cosa inusitada.罈 15
Y yo: 竄Se extiende en medio de Toscana un riachuelo que nace en Falterona, y no le sacian cien millas de curso. 17 18
junto a 矇l este cuerpo me fue dado; decir qui矇n soy ser穩a hablar en balde, pues mi nombre es a繳n poco conocido.罈 21
竄Si he penetrado bien lo que me has dicho con mi intelecto -me repuso entonces el que dijo primero- hablas del Arno.罈 24
Y el otro le repuso: 竄聶Por qu矇 esconde 矇ste cu獺l es el nombre de aquel r穩o, cual hace el hombre con cosas horribles?罈 27
y la sombra de aquello preguntada as穩 le replic籀: 竄No s矇, mas justo es que perezca de tal valle el nombre; 30
porque desde su cuna, en que el macizo del que es trunco el Peloro, tan pre簽ado est獺, que en pocos sitios le superan, 31 33
hasta el lugar aquel donde devuelve lo que el sol ha secado en la marina, de donde toman su caudal los r穩os, 36
es la virtud enemiga de todos y la huyen cual la bicha, o por desgracia del sitio, o por mal uso que los mueve: 39
tanto han cambiado su naturaleza los habitantes del m穩sero valle, cual si hechizados por Circe estuvieran. 42
Entre cerdos, m獺s dignos de bellotas que de ning繳n otro alimento humano, su pobre curso primero endereza. 45
Chuchos encuentra luego, en la bajada, pero tienen m獺s rabia que fiereza, y desde簽osa de ellos tuerce el morro. 46 48
Va descendiendo; y cuanto m獺s se acrece, halla que lobos se hicieron los perros, esa maldita y desgraciada fosa. 50 51
Bajando luego en m獺s profundos cauces, halla vulpejas llenas de artima簽as, que no temen las trampas que las cacen. 52 54
No callar矇 por m獺s que 矇ste me oiga; y ser獺 al otro 繳til, si recuerda lo que un veraz esp穩ritu me ha dicho. 55 56 57
Yo veo a tu sobrino que se vuelve cazador de los lobos en la orilla del fiero r穩o, y los espanta a todos. 58 60
Vende su carne todav穩a viva; luego los mata como antigua fiera; la vida a muchos, y 矇l la honra se quita. 63
Sangriento sale de la triste selva;
y en tal modo la deja, que en mil a簽os no tomar獺 a su estado floreciente.罈 66
Como al anuncio de penosos males se turba el rostro del que est獺 escuchando de cualquier parte que venga el peligro, 69
as穩 yo vi turbar y entristecerse a la otra alma, que vuelta estaba oyendo, cuando hubo comprendido las palabras. 72
A una al o穩rla y a la otra al mirarla, me dieron ganas de saber sus nombres, e h穩celes suplicante mi pregunta; 75
por lo que el alma que me habl籀 primero volvi籀 a decir: 竄Que condescienda quieres y haga por ti lo que por m穩 t繳 no haces. 78
Mas porque quiere Dios que en ti se muestre tanto su gracia, no ser矇 taca簽o; y as穩 sabr獺s que fui Guido del Duca. 81
Tan quemada de envidia fue mi sangre. que si dichoso hubiese visto a alguno, cubierto de livor me hubieras visto. 84
De mi simiente recojo tal grano; 癒Oh humano coraz籀n, 聶por qu矇 te vuelcas en bienes que no admiten compa簽穩a? 87
Este es Rinieri, prez y mayor honra de la casa de C獺lboli, y ninguno de sus virtudes es el heredero. 90
Y no s籀lo su sangre se ha privado, entre el monte y el Po y el mar y el Reno, del bien pedido a la verdad y al gozo; 92 93
pues est獺n estos l穩mites tan llenos de plantas venenosas, que muy tarde, aun labrando, ser穩an arrancadas. 96
聶D籀nde est獺n Lizio, y Arrigo Mainardi, Pier Traversaro y Guido de Carpigna? 癒Bastardos os hicisteis, roma簽oles! 97 98 99
聶Cuando renacer獺 un Fabbro en Bolonia? 聶cuando en Faenza un Bernard穩n de Fosco, 100 101
rama gentil aun de simiente humilde? 102
No te asombres, toscano, si es que lloro cuando recuerdo, con Guido da Prata, a Ugolin dzzo que vivi籀 en Romagna, 104 105
Federico Tignoso y sus amigos, a los de Traversara y Anartagi (sin descendientes unos y los otros), 106 107 108
a damas y a galanes, las haza簽as, los afanes de amor y cortes穩a, donde ya tan malvadas son las gentes. 111
聶Por qu矇 no te esfumaste, oh Brettinoro, cuando se hubo marchado tu familia, y mucha gente por no ser perversa? 112 114
Bien hizo Bagnacaval, ya sin hijos; e hizo mal Castrocaro, y peor Conio, que tales condes en prohijar se empe簽a. 116 117
Bien har獺n los Pagan, cuando al fin pierdan su demonio; si bien ya nunca puro ha de quedar de aquellos el recuerdo. 118 120
Oh Ugolino dei Fantol穩n, seguro est獺 tu nombre y no se espera a nadie que, corrompido, oscurecerlo pueda. 121 123
Y ahora vete, toscano, que deseo m獺s que hablarte, llorar; as穩 la mente nuestra conversaci籀n me ha obnubilado.罈 126
Sab穩amos que aquellas caras almas nos o穩an andar, y as穩, callando, hac穩an confiarnos del camino. 129
Nada m獺s avanzar, ya los dos solos, igual que un rayo que en el aire hiende, se oy籀 una voz venir en contra nuestra: 132
竄Que me mate el primero que me encuentre罈; y huy籀 como hace un trueno que se escapa, si la nube de s繳bito se parte. 135
Apenas tregua tuvo nuestro o穩do, y otra escuchamos con tan grande estr矇pito, que pareci籀 un tronar que al rayo sigue. 138
竄Yo soy Aglauro, que torn籀se en piedra罈, y por juntarme entonces al poeta, un paso di hacia atr獺s, y no adelante. 139 141
Quieto ya el aire estaba en todas partes; y me dijo: 竄Aquel debe ser el freno que contenga en sus l穩mites al hombre. 144
Pero mord矇is el cebo, y el anzuelo del antiguo adversario, y os atrapa; y poco vale el freno y el reclamo. 147
El cielo os llama y gira en torno vuestro, mostrando sus bellezas inmortales, y poneis en la tierra la mirada; y as穩 os castiga quien todo conoce.罈 150
CANTO XV
Cuanto hay entre el final de la hora tercia y el principio de d穩a en esa esfera, que al igual que un chiquillo juega siempre 2 3
tanto ya parec穩a que hacia el v矇spero a繳n le faltaba al sol de su camino: all穩 la tarde, aqu穩 era medianoche. 6
En plena cara her穩annos los rayos, pues giramos el monte de tal forma, que al ocaso derechos camin獺bamos, 9
cuando sent穩 en mi frente pesadumbre de un resplandor mucho mayor que el de antes, y me asombr籀 tan extra簽o suceso; 11 12
por lo que alc矇 las manos por encima de las cejas, haci矇ndome visera que del exceso de luz nos protege. 15
Como cuando del agua o del espejo el rayo salta a la parte contraria, ascendiendo de un modo parecido 18
al que ha bajado, y es tan diferente del caer de la piedra en igual caso, como experiencia y arte lo demuestran; 21
as穩 cre穩 que la luz reflejada
por delante de m穩 me golpease; y en apartarse fue rauda mi vista. 24
竄聶Qui矇n es, de quien no puedo, dulce padre, la vista resguardar, por m獺s que hago, y parece venir hacia nosotros?罈 27
竄Si celestial familia a繳n te deslumbra -respondi籀-- no te asombres: mensajero es que viene a invitar a que subamos. 30
Dentro de poco el mirar estas cosas no ser獺 grave, mas ser獺 gozoso cuanto natura dispuso que sientas.罈 33
Cuando cerca del 獺ngel estuvimos 竄Entrad aqu穩 -nos dijo dulcemente-donde hay una escalera menos dura.罈 36
Sub穩amos, dejando el sitio aquel y cantar eati misericordesescuchamos, y oza t繳 que vences 38 39
Mi maestro y yo solos camin獺bamos hacia la altura; y yo al andar pensaba sacar de su palabra alg繳n provecho; 42
y a 矇l me dirig穩 y le pregunt矇: 竄聶Qu矇 ha querido decir el de Roma簽a. con bienes que no admiten compa簽穩a?罈 44 45
Y 矇l contest籀: 竄De su mayor defecto conoce el da簽o, as穩 que no te admires si es reprendido por que m獺s no llore. 48
Porque si vuestro anhelo se dirige a lo que compartido disminuye, hace la envidia que suspire el fuelle. 51
Mas si el amor de la esfera suprema los deseos volviera hacia lo alto, tal temor no tendr穩a vuestro pecho; 54
pues, cuanto m獺s all穩 se dice "nuestro", tanto del bien disfruta cada uno, y m獺s amor a繳n arde en ese claustro.罈 57
竄Estoy de estar contento m獺s ayuno -dije- que si no hubiera preguntado,
y a繳n m獺s dudas me asaltan en la mente. 60
聶C籀mo puede alg繳n bien, distribuido en muchos poseedores, a繳n m獺s ricos hacer de 矇l, que si pocos lo tuvieran?罈 63
Y aquel me contest籀: 竄Como no pones la mente m獺s que en cosas terrenales, sacas tinieblas de luz verdadera. 66
Ese bien inefable e infinito que arriba est獺, al amor tal se apresura corno a un l繳cido cuerpo viene el rayo. 69
Tanto se da cuanto encuentra de ardor; y al aumentarse as穩 la caridad, sobre ella crece la eterna virtud. 72
Y as穩 cuanta m獺s gente ama all獺 arriba, hay all穩 m獺s amor, y m獺s se ama, y unos y otros son como los espejos. 75
Y si lo que te digo no te sacia, ver獺s a Beatriz que plenamente este o cualquier deseo ha de quitarte. 78
Procura pues que pronto se te extingan, como han sido ya dos, las cinco heridas que cicatrizan al estar contrito.罈 81
Cuando decir quer穩a: 竄Me aplacaste罈, me vi llegado al c穩rculo de arriba, y me hizo callar la vista ansiosa. 84
All穩 me pareci籀 en una visi籀n est獺tica de s繳bito estar puesto, y ver muchas personas en un templo; 85 87
y una mujer dec穩a en los umbrales, con dulce gesto maternal: 竄Oh hijo, 聶por qu矇 has obrado esto con nosotros? 90
Tu padre y yo angustiados estuvimos busc獺ndote.罈 Y como ella se callara, se me borr籀 lo que ve穩a antes. 93
Despu矇s me vino otra, con el agua que en sus mejillas el dolor destila, que un gran despecho hacia otros nos provoca 94 96
diciendo: 竄Si eres sir de la ciudad, por cuyo nombre dioses contendieron, y donde toda ciencia resplandece, 99
v矇ngate de esos brazos atrevidos que a mi hija abrazaron, Pisistrato.罈 Y el Se簽or, que benigno parec穩a, 102
le respond穩a con templado rostro: 竄聶Qu矇 haremos a quien males nos desea, si a aquellos que nos aman condenarnos?罈 105
Luego vi gente ardiendo en fuego de ira, a pedradas matando a un jovencito, gritando: 竄Martiriza, martiriza罈, 106 108
y al joven inclinarse, por la muerte que le apesadumbraba, hacia la tierra, mas sus ojos alzaba siempre al cielo, 111
pidiendo al alto Sir, en guerra tanta, que perdonase a sus perseguidores, con ese aspecto que a piedad nos mueve. 114
Cuando volvi籀 mi alma hacia las cosas que son, fuera de ella, verdaderas, supe que mis errores no eran falsos. 117
Mi gu穩a entonces, que me contemplaba como a aquel que del sue簽o se despierta, dijo: 竄聶Qu矇 tienes que te tambaleas, 120
y has caminado m獺s de media legua con los ojos cerrados, dando tumbos, a guisa de quien turban sue簽o o vino?罈 123
竄Oh dulce padre m穩o, si me escuchas te contar矇 -le dije lo que he visto, cuando las piernas me fueron tan flojas.罈 126
Y 矇l dijo: 竄Si cien m獺scaras tuvieses sobre el rostro, cerrados no tendr穩a tus pensamientos, aun los m獺s peque簽os. 129
Es lo que viste para que no excuses al agua de la paz abrir el pecho, que de la eterna fuente se derrama. 132
No pregunt矇 u矇 tienes como hiciera quien mira, sin ver nada, con los ojos, cuando desanimado el cuerpo yace; 135
mas pregunt矇 para animar tus pasos tal conviene avivar al perezoso, que tardo emplea al despertar su tiempo.罈 138
Por el ocaso and獺bamos, mirando hasta donde alcanzaba nuestra vista contra la luz radiante y vespertina. 141
Y vimos poco a poco una humareda venir hacia nosotros, cual la noche; ni un sitio hab穩a para resguardarnos: el aire puro nos quit籀 y la vista. 144 145
CANTO XVI
Negror de infierno y de noche privada de estrella alguna, bajo un pobre cielo, hasta el sumo de nubes tenebroso, 3
tan denso velo no tendi籀 en mi rostro como aquel humo que nos envolvi籀, y nunca sent穩 tan 獺spero pelo. 6
No pod穩a siquiera abrir los ojos por lo que, sabia y fiel, la escolta m穩a vino hacia m穩 ofreci矇ndome su hombro. 9
Como el ciego que va tras de su gu穩a para que no se pierda ni tropiece en obst獺culo alguno, o tal vez muera, 12
andaba por el aire amargo y sucio, escuchando a Virgilio aconsejarme: 竄Ten cuidado y de m穩 no te separes罈. 15
O穩a voces como que implorasen la paz y la clemencia del Cordero de Dios que borra todos los pecados. 18
Agnus De穩, era, pues, como empezaban todos a un tiempo y en el mismo modo, y en completa concordia parec穩an. 21
竄Maestro, lo que oigo 聶son esp穩ritus?罈 le dije. Y 矇l a m穩: 竄Bien lo pensaste;
de la iracundia van soltando el nudo.罈 24
竄聶Qui矇n eres t繳 que cortas nuestro humo, y de nosotros hablas como si a繳n midieses el tiempo por calendas?罈 27
Esto por una voz fue preguntado; 竄Cont矇stale --me dijo mi maestro-y si hay subida por aqu穩 pregunta.罈 28 30
竄Oh, criatura -le dije que te limpias para volver hermosa a quien te hizo, maravillas oir獺s si me acompa簽as.罈 33
竄Cuanto me es permitido he de seguirte; y si vernos el humo no nos deja, nos mantendr獺 cercanos el o穩rnos.罈 36
Entonces comenc矇: 竄Con este rostro que destruye la muerte, voy arriba, y he llegado hasta aqu穩 desde el infierno. 39
Y si Dios en su gracia me ha tomado, tanto que quiere que su corte vea de modo inusitado en estos tiempos, 42
no me ocultes qui矇n fuiste antes de muerto; d穩melo, y dime si el camino es 矇ste; y tus palabras sean nuestra escolta.罈 45
竄Yo fui lombardo y Marco me llamaban; del mundo supe, y am矇 esa virtud a la que nadie tiende ya su arco. 48
Para subir camina siempre recto罈 Me respondi籀 y dijo luego: 竄Te pido que por m穩 implores cuando est矇s arriba.罈 51
竄Por mi fe -yo le dije- te prometo que har矇 lo que me pides; mas me estalla dentro una duda, y tengo que aclararla. 54
Era antes simple y ahora se ha hecho doble con tus palabras, que me dan certeza de lo otro, con la cual las relaciono. 57
El mundo por completo est獺 desierto de cualquiera virtud, como t繳 dices, y de maldad cubierto y agravado; 60
mas la raz籀n te pido que me digas, tal que la vea y que la enserle a otros; que a la tierra o al cielo lo atribuyen.罈 63
Un gran suspiro que acab籀 en un 癒ay! lanz籀 primero; y luego dijo: 竄Herrnano, el mundo es ciego, y t繳 de 矇l has venido. 66
Cualquier causa achac獺is los que est獺is vivos al cielo, igual que si moviese todas las cosas 矇l obligatoriamente. 69
Destruido ser穩a as穩 en vosotros el libre arbitrio, y no ser穩a justo dar la alegr穩a al bien, y al mal dar luto. 72
El cielo inicia vuestros movimientos; no digo todos, mas aunque lo diga, una luz para el bien o el mal os dieron, 73 75
Y libre voluntad; que si se cansa en el primer combate contra el cielo, luego lo vence si bien se sustenta. 76 78
A mayor fuerza y a mejor natura libres est獺is sujetos; y ella cr穩a vuestra mente, en que el cielo nada puede. 79 81
Y por esto, si el mundo os descamina, la causa que busc獺is est獺 en vosotros: y verdaderamente he de explic獺rtelo: 84
De la mano de Aqu矇l que la acaricia, aun antes de existir, cual la muchacha que llorando y riendo juguetea, 87
sale sencilla el alma y nada sabe, salvo que, obra de un go zoso artista, gustosa vuelve a aquello que la alegra. 90
Primero saborea el bien peque簽o; aqu穩 se enga簽a y corre detr獺s de 矇l, si no tuerce su amor freno ni gu穩a. 93
Y es necesario el freno de las leyes; y es necesario un rey, que al menos vea de la ciudad aut矇ntica la torre. 96
Hay leyes, pero 聶qui矇n las administra? Nadie, pues su pastor acaso rumie, mas no tiene partida la pezu簽a; 99
y la gente, que sabe que su gu穩a s籀lo tiende a aquel bien del que ella come, pace de aquel, y no busca otra cosa. 101 102
Bien puedes ver que la mala conducta es la raz籀n que al mundo ha condenado, y no vuestra natura corrompida. 105
Sol穩a Roma, que hizo bueno el mundo, tener dos soles que una y otra senda, la humana y la divina, les mostraban. 106 108
Uno a otro apag籀; y est獺 la espada junto al b獺culo; y una y otro unidos forzosamente, marchan mal las cosas; 111
porque juntos no temen uno al otro: Si no me crees, recuerda las espigas, pues distingue las hierbas la simiente. 114
En la tierra que riegan Po y Adige, valor y cortes穩a se encontraban, antes de entrar en liza Federico. 115 117
Ahora puede cruzar sin miedo alguno cualquiera que dejase, por verg羹enza, de acercarse a los buenos o de hablarlos. 120
Tres viejos hay a繳n con quien reprende a la nueva la antigua edad, y tardo Dios les parece en que con 矇l les llame: 123
Corrado de Palazzo, el buen Gherardo, y Guido de Castel, mejor llamado el sencillo lombardo, a la francesa. 124 125 126
Puedes decir que la Iglesia de Roma, por confundir en ella dos poderes ella y su carga en el fango se ensucian.罈 129
竄Oh Marco m穩o ije- bien hablaste; y ahora discierno por qu矇 de la herencia los hijos de Lev穩 privados fueron. 132
M獺s qu矇 Gherardo es 矇se que, por sabio,
dices, qued籀 de aquella raza extinta corno reproche del siglo salvaje?罈 135
竄Me enga簽an tus palabras o me tientan, -me respondi籀- pues, hablando toscano, del buen Gherardo nunca hayas o穩do. 137 138
Por ning繳n otro nombre le conozco, si de Gaya, su hija, no lo saco. Quedad con Dios, pues m獺s no os acompa簽o 140 141
Ved el albor, que irradia por el humo ya clareando; debo retirarme (all穩 est獺 el 獺ngel) antes que me vea.罈 De este modo se fue y no quiso o穩rme. 144
CANTO XVII
Acu矇rdate, lector, si es que en los Alpes te sorprendi籀 la niebla, y no ve穩as sino como los topos por la piel, 3
c籀mo, cuando los h繳medos y espesos vapores se dispersan ya, la esfera del sol por ellos entra d矇bilmente; 6
y tu imaginaci籀n ser獺 ligera en alcanzar a ver c籀mo de nuevo contempl矇 el sol, que estaba ya en su ocaso. 9
Mis pasos a los fieles del maestro emparejando, fuera de tal nube sal穩 a los rayos muertos ya en lo bajo. 12
Oh fantas穩a que le sacas tantas veces de s穩, que el hombre nada advierte, aunque suenen en torno mil trompetas, 15
聶si no son los sentidos, qui矇n te mueve? Una luz que en cielo se conforma, por s穩 o por el Querer que aqu穩 la empuja. 18
De la impiedad de aquella que se hizo el ave que en cantar m獺s nos deleita, a mi imaginaci籀n vino la huella; 19 21
y entonces tanto se encerr籀 mi mente en si misma, que nada le llegaba del exterior que recibir pudiese. 24
Luego llovi籀 en mi fantas穩a uno crucificado, fiero y desde簽oso en su apariencia, y as穩 se mor穩a; 25 27
alrededor estaba el gran Asuero, Ester su esposa, Mardoqueo el justo, tan 穩ntegro en sus obras y palabras. 30
Y como se rompiera aquella imagen por ella misma, igual que una burbuja a la que falta el agua que la hizo, 33
surgi籀 de mi visi籀n una muchacha llorando, y dijo: 竄Oh reina, 聶por qu矇 airada te quisiste matar? Ahora est獺s muerta 34 36
por no querer perder a tu Lavinia; 癒Y me has perdido! soy la que lamento antes, madre, los tuyos, que otros males.罈 39
Como se rompe el sue簽o de repente cuando hiere en los ojos la luz nueva, que a繳n antes de morir roto se agita; 42
as穩 mi imaginar cay籀 por tierra en cuanto que una luz hiri籀 en mis ojos, mucho mayor de la que se acostumbra. 45
Yo me volv穩 para mirar qu矇 fuese, cuando una voz me dijo: 竄Aqu穩 se sube罈, que me apart籀 de otro cualquier intento; 47 48
y tan prestas las ganas se me hicieron para mirar qui矇n era el que me hablaba, que no cejara hasta no contemplarlo. 51
Mas como al sol que ciega nuestra vista y por sobrado vela su figura, me faltaban as穩 mis facultades. 54
竄Es un divino esp穩ritu que muestra el camino de arriba sin pedirlo, y 矇l a s穩 mismo con su luz esconde. 57
Nos hace igual que un hombre hace consigo; que quien se hace rogar, viendo un deseo, su negativa con maldad prepara. 60
A tal invitaci籀n el paso unamos; procuremos subir antes que venga la noche y hasta el alba no se pueda.罈 63
As穩 dijo mi gu穩a, y yo con 矇l nos dirigimos hacia la escalera; y cuando estuve en el primer pelda簽o, 66
sent穩 cerca de m穩 que un ala el rostro me abanicaba y escuch矇: 竄Beati pacifici, que est獺n sin mala ira.罈 67 69
Estaban ya tan altos los postreros rayos de los que va detr獺s la noche, que en torno aparec穩an las estrellas. 70 72
竄癒Oh, por qu矇 me abandonas, valor m穩o!罈 -dec穩a para m穩, porque sent穩a la fuerza de las piernas flaqueartne. 75
Ya donde m獺s no sub穩a llegamos la escalera, y all穩 nos detuvimos, como la nave que ha llegado al puerto. 78
Puse atenci籀n un poco, por si o穩a alguna cosa en este nuevo c穩rculo; luego al maestro me volv穩 y le dije: 81
竄Mi dulce padre, dime, 聶qu矇 pecado se purga en este c穩rculo? Si quedos est獺n los pies, no lo est矇n las palabras.罈 84
Y 矇l me dijo: 竄El amor del bien, escaso de sus deberes, aqu穩 se repara; aqu穩 se arregla el remo perezoso. 85 87
Y para que lo entiendas a繳n m獺s claro, vuelve hacia m穩 la mente, y sacar獺s alg繳n buen fruto de nuestra dernora.罈 90
Ni el Creador ni la criatura, nunca sin amor estuvieron -矇l me dijo-o natural o de 獺nimo; ya sabes. 93
El natural no se equivoca nunca, mas puede el otro equivocar su objeto, porque el vigor o poco o mucho sea. 96
Mientras que se dirige al bien primero,
y en el segundo 矇l mismo se controla, no puede ser raz籀n de mal deleite; 99
mas cuando al mal se tuerce, o con cuidado m獺s o menos al bien de lo que debe, contra el Autor se vuelven sus acciones. 102
Entender獺s por ello que el amor es semilla de todas las virtudes y de todos los actos condenables. 105
Ahora bien, como nunca de la dicha de su sujeto amor la vista aparta, del propio odio las cosas est獺n libres; 108
y como dividido no se entiende, ni por s穩 mismo, a nadie del Principio, odiar a aquel ninguno puede hacerlo. 109 111
Resta, si bien divido, que se ama el mal del pr籀jimo; y que dicho amor de vuestro fango nace en tres maneras: 114
Qui矇n, suprimido su vecino, aguarda elevarse, y por esto s籀lo quiere que derriben a aquel de su grandeza; 117
qui矇n que el poder, la gracia, honor y fama teme perder porque otro le supere, y se entristece y quiere lo contrario; 120
y hay quien por las injurias se enfurece, de la venganza se hace deseoso, y necesita urdir el mal ajeno. 123
Este triforme amor aqu穩 debajo se llora; y ahora quiero que conozcas, el que corre hacia el bien corruptamente. 124 126
Todos confusamente un bien seguimos donde se aquiete el 獺nimo, y lo ansiamos; y por lograrlo combatimos todos. 129
Si lento es ese amor en dirigirse o en conquistar a Aquel, esta cornisa, tras justo arrepentirse, le atormenta. 132
Hay otro bien que hace infeliz al hombre; no es la felicidad, la buena esencia, 133
que es el fruto y ra穩z de todo bien. 135
El amor que a este bien se ha abandonado, sobre nosotros se purga en tres c穩rculos; mas c籀mo tripartito se organiza, para que t繳 lo encuentres, me lo callo. 137 138
CANTO XVIII
Hab穩a terminado sus razones mi alto doctor, mirando atentamente si en mis ojos mostraba mi contento; 3
y yo, a quien nueva sed atormentaba, callaba, mas por dentro me dec穩a: 竄mi preguntar acaso le molesta罈. 6
Mas el padre veraz, que se dio cuenta del medroso deseo que ocultaba sin hablar, me alent籀 a que preguntase. 9
Y yo: 竄Maestro, mi visi籀n se aviva tanto en tu luz, que ya distingo claro lo que tu ciencia abarca o me describe: 12
Y as穩 te pido, caro y dulce padre, me expliques ese Amor al que reduces cualquiera bien obrar o su contrario.罈 15
竄Dirige -dijo-a m穩 las claras luces del intelecto, y el error ver獺s de los ciegos que en gu穩a se convierten. 16 18
El alma, que a amar presta fue creada, se mueve a cualquier cosa que le place, tan pronto del placer es puesta en acto. 21
La percepci籀n, de seres verdaderos saca la imagen que despliega dentro, e impulsa al alma a que se vuelva a 矇sta; 24
y si, vuelta hacia ella, se doblega, Amor se llama ese doblegarniento, que por gozar de nuevo entra en vosotros. 27
Y, como el fuego a lo alto se dirige, porque su forma a subir fue creada donde m獺s se conserva en su materia, 30
presa el alma se entrega as穩 al deseo, impulso espiritual, y no reposa hasta que goza de la cosa amada. 33
Ahora comprender獺s cu獺nto est獺 oculta esta verdad a la gente que dice que todo amor sea loable cosa; 36
porque acaso parece su materia que es siempre buena, mas no todo sello es bueno aunque la cera sea buena.罈 39
竄Con tus palabras y mi ingenio atento -le respond穩- ya s矇 qu矇 es el amor, pero esto de otras dudas me ha llenado; 42
pues si el amor se ofrece desde fuera, y el alma no procede de otro modo, no es m矇rito si va torcida o recta. 罈 44 45
竄Cuanto ve la raz籀n puedo decirte -dijo-; si quieres m獺s, aguarda entonces a Beatriz, pues que de fe es materia. 46 48
Cualquiera fortna sustancial, que aparte de la materia est獺, y est獺 a ella unida, una espec穩fica virtud contiene, 51
la cual no es perceptible sino obrando, ni se demuestra m獺s que por efectos, cual la vida en las plantas por sus frondas 54
Mas de d籀nde nos vengan las primeras nociones a la mente, lo ignorarnos, y del primer apetecer las causas, 57
que en vosotros est獺n, como en la abeja el arte de hacer miel; y este deseo no merece desprecio ni alabanza. 60
Mas porque a 矇ste a繳n otros se a簽aden, innata os es la virtud que aconseja, y el umbral guarda del consentimiento. 63
Este es pues el principio del que parte en vosotros el m矇rito, seg繳n que buen o mal amor tome o desde簽e. 66
Los que al fondo llegaron razonando,
se dieron cuenta de esta libertad; y al mundo le dejaron sus morales. 69
Aun suponiendo que obligadamente surja el amor que dentro se os encienda, la potestad ten矇is de refrenarlo. 72
A esta noble virtud Beatriz la llama libre albedr穩o, y procurar debieras recordarlo por si ella te habla de esto.罈 75
La luna, casi a media noche tarda, m獺s raras las estrellas nos hac穩a, como un caldero ardiendo por completo; 76 78
corriendo por el cielo los caminos que el sol inflama cuando los de Roma lo ven caer entre Corsos y Sardos. 81
Y la sombra gentil, por quien a Pi矇tola m獺s que a la propia Mantua se celebra me hab穩a liberado de mi peso; 83 84
y yo, que la raz籀n abierta y llana ten穩a ya despu矇s de mis preguntas, divagaba cual hombre adormilado; 87
mas fue esta so簽olencia interrumpida s繳bitamente por gentes que a espaldas nuestras, hacia nosotros caminaban. 90
Como el Ismeno y el Asopo vieron furia y turbas de noche en sus orillas, cuando a Baco imploraban los tebanos, 91 93
as穩 por aquel c穩rculo avanzaban, por lo que pude ver, quienes ven穩an del buen querer y justo amor llevados. 96
Enseguida llegaron, pues corriendo aquella magna turba se mov穩a, y dos gritaban llorando delante: 99
竄Corri籀 Mar穩a apresurada al monte; y para sojuzgar L矇rida C矇sar, toc籀 en Marsella y luego corri籀 a Espa簽a.罈 100 101 102
竄Raudo, raudo, que el tiempo no se pierda por poco amor -gritaban los dem獺s-;
que el arte de obrar bien torne la gracia.罈 105
竄Oh gente a quien fervor agudo ahora compensa neglilgencia o dilaciones que por tibieza en bien obrar pusisteis, 108
矇ste que vive, y cierto no os enga簽o, en cuanto luzca el sol quiere ir arriba; decidnos pues d籀nde hay una abertura.罈 111
Estas palabras d穩jolas mi gu穩a; y uno de estos esp穩ritus: 竄Seguidnos detr獺s --nos dijo-- y hallar矇is el paso. 114
De movernos estamos tan ansiosos que parar no podemos; t繳 perdona si la justicia te es descortes穩a. 117
Yo fui abad de San Zeno de Verona bajo el imperio del buen Barbarroja, del cual doliente a繳n Mil獺n se acuerda. 118 120
Y hay alguno con un pie ya en la fosa, que pronto llorar獺 aquel monasterio, y triste se hallar獺 de haber mandado; 121 123
porque a su hijo, mal del cuerpo entero, y peor de la mente, y malnacido, ha puesto en vez de su pastor legal.罈 124 126
Ignoro si call籀 o si m獺s nos dijo, tan lejos se encontraba de nosotros; esto escuch矇 y me agrada el recordarlo. 129
Y aquel que en todo trance me ayudaba dijo: 竄Vu矇lvete aqu穩 y mira esos dos que vienen dando muerdos a la acidia.罈 132
Detr獺s todos dec穩an: 竄Antes muerto estuvo el pueblo a quien el mar se abriera, de que el Jord獺n su descendencia viese. 133 135
Y aquellos que la suerte no sufrieron del v獺stago de Anquises hasta el fin, a una vida sin gloria se ofrecieron.罈 136 138
Luego cuando esas sombras tan lejanas estaban, que ya verse no pod穩an, se me introdujo un nuevo pensanmiento, 141
del que nacieron otros y diversos; y tanto de uno en otro divagaba, que por divagaci籀n cerr矇 los ojos, y en sue簽o convert穩 mi pensamiento. 144 145
CANTO XIX
Cuando el calor diurno no consigue hacer ya tibio el fr穩o de la luna, por la tierra vencido y por Saturno, 1 3
-que es cuando los geomantes la Fortuna Mayor ven en oriente antes del alba, surgir por v穩a oscura poco tiempo 4 6
me lleg籀 en sue簽os una tartamuda, bizca en los ojos, y en los pies torcida, descolorida y con las manos mancas. 7 9
Yo la miraba; y como el sol conforta los fr穩os miembros que la noche oprime, as穩 mi vista le volv穩a suelta 12
la lengua, y bien derecha la pon穩a al poco, y su semblante desmayado, como quiere el amor, coloreaba. 15
Despu矇s de haberse en el hablar soltado, a cantar comenz籀, tal que con pena habr穩a de ella apartado mi mente. 18
竄Yo soy -cantaba- la dulce sirena, que en la mar enloquece a los marinos; tan grande es el placer que da el o穩rme. 21
Yo apart矇 a Ulises de su incierta ruta con mi cantar; y quien se me habit繳a, raramente me deja: 癒As穩 lo atraigo!罈 24
A繳n no se hab穩a cerrado su boca, cuando yo vi una dama santa y presta al lado de m穩 para confundirla. 26 27
竄Oh, Virgilio, Virgilio, 聶qui矇n es 矇sta?罈 -fieramente dec穩a,---; y 矇l llegaba en la honesta fij獺ndose tan s籀lo. 30
Cogi籀 a la otra, y le abri籀 por delante,
rasg獺ndole el traje, y mostr獺ndole el vientre; me despert籀 el hedor que desprend穩a. 33
Mir矇, y el buen maestro: 竄癒Al menos tres voces te he dado! ---dijo-, ven, levanta; hallaremos la entrada para que entres.罈 36
Me levant矇, y estaban ya colmados de pleno d穩a el monte y sus recintos; con sol nuevo a la espalda camin獺bamos. 39
Sigui矇ndole, llevaba la cabeza tal quien de pensan繳entos va cargado, que hace de s穩 un medio arco de puente; 42
Cuando escuch矇 竄Venid, aqu穩 se cruza罈 dicho de un modo suave y benigno, que no se escucha en esta mortal marca. 45
Con alas, que de cisne parec穩an, arriba nos condujo quien hablaba entre dos caras del duro macizo. 48
Movi籀 luego las plumas dando aire, Qui lugent afirmando ser dichosos, pues tendr獺n due簽a el alma del consuelo. 51
竄聶Qu矇 tienes que a la tierra s籀lo miras?罈 mi gu穩a comenz籀 a decirme, apenas sobrepasados fuimos por el 獺ngel. 54
Y yo: 竄Me hace marchar con tantas dudas esa nueva visi籀n, que a ella me inclina, y no puedo apartar del pensamiento.罈 57
竄Has visto --dijo- aquella antigua bruja por quien se llora encima de nosotros; y c籀mo de ella el hombre se libera. 60
B獺stete as穩, y camina m獺s aprisa; vuelve la vista al reclamo que mueve el rey eterno con las grandes ruedas.罈 63
Cual primero el halc籀n sus patas mira, y luego vuelve al grito, y se apresura por af獺n de la presa que le llama, 64 66
as穩 hice yo; y as穩, cuanto se parte la roca por dar paso a aquel que sube,
anduve hasta llegar donde se cruza. 69
Cuando en el quinto c穩rculo hube entrado, vi por aquel a gentes que lloraban, tumbados en la tierra boca abajo. 70 72
Adhaesit pavimento anima mea' o穩 decir con tan altos suspiros, que apenas se entend穩an las palabras. 73 75
竄Oh elegidos de Dios, cuyos sufrires justicia y esperanza hacen m獺s blandos, hacia la alta subida dirigirnos.罈 78
竄Si ven穩s de yacer aqu穩 librados, y quer矇is pronto hallar vuestro camino, llevad siempre por fuera la derecha.罈 81
As穩 rog籀 el poeta, y contestado fue as穩 poco delante de nosotros; y yo descubr穩 en el hablar a un escondido; 84
y a los de mi sef穩or volv穩 los ojos: 矇l asinti籀 con ce簽o placentero, a aquello que mi vista le ped穩a. 87
Luego que pude hacer lo que gustaba, me puse sobre aquella criatura, cuyas palabras mi atenci籀n movieron, 90
竄Alma ---diciendo-- en cuyo llanto eso que no puede volver a Dios madura, deja un poco por m穩 el mayor cuidado. 93
聶Qui矇n fuisteis, y por qu矇 vuelta la espalda ten矇is arriba.P 聶Quieres que te pida algo de all穩 de donde vengo vivo?罈 96
Y 矇l me dijo: 竄El porqu矇 nuestras espaldas vuelve el cielo hacia s穩, sabr獺s; mas antes sc穩as quod ego fui succesor Petri 99
Entre Siestri y Chiavani va corriendo un r穩o hermoso, y en su nombre tiene el t穩tulo mi estirpe m獺s preciado. 102
C籀mo pesa el gran manto a quien lo guarda del fango, provee un mes y poco m獺s; plumas parecen todas otras cargas. 105
Mi conversi籀n tard穩a fue, 癒Ay de m穩!; pero cuando elegido fui romano pastor, vi que la vida era mentira. 108
Vi que all穩 el coraz籀n no se aquietaba, ni subir m獺s pod穩a en esa vida; por lo cual me encend穩 de amor por 矇sta. 111
Hasta aquel punto, m穩sera, apartada de Dios estuvo mi alma avariciosa; y, como ves, aqu穩 estoy castigado. 114
Lo que hace la avaricia, se declara en la purga del alma convertida; no hay en el monte m獺s amarga pena. 117
Y como nuestros ojos no pusimos en alto, fijos s籀lo en lo terreno, la justicia en la tierra aqu穩 los clava. 120
Y como la avaricia a cualquier bien apag籀 nuestro amor, y nuestras obras se perdieron, nos tiene la Justicia 123
de pies y manos presos y amarrados: y cuanto le complazca al justo Sir inm籀viles, tumbados estaremos罈. 126
Me hab穩a arrodillado y quise hablarle; mas cuanto comenc矇, y 矇l se dio cuenta, de mi respeto, s籀lo al escucharle, 129
竄聶Por qu矇 te inclinas ---dijo- de ese modo?罈 y le dije: 竄Por vuestra dignidad estar de pie me impide mi conciencia.罈 132
竄癒Endereza las piernas y levanta, hermano! -respondi籀--, no te equivoques: de un poder mismo todos somos siervos. 135
Y si aquel santo evang矇lico texto que dice necque nubent, entendiste, comprender獺s por qu矇 hablo de este modo 137 138
Ahora vete, no quiero que te pares m獺s, pues turbas mi llanto con tu estancia, con el cual se madura lo que has dicho. 141
Tan s籀lo una sobrina, Alagia, tengo, buena de suyo, si es que nuestra casa no la haya hecho a su ejemplo malvada; y 矇sta tan s籀lo de all穩 me ha quedado.罈 142 144
CANTO XX
Contra un mejor querer otro no lucha; y contra mi placer, por complacerle, saqu矇 del agua la esponja a繳n sedienta. 3
Ech矇 a andar y mi gu穩a ech籀 a andar por los lugares libres, siguiendo la roca, cual pegados de un muro a las almenas; 6
pues la gente que vierte gota a gota por los ojos el mal que el mundo llena, al borde se acercaba demasiado. 9
癒Maldita seas t繳, oh antigua loba, que m獺s que el resto de las bestias matas, a causa de tus hambres desmedidas! 12
癒Oh, cielo, que se cree que cuando gira puede cambiar las leyes de aqu穩 abajo!, 聶cu獺ndo vendr獺 quien a 矇sta le haga huir? 15
A paso lento y corto camin獺bamos, atento yo a las sombras, que sent穩a llorar piadosamente y lamentarse 18
y por ventura o穩. 竄癒Dulce Mar穩a!罈 clamar as穩 en el llanto ante nosotros, como hace una mujer que est矇 pariendo; 19 21
y que segu穩a- 竄Fuiste t繳 tan pobre cuanto se puede ver por el cobijo donte tu santa carga depusiste.罈 24
O穩 seguidamente: 竄Oh buen Fabricio, antes virtud quisiste en la pobreza, que gran riqueza poseer vicioso.罈 25 27
Estas palabras tanto me plac穩an, que avanc矇 un poco m獺s por conocer a aquel que parec穩a proferirlas. 30
Aquel hablaba a繳n del generoso trato de Nicol獺s con las doncellas
para guardar su juventud honesta. 33
竄Oh esp穩ritu que tanto bien proclamas, dime qui矇n fuiste --dije y por qu矇 s籀lo repites estas dignas alabanzas. 36
No quedar獺n tus palabras sin premio, si vuelvo a completar la corta senda, de aquella vida que al t矇rmino vuela.罈 39
Y aqu矇l: 竄Te lo dir矇, no porque espere consuelo en ello, sino porque tanta gracia en ti luce aun antes de estar muerto. 42
Yo fui ra穩z de aquella mala planta que la tierra cristiana ha ensombrecido, tal que buen fruto rara vez se coge. 43 45
Mas si Duay y Gante, Lila y Brujas pudieran, su venganza encontrar穩an; yo la suplico a aquel que todo juzga. 46 48
Hugo Capeto fui llamado abajo; de m穩 nacieron Felipes y Luises por quien Francia regida fue de nuevo. 51
De un carnicero de Par穩s fui hijo: al extinguirse ya los viejos reyes, salvo el que en pa簽os grises envolvieron, 52 54
me encontr矇 entre las manos con las riendas del gobierno, y con tanto poder穩o adquirido, y con tantos partidarios, 57
que a la corona viuda promovida fue la cabeza de mi hijo, el cual hizo nacer los consagrados huesos. 60
Mientras que la gran dote de Provenza no quit籀 la verg羹enza de mi estirpe, val穩a poco, pero mal no hac穩a. 61 63
All穩 empez籀 con fuerza y con mentira su rapi簽a; mas luego, por enmienda, Ponthieu tom籀, Gascu簽a y Normand穩a. 64 66
Carlos a Italia vino y, por enmienda, v穩ctima hizo a Corradino; y luego a Tom獺s, por enmienda, empuj籀 al cielo. 67 69
Un tiempo veo, no muy lejos de ese, en que saldr獺 de Francia a繳n otro Carlos, para que sepan m獺s de 矇l y los suyos. 71 72
Sale sin armas, con la lanza s籀lo con la que judas contendi籀, y la clava en Florencia, y el vientre le desgarra. 74 75
Tierras no, mas pecados y deshonra, para 矇l adquirir獺, tanto m獺s graves, cuanto m獺s leve el da簽o le parezca. 78
A otro, que sale preso de una nave, a su hija vender regateando veo cual los corsarios las esclavas. 79 81
癒Oh avaricia! 聶qu矇 m獺s hacer puedes, si de mi sangre as穩 te has adue簽ado, que no se cuida de su propia carne? 84
Por remediar lo hecho y lo futuro, veo en Anagi entrar la flor de lis, y en su vicario hacer cautivo a Cristo. 85 87
Le veo nuevamente escarnecido; hiel y vinagre renovar le veo, y entre vivos ladrones darle muerte. 90
Veo al nuevo Pilatos tan cruel, que no le sacia esto, y sin decreto lleva las velas avaras al Templo. 91 93
聶Cu獺ndo podr矇 alegrarme, Se簽or m穩o, mirando la venganza que, escondida, hace dulce el secreto de tu ira? 96
Lo que dec穩a de la 繳nica esposa del Esp穩ritu Santo, y que te hizo volverte a m穩 para que te explicara, 97 99
la letan穩a es de nuestras preces mientras el d穩a dura; y cuando marcha es un contrario son el que entonarnos. 102
A Pigmali籀n recordarnos entonces, a quien traidor, ladr籀n y parricida hizo su desmedido af獺n de oro; 103 105
y del avaro Midas la miseria, que sigui籀 a su pedir desmesurado, que ser獺 bueno re穩rla por siempre; 106 108
al loco Ac獺n despu矇s nos referimos, c籀mo rob籀 el bot穩n, tal que la ira de Josu矇 parece que a繳n le muerda. 109 111
A Safira acusamos y al marido; de Eliodoro las coces alabamos; y gira en todo el monte por su infamia. 112 113 114
Polinestor que mat籀 a Polidoro; y para terminar se grita: "Craso di, 聶c籀mo sabe el oro, pues lo sabes?" 115 116 117
As穩 habla en alto el uno, en bajo el otro; seg繳n la fuerza que nos espolea a andar a paso lento o m獺s ligero: 120
Mas proclamando la virtud diurna no era el 繳nico; s籀lo que aqu穩 cerca la voz no levantaba ning繳n otro.罈 123
Nos hab穩amos ya ido de su lado, procurando avanzar en el camino lo que nuestros recursos permit穩an, 126
cuando escuch矇, como si algo se hundiera, temblar el monte, y me asalt籀 tal fr穩o como le asalta a aquel que va a la muerte. 129
De cierto no tembl籀 tan fuerte Delos, antes de que Latona hiciera el nido, para alumbrar del cielo los dos ojos. 130 132
Luego un clamor se oy籀 por todas partes tal, que el maestro se volvi籀 hacia m穩 竄Mientras te gu穩e --dijo- no te asustes.罈 135
Gloria in excelsis todos deo dec穩an, por lo que escuch矇, de cerca, y pude comprender lo que gritaban. 136 138
Suspendidos e inm籀viles est獺bamos, igual que los pastores al o穩rlo, hasta que termin籀 el temblor y el canto. 141
Luego seguimos nuestra santa ruta,
viendo yacer las sombras por la tierra, vueltas de nuevo al llanto acostumbrado. 144
Con tanta guerra nunca la ignorancia de conocer me hizo deseoso, si es que no se equivoca mi memoria, 147
cuanta cre穩 tener, pensando, entonces; ni a preguntar osaba por la prisa, ni comprend穩a nada por m穩 mismo: y marchaba asustado y pensativo. 150
CANTO XXI
Esa sed natural que no se aplaca sino con aquel agua que la joven samaritana pidi籀 como gracia, 3
me apenaba, y punz獺barne la prisa por la dif穩cil senda tras mi gu穩a doli矇ndome con la justa venganza. 5 6
Y he aqu穩 que, como escribe Lucas que a dos en el camino vino Cristo, salido de la boca del sepulcro, 9
apareci籀 una sombra detr獺s de nosotros, al pie mirando la turba yacente; y antes de percatamos de 矇l, nos dijo: 10 12
竄Oh hermanos m穩os, Dios os de la paz罈. Nos volvimos de s繳bito, y Virgilio le devolvi籀 el saludo que se debe. 15
Dijo despu矇s: 竄En la corte beata, en paz te ponga aquel veraz concilio, que en el exilio eterno me relega.罈 17 18
竄癒C籀mo! -nos dijo, caminando aprisa-: 聶si sombras sois que aqu穩 Dios no destina, qui矇n os ha hecho subir por su escalera?罈 21
Y mi doctor: 竄Si miras las se簽ales que 矇ste lleva, y que un 獺ngel ha marcado ver獺s que puede irse con los buenos. 24
Mas como la que hila d穩a y noche no le hab穩a acabado a繳n la husada que Cloto impone y a todos apresta, 27
su alma, que es hermana de las nuestras, subiendo no pod穩a venir sola, porque no puede ver como nosotros. 30
Y me sacaron de la gran garganta infernal, para guiarle, y guiarele hasta donde mi escuela pueda hacerlo. 33
Mas, si lo sabes, dime, 聶por qu矇 tales sacudidas dio el monte, y por qu矇 a una parecieron gritar hasta su base.?罈 36
As穩 dio, preguntando, en todo el blanco de mi deseo, y con las esperanzas aquella sed sent穩 m獺s satisfecha. 39
Y aquel dijo: 竄No hay cosa que sin orden pase en la santidad de la monta簽a, o que suceda fuera de costumbre. 42
De toda alteraci籀n esto est獺 libre: uno que el cielo dio y que en 矇l recibe puede ser la raz籀n, y no otra causa. 44 45
Porque la lluvia, el granizo, la nieve, el roc穩o y la escarcha m獺s arriba no caen de la escalera de tres gradas; 48
nubes espesas no hay ni enrarecidas, ni rayos, ni la hija de Taumente, que abajo cambia a menudo de sitio; 50 51
no sigue el viento seco m獺s arriba que la m獺s alta de las escaleras, donde se sienta el vicario de Pedro. 54
Acaso tiemble abajo, poco o mucho, mas por mucho que el viento all獺 se esconda, no s矇 c籀mo, aqu穩 arriba nunca tiembla. 57
Tiembla cuando alg繳n alma ya limpiada se siente, y se levanta o se encamina para subir; y tal grito la sigue. 60
Da prueba ese deseo de estar limpia, que, libre ya para mudar de sitio, toma al alma y la empuja con deseo. 63
Antes lo quiso, y lo impidi籀 el talento pues contra ese deseo, la Justicia, como fue en el pecar, pone al castigo. 66
Y yo que en estas penas he yacido m獺s de quinientos a簽os, s籀lo ahora anhelo libremente un mejor solio: 69
por eso el terremoto y los piadosos esp穩ritus oisteis, alabando a aquel Se簽or, que pronto los reclame.罈 72
As穩 nos dijo; y tal como disfruta m獺s del beber quien tiene sed m獺s grande, no podr穩a explicar mi gran contento. 75
Y el sabio gu穩a: 竄Ya comprendo ahora la red que os prende y c籀mo deslazarla, y por qu矇 hay regocijos y temblores. 78
Ahora qui矇n fuiste pl獺zcate contarme, y por qu矇 tantos siglos has yacido aqu穩, mu矇stramelo con tus palabras.罈 81
竄En la edad que el buen Tito, con la ayuda del sumo rey, veng籀 los agujeros de aquella sangre por Judas vendida, 82 84
con el nombre que m獺s dura y m獺s honra viv穩a yo罈 -repuso aquel esp穩ritu-ya bastante famoso, mas sin fe. 85 87
Tan grande fue lo dulce de mi canto, que, tolosano, a Roma me trajeron, y merec穩 con mirto honrar mis sienes. 90
Por Estacio a繳n la gente me conoce: cant矇 de Tebas y del gran Aquiles; mas qued籀 en el camino la segunda. 93
Semilla de mi ardor fueron las ascuas, que me quemaron, de la llama santa en que han sido encendidos m獺s de miles; 96
de la Eneida te hablo, la cual madre me fue, y me fue nodriza en la poes穩a: sin ella no valdr穩a ni un adarme. 99
Y por haber vivido cuando all穩
vivi籀 Virgilio, un sol consentir穩a m獺s del debido a繳n antes de marcharme.罈 102
Se volvi籀 a m穩 Virgilio a estas palabras con rostro que, callando, dijo: 竄Calla罈; mas la virtud no puede cuanto quiere, 105
que risa y llanto siguen tan de cerca la pasi籀n que genera a cada uno, que al querer menos sigue en los sinceros. 108
As穩 que sonre穩 como al secreto; y se call籀 la sombra, y me mir籀 los ojos que revelan m獺s el alma; 111
y: 竄as穩 tanto trabajo en bien acabe -dijo- 聶por qu矇 hace un rato tu semblante me ha mostrado un rel獺mpago de risa?罈 114
Ahora estaba cogido por dos partes una me hace callar, la otra me pide que hable; y yo suspiro y me comprende 117
mi maestro, y 竄No tengas ning繳n miedo de hablar --me dice-; h獺blale y revela lo que con tanto af獺n ha preguntado罈 120
Por lo que yo: 竄Quiz獺s te maravilles de por qu矇 me re穩, oh antiguo esp穩ritu, pero a繳n quedar獺s m獺s admirado. 123
Este que arriba gu穩a mi mirada, es el mismo Virgilio, en quien las fuerzas tomaste de cantar dioses y h矇roes. 126
Si de otra causa pareci籀 mi risa, olv穩dala por falsa, y s籀lo vino de las palabras que le prodigaste.罈 129
Para abrazar los pies ya se inclinaba a mi doctor, m獺s 矇l le dijo: 竄Hermano, no lo hagas, porque somos los dos sombras.罈 132
Y 矇l alzando: 竄Ahora puedes comprender la cantidad de amor en que me enciendes, cuando olvido que somos cosas vanas, y trato como s籀lidas las sombras.罈 135
CANTO XXII
Ya el 獺ngel se qued籀 tras de nosotros, aquel que al sexto c穩rculo nos trajo, una se簽al quitando de mi frente; 3
y a los que tienen ansias de justicia llam籀 beatos, pero sus palabras hasta el sitiunt, no m獺s, lo proclamaron. 6
Y yo m獺s leve que en los otros pasos caminaba, tal que sin pena alguna segu穩a a los esp穩ritus veloces; 9
cuando Virgilio comenz籀: 竄El Amor prendido en la virtud, siempre a otro prende con tal de que su llama manifieste; 10 12
desde el punto en que vino con nosotros Juvenal hasta el limbo del infierno, y cu獺nto te admiraba me dijera, 14 15
yo fui contigo tan benevolente como nunca con alguien que no has visto, y esta escalera me parece corta. 18
Pero dime, y perdona como amigo si excesiva confianza alarga el freno, y como amigo expl穩came la causa: 21
c籀mo pudo encontrar dentro de ti un sitio la avaricia, junto a tanto saber que por estudios pose穩as?罈 24
A Estacio estas palabras le causaron primero una sonrisa, luego dijo: 竄Me prueba tu cari簽o lo que dices. 27
En verdad muchas veces pasan cosas que dan materia falsa a nuestras dudas, porque la causa cierta est獺 escondida. 30
Tu pregunta me muestra que pensabas que en la otra vida hubiera sido avaro, acaso pues me viste en aquel c穩rculo. 33
Sabe pues que alejado de avaricia fui demasiado; y esta desmesura miles de lunas castigada ha sido. 36
Y si el rumbo no hubiese enderezado, al comprender all穩 donde escrib穩as, casi irritado con el ser del hombre, 39
竄聶Por d籀nde no conduces t繳, maldita hambre de oro, el af獺n de los mortales?罈 en los tristes torneos diera vueltas. 40 42
Supe entonces que mucho abrir las alas puede gastar las manos, y de esa falta me arrepent穩 cual de las otras. 45
聶Cu獺ntos renacer獺n todos pelados por ignorancia, pues quien peca en esto, ni en vida, ni al extremo se arrepiente? 47 48
Y sabr獺s que la culpa que replica, y diametral se opone a alg繳n pecado, juntamente con 矇l su verdor seca; 51
por lo cual si con esa gente estuve que llora la avaricia, por purgarme justo de lo contrario me encontraba.罈 54
竄Cuando contaste las peleas crueles de la doble tristeza de Yocasta -dijo el cantor de buc籀licos versos 56 57
por aquello que te inspirara Cl穩o, no parece que fueses todav穩a fiel a la fe sin la que el bien no basta. 60
Si esto es as穩, 聶qu矇 sol, qu矇 luminarias, disipando la sombra, enderezaron detr獺s del pescador luego tus velas?罈 63
Y aqu矇l a 矇ste: 竄T繳 me dirigiste a beber en las grutas del Parnaso; y luego junto a Dios me iluminaste. 66
Hiciste como aqu矇l que va de noche con una luz detr獺s, que a 矇l no le sirve, mas hace tras de s穩 a la gente sabia, 69
cuando dijiste: 竄El siglo se renueva, y el primer tiempo y la justicia vuelven, nueva progenie de los cielos baja.罈 72
Por ti poeta fui, por ti cristiano: 73
mas para ver mejor lo que dibujo, para darle color la mano extiendo. 75
Pre簽ado estaba el mundo todo entero de la fe verdadera, que sembraron los mensajeros del eterno reino, 78
y tus palabras que antes he citado con las pr矇dicas nuevas concordaban; y tom矇 por costumbre el visitarles. 81
Tan santos luego fueron pareciendo, que en la persecuci籀n de Domiciano, sin mis l獺grimas ellos no lloraban; 83 84
y mientras que en mi mano hacerlo estuvo les ayudaba, y con sus rectas vidas me hicieron despreciar toda otra secta. 87
Y antes de poetizar sobre los griegos y sobre Tebas, tuve mi bautismo; pero por miedo fui un cristiano oculto, 88 90
mostr獺ndome pagano mucho tiempo; y esa tibieza en el recinto cuarto me recluy籀 por m獺s de cuatro siglos. 93
T繳 pues, que ya este velo has levantado que me escond穩a cuanto bien he dicho, mientras que de subir nos ocupamos, 96
d籀nde est獺, dime, aquel Terencia antiguo, Varr籀n, Plauto, Cecilio, si lo sabes: y si est獺n condenados y en qu矇 c穩rculo.罈 97 99
Esos y Persio, y yo, y bastantes otros -le respondi籀- se encuentran con el Griego a quien las musas m獺s amamantaron, 100 102
en el primer recinto de la c獺rcel; y hablarnos muchas veces de aquel monte donde nuestras nodrizas se hallan siempre. 105
Tambi矇n est獺n Sim籀nides y Eur穩pides, Antifonte, Agat籀n y muchos otros griegos que de laureles se coronan. 106 108
All穩 se ven aquellas gentes tuyas, Ant穩gona, De穩file y Arg穩a
y as穩 como lo fue de triste, a Ismene. 111
Vemos a aquella que mostr籀 Lang穩a, a Tetis y la hija de Tiresias, y a Deidamia con todos sus hermanos.罈 113 114
Ya se callaban ambos dos poetas, de nuevo atentos a mirar en torno, ya libres de subir y de paredes; 117
y hab穩an cuatro siervas ya del d穩a atr獺s quedado, y al tim籀n la quinta enderezaba a lo alto el carro ardiente, 120
cuando mi gu穩a: 竄Creo que hacia el borde volver el hombro diestro nos conviene, dando la vuelta al monte cual solemos. 罈 123
As穩 fue nuestro gu穩a la costumbre, y emprendimos la ruta m獺s tranquilos pues lo aprobaba aquel alma tan digna. 126
Ellos iban delante, y solitario yo detr獺s, escuchando sus palabras, que en poetizar me daban su intelecto. 129
Mas pronto rompi籀 las dulces razones un 獺rbol puesto en medio del camino, con manzanas de olor bueno y suave; 132
y as穩 corno el abeto se adelgaza de rama en rama, aquel abajo hac穩a, para que nadie, pienso, lo subiera. 135
Del lado en que el camino se cortaba, ca穩a de la roca un licor claro, que se extend穩a por las hojas altas. 138
Al 獺rbol se acercaron los poetas; y una voz desde dentro de la fronda grit籀: 竄Muy caro cuesta este alimento.罈 141
竄M獺s pensaba Mar穩a en que las bodas -sigui籀- fueran honradas, que en su boca, esa que ahora intercede por vosotros. 142 144
Las antiguas romanas s籀lo agua beb穩an; y Daniel, que despreciaba el alimento, conquist籀 la ciencia. 147
La edad primera, bella como el oro, hizo con hambre gustar las bellotas, y n矇ctar con la sed cualquier arroyo. 150
Miel y langostas fueron las viandas que en el yermo nutrieron al Bautista; por lo cual es tan grande y tan glorioso como en el Evangelio se demuestra.罈 153
CANTO XXIII
Mientras los ojos por la verde fronda fijaba de igual modo que quien suele del pajarillo en pos perder la vida, 3
el m獺s que padre me dec穩a: 竄Hijo, ven pronto, pues el tiempo que nos dieron m獺s 繳tilmente aprovechar se debe.罈 6
Volv穩 el rostro y el paso sin tardarme, junto a los sabios, que en tal forma hablaban, que me hicieron andar sin pena alguna. 9
Y en esto se escuch籀 llorar y un canto labia mea domine, en tal modo, cual si pariera gozo y pesadumbre. 11 12
竄Oh dulce padre, 聶qu矇 es lo que ahora escucho?罈, yo comenc矇; y 矇l: 竄Sombras que caminan de sus deudas el nudo desatando.罈 15
Como los pensativos peregrinos, al encontrar extra簽os en su ruta, que se vuelven a ellos sin pararse, 18
as穩 tras de nosotros, m獺s aprisa, al llegar y pasamos, se asombraba de 獺nimas turba t獺cita y devota. 21
Todos de ojos hundidos y apagados, de p獺lidos semblantes, y tan flacos que del hueso la piel tomaba forma. 24
No creo que a pellejo tan extremo seco, hubiese llegado Erisitone, ni cuando fue su ayuno m獺s severo. 26 27
Y pensando dec穩ame: 竄癒Aqu穩 viene 28
la gente que perdi籀 Jerusal矇n, cuando Mar穩a devor籀 a su hijo! 30
Parec穩an sus 籀rbitas anillos sin gemas: y quien lee en la cara "omo" bien podr穩a encontrar aqu穩 la eme. 32 33
聶Qui矇n pensar穩a que el olor de un fruto tal hiciese, el anhelo produciendo, o el de una fuente, no sabiendo c籀mo? 36
Maravillado estaba de tal hambre, pues la raz籀n a繳n no conoc穩a de su piel escarnada y su flaqueza, 39
cuando de lo m獺s hondo de su rostro fija su vista me volvi籀 una sombra; luego fuerte exclam籀: "聶Qu矇 gracia es 矇sta?" 42
Nunca el rostro le hubiese conocido; pero en la voz se me hizo manifiesto lo que el aspecto hab穩a deformado. 45
Esta chispa encendi籀 de aquel tan otro rostro del todo mi conocimiento, y conoc穩 la cara de Forese.罈 48
竄Ah, no te fijes en la seca ro簽a que me desti簽e -rogaba- la piel, ni por la falta de carne que tenga; 51
dime en verdad de ti, y de qui矇n son esas dos 獺nimas que all穩 te dan escolta; 癒no te quedes aqu穩 sin que me hables!罈 54
竄Tu cara, que llor矇 cuando moriste, con no menos dolor ahora la lloro -le respond穩- al mirarla tan cambiada. 57
Pero dime, por Dios que as穩 os deshoja; no pidas que hable, pues estoy at籀nito; mal podr獺 hablar quien otra cosa quiere.罈 60
Y 矇l a m穩- 竄Del querer eterno baja un efecto en el agua y en el 獺rbol que dejasteis atr獺s, que as穩 enflaquece. 63
Toda esta gente que llorando canta, por seguir a la gula sin medida,
santa se vuelve aqu穩 con sed y hambre 66
De comer y beber nos da el deseo el olor de la fruta y del roc穩o que se extiende por sobre la verdura. 69
Y ni un solo momento en este espacio dando vueltas, mitiga nuestra pena: pena digo y debiera decir gozo, 72
que aquel deseo al 獺rbol nos conduce donde Cristo gozoso dijo 'Eli', cuando nos redimi籀 la sangre suya.罈 74 75
Yo contest矇: 竄Forese, desde el d穩a que el mundo por mejor vida trocaste, cinco a簽os a繳n no han transcurrido. 78
Si antes se termin籀 el que t繳 pudieras pecar a繳n m獺s, de que llegase la hora del buen dolor que a Dios volver nos hace, 81
聶c籀mo es que est獺s arriba ya tan pronto? Yo pensaba encontrarte all穩 debajo, donde el tiempo con tiempo se repara.罈 84
Y 矇l respondi籀: 竄Tan pronto me ha logrado que beba el dulce ajenjo del martirio mi Nela con su llanto sin fatiga. 87
Con devotas plegarias y suspiros me trajo de la playa en que se espera, y me ha librado de los otros c穩rculos. 90
Tanto m獺s cara a Dios y m獺s dilecta es mi viudita, a la que tanto amaba, cuanto en su bien obrar est獺 m獺s sola; 93
puesto que la Barbagia de Sicilia es m獺s p繳dica ya con sus mujeres que la Barbagia en donde la he dejado. 94 96
Dulce hermano 聶qu矇 quieres que te diga? Ya presiento unos tiempos venideros de que esta hora ya no est獺 lejana, 99
en que ser獺 en el p繳lpito vedado el que las descaradas florentinas vayan mostrando en p繳blico las tetas. 102
聶Qu矇 b獺rbara hubo nunca o musulmanas que precisaran para andar cubiertas disciplina en el alma o de las otras? 105
Mas si supieran esas sinverg羹enzas lo que veloz el cielo les depara, ya para aullar sus bocas abrir穩an; 108
pues si el vaticinar aqu穩 no enga簽a, sufrir獺n antes de que crezca el bozo a los que ahora con nanas consuelan. 111
Ahora ya no te escondas m獺s, oh hermano, que no s籀lo yo, m獺s toda esta gente, mira el lugar donde la luz no pasa.罈 114
Por lo que yo le dije: 竄Si recuerdas lo que fui para ti, y para mi fuiste, a繳n ser獺 triste el recordar presente. 117
De aquella vida me sustrajo aquel que va delante, el otro d穩a, cuando redonda se mostr籀 la hermana de ese 120
--se簽al矇 el sol. Y aqu矇l por la profunda noche llev籀me de los muertos ciertos con esta carne cierta que le sigue. 123
De all穩 con sus auxilios me ha tra穩do, subiendo y rodeando la monta簽a, que os endereza a los que el mundo tuerce. 126
Dice que habr獺 de hacerme compa簽穩a hasta que est矇 donde Beatriz se encuentra; all穩 es preciso que sin 矇l me quede. 129
Virgilio es quien tal cosa me ha contado -y se lo se簽al矇-; y aqu矇l la sombra por quien se ha conmovido cada cuesta de vuestro reino del que ya se marcha.罈 132
CANTO XXIV
Ni hablar a andar, ni andar a aquel m獺s lento hac穩a, mas hablando a prisa 穩bamos cual nao que empuja un viento favorable; 3
y las sombras, m獺s muertas pareciendo, admiraci籀n pon穩an en las cuencas de los ojos, sabiendo que viv穩a. 6
Y yo, continuando mis palabras dije: 竄Y asciende acaso m獺s despacio de lo que en otro momento lo har穩a. 9
Mas dime de Piccarda, si es que sabes; y dime si estoy viendo a alguien notable entre esta gente que as穩 me contempla.罈 10 12
竄Mi hermana, que entre hermosa y entre buena no s矇 qu矇 fuera m獺s, alegre triunfa en el Olimpo ya de su corona.罈 15
Dijo primero; y luego: 竄Aqu穩 podemos a cualquiera nombrar pues tan mudado nuestro semblante est獺 por la abstinencia. 18
Ese -y le se簽al籀- es Bonagiunta, Bonagiunta de Lucca; y esa cara a su lado, cosida m獺s que otras. 19 21
tuvo la santa iglesia entre sus brazos: naci籀 en Tours, y aqu穩 purga con ayunos el vino y las anguilas de Bolsena.罈 24
Uno por uno a muchos me nombr籀; y al nombrarles contentos parec穩an, y no vi ning繳n gesto de tristeza. 26 27
Vi por el hambre en vano usar los dientes a Ubald穩n de la Pila y Bonifacio, que apacentara a muchos con su torre. 29 30
Vi a Maese Marqu矇s, que ocasi籀n tuvo de beber en Forl穩 sin sequedades, y que nunca ve穩ase saciado. 31 33
Mas como hace el que mira y luego aprecia m獺s a uno que otro, hice al luqu矇s, que de m穩 m獺s curioso parec穩a. 36
l murmuraba, y no s矇 que 竄Gentucca罈 sent穩a yo, donde 矇l sent穩a la plaga de la justicia que as穩 le ro穩a. 37 39
竄Alma ije- que tal deseo muestras de hablar conmigo, hazlo claramente, y a los dos satisfaz con tus palabras.罈 42
竄Hay nacida, a繳n sin velo, una mujer --矇l comenz籀- que har獺 que mi ciudad te plazca aunque otros muchos la desprecien. 45
T繳 marchar獺s con esta profec穩a: si en mi murmullo alguna duda tienes, la realidad en claro ha de ponerlo. 48
Pero dime si veo a quien compuso aquellas nuevas rimas que empezaban: 竄Mujeres que el Amor bien conoc矇is.罈 51
Y yo le dije: 竄Soy uno que cuando Amor me inspira, anoto, y de esa forma voy expresando aquello que me dicta.罈 54
竄癒Ah hermano, ya comprendo ---dijo- el nudo que al Notario, a Guiton y a m穩 separa del dulce estilo nuevo que te escucho! 57
Bien veo ahora c籀mo vuestras plumas detr獺s de quien os dicta van pegadas, lo que no suced穩a con las nuestras; 60
y quien se ponga a verlo de otro modo no encontrar獺 ninguna diferencia.罈 Y se call籀 bastante satisfecho. 63
Cual las aves que invernan junto al Nilo, a veces en el aire hacen bandadas, y luego aprisa vuelan en hilera, 66
as穩 toda la gente que all穩 estaba, volviendo el rostro apresur籀 su paso, por su flaqueza y su deseo raudas. 69
Y como el hombre de correr cansado deja andar a los otros, y pasea hasta que calma el resollar del pecho, 72
dej籀 que le pasara la grey santa y conmigo detr獺s vino Forese, diciendo: 竄聶Cu獺ndo te ver矇 de nuevo?罈 75
竄No s矇 -repuse-, cu獺nto vivir矇;
mas no ser獺 mi vuelta tan temprano, que antes no est矇 a la orilla mi deseo; 78
porque el lugar donde a vivir fui puesto, del bien, de d穩a en d穩a, se despoja, y parece dispuesto a triste ruina.罈 81
Y 矇l: 竄nimo, pues veo al m獺s culpable, arrastrado a la cola de un caballo hacia aquel valle donde no se purga. 82 84
La bestia a cada paso va m獺s rauda, siempre m獺s, hasta que ella le golpea, y deja el cuerpo vilmente deshecho. 87
No mucho han de rodar aquellas ruedas -y mir籀 al cielo- y claro habr獺 de serte esto que m獺s no puedo declararte. 90
Ahora qu矇date aqu穩, que es caro el tiempo en este reino, y ya perd穩 bastante caminando contigo paso a paso.罈 93
Como al galope sale algunas veces un jinete del grupo que cabalga, por ganar honra en los primeros golpes, 96
con pasos a繳n mayores nos dej籀; y me qued矇 con esos dos que fueron en el mundo tan grandes mariscales. 99
Y cuando estuvo ya tan adelante, que mis ojos segu穩an tras de 矇l, como mi mente tras de sus palabras. 102
vi las ramas cargadas y frondosas de otro manzano, no mucho m獺s lejos por haber s籀lo entonces hecho el giro 105
Vi gentes bajo aquel alzar las manos y gritar no s矇 qu矇 hacia la espesura, como en vano anhelantes chiquitines 108
que piden, y a quien piden no responde, mas por hacer sus ganas m獺s agudas, les muestra su deseo puesto en alto. 111
Luego se fueron ya desenga簽adas; y nos aproximamos al gran 獺rbol,
que tanto llanto y s繳plicas desde簽a. 114
竄Seguid andando y no os aproxim矇is: un le簽o hay m獺s arriba que mordido fue por Eva y es 矇ste su reto簽o.罈 117
Entre las frondas no s矇 qui矇n hablaba; y as穩 Virgilio, Estacio y yo, apretados seguimos caminando por la cuesta. 120
Dec穩a: 竄Recordad a los malditos nacidos de las nubes, que, borrachos, con dos pechos lucharon con Teseo; 121 123
y a los hebreos, por beber tan flojos, que Gede籀n no quiso de su ayuda, cuando a Madi獺n baj籀 de las colinas.罈 124 126
As穩 arrimados a uno de los bordes, oyendo fuimos culpas de la gula seguidas del castigo miserable. 129
Ya en la senda desierta, distanciados, m獺s de mil pasos nos llevaron lejos, los tres mirando sin decir palabra. 132
竄Solos as穩 los tres 聶qu矇 vais pensando?罈, dijo una voz de pronto; y me agit矇 como un caballo joven y espantado. 135
Alc矇 mi rostro para ver qui矇n era; y jam獺s pude ver en ning繳n horno vidrio o metal tan rojo y tan luciente, 138
como a quien vi diciendo: 竄Si os complace subir, aqu穩 deb矇is de dar la vuelta; quien marcha hacia la paz, por aqu穩 pasa.罈 139 141
Me deslumbr籀 la vista con su aspecto; por lo que me volv穩 hacia mis doctores, como el hombre a quien gu穩a lo que escucha. 144
Y como, del albor anunciadora, sopla y aroma la brisa de mayo, de hierba y flores toda perfumada; 147
yo as穩 sent穩a un viento por en medio de la frente, y sent穩 un mover de plumas, que hizo oler a ambros穩a el aura toda. 150
Sent穩 decir: 竄Dichosos los que alumbra tanto la gracia, que el amor del gusto en su pecho no alienta demasiado, apeteciendo siempre cuanto es justo.罈 151 153
CANTO XXV
Dilaci籀n no admit穩a la subida; puesto que el sol hab穩a ya dejado la noche al Escorpi籀n, el d穩a al Toro: 3
y as穩 como hace aqu矇l que no se para, mas, como sea, sigue su camino, por la necesidad aguijonado, 6
as穩 fuimos por el desfiladero, subiendo la escalera uno tras otro, pues su estrechez separa a los que suben. 9
Y como el cigo簽ino el ala extiende por ganas de volar, y no se atreve a abandonar el nido, y las repliega; 12
tal mis ganas ardientes y apagadas de preguntar; haciendo al fin el gesto que hacen aquellos que al hablar se aprestan. 15
Por ello no dej籀 de andar aprisa, sino dijo mi padre: 竄Suelta el arco del decir, que hasta el hierro tienes tenso.罈 18
Ya entonces confiado abr穩 la boca, y dije: 竄C籀mo puede adelgazarse all穩 donde comer no es necesario.罈 21
竄Si recordaras c籀mo Meleagro se extingui籀 al extinguirse el ascua aquella -me dijo- de esto no te extra簽ar穩as; 22 24
y si pensaras c籀mo, si te mueves, tambi矇n tu imagen dentro del espejo, claro ver獺s lo que parece oscuro. 27
Mas para que el deseo se te aquiete, aqu穩 est獺 Estacio; y yo le llamo y pido que sea el curador de tus heridas.罈 30
竄Si la visi籀n eterna le descubro
-repuso Estacio-, estando t繳 delante, el no poder negarme me disculpe.罈 33
Y despu矇s comenz籀: 竄Si mis palabras, hijo, en la mente guardas y recibes, dar獺n luz a aquel "c籀mo" que dijiste. 34 36
La sangre pura que no es absorbida por las venas sedientas, y se queda cual alimento que en la mesa sobra, 37 39
toma en el coraz籀n a cualquier miembro la virtud de dar forma, como aquella que a hacerse aquellos vase por las venas. 42
Digerida, desciende, donde es bello m獺s callar que decir, y all穩 destila en vaso natural sobre otra sangre. 45
All穩 se mezclan una y otra juntas, una a sufrir dispuesta, a hacer la otra, pues que procede de un lugar perfecto; 48
y una vez que ha llegado, a obrar comienza coagulando primero, y avivando lo que hizo consistente su materia. 51
Alma ya hecha la virtud activa cual de una planta, s籀lo diferente que una en camino est獺 y otra ha llegado, 54
sigue obrando despu矇s, se mueve y siente, como un hongo marino; y organiza esas potencias de las que es semilla. 57
Aqu穩 se extiende, hijo, y se despliega la virtud que sali籀 del coraz籀n del generante, y forma da a los miembros. 60
Mas c籀mo el animal se vuelve hablante no puedes ver a繳n, y uno m獺s sabio que t繳, se equivocaba en este punto, 63
y as穩 con su doctrina separaba del alma la posible inteligencia, por no encontrarle un 籀rgano adecuado. 66
A la verdad que viene abre tu pecho; y sabr獺s que, tan pronto se termina 68
de articularle al feto su cerebro, 69
complacido el Primer Motor se vuelve a esa obra de arte, en la que inspira nuevo esp穩ritu, lleno de virtudes, 72
que lo que encuentra activo aqu穩 re繳ne en su sustancia, y hace un alma sola, que vive y siente y a s穩 misma mira. 75
Y por que no te extra簽en mis palabras mira el calor del sol que se hace vino, junto al humor que nace de las vidas. 78
Cuando m獺s lino Laquesis no tiene, se suelta de la carne, y virtualmente lo divino y lo humano se lo lleva. 79 81
Ya enmudecidas sus otras potencias, inteligencia, voluntad, memoria en acto quedan mucho m獺s agudas. 82 84
Sin detenerse, por s穩 misma cae maravillosamente en una u otra orilla; y de antemano sabe su camino. 86 87
En cuanto ese lugar la circunscribe, la virtud formativa irradia en torno del mismo modo que en los miembros vivos: 88 90
y como el aire, cuanto est獺 muy h繳medo, por otro rayo que en 矇l se refleja, con diversos colores se engalana; 93
as穩 el aire cercano se dispone, y en esa misma forma que le imprime virtualmente el alma all穩 parada; 96
Y despu矇s, a la llama semejante que sigue al fuego al sitio donde vaya, la nueva forma al esp穩ritu sigue. 99
Y como aqu穩 recibe su aparencia, sombra se llama; y luego aqu穩 organiza cualquier sentido, incluso el de la vista. 102
Por esta causa hablamos y re穩mos; y suspiros y l獺grimas hacemos que has podido sentir por la monta簽a. 105
Seg繳n que nos afligen los deseos y los otros afectos, toma forma la sombra, y es la causa que te admira.罈 108
Y ya llegado al 繳ltimo tormento hab穩amos, y vuelto a la derecha, y est獺bamos atentos a otras cosas. 109 111
Aqu穩 dispara el muro llamaradas, y por el borde sopla un viento a lo alto que las rechaza y las aleja de 矇l; 114
y por esto deb穩ainos andar por el lado de afuera de uno en uno; y yo tem穩a el fuego o la ca穩da. 117
竄Por este sitio -gu穩a iba diciendo-a los ojos un freno hay que ponerles, pues errar se podr穩a por muy poco. 120
Summae Deus Clamentiae en el seno del gran ardor o穩 cantar entonces, que no menos ardor dio de volverme; 121 123
y vi almas caminando por las llamas; as穩 que a ellas miraba y a mis pasos, repartiendo la vista por momentos. 126
Una vez que aquel himno terminaron gritaron alto: 竄Virum no cognosco罈; y el himno repet穩an en voz baja. 127 129
Y al terminar gritaban: 竄En el bosque Diana se qued籀 y arroj籀 a Elice porque prob籀 de Venus el veneno.罈 131 132
Luego a cantar volv穩an; y de esposas y de maridos castos proclamaban, cual la virtud y el matrimonio imponen. 135
Y de esta forma creo que les baste en todo el tiempo que el fuego les quema: Con tal af獺n conviene y en tal forma que la postrera herida cicatrice. 138
CANTO XXVI
Mientras que por la orilla uno tras otro
march獺bamos y el buen maestro a veces 竄Mira --dec穩a- como te he advertido罈; 3
sobre el hombro derecho el sol me her穩a, que ya, radiando, todo el occidente el celeste cambiaba en blanco aspecto; 6
y hac穩a con mi sombra m獺s rojiza la llama parecer; y al darse cuenta vi que, andando, miraban muchas sombras. 9
Esta fue la ocasi籀n que les dio pie a que hablaran de m穩-, y as穩 empezaron 竄Este cuerpo ficticio no parece罈; 12
luego vueltos a m穩 cuanto pod穩an, se cercioraron de ello, con cuidado siempre de no salir de donde ardiesen. 15
竄Oh t繳 que vas, no porque tardo seas, mas tal vez reverente, tras los otros, resp籀ndeme, que en este fuego ardo. 18
No s籀lo a m穩 aproveche tu respuesta; pues mayor sed tenemos todos de ella que de agua fr穩a la India o la Etiop穩a. 21
Dinos c籀mo es que formas de ti un muro al sol, de tal manera que no hubieses a繳n entrado en las redes de la muerte.罈 24
As穩 me hablaba uno; y yo me hubiera ya explicado, si no estuviese atento a otra novedad que entonces vino; 24 27
que por medio de aquel sendero ardiente vino gente mirando hacia los otros, lo cual, suspenso, me llev籀 a observarlo. 30
Apresurarse vi por todas partes y besarse a las almas unas a otras sin pararse, felices de tal fiesta; 33
as穩 por medio de su hilera oscura una a la otra se hocican las hormigas, por saber de su suerte o su camino. 36
En cuanto dejan la acogida amiga, antes de dar siquiera el primer paso,
en vocear se cansan todas ellas: 39
la nueva gente: 竄Sodoma y Gomorra罈; los otros: 竄En la vaca entra Pasifae, para que el toro corra a su lujuria.罈 40 42
Despu矇s como las grullas que hacia el Rif vuelan en parte, y parte a las arenas, o del hielo o del sol haciendo ascos, 45
una gente se va y otra se viene; vuelven llorando a sus primeros cantos y a gritar eso que m獺s les ata簽e; 48
y acerc獺ronse a m穩, como hace poco esos otros hab穩anme rogado, deseosos de o穩r en sus semblantes. 51
Yo que dos veces viera su deseo; 竄Oh almas ya seguras --come nc矇de conseguir la paz tras de alg繳n tiempo, 54
no han quedado ni verdes ni maduros all穩 mis miembros, mas aqu穩 los traigo con su sangre y sus articulaciones. 57
Subo para no estar ya nunca ciego; una mujer me obtuvo la merced, de venir con el cuerpo a vuestro mundo. 60
Mas vuestro anhelo mayor satisfecho sea pronto, y as穩 os albergue el cielo que lleno est獺 de amor y m獺s se espacia, 63
decidme, a fin de que escribirlo pueda, qui矇nes se獺is, y qui矇n es esa turba que se march籀 detr獺s a vuestra espalda.罈 66
No de otro modo est繳pido se turba el monta簽矇s, y mira y enmudece, cuando va a la ciudad , rudo y salvaje, 69
que en su apariencia todas esas sombras; m獺s ya de su estupor recuperadas, que de las altas almas pronto sale, 72
竄癒Dichoso t繳 que de nuestras regiones -volvi籀 a decir aquel que habl籀 primero-, para mejor morir sapiencia adquieres! 75
La gente que no viene con nosotros, pec籀 de aquello por lo que en el triunfo C矇sar oy籀 que "reina" lo llamaban: 78
por eso vanse gritando "Sodoma", reprob獺ndose a s穩, como has o穩do, con su verg羹enza el fuego acrecentando. 81
Hermafrodita fue nuestro pecado; y pues que no observamos ley humana, siguiendo el apetito como bestias, 84
en nuestro oprobio, por nosotros se oye cuando partimos el nombre de aquella que en el le簽o bestial bestia se hizo. 87
Ya sabes nuestros actos, nuestras culpas: y si de nombre quieres conocemos, decirlo no sabr穩a, pues no hay tiempo. 90
Apagar矇 de m穩, al menos, tus ganas: Soy Guido Guinizzelli, y aqu穩 peno por bien antes del fin arrepentirme.罈 92 93
Igual que en la tristeza de Licurgo hicieron los dos hijos a su madre, as穩 hice yo, pero sin tanto 穩mpetu, 94 96
cuando escuch矇 nombrarse 矇l mismo al padre m穩o y de todos, el mejor que rimas de amor usaron dulces y donosas; 99
y pensativo, sin o穩r ni hablar, contempl獺ndole anduve un largo rato, mas, por el fuego, sin aproximarme. 102
Luego ya de mirarle satisfecho, me ofrec穩 enteramente a su servicio con juramentos que a otros aseguran. 105
y 矇l me dijo: 竄T繳 dejas tales huellas en m穩, por lo que escucho, y tan palpables, que no puede borrarlas el Leteo. 108
Mas si en verdad juraron tus palabras, dirne por qu矇 razones me demuestras al mira.rme y hablarme tanto aprecio.罈 111
Y yo le dije: 竄Vuestros dulces versos, que, mientras duren los modernos usos, har獺n preciada aun su misma tinta.罈 114
竄Oh hermano --dijo,-, 矇se que te indico -y se簽al籀 un esp穩ritu delante-fue el mejor artesano de su lengua. 117
En los versos de amor o en narraciones a todos super籀; y deja a los tontos que creen que el Lemos穩n le aventajaba. 120
A las voces se vuelven, no a lo cierto, y su opini籀n conforman de este modo antes de o穩r a la raz籀n o al arte. 123
As穩 hicieron anta簽o con Guittone, de voz en voz corriendo su alabanza, hasta que la verdad se ha impuesto a todos. 124 126
Ahora si tienes tanto privilegio, que l穩cito te sea ir hasta el claustro del colegio del cual abad es Cristo, 129
de un padre nuestro dile aquella parte, que nos es necesaria en este mundo, donde poder pecar ya no es lo nuestro.罈 132
Luego tal vez por dar cabida a otro que cerca estaba, se perdi籀 en el fuego, como en el agua el pez que se va al fondo. 135
Yo me acerqu矇 a quien antes me indicara, y dije que a su nombre mi deseo un sitio placentero dispon穩a. 138
Y comenz籀 a decirrne cort矇smente: 竄Tan m'abelfis vostre cortes deman, qu'ieu non me puesc ni voil a vos cobrire. 139 141
Ieu sui Arnaut, que plor e vau cantan; consiros vei la passada folor, a vei jausen lo joi que'esper, denan. 144
Ara voz prec, per aquella valor que vos guida al som de l'escalina, sovenha vos a temps de ma dolor.罈 Luego se hundi籀 en el fuego que le salva. 147
CANTO XXVII
Igual que vibran los primeros rayos donde esparci籀 la sangre su Creador, cayendo el Ebro bajo la alta Libra, 3
y a nona se caldea el agua al Ganges, el sol estaba; y se marchaba el d穩a, cuando el 獺ngel de Dios alegre vino. 4 6
Fuera del fuego sobre el borde estaba y cantaba:竄癒Beati mundi cordi!罈 con voz mucho m獺s viva que la nuestra. 7 9
Luego: 竄M獺s no se avanza, si no muerde almas santas, el fuego: entrad en 矇l y escuchad bien el canto de ese lado.罈 12
Nos dijo as穩 cuanto estuvimos cerca; por lo que yo me puse, al escucharle, igual que aquel que meten en la fosa. 15
Por protegerme alc矇 las manos juntas en vivo imaginando, al ver el fuego, humanos cuerpos que quemar he visto. 18
Hacia m穩 se volvi籀 mi buena escolta; y Virgilio me dijo entonces: 竄Hijo, puede aqu穩 haber tormento, mas no muerte. 21
癒Acu矇rdate, acu矇rdate! Y si yo sobre Geri籀n a salvo te conduje, 聶ahora qu矇 har穩a ya de Dios m獺s cerca? 23 24
Cree ciertamente que si en lo profundo de esta llama aun mil a簽os estuvieras, no te podr穩a ni quitar un pelo. 27
Y si tal vez creyeras que te enga簽o vete hacia ella, vete a hacer la prueba, con tus manos al borde del vestido. 30
Dej籀n, dep籀n ahora cualquier miedo; vu矇lvete y ven aqu穩. seguro entra.罈 Y en contra yo de mi conciencia, inm籀vil. 33
Al ver que estaba inm籀vil y reacio, dijo un poco turbado: 竄Mira, hijo: entre Beatriz y t繳 se alza este muro.罈 36
Corno al nombre de Tisbe abri籀 los ojos P穩ramo, y antes de morir la vio, cuando el moral se convirti籀 en bermejo; 37 39
as穩, mi obstinaci籀n m獺s ablandada, me volv穩 al sabio gu穩a oyendo el nombre que en n繳 memoria siempre se renueva. 42
Y 矇l movi籀 la cabeza, y dijo: 竄癒C籀mo! 聶quieres quedarte aqu穩?罈; y me sonre穩a, como a un ni簽o a quien vence una manzana. 45
Luego delante de m穩 entr籀 en el fuego, pidiendo a Estacio que tras mi viniese, que en el largo camino estuvo en medio. 48
En el vidrio fundido, al estar dentro, me hubiera echado para refrescarme, pues tanto era el ardor desmesurado. 51
Y por reconfortarme el dulce padre, me hablaba de Beatriz mientras andaba: 竄Ya me parece que sus ojos veo.罈 54
Nos guiaba una voz que al otro lado cantaba y, atendiendo s籀lo a ella, llegamos fuera, adonde se sub穩a. 57
'癒 Venite, benedictis patris mei!' se escuch籀 dentro de una luz que hab穩a, que me venci籀 y que no pude mirarla. 58 60
竄El sol se va --sigui籀- y la tarde viene; no os deteng獺is, acelerad el paso, mientras que el occidente no se adumbre.罈 63
Iba recto el camino entre la roca hacia donde los rayos yo cortaba delante, pues el Sol ya estaba bajo. 66
Y poco trecho hab穩amos subido cuando ponerse el sol, al extinguirse mi sombra, por detr獺s los tres sentimos. 69
Y antes que en todas sus inmensas partes tomara el horizonte un mismo aspecto, y adquiriese la noche su dominio, 72
de un escal籀n cada uno hizo su lecho; que la natura del monte imped穩a el poder subir m獺s y nuestro anhelo. 75
Como quedan rumiando mansamente esas cabras, ind籀mitas y hambrientas antes de haber pastado, en sus picachos, 78
t獺citas en la sombra, el sol hirviendo, guardadas del pastor que en el cayado se apoya y es de aquellas el vig穩a; 81
y como el rabad獺n se alberga al raso, y pemocta junto al reba簽o quieto, guardando que las fieras no lo ataquen; 84
as穩 los tres est獺bamos entonces, yo como cabra y ellos cual pastores, aqu穩 y all穩 guardados de alta gruta. 87
Poco pod穩a ver de lo de afuera; mas, de lo poco, las estrellas vi mayores y m獺s claras que acostumbran. 90
De este modo rumiando y contempl獺ndolas, me tom籀 el sue簽o; el sue簽o que a menudo, antes que el hecho, sabe su noticia. 93
A la hora, creo, que desde el oriente irradiaba en el monte Citerea, en el fuego de amor siempre encendida, 96
joven y hermosa apareci籀me en sue簽os una mujer que andaba por el campo que recog穩a flores; y cantaba: 97 99
竄Sepan los que preguntan por mi nombre que soy L穩a, y que voy moviendo en torno las manos para hacerme una guirnalda. 102
Por gustarme al espejo me engalano; Mas mi hermana Raquel nunca se aleja del suyo, y todo el d穩a est獺 sentada. 105
Ella de ver sus bellos ojos goza como yo de adornarme con las manos; a ella el mirar, a m穩 el hacer complace.罈 108
Y ya en el esplendor de la alborada,
que es tanto m獺s preciado al peregrino, cuando al regreso duerme menos lejos, 111
hu穩an las tinieblas, y con ellas mi sue簽o; por lo cual me levant矇, viendo ya a los maestros levantados. 114
竄El dulce fruto que por tantas ramas buscando va el af獺n de los mortales, hoy lograr獺 saciar toda tu hambre.罈 117
Volvi矇ndose hacia m穩 Virgilio, estas palabras dijo; y nunca hubo regalo que me diera un placer igual a 矇ste. 120
Tantas ansias vinieron sobre el ansia de estar arriba ya, que a cada paso plumas para volar crecer sent穩a. 123
Cuando debajo toda la escalera qued籀, y llegarnos al pelda簽o sumo, en mi clav籀 Virgilio su mirada, 126
竄El fuego temporal, el fuego eterno has visto hijo; y has llegado a un sitio en que yo, por m穩 m. ismo, ya no entiendo. 129
Te he conducido con arte y destreza; tu voluntad ahora es ya tu gu穩a: fuera est獺s de camino estrecho o pino. 132
Mira el sol que en tu frente resplandece; las hierbas, los arbustos y las flores que la tierra produce por s穩 sola. 135
Hasta que alegres lleguen esos ojos que llorando me hicieron ir a ti, puedes sentarte, o puedes ir tras ellas. 138
No esperes mis palabras, ni consejos ya; libre, sano y recto es tu albedr穩o, y fuera error no obrar lo que 矇l te diga: y por esto te mitro y te corono.罈 141 142
CANTO XXVIII
Deseoso de ver por dentro y fuera la divina floresta espesa y viva, que a los ojos ternplaba el d穩a nuevo, 3
sin esperar ya m獺s, dej矇 su margen, andando, por el campo a paso lento por el suelo aromado en todas partes. 6
Un aura dulce que jam獺s mudanza ten穩a en s穩, me her穩a por la frente con no m獺s golpe que un suave viento; 9
con el cual tremolando los frondajes todos se doblegaban hacia el lado en que el monte la sombra proyectaba; 12
mas no de su estar firme tan lejanos, que por sus copas unas avecillas dejaran todas de ejercer su arte; 15
mas con toda alegr穩a en la hora prima, la esperaban cantando entre las hojas, que bord籀n a sus rimas ofrec穩an, 18
como de rama en rama se acrecienta en la pineda junto al mar de Classe, cuando Eolo al Siroco desencierra. 20 21
Lentos pasos hab穩anme llevado ya tan adentro de la antigua selva, que no pod穩a ver por d籀nde entrara; 24
y vi que un r穩o el avanzar vedaba, que hacia la izquierda con menudas ondas doblegaba la hierba a sus orillas. 25 27
Toda el agua que fuera aqu穩 m獺s l穩mpida, arrastrar impurezas pareciera, a 矇sta que nada oculta comparada, 30
por m獺s que 矇sta discurra oscurecida bajo perpetuas sombras, que no dejan nunca paso a la luz del sol ni luna. 33
Me detuve y cruc矇 con la mirada, por ver al otro lado del arroyo aquella variedad de frescos mayos; 36
y all穩 me apareci籀, como aparece algo s繳bitamente que nos quita cualquier otro pensar, maravillados, 39
una mujer que sola caminaba, cantando y escogiendo entre las flores de que pintado estaba su camino. 40 42
竄Oh, hermosa dama, que amorosos rayos te encienden, si creer debo al semblante que dar suele del pecho testimonio, 45
tengas a bien adelantarte ahora -d穩jele- lo bastante hacia la orilla, para que pueda escuchar lo que cantas. 48
T繳 me recuerdas d籀nde y c籀mo estaba Proserpina, perdida por su madre, cuando perdi籀 la dulce primavera.罈 49 51
Como se vuelve con las plantas firmes en tierra y juntas, la mujer que baila, y un pie pone delante de otro apenas, 54
volvi籀 sobre las rojas y amarillas florecillas a m穩, no de otro modo que una virgen su honesto rostro inclina; 57
y as穩 mis ruegos fueron complacidos, pues tanto se acerc籀, que el dulce canto llegaba a m穩, entendiendo sus palabras. 60
Cuando lleg籀 donde la hierba estaba ba簽ada de las ondas del riachuelo, de alzar sus ojos h穩zome regalo. 63
Tanta luz yo no creo que esplendiera Venus bajo sus cejas, traspasada, fuera de su costumbre, por su hijo. 64 66
Ella re穩a en pie en la orilla opuesta, m獺s color disponiendo con sus manos, que esa elevada tierra sin semillas. 69
Me apartaban tres pasos del arroyo; y el Helesponto que Jerjes cruz籀 a繳n freno a toda la soberbia humana, 72
no soport籀 m獺s odio de Leandro cuando nadaba entre Sesto y Abido, que aquel de m穩, pues no me daba paso. 73 75
竄Sois nuevos y tal vez porque sonr穩o
en el sitio elegido --dijo ella-como nido de la natura humana, 78
asombrados os tiene alguna duda; mas luz el salmo Delestasti otorga, que puede disipar vuestro intelecto. 80 81
Y t繳 que est獺s delante y me rogaste, dime si quieres m獺s o穩r; pues presta a resolver tus dudas he venido. 84
竄El son de la floresta -dije , el agua, me hacen pensar en una cosa nueva, de otra cosa distinta que he escuchado.罈 87
Y ella: 竄Te explicar矇 c籀mo deriva de su causa este hecho que te asombra, despejando la niebla que te ofende. 90
El sumo bien que s籀lo en l se goza, hizo bueno y al bien al hombre en este lugar que le otorg籀 de paz eterna. 92 93
Pero aqu穩 poco estuvo por su falta; por su falta en gemidos y en afanes cambi籀 la honesta risa, el dulce juego. 96
Y para que el turbar que abajo forman los vapores del agua y de la tierra, que cuanto pueden van tras del calor, 97 99
al hombre no le hiciese guerra alguna, subi籀 tanto hacia el cielo esta monta簽a, y libre est獺 de 矇l, donde se cierra. 102
Mas como dando vueltas por entero con la primera esfera el aire gira, si el c穩rculo no es roto en alg繳n punto, 105
en esta altura libre, el aire vivo tal movimiento repercute y hace, que resuene la selva en su espesura; 108
tanto puede la planta golpeada, que su virtud impregna el aura toda, y ella luego la esparce dando vueltas; 111
y seg繳n la otra tierra sea digna, por su cielo y por s穩, concibe y cr穩a 112
de diversa virtud diversas plantas. 114
Luego no te parezca maravilla, o穩do esto, cuando alguna planta crezca all穩 sin semilla manifiesta. 117
Y sabr獺s que este campo en que te hallas, repleto est獺 de todas las simientes, y tiene frutos que all穩 no se encuentran. 120
El agua que aqu穩 ves no es de venero que restaure el vapor que el hielo funde, como un r穩o que adquiere o pierde cauce; 121 123
mas surge de fontana estable y cierta, que tanto del querer de Dios recibe, cuando vierte en dos partes separada. 126
Por este lado con el don desciende de quitar la memoria del pecado; por el otro de todo el bien la otorga; 129
Aqu穩 Leteo; igual del otro lado E羹no矇 se llama, y no hace efecto si en un sitio y en otro no es bebida: 130 132
este supera a todos los sabores. Y aunque bastante pueda estar saciada tu sed para que m獺s no te descubra, 135
un corolario te dar矇 por gracia; no creo que te sea menos caro mi decir, si te da m獺s que prometo. 138
Tal vez los que de antiguo poetizaron sobre la Edad de oro y sus delicias, en el Parnaso este lugar so簽aban. 141
Fue aqu穩 inocente la humana ra穩z; aqu穩 la primavera y fruto eterno; este es el n矇ctar del que todos hablan.罈 144
Me dirig穩 yo entonces hacia atr獺s y a mis poetas vi que sonrientes escucharon las 繳ltimas razones; luego a la bella dama torn矇 el rostro. 147
CANTO XXIX
Cantando cual mujer enamorada, al terminar de hablar continu籀: eati quorum tacta sunt peccata.' 3
Y cual las ninfas que marchaban solas por las sombras selv獺ticas, buscando cu獺l evitar el sol, cu獺l recibirlo, 6
se dirigi籀 hacia el r穩o, caminando por la ribera; y yo al comp獺s de ella, siguiendo lentamente el lento paso. 9
Y ciento ya no hab穩a entre nosotros, cuando las dos orillas dieron vuelta, y me qued矇 mirando hacia levante. 12
Tampoco fue muy largo as穩 el camino, cuando a m穩 la mujer se dirigi籀, diciendo: 竄Hermano m穩o, escucha y mira.罈 15
Y se vio un resplandor s繳bitamente por todas partes de la gran floresta, que acaso yo pens矇 fuera un rel獺mpago. 18
Pero como 矇ste igual que viene, pasa, y aquel, durando, m獺s y m獺s luc穩a, dec穩a para m穩. 竄聶Qu矇 cosa es 矇sta;?罈 21
Resonaba una dulce melod穩a por el aire esplendente; y con gran celo yo a Eva reprochaba de su audacia, 24
pues donde obedec穩an cielo y tierra, tan s籀lo una mujer, reci矇n creada, no consinti籀 vivir con velo alguno; 27
bajo el cual si sumisa hubiera estado, habr穩a yo gozado esas delicias inefables, a繳n antes y m獺s tiempo. 30
Mientras yo caminaba tan absorto entre tantas primicias del eterno placer, y deseando a繳n m獺s deleite, 33
cual un fuego encendido, ante nosotros el aire se volvi籀 bajo el ramaje; y el dulce son cual canto se entend穩a. 36
Oh sacrosantas v穩rgenes, si fr穩os 37
por vosotras sufr穩, vigilias y hambres, raz籀n me urge que a favor os mueva. 39
El manar de Helicona necesito, y que Urania me inspire con su coro poner en verso cosas tan abstrusas. 42
M獺s adelante, siete 獺rboles 獺ureos falseaba en la mente el largo trecho del espacio que hab穩a entre nosotros; 43 45
pero cuando ya estaba tan cercano que el objeto que enga簽a los sentidos ya no perd穩a forma en la distancia, 48
la virtud que prepara el intelecto, me hizo ver que eran siete candelabros, y Hosanna era el cantar de aquellas voces. 48 51
Por encima el conjunto flameaba m獺s claro que la luna en la serena medianoche en el medio de su mes. 53 54
Yo me volv穩 de admiraci籀n colmado al bueno de Virgilio, que repuso con ojos llenos de estupor no menos. 57
Volv穩 la vista a aquellas maravillas que tan lentas ven穩an a nosotros, que una reci矇n casada las venciera. 60
La mujer me grit籀: 竄聶Por qu矇 contemplas con tanto ardor las vivas luminarias, y lo que viene por detr獺s no miras?罈 63
Y tras los candelabros vi unas gentes venir despacio, de blanco vestidas; y tanta albura aqu穩 nunca la vimos. 66
Brillaba el agua a nuestro lado izquierdo, el izquierdo costado devolvi矇 ndome, si se miraba en ella cual espejo. 69
Cuando estuve en un sitio de mi orilla, que s籀lo el r穩o de ellos me apartaba, para verles mejor detuve el paso, 72
y vi las llamas que iban por delante dejando tras de s穩 el aire pintado,
como si fueran trazos de pinceles; 75
de modo que en lo alto se ve穩an siete franjas, de todos los colores con que hace el arco el Sol y Delia el cinto. 78
Los pendones de atr獺s eran m獺s grandes que mi vista; y diez pasos separaban, en mi opini籀n, a los de los extremos 81
Bajo tan bello cielo como cuento, coronados de lirios, veinticuatro ancianos avanzaban por parejas. 83 84
Cantaban: 竄Entre todas Benedicta las nacidas de Ad獺n, y eternamente benditas sean las bellezas tuyas.罈 87
Despu矇s de que las flores y la hierba, que desde el otro lado contemplaba, se vieron libres de esos elegidos, 90
como luz a otra luz sigue en el cielo, cuatro animales por detr獺s ven穩an, de verde fronda todos coronados. 92 93
Seis alas cada uno pose穩a; con ojos en las plumas; los de Argos tales ser穩an, si vivo estuviese. 96
A describir su forma no dedico lector, m獺s rimas, pues que me urge otra tarea, y no podr穩a aqu穩 alargarme; 99
pero l矇ete a Ezequiel, que te lo pinta como 矇l los vio venir desde la fr穩a zona, con viento, con nubes, con fuego; 102
y como lo ver獺s en sus escritos, tales eran aqu穩, salvo en las plumas; Juan se aparta de aquel y est獺 conmigo. 105
En el espacio entre los cuatro hab穩a, sobre dos ruedas, un carro triunfal, que de un grifo ven穩a conducido. 108
Hacia arriba tend穩a las dos alas entre la franja que hab穩a en el centro y las tres y otras tres, mas sin tocarlas. 111
Sub穩an tanto que no se ve穩an; de oro ten穩a todo lo de p獺jaro, y blanco lo dem獺s con manchas rojas. 114
No s籀lo Roma en carro tan hermoso no honrase al Africano, ni aun a Augusto, mas el del sol mezquino le ser穩a; 115 117
aquel del sol que ardiera, extraviado, por petici籀n de la tierra devota, cuando fue Jove arcanarnente justo. 120
Tres mujeres en c穩rculo danzaban en el lado derecho; una de rojo, que en el fuego ser穩a confundida; 123
otra cual si los huesos y la carne hubieran sido de esmeraldas hechos; cual pur穩sima nieve la tercera; 126
y tan pronto guiaba la de blanco, tan pronto la de rojo; y a su acento caminaban las otras, raudas, lentas. 129
Otras cuatro a la izquierda solazaban, de p繳rpura vestidas, con el ritmo de una de ellas que ten穩a tres ojos. 130 132
Detr獺s de todo el nudo que he descrito vi dos viejos de trajes desiguales, mas igual su adem獺n grave y honesto. 135
Uno se parec穩a a los disc穩pulos de Hip籀crates, a quien natura hiciera para sus animales m獺s queridos; 136 138
contrario af獺n el otro demostraba con una espada aguda y reluciente, tal que me amedrent籀 desde mi orilla. 139 141
Luego vi cuatro de apariencia humilde; y de todos detr獺s un viejo solo, que ven穩a durmiendo, iluminado. 142 144
Y estaban estos siete como el grupo primero ataviados, mas con lirios no adornaban en torno sus cabezas, 147
sino con rosas y bermejas flores; se jurar穩a, aun vistas no muy lejos, que ard穩an por encima de los ojos. 148 150
Y cuando el carro tuve ya delante, un trueno se escuch籀, y las dignas gentes parecieron tener su andar vedado, y se pararon junto a las ense簽as. 153
CANTO XXX
Y cuando el septentri籀n del primer cielo, que no sabe de ocaso ni de orto; ni otra niebla que el velo de la culpa, 1 3
y que a todos hac穩a sabedores de su deber, como hace aqu穩 el de abajo al que gira el tim籀n llegando a puerto, 6
inm籀vil se qued籀: la gente santa que entre el grito y aquel primero vino, como a su paz se dirigi籀 hacia el carro; 9
y uno de ellos, del cielo mensajero, 'Veni sponsa de Libano cantando grit籀 tres veces, y despu矇s los otros. 10 12
Cual los salvados al 繳ltimo bando prestamente alzar獺n de su caverna, aleluyando en voces revestidas, 13 15
sobre el divino carro de tal forma cien se alzaron, ad vocem tanti senis, ministros y enviados del Eterno. 17 18
'癒Benedictus qui venis!' entonaban, tirando flores por todos los lados '癒Manibus, oh, date ilia plenis' 19 21
Yo he visto cuando comenzaba el d穩a rosada toda la regi籀n de oriente, bellamente sereno el dem獺s cielo; 24
y a繳n la cara del sol nacer en sombras, tal que, en la tibiedad de los vapores, el ojo le miraba un largo rato: 27
lo mismo dentro de un turbi籀n de flores que de manos ang矇licas sal穩a,
cayendo dentro y fuera: coronada, 30
sobre un velo blanqu穩simo, de olivo, contempl矇 una mujer de manto verde vestida del color de ardiente llama. 33
Y el esp穩ritu m穩o, que ya tanto tiempo hab穩a pasado que sin verla no estaba de estupor, temblando, herido, 34 36
antes de conocerla con los ojos, por oculta virtud de ella emanada, senti籀 del viejo amor el poder穩o. 39
Nada m獺s que en mi vista golpe籀 la alta virtud que ya me traspasara antes de haber dejado de ser ni簽o, 42
me volv穩 hacia la izquierda como corre confiado el chiquillo hacia su madre cuando est獺 triste o cuando tiene miedo, 45
por decir a Virgilio: 竄Ni un adarme de sangre me ha quedado que no tiemble: conozco el signo de la antigua llama.罈 48
Mas Virgilio privado nos hab穩a de s穩, Virgilio, dulc穩simo padre, Virgilio, a quien me dieran por salvarme; 51
todo lo que perdi籀 la madre antigua, no sirvi籀 a mis mejillas que, ya limpias, no se volvieran negras por el llanto. 53 54
竄Dante, porque Virgilio se haya ido t繳 no llores, no llores todav穩a; pues deber獺s llorar por otra espada.罈 55 57
Cual almirante que en popa y en proa pasa revista a sus subordinados en otras naves y al deber les llama; 60
por encima del carro, hacia la izquierda, al volverme escuchando el nombre m穩o, que por necesidad aqu穩 se escribe, 63
vi a la mujer que antes contemplara oculta bajo el ang矇lico halago, volver la vista a m穩 de all獺 del r穩o. 66
Aunque el velo cayendo por el rostro, ce簽ido por la fronda de Minerva, no me dejase verla claramente, 68 69
con regio gesto todav穩a altivo continu籀 lo mismo que quien habla y al final lo m獺s c獺lido reserva: 72
竄癒M穩rame bien!, soy yo, s穩, soy Beatriz, 聶c籀mo pudiste llegar a la cima? 聶no sab穩as que el hombre aqu穩 es dichoso?罈 75
Los ojos inclin矇 a la clara fuente; mas me volv穩a a la yerba al reflejarme, pues me abati籀 la cara tal verg羹enza. 78
Tan severa cree el ni簽o que es su madre, as穩 me pareci籀; puesto que amargo siente el sabor de la piedad acerba. 81
Ella call籀; y los 獺ngeles cantaron de s繳bito: 'in te, Domine, speravi'; pero del edes meosno siguieron. 83 84
Como la nieve entre los vivos troncos en el dorso de Italia se congela, azotada por vientos boreales, 87
luego, licuada, en s穩 misma rezuma, cuando la tierra sin sombra respira, y es como el fuego que funde una vela; 90
mis suspiros y l獺grimas cesaron antes de aquel cantar de los que cantan tras de las notas del girar eterno; 93
mas luego que entend穩 que el dulce canto se apiadaba de m穩, m獺s que si dicho hubiese: 竄Mujer, por qu矇 lo averg羹enzas罈, 96
el hielo que en mi pecho se apretaba, se hizo vapor y agua, y con angustia se sali籀 por la boca y por los ojos. 99
Ella, parada encima del costado dicho del carro, a las sustancias p穩as dirigi籀 sus palabras de este modo: 101 102
竄Vel獺is vosotros el eterno d穩a, sin que os roben ni el sue簽o ni la noche ning繳n paso del siglo en su camino; 105
as穩 pues m獺s cuidado en mi respuesta pondr矇 para que entienda aquel que llora, e igual medida culpa y duelo tengan. 108
No s籀lo por efecto de las ruedas que a cada ser a alg繳n final dirigen seg繳n les acompa簽en sus estrellas, 111
mas por largueza de gracia divina, que en tan altos vapores hace lluvia, que no pueden mirarlos nuestros ojos, 112 114
ese fue tal en su vida temprana potencialmente, que cualquier virtud maravilloso efecto en 矇l hiciera. 115 117
Mas tanto m獺s maligno y m獺s silvestre, inculto y mal sembrado se hace el campo, cuanto m獺s vigorosa tierra sea. 120
Le sostuve alg繳n tiempo con mi rostro: mostr獺ndole mis ojos juveniles, junto a m穩 le llevaba al buen camino. 123
Tan pronto como estuve en los umbrales de mi segunda edad y cambi矇 de vida, de m穩 se separ籀 y se entreg籀 a otra. 126
Cuando de carne a esp穩ritu sub穩, y virtud y belleza me crecieron, fui para 矇l menos querida y grata; 129
y por errada senda volvi籀 el paso, im獺genes de un bien siguiendo falsas, que ninguna promesa entera cump len. 132
No me vali籀 impetrar inspiraci籀n, con la cual en un sue簽o o de otros modos lo llamase: 癒tan poco le importaron! 135
Tanto cay籀 que todas las razones para su salvaci籀n no le bastaban, salvo ense簽arle el pueblo condenado. 138
Fui por ello a la entrada de los muertos,
y a aquel que le ha tra穩do hasta aqu穩 arriba, le dirig穩 mis s繳plicas llorando. 141
Una alta ley de Dios se habr穩a roto, si el Leteo pasase y tal banquete fuese gustado sin ninguna paga del arrepentimiento que se llora.罈 144
CANTO XXXI
竄Oh t繳 que est獺s de all獺 del sacro r穩o, -dirigi矇ndome en punta sus palabras, que aun de filo tan duras parecieron, 3
volvi籀 a decir sin pausa prosiguiendo-di si es esto verdad, pues de tan seria acusaci籀n debieras confesarte.罈 6
Estaba mi valor tan confundido, que mi voz se mov穩a, y se apagaba antes que de sus 籀rganos saliera. 9
Esper籀 un poco, y me dijo: 竄聶En qu矇 piensas? resp籀ndeme, pues las memorias tristes en ti a繳n no est獺n borradas por el agua.罈 12
La confusi籀n y el miedo entremezclados como un 竄s穩罈 me arrancaron de la boca, que fue preciso ver para entenderlo. 15
Cual quebrada ballesta se dispara, por demasiado tensos cuerda y arco, y sin fuerzas la flecha al blanco llega, 18
as穩 estall矇 abrumado de tal carga, l獺grimas y suspiros despidiendo, y se muri籀 mi voz por el camino. 21
竄Por entre mis deseos --dijo ella-que al amor por el bien te conduc穩an, que cosa no hay de aspiraci籀n m獺s digna, 24
聶qu矇 fosos se cruzaron, qu矇 cadenas hallaste tales que del avanzar perdiste de tal forma la esperanza? 27
聶Y cu獺l ventaja o qu矇 facilidades en el semblante de los otros viste, para que de ese modo los rondaras?罈 29 30
Luego de suspirar amargamente, apenas tuve voz que respondiera, formada a duras penas por los labios. 33
Llorando dije: 竄Lo que yo ve穩a con su falso placer me extraviaba tan pronto se escondi籀 vuestro semblante.罈 36
Y dijo: 竄Si callaras o negases lo que confiesas, igual se sabr穩a tu culpa: 癒es tal el juez que la conoce! 39
Mas cuando sale de la propia boca confesar el pecado, en nuestra corte hace volver contra el filo la piedra. 42
Sin embargo, para que te averg羹ences ahora de tu error, y ya otras veces seas fuerte, escuchando a las sirenas, 45
deja ya la ra穩z del llanto y oye: y escuchar獺s c籀mo a un lugar contrario debi籀 llevarte mi enterrada carne. 48
Arte o natura nunca te mostraron mayor placer, cuanto en los miembros donde me encerraron, en tierra ahora esparcidos; 51
y si el placer supremo te faltaba al estar muerta, 聶qu矇 cosa mortal te podr穩a arrastrar en su deseo? 54
A las primeras flechas de las cosas falaces, bien debiste alzar la vista tras de m穩, pues yo no era de tal modo. 57
No te deb穩an abatir las alas, esperando m獺s golpes, ni mocitas, ni cualquier novedad de breve uso. 60
El avecilla dos o tres aguarda; que ante los ojos de los bien plumados la red se extiende en vano o la saeta.罈 61 63
Cual los chiquillos por verg羹enza, mudos est獺n con ojos gachos, escuchando, conociendo su falta arrepentidos, 66
as穩 yo estaba; y ella dijo: 竄Cuando te duela el escuchar, alza la barba y a繳n m獺s dolor tendr獺s si me contemplas.罈 68 69
Con menos resistencia se desgaja robusta encina, con el viento norte o con aquel de la tierra de Jarba, 72
como el ment籀n alc矇 con su mandato; pues cuando dijo 竄barba罈 en vez de 竄rostro罈 de sus palabras conoc穩 el veneno; 75
y pude ver al levantar la cara que las criaturas que llegaron antes en su aspersi籀n hab穩an ya cesado; 78
y mis ojos, a繳n poco seguros, a Beatriz vieron vuelta hacia la fiera que era una sola en dos naturalezas. 80 81
Bajo su velo y desde el otro margen a s穩 misma vencerse parec穩a, vencer a la que fue cuando aqu穩 estaba. 84
Me pic籀 tanto el arrepentimiento con sus ortigas, que enemigas me hizo esas cosas que m獺s hab穩a amado. 87
Y tal reconocer mordi籀me el pecho, y vencido ca穩; y lo que pasara lo sabe aquella que la culpa tuvo, 89 90
Y vi a aquella mujer, al recobrarme, que hab穩a visto sola, puesta encima 竄癒c籀gete a m穩, c籀gete a m穩!罈 diciendo. 91 93
Hasta el cuello en el r穩o me hab穩a puesto, y tirando de m穩 detr獺s ven穩a, como esquife ligera sobre el agua. 96
Al acercarme a la dichosa orilla, 竄Asperges me罈 escuch矇 tan dulcemente, que recordar no puedo, ni escribirlo. 98 99
Abri籀 sus brazos la mujer hermosa; y hundi籀me la cabeza con su abrazo para que yo gustase de aquel agua. 102
Me sac籀 luego, y mojado me puso
en medio de la danza de las cuatro hermosas; cuyos brazos me cubrieron. 104 105
竄Somos ninfas aqu穩, en el cielo estrellas; antes de que Beatriz bajara al mundo, como sus siervas fuimos destinadas. 108
Te hemos de conducir ante sus ojos; mas a su luz gozosa han de aguzarte las tres de all穩, que miran m獺s profundo.罈 111
As穩 empezaron a cantar; y luego hasta el pecho del grifo me llevaron, donde estaba Beatriz vuelta a nosotros. 114
Me dijeron: 竄No ahorres tus miradas; ante las esmeraldas te hemos puesto desde donde el Amor lanz籀 sus flechas.罈 117
Mil deseos ardientes m獺s que llamas mis ojos empujaron a sus ojos relucientes, a繳n puestos en el grifo. 120
Lo mismo que hace el sol en el espejo, la doble fiera dentro se copiaba, con una o con la otra de sus formas. 122 123
Imagina, lector, mi maravilla al ver estarse quieta aquella cosa, y en el 穩dolo suyo transmutarse. 126
Mientras que llena de estupor y alegre mi alma ese alimento degustaba que, saciando de s穩, a繳n de s穩 da ganas, 129
demostrando que de otro rango eran en su actitud, las tres se adelantaron, danzando con su ang矇lica cantiga. 130 132
竄癒Torna, torna, Beatriz, tus santos ojos -dec穩a su canci籀n- a tu devoto que para verte ha dado tantos pasos! 135
Por gracia haznos la gracia que desvele a 矇l tu boca, y que vea de este modo la segunda belleza que le ocultas.罈 138
Oh resplandor de viva luz eterna,
聶qui矇n que bajo las sombras del Parnaso palideciera o bebiera en su fuente, 141
no estuviera ofuscado, si tratara de describirte cual te apareciste donde el cielo te copia armonizando, cuando en el aire abierto te mostraste? 144 145
CANTO XXXII
Mi vista estaba tan atenta y fija por quitarme la sed de aquel decenio, que mis dem獺s sentidos se apagaron. 2 3
Y topaban en todas partes muros para no distraerse -癒as穩 la santa sonrisa con la antigua red prend穩a!-; 6
cuando a la fuerza me hicieron girar aquellas diosas hacia el lado izquierdo, pues las o穩 decir: 竄癒Miras muy fijo!罈; 9
y la disposici籀n que hay en los ojos que el sol ha deslumbrado con sus rayos, sin vista me dej籀 por alg繳n tiempo. 12
Cuando pude volver a ver lo poco (digo 竄lo poco罈 con respecto al mucho de la luz cuya fuerza me cegara), 15
vi que se retiraba a la derecha el glorioso ej矇rcito, llevando el sol y las antorchas en el rostro. 18
Cual bajo los escudos por salvarse con su estandarte el escuadr籀n se gira, hasta poder del todo dar la vuelta; 21
esa milicia del celeste reino que iba delante, desfil籀 del todo antes que el carro torciera su lanza. 24
A las ruedas volvieron las mujeres, y la bendita carga llev籀 el grifo sin que moviese una pluma siquiera. 27
La hermosa dama que cruzar me hizo, Estacio y yo, segu穩amos la rueda que al dar la vuelta hizo un menor arco. 30
As穩 cruzando la desierta selva, culpa de quien creyera a la serpiente, ritmaba el paso un ang矇lico canto. 31 33
Anduvimos acaso lo que vuela una flecha tres veces disparada, cuando del carro descendi籀 Beatriz. 36
Yo escuch矇 murmurar: 竄Ad獺n罈 a todos; y un 獺rbol rodearon, despojado de flores y follajes en sus ramas. 39
Su copa, que en tal forma se extend穩a cuanto m獺s sube, fuera por los indios aun con sus grandes bosques, admirada. 42
竄Bendito seas, grifo, porque nada picoteas del 獺rbol dulce al gusto, porque mal se separa de aqu穩 el vientre.罈 45
As穩 en tomo al robusto 獺rbol gritaron todos ellos; y el animal biforme: 竄As穩 de la virtud se guarda el germen.罈 48
Y volviendo al tim籀n del que tiraba, junto a la planta viuda lo condujo, y arrimado dej籀 el le簽o a su le簽o. 51
Y como nuestras plantas, cuando baja la hermosa luz, mezclada con aquella que irradia tras de los celestes Peces, 54
t繳rgidas se hacen, y despu矇s renuevan su color una a una, antes que el sol sus corceles dirija hacia otra estrella; 57
menos que rosa y m獺s que violeta color tomando, se hizo nuevo el 獺rbol, que antes tan s籀lo tuvo la enramada. 58 60
Yo no entend穩, porque aqu穩 no usa el himno que cantaron esas gentes, ni pude o穩r la melod穩a entera. 61 63
Si pudiera contar c籀mo durmieron, oyendo de Siringa, los cien ojos a quien tanto cost籀 su vigilancia; 65 66
como un pintor que pinte con modelo, c籀mo me adormec穩 dibujar穩a; mas otro sea quien el sue簽o finja. 69
Por eso paso a cuando despert矇, y digo que una luz me rasg籀 el velo del dormir, y una voz: 竄聶Qu矇 haces?, levanta.罈 72
Como por ver las flores del manzano que hace ansiar a los 獺ngeles su fruto, y esponsales perpetuos en el cielo, 75
Pedro, Juan y jacob fueron llevados y vencidos, torn籀les la palabra que sue簽os a繳n m獺s grandes ha quebrado, 78
y se encontraron sin la compa簽穩a tanto de El穩as como de Mois矇s, y al maestro la t繳nica cambiada; 81
as穩 me recobr矇, y vi sobre m穩 aquella que, piadosa conductora fue de mis pasos antes junto al r穩o. 84
Y 竄聶d籀nde est獺 Beatriz.?罈, dije con miedo. Respondi籀: 竄V矇la all穩, bajo la fronda nueva, sentada sobre las ra穩ces. 87
Mira la compa簽穩a que la cerca; detr獺s del grifo los dem獺s se marchan con m獺s dulce canci籀n y m獺s profunda.罈 90
Y si fueron m獺s largas sus palabras, no lo s矇, porque estaba ante mis ojos la que otra cualquier cosa me imped穩a. 93
Sola sobre la tierra se sentaba, como dejada en guardia de aquel carro que vi ligado a la biforme fiera. 96
En torno suyo un c穩rculo formaban las siete ninfas, con las siete antorchas que de Austro y de Aquil籀n est獺n seguras 99
竄Silvano aqu穩 t繳 ser獺s poco tiempo; habitar獺s conmigo para siempre esa Roma donde Cristo es romano. 102
Por eso, en pro del mundo que mal vive,
pon la vista en el carro, y lo que veas escr穩belo cuando hayas retornado.罈 105
As穩 Beatr穩z; y yo que a pie juntillas me encontraba sumiso a sus mandatos, mente y ojos donde ella quiso puse. 108
De un modo tan veloz no baj籀 nunca de espesa nube el rayo, cuando llueve de aquel conf穩n del cielo m獺s remoto, 111
cual vi calar al p獺jaro de J繳piter, rompiendo, 獺rbol abajo, la corteza, las florecillas y las nuevas hojas; 112 114
e hiri籀 en el carro con toda su sa簽a; y 矇l se escor籀 como nave en tormenta, a babor o a estribor de olas vencida. 117
Y luego vi que dentro se arrojaba de aquel carro triunfal una vulpeja, que parec穩a ayuna de buen pasto; 120
mas, sus feos pecados reprobando, mi dama la hizo huir de tal manera, cuanto huesos sin carne permit穩an. 123
Y luego por el sitio que viniera, vi descender al 獺guila en el arca del carro y la cubr穩a con sus plumas; 126
y cual sale de un pecho que se queja, tal voz sali籀 del cielo que dec穩a 竄癒Oh navecilla m穩a, qu矇 mal cargas!罈 129
Luego cre穩 que la tierra se abriera entre ambas ruedas, y sali籀 un drag籀n que por cima del carro hinc籀 la cola; 132
y cual retira el aguij籀n la avispa, as穩 volviendo la cola maligna, arranc籀 el fondo, y se march籀 contento. 135
Aquello que qued籀, como de grama la tierra, de las plumas, ofrecidas tal vez con intenci籀n benigna y santa, 138
se recubri籀, y tambi矇n se recubrieron las ruedas y el tim籀n, en menos tiempo
que un suspiro la boca tiene abierta. 141
Al edificio santo, as穩 mudado le salieron cabezas; tres salieron en el tim籀n, y en cada esquina una. 144
Las primeras cornudas como bueyes, las otras en la frente un cuerno s籀lo: nunca fue visto un monstruo semejante. 147
Segura, cual castillo sobre un monte, sentada una ramera desce簽ida, sobre 矇l apareci籀, mirando en torno; 150
y como si estuviera protegi矇ndola, vi un gigante de pie, puesto a su lado; con el cual a menudo se besaba. 153
Mas al volver los ojos licenciosos y errantes hacia m穩, el feroz amante la azot籀 de los pies a la cabeza. 155 156
Crudo de ira y de recelos lleno, desat籀 al monstruo, y lo llev籀 a la selva, hasta que de mis ojos se perdieron la ramera y la fiera inusitada. 159 160
CANTO XXXIII
eus venerunt Gentes alternando ya las tres, ya las cuatro, su salmodia, llorando comenzaron las mujeres; 1 2 3
y Beatriz, piadosa y suspirando, lo escuchaba de forma que no mucho m獺s se mudara ante la cruz Mar穩a. 6
Mas cuando las doncellas la dejaron lugar para que hablase, puesta en pie, respondi籀, colorada como el fuego: 9
竄Modicum, et non videbitis me mis queridas hermanas, et iterum , modicum, et vos videbitis me.罈 10 12
Luego se puso al frente de las siete, y me hizo andar tras de ella con un gesto, y a la mujer y al sabio que quedaba. 15
As穩 marchaba; y no creo que hubiera dado apenas diez pasos en el suelo, cuando me hiri籀 los ojos con sus ojos; 18
y con tranquilo gesto: 竄Ven deprisa para que, si quisiera hablar, conigo, est矇s para escucharme bien dispuesto.罈 19 21
Y al ir, como deb穩a, junto a ella, d穩jome: 竄Hermano, 聶por qu矇 no te atreves, ya que vienes conmigo, a preguntarme?罈 24
Como aquellos que tanta reverencia muestran si est獺n hablando a sus mayores, que la voz no les sale de los dientes, 27
a m穩 me sucedi籀 y, balbuceando, dije: 竄Se簽ora lo que necesito vos sab矇is, y qu矇 es bueno para ello.罈 30
Y dijo: 竄De temor y de verg羹enza quiero que en adelante te despojes, y que no me hables como aquel que sue簽a. 33
Sabe que el vaso que rompi籀 la sierpe fue y ya no es; mas crean los culpables que el castigo de Dios no teme sopas. 35 36
No estar獺 sin alguno que la herede mucho tiempo aquel 獺guila que plumas dej籀 en el carro, monstruo y presa hecho. 39
Que ciertamente veo, y lo relato, las estrellas cercanas a ese tiempo, de impedimento y trabas ya seguro, 42
en que un diez, en que un cinco, en que un quinientos enviado de Dios, a la ramera matar獺 y al gigante con quien peca. 45
Tal vez estas palabras tan oscuras, cual de Esfinge o de Temis, no comprendas, pues a su modo el intelecto ofuscan; 47 48
Mas N獺yades ser獺n pronto los hechos, que han de explicar enigma tan oscuro sin da簽o de reba簽os ni cosechas. 49 51
Toma nota; y lo mismo que las digo,
lleva as穩 mis palabras a quien vive el vivir que es carrera hacia la muerte. 54
Y ten cuidado, cuando lo relates, y no olvides que has visto c籀mo el 獺rbol ha sido despojado por dos veces. 57
Cualquiera que le robe o que le expolie, con blasfemias ofende a Dios, pues santo s籀lo para su uso lo ha creado. 60
Por morder de 矇l, en penas y en deseos el primer ser m獺s de cinco mil a簽os anhel籀 a quien en s穩 purg籀 el mordisco. 62 63
Tu ingenio est獺 dormido, si no aprecia por qu矇 extra簽a raz籀n se eleva tanto, y tanto se dilata por su cima. 66
Y si no hubieran sido agua del Elsa los vanos pensamientos por tu mente, y el placer como a P穩ramo la mora, 67 69
solamente por estas circunstancias la justicia de Dios conocer穩as, moralmerite, al hacer prohibido el 獺rbol. 72
Mas como veo que tu inteligencia se ha hecho de piedra, y empedrada, oscura, y te ciega la luz de mis palabras, 75
quiero que, si no escritas, s穩 pintadas, dentro de ti las lleves por lo mismo que las palmas se traen en los bordones.罈 78
Y yo: 竄Como la cera de los sellos, donde no cambia la figura impresa, por vos ya mi cerebro est獺 sellado. 81
聶Pero por qu矇 tan fuera de mi alcance vuestra palabra deseada vuela, que m獺s la pierde cuanto m獺s se obstinad罈 84
竄Por que conozcas -dijo- aquella escuela que has seguido, y que veas c籀mo puede seguir a mis palabras su doctrina; 87
y veas cu獺nto dista vuestra senda de la divina, cuanto se separa
el cielo m獺s lejano de la tierra.罈 90
Por lo que yo le dije: 竄No recuerdo que alguna vez de vos yo me alejase, ni me remuerde nada la conciencia.罈 91 93
竄Si acordarte no puedes de esas cosas acu矇rdate -repuso sonriente-que hoy bebiste las aguas del Leteo; 96
Y si del humo el fuego se deduce, concluye esta olvidanza claramente que era culpable tu querer errado. 99
Estar獺n desde ahora ya desnudas mis palabras, cuanto lo necesite tu ruda mente para comprenderlas.罈 102
Fulgiendo m獺s y con m獺s lentos pasos el sol atravesaba el mediod穩a, que all獺 y aqu穩, como lo miran, cambia, 104 105
cuando se detuvieron, como aquellos que van a la vanguardia de una tropa, si encuentran novedades o vestigios, 108
las mujeres, junto a un lugar sombr穩o, cual bajo fronda verde y negras ramas se ve en los Alpes sobre sus riachuelos. 111
Delante de 矇l al ufrates y al Tigris cre穩 ver brotando de una misma fuente, y, casi amigos, lentos separarse. 112 114
竄Oh luz, oh gloria de la estirpe humana, 聶qu矇 agua es 矇sta que mana en este sitio de un principio, y que a s穩 de s穩 se aleja?罈 117
A tal pregunta me dijeron: 竄Pide que te explique Matelda罈; y respondi籀, como hace quien de culpa se libera, 119 120
la hermosa dama: 竄Esta y otras cosas le dije, y de seguro que las aguas del Leteo escondidas no le tienen.罈 123
Y Beatriz: 竄Acaso otros cuidados, que muchas veces privan de memoria, los ojos de su mente oscurecieron. 126
Pero all穩 va fluyendo el Euno矇: cond繳cele hasta 矇l, y como sueles, reaviva su virtud amortecida.罈 129
Como un alma gentil, que no se excusa, sino su gusto al gusto de otro pliega, tan pronto una se簽al se lo sugiere; 132
de igual forma, al llegarme junto a ella, ech籀 a andar la mujer, y dijo a Estacio con femenina gracia: 竄Ve con 矇l.罈 135
Si tuviese lector, m獺s largo espacio para escribir, en parte cantar穩a de aquel dulce beber que nunca sacia; 138
mas como est獺n completos ya los pliegos que al c獺ntico segundo destinaba, no me deja seguir del arte el freno. 141
De aquel agua sant穩sima volv穩 transformado como una planta nueva con un nuevo follaje renovada, puro y dispuesto a alzarme a las estrellas. 144
PARASO
CANTO I
La gloria de quien mueve todo el mundo el universo llena, y resplandece en unas partes m獺s y en otras menos. 3
En el cielo que m獺s su luz recibe estuve, y vi unas cosas que no puede ni sabe repetir quien de all穩 baja; 4 6
porque mientras se acerca a su deseo, nuestro intelecto tanto profundiza, que no puede seguirle la memoria. 9
En verdad cuanto yo del santo reino atesorar he podido en mi mente ser獺 materia ahora de mi canto. 12
癒Oh buen Apolo, en la 繳ltima tarea hazme de tu poder vaso tan lleno, 13
como exiges al dar tu amado lauro! 15
Una cima hasta ahora del Parnaso me fue bastante; pero ya de ambas ha menester la carrera que falta. 16 18
Entra en mi pecho, y habla por mi boca igual que cuando a Marsias de la vaina de sus n繳embros a繳n vivos arrancaste. 21
癒Oh divina virtud!, si me ayudaras tanto que las im獺genes del cielo en mi mente grabadas manifieste, 24
me ver獺s junto al 獺rbol que prefieres llegar, y coronarme con las hojas que merecer me har獺n t繳 y mi argumento. 25 27
Tan raras veces, padre, eso se logra, triunfando como c矇sar o poeta, culpa y verg羹enza del querer humano, 30
que debiera ser causa de alegr穩a en el d矇lfico dios feliz la fronda penea, cuando alguno a aqu矇lla aspira. 32 33
Gran llama enciende una chispa peque簽a: quiz獺 despu矇s de m穩 con voz m獺s digna se ruegue a fin que Cirra le responda. 36
La l獺mpara del mundo a los mortales por muchos huecos viene; pero de 矇se que con tres cruces une cuatro c穩rculos, 37 39
con mejor curso y con mejor estrella sale a la par, y la mundana cera sella y calienta m獺s al modo suyo. 40 42
All穩 ma簽ana y noche aqu穩 hab穩a hecho tal hueco, y casi todo all穩 era blanco el hemisferio aquel, y el otro negro, 43 45
cuando Beatriz hacia el costado izquierdo vi que volv穩a y que hacia el sol miraba: nunca con tal fijeza lo hizo un 獺guila. 46 48
Y as穩 como un segundo rayo suele del primero salir volviendo arriba, cual peregrino que tomar desea, 51
este acto suyo, infuso por los ojos en mi imaginaci籀n, produjo el m穩o, y mir矇 fijo al sol cual nunca hacemos. 54
All穩 est獺n permitidas muchas cosas que no lo son aqu穩, pues ese sitio para la especie humana fue creado. 57
Mucho no lo aguant矇, mas no tan poco que alrededor no viera sus destellos, cual un hierro candente el fuego deja; 60
y de s繳bito fue como si un d穩a se juntara a otro d穩a, y Quien lo puede con otro sol el cielo engalanara. 63
En las eternas ruedas por completo fija estaba Beatriz: y yo mis ojos fijaba en ella, lejos de la altura. 66
Por dentro me volv穩, al mirarla, como Glauco al probar la hierba que consorte en el mar de los otros dioses le hizo. 69
Trashumanarse referir per verba no se puede; as穩 pues baste este ejemplo a quien tal experiencia d矇 la gracia. 72
Si estaba s籀lo con lo que primero de m穩 creaste, amor que el cielo riges, lo sabes t繳, pues con tu luz me alzaste. 73 75
Cuando la rueda que t繳 haces eterna al desearte, mi atenci籀n llam籀 con el canto que afinas y repartes, 78
tanta parte del cielo vi encenderse por la llama del sol, que lluvia o r穩o nunca hicieron un lago tan extenso. 81
La novedad del son y el gran destello de su causa, un anhelo me inflamaron nunca sentido tan agudamente. 84
Y entonces ella, al verme cual yo mismo, para aquietarme el 獺nimo turbado, sin que yo preguntase, abri籀 la boca, 87
y comenz籀: 竄T繳 mismo te entorpeces con una falsa idea, y no comprendes lo que podr穩as ver si la desechas. 90
Ya no est獺s en la tierra, como piensas; mas un rayo que cae desde su altura no corre como t繳 volviendo a ella.罈 93
Si fui de aquella duda desvestido, con sus breves palabras sonrientes, envuelto me encontr矇 por una nueva, 96
y dije: 竄Ya contento requ簿evi de un asombro tan grande; mas me asombro c籀mo estos leves cuerpos atravieso.罈 97 99
Y ella, tras suspirar piadosamente, me dirigi籀 la vista con el gesto que a un hijo enfermo dirige su madre, 102
y dijo: 竄Existe un orden entre todas las cosas, y esto es causa de que sea a Dios el universo semejante. 105
Aqu穩 las nobles almas ven la huella del eterno saber, y 矇ste es la meta a la cual esa norma se dispone. 106 108
Al orden que te he dicho tiende toda naturaleza, de diversos modos, de su principio m獺s o menos cerca; 111
y a puertos diferentes se dirigen por el gran mar del ser, y a cada una les fue dado un instinto que las gu穩a. 114
ste conduce al fuego hacia la luna; y mueve los mortales corazones; y ata en una las partes de la tierra; 117
y no s籀lo a los seres que carecen de raz籀n lanza flechas este arco, tambi矇n a aquellas que quieren y piensan. 119 120
La Providencia, que ha dispuesto todo, con su luz pone en calma siempre al cielo, en el cual gira aquel que va m獺s raudo; 123
ahora hacia all穩, como a un sitio ordenado,
nos lleva la virtud de aquella cuerda que en feliz blanco su disparo clava. 126
Cierto es que, cual la forma no se pliega a menudo a la idea del artista, pues la materia es sorda a responderle, 129
as穩 de este camino se separa a veces la criatura, porque puede torcer, as穩 impulsada, hacia otra parte; 132
y cual fuego que cae desde una nube, as穩 el primer impulso, que desv穩an falsos placeres, la abate por tierra. 135
M獺s no debe admirarte, si bien juzgo, tu subida, que un r穩o que bajara de la cumbre del monte a la llanura. 136 138
Asombroso ser穩a en ti si, a salvo de impedimento, abajo te sentaras, como en el fuego el aquietarse en tierra.罈 Volvi籀 su rostro entonces hacia el cielo. 141
CANTO II
Oh vosotros que en una barquichuela deseosos de o穩r, segu穩s mi le簽o que cantando navega hacia otras playas, 1 2 3
volved a contemplar vuestras riberas: no os ech矇is al oc矇ano que acaso si me perd矇is, estar穩ais perdidos. 6
No fue surcada el agua que atravieso; Minerva sopla, y cond繳ceme Apolo y nueve musas la Osa me se簽alan. 9
Vosotros, los que, pocos, os alzasteis al ang矇lico pan tempranamente del cual aqu穩 se vive sin saciarse, 12
pod矇is hacer entrar vuestro nav穩o en alto mar, si segu穩s tras mi estela antes de que otra vez se calme el agua. 15
Los gloriosos que a Colcos arribaron no se asombraron como har矇is vosotros, viendo a Jas籀n convertido en boyero. 18
La innata sed perpetua que ten穩a de aquel reino deiforme, nos llevaba tan veloces cual puede verse el cielo. 21
Beatriz arriba, y yo hacia ella miraba; y acaso en tanto en cuanto un dardo es puesto y vuela dispar獺ndose del arco, 24
me vi llegado a donde una admirable cosa atrajo mi vista; entonces ella que conoc穩a todos mis cuidados, 27
vuelta hacia m穩 tan dulce como hermosa, 竄Dirige a Dios la mente agradecida -dijo- que al primer astro nos condujo.罈 30
Pareci籀 que una nube nos cubriera, brillante, espesa, s籀lida y pulida, como un diamante al cual el sol hiriese. 33
Dentro de s穩 la perla sempiterna nos recibi籀, como el agua recibe los rayos de la luz quedando unida. 36
Si yo era cuerpo, y es inconcebible c籀mo una dimensi籀n abarque a otra, cual si penetra un cuerpo en otro ocurre, 37 39
m獺s debiera encendernos el deseo de ver aquella esencia en que se observa c籀mo nuestra natura y Dios se unieron. 42
Podremos ver all穩 lo que creemos, no demostrado, mas por s穩 evidente, cual la verdad primera en que cree el hombre. 45
Yo respond穩. 竄Se簽ora, tan devoto cual me sea posible, os agradezco que del mundo mortal me hay獺is sacado. 48
Mas decidme: 聶qu矇 son las manchas negras de este cuerpo, que a algunos en la tierra hacen contar patra簽as de Ca穩n?罈 51
Ri籀 ligeramente, y 竄Si no acierta -me dijo- la opini籀n de los mortales donde no abre la llave del sentido, 54
punzarte no debieran ya las flechas del asombro, pues sabes la torpeza con que va la raz籀n tras los sentidos. 57
Mas dime lo que opinas por ti mismo.罈 Y yo: 竄Lo que aparece diferente, cuerpos densos y raros lo producen.罈 60
Y ella: 竄En verdad ver獺s que lo que piensas se apoya en el error, si bien escuchas el argumento que dir矇 en su contra. 63
La esfera octava os muestra muchas luces, las cuales en el c籀mo y en el cu獺nto pueden verse de aspectos diferentes. 64 66
Si lo raro y lo denso hicieran esto, un poder semejante habr穩a en todas, en desiguales formas repartido. 67 69
Deben ser fruto las distintas fuerzas de principios formales diferentes, que, salvo uno, en tu opini籀n destruyes. 70 72
A繳n m獺s, si fuera causa de la sombra la menor densidad, o tan ayuno fuera de su materia en la otra parte 73 75
este planeta, o, tal como comparte grueso y delgado un cuerpo, igual tendr穩a de 矇ste el volumen hojas diferentes. 78
Si fuera lo primero, se ver穩a al eclipsarse el sol y atravesarla la luz como a los cuerpos poco densos. 79 81
Y no sucede as穩. por ello lo otro examinemos; y si lo otro rompo, ver獺s tu parecer equivocado. 84
Si no traspasa el trozo poco denso, debe tener un l穩mite del cual no le deje pasar m獺s su contrario; 85 87
y de all穩 el otro rayo se refleja como el color regresa del cristal que por el lado opuesto esconde plomo. 88 90
Dir獺s que se aparece m獺s oscuro 91
el rayo m獺s aqu穩 que en otras partes, porque de m獺s atr獺s viene el reflejo. 93
De esta objeci籀n pudiera liberarte la experiencia, si alguna vez lo pruebas, que es la fuente en que manan vuestras artes. 96
Coloca tres espejos; dos que disten de ti lo mismo, y otro, m獺s lejano, que entre los dos encuentre tu mirada. 99
Vuelto hacia ellos, haz que tras tu espalda te pongan una luz que los alumbre y vuelva a ti de todos reflejada. 102
Aunque el tama簽o de las m獺s distantes pueda ser m獺s peque簽o, notar獺s que de la misma forma resplandece. 105
Ahora, como a los golpes de los rayos se desnuda la tierra de la nieve y del color y del fr穩o de antes, 108
al quedar de igual forma tu intelecto, de una luz tan vivaz quiero llenarle, que en ti relumbrar獺 cuando la veas. 111
Dentro del cielo de la paz divina un cuerpo gira en cuyo poder穩o se halla el ser de las cosas que contiene. 112 114
El siguiente, que tiene tantas luces, parte el ser en esencias diferentes, contenidas en 矇l, mas de 矇l distintas. 115 117
Los c穩rculos restantes de otras formas la distinci籀n que tienen dentro de ellos disponen a sus fines y simientes. 118 120
As穩 van estos 籀rganos del mundo como ya puedes ver, de grado en grado, que dan abajo lo que arriba toman. 123
Observa atento ahora c籀mo paso de aqu穩 hacia la verdad que deseabas, para que sepas luego seguir solo. 126
Los giros e influencias de los cielos, cual del herrero el arte del martillo, 128
deben venir de los motores santos; 129
y el cielo al que embellecen tantas luces, de la mente profunda que lo mueve toma la imagen y la imprime en ellas. 130 132
Y como el alma llena vuestro polvo por diferentes miembros, conformados al ejercicio de potencias varias, 133 135
as穩 la inteligencia en las estrellas despliega su bondad multiplicada, y sobre su unidad va dando vueltas. 138
Cada virtud se liga a su manera con el precioso cuerpo al que da el ser, y en 矇l se anuda, igual que vuestra vida. 141
Por la feliz natura de que brota, mezclada con los cuerpos la virtud brilla cual la alegr穩a en las pupilas. 144
Esto produce aquellas diferencias de la luz, no lo raro ni lo denso: y es el formal principio que produce, conforme a su bondad, lo turbio o claro.罈 145 147 148
CANTO III
El sol primero que me ardi籀 en el pecho, de la verdad hab穩ame mostrado, probando y refutando, el dulce rostro; 1 3
y yo por confesarme corregido y convencido, cuanto conven穩a, para hablar claramente alc矇 la vista; 6
mas vino una visi籀n que, al contemplarla, tan fuertemente a ella fui ligado, que aquella confesi籀n puse en olvido. 9
Como en vidrios di獺fanos y tersos, o en las l穩mpidas aguas remansadas, no tan profundas que el fondo se oculte, 12
se vuelven de los rostros los reflejos tan d矇biles, que perla en blanca frente no m獺s clara los ojos la ver穩an; 15
vi as穩 rostros dispuestos para hablarme; por lo que yo sufr穩 el contrario enga簽o de quien ardi籀 en amor de fuente y hombre. 17 18
En cuanto me hube dado cuenta de ellos, creyendo que eran rostros reflejados, para ver de qui矇n eran me volv穩; 21
y nada vi, y mir矇 otra vez delante, fijo en la luz de aquella dulce gu穩a que, sonriendo, ard穩a en su mirada. 24
竄No te asombre -me dijo-- que sonr穩a de tu infantil creencia, pues tus plantas en la verdad a繳n no has asentado, 27
mas vuelves a lo vano, como sueles: lo que ves son sustancias verdaderas, puestas aqu穩 pues rompieron sus votos. 30
Mas h獺blales y cr矇ete lo que escuches; porque la cierta luz que las aplaca no deja que sus pies se aparten de ella.罈 33
Y a la que parec穩a m獺s dispuesta para hablar, me volv穩, y comenc矇 casi como aquel a quien turba un gran deseo: 34 36
竄Oh bien creado esp穩ritu, que sientes de los eternos rayos la dulzura que, no gustada, nunca se comprende, 39
feliz me har穩as si me revelaras cu獺l es tu nombre y cu獺l es vuestra suerte.罈 Y ella, al momento y con ojos risue簽os: 42
竄Puerta ninguna cierra nuestro amor a un justo anhelo, como el de quien quiere que se parezca a s穩 toda su corte. 45
Fui virgen religiosa en vuestro mundo; y si hace alg繳n esfuerzo tu memoria, no ha de ocultarme a ti el ser a繳n m獺s bella, 48
mas reconocer獺s que soy Piccarda, que, puesta aqu穩 con estos otros santos santa soy en la esfera que es m獺s lenta. 51
Nuestros afectos, que s籀lo se inflaman
con el placer del Esp穩ritu Santo, gozan del orden que 矇l nos ha dispuesto. 54
Y nos ha sido dado este destino que tan bajo parece, pues quebramos nuestros votos, que en parte fueron vanos.罈 57
Y dije: 竄En vuestros rostros admirables un no s矇 qu矇 divino resplandece que vuestra imagen primera transmuta: 60
por ello en recordar no estuve pronto; pero ahora me ayuda lo que has dicho, y ya te reconozco f獺cilmente. 61 63
Mas dime: los que est獺is aqu穩 gozosos 聶dese獺is un lugar que est矇 m獺s alto y ver m獺s y ser m獺s de Dios amigos?罈 66
Sonri籀 un poco con las otras sombras; y luego me repuso tan alegre, cual si de amor ardiera al primer fuego: 69
竄Aquieta, hermano, nuestra voluntad la caridad, haciendo que queramos sin m獺s ansiar, aquello que tenemos. 72
Si estar m獺s elevadas dese獺semos, este deseo ser穩a contrario a lo que quiere quien aqu穩 nos puso; 75
lo cual, como ver獺s, es imposible, si estar en caridad aqu穩 es necesse y consideras su naturaleza. 77 78
Esencial es al bienaventurado con el querer divino conformarse, para que se hagan unos los quereres; 81
y as穩 el estar en uno u otro grado en este reino, a todo el reino place como al Rey que nos forma en sus deseos. 84
Y en su querer se encuentra nuestra paz: y es el mar al que todo se dirige lo que 矇l crea o lo que hace la natura.罈 87
Vi claramente entonces c籀mo el cielo es todo para穩so, etsi la gracia 89
del sumo bien no llueva de igual modo. 90
Mas como cuando sacia un alimento y a繳n tenemos m獺s ganas de alg繳n otro, que uno pedimos y otro agradecemos, 93
hice yo as穩 con gestos y palabras, para saber cu獺l fuese aquel tejido que hasta el fin no labr籀 su lanzadera. 96
竄Perfecta vida y m矇ritos encumbran -me dijo-- a una mujer por cuya regla se visten velo y h獺bito en el mundo, 97 99
para que hasta el morir se vele y duerma con esposo que acepta cualquier voto que a su placer la caridad conforma. 102
Del mundo, por seguirla, jovencita me escap矇, refugi獺ndome en sus h獺bitos, y promet穩 seguir por su camino. 105
Hombres no al bien, al mal, acostumbrados, luego del dulce claustro me raptaron. Dios sabe c籀mo fue mi vida luego. 108
Y aquel otro esplendor que se te muestra a mi derecha y a quien ilumina toda la luz que brilla en nuestra esfera, 111
lo que dije de m穩, tambi矇n lo digo; fue monja, y de igual forma le quitaron de la frente la sombra de las tocas. 114
Mas cuando fue devuelta luego al mundo contra su voluntad y buena usanza, nunca el velo del alma le quitaron. 117
Esta es la luz de aquella gran Constanza que engendr籀 del segundo al ya tercero y 繳ltimo de los vientos de Suabia.罈 118 120
As穩 me dijo, y luego: 竄Ave Mar穩a罈 cant籀 y cantando se desvaneci籀 como en el agua honda algo pesado. 123
Mi vista que sigui籀 detr獺s de ella cuanto le fue posible, ya perdida, se dirigi籀 al objeto m獺s querido, 126
y por entero se volvi籀 a Beatriz; pero ella fulgi籀 tanto ante mis ojos, que al principio no pude soportarlo, y por esto fui tardo en preguntarle. 129
CANTO IV
Entre dos platos, igualmente ricos y distantes, por hambre morir穩a un hombre libre sin probar bocado; 3
as穩 un cordero en medio de la gula de fieros lobos, por igual temiendo; y as穩 estar穩a un perro entre dos gamos: 6
No me reprocho, pues, si me callaba, de igual modo suspenso entre dos dudas, porque era necesario, ni me alabo. 9
Call矇, pero pintado mi deseo en la cara ten穩a, y mi pregunta, era as穩 m獺s intensa que si hablase. 12
Hizo Beatriz lo mismo que Daniel cuando aplac籀 a Nabucodonosor la ira que le hizo cruel injustamente; 13 15
Y dijo: 竄Bien conozco que te atraen uno y otro deseo, y preocupado t繳 mismo no los dejas que se muestren. 18
Te dices: "Si perdura el buen deseo, la violencia de otros, 聶por qu矇 causa del m矇rito recorta la medida?" 21
Tambi矇n te causa dudas el que el alma parece que se vuelva a las estrellas, siguiendo la doctrina de Plat籀n. 24
Estas son las cuestiones que en tuvelle igualmente te pesan; pero antes la que tiene mas hiel he de explicarte. 25 27
El seraf穩n que a Dios m獺s se aproxima, Mois矇s, Samuel, y aquel de los dos Juanes que t繳 prefieras, y tambi矇n Mar穩a, 28 30
no tienen su acomodo en otro cielo
que estas almas que ahora se mostraron, ni m獺s o menos a簽os lo disfrutan; 33
mas todos hacen bello el primer c穩rculo, y gozan de manera diferente sintiendo el Soplo Eterno m獺s o menos. 36
Si aqu穩 los viste no es porque esta esfera les corresponda, mas como indicando que en la celeste ocupan lo m獺s bajo. 39
As穩 se debe hablar a vuestro ingenio, pues s籀lo aprende lo que luego es digno de intelecto, a trav矇s de los sentidos. 42
Por esto condesciende la Escritura a vuestra facultad, y pies y manos le otorga a Dios, mas piensa de otro modo; 45
y nuestra Iglesia con figura humana a Gabriel y a Miguel os representa, y de igual modo al que san籀 a Tob穩as. 48
Lo que el Timeo dice de las almas no es similar a lo que aqu穩 se muestra, mas parece que diga lo que siente. 50 51
l dice que a su estrella vuelve el alma, pues desde all穩 supone que ha bajado cuando natura su forma le diera; 54
y acaso lo que piensa es diferente del modo que lo dice, y ser pudiera que su intenci籀n no sea desde簽able. 57
Si 矇l entiende que vuelve a estas esferas de su influjo el desprecio o la alabanza, quiz獺 a alguna verdad el arco acierte. 60
Torci籀, mal comprendido, este principio a casi todo el mundo, y as穩 Jove, Mercurio y Marte fueron invocados. 63
Menos veneno encierra la otra duda que te conmueve, porque su malicia no podr穩a apartarte de mi lado. 64 66
El que nuestra justicia injusta sea a los ojos mortales, argumento 67
es de fe, no de her矇tica perfidia. 69
Mas como puede vuestra inteligencia penetrar f獺cilmente esta verdad, como deseas, he de darte gusto. 72
Aun cuando aquel que la violencia sufre a quien la fuerza nada le concede, no est獺n por ello estas almas sin culpa: 75
pues, sin querer, la voluntad no cede, mas hace como el fuego, si le tuerce, aunque sea mil veces, la violencia. 77 78
Si se doblega, pues, o mucho o poco, sigue la fuerza; y as穩 hicieron 矇stos, que al lugar santo regresar pudieron. 81
Si su deseo firme hubiera sido, como fue el de Lorenzo en su parrilla, o con su mano a Mucio hizo severo, 83 84
a su camino habr穩an regresado del que sacados fueron, al ser libres; mas voluntad tan s籀lida es extra簽a. 87
Y por esta raz籀n, si como debes la comprendes, se rompe el argumento que te habr穩a estorbado a繳n muchas veces. 90
Mas ahora se atraviesa ante tus ojos otro obst獺culo, tal que por ti mismo no salvar穩as, sin cansarte antes. 93
Yo te he ense簽ado como cosa cierta que no puede mentir un alma santa, pues cerca est獺 de la verdad primera; 96
y despu矇s escuchaste de Piccarda que Constanza guard籀 el amor del velo; y as穩 parece que me contradice. 99
Muchas veces, hermano, ha acontecido que, huyendo de un peligro, de mal grado se hacen cosas que hacerse no debieran; 102
como Alme籀n, que, al suplicar su padre que lo hiciera, mat籀 a su propia madre, y por piedad se hizo despiadado. 103 105
En este punto quiero que conozcas que la fuerza al querer se mezcla, haciendo que no tengan disculpa las ofensas. 108
La Voluntad absoluta no consiente el da簽o; mas consiente cuando teme que en m獺s penas caer獺 si lo reh繳sa. 111
As穩, cuando Piccarda dijo aquello de la primera hablaba, y yo de la otra; y las dos te dijimos la verdad.罈 114
Fluy籀 as穩 el santo r穩o que sal穩a de la fuente en que toda verdad mana; as穩 mis dos deseos se aplacaron. 117
竄Oh amada del primer Amante, oh diosa, cuyas palabras --dije as穩 me inundan, y enardecen, que m獺s y m獺s me avivan, 120
no son mis facultades tan profundas que a devolverte don por don bastasen; mas responda por m穩 Quien ve y Quien puede. 123
Bien veo que jam獺s se satisface sino con la verdad nuestro intelecto, sin la cual no hay ninguna certidumbre. 126
Cual fiera en su cubil, reposa en ella en cuanto que la alcanza; y puede hacerlo; si no, frustra ser穩a los deseos. 129
Por ello nacen dudas, cual reto簽os, al pie de la verdad; y a lo m獺s alto, cima a cima, nos lleva de este modo. 132
Esto me invita y esto me da fuerzas a preguntar, se簽ora, reverente, a繳n por otra verdad que me es oscura. 135
Quiero saber si pueden repararse los votos truncos con acciones buenas, que no pesaran poco en la balanza.罈 138
Y Beatriz me mir籀, llenos sus ojos de amorosas centellas tan divinas, que, vencida, mi fuerza dio la espalda, casi perdido con la vista en tierra. 141
CANTO V
竄Si te deslumbro en el fuego de amor m獺s que del modo que veis en la tierra, tal que venzo la fuerza de tus ojos, 3
no debes asombrarte; pues procede de un ver perfecto, que, como comprende, as穩 en pos de aquel bien mueve los pasos. 5 6
Bien veo de qu矇 forma resplandece la sempiterna luz en tu intelecto, que, una vez vista, amor por siempre enciende; 9
y si otra cosa vuestro amor seduce, de aquella luz tan s籀lo es un vestigio, mal conocido, que all穩 se refleja. 12
Quieres saber si con otras ofrendas, halla reparo quien rompe su voto, tal que en el juicio su alma est矇 segura.罈 15
As穩 Beatriz principio dio a este canto; y como el que el discurso no interrumpe, prosigui籀 as穩 sus santas ense簽anzas: 18
竄El don mayor que Dios en su largueza hizo al crearnos, y el que m獺s conforme est獺 con su bondad, y 矇l m獺s lo estima, 21
tal fue la libertad del albedr穩o; del cual, a los que dio la inteligencia, fueron y son dotados solamente. 24
Ahora ver獺s, si t繳 deduces de esto, el gran valor del voto, si se hace cuando consiente Dios lo que consientes: 27
porque al cerrar el pacto Dios y el hombre se hace holocausto de aquel gran tesoro, que antes te dije; y lo hace un acto suyo. 30
聶As穩 pues qu矇 reparo se hallar穩a? Si piensas que usas bien lo que ofreciste, con latrocinios quieres dar limosna. 33
Ya lo m獺s importante te he explicado; mas puesto que la Iglesia los dispensa
y esto a lo que te digo contradice, 36
en la mesa es preciso que a繳n te sientes, pues el seco alimento que comiste, para su digesti籀n requiere ayuda. 39
Abre tu mente a lo que te revelo y gu獺rdalo bien dentro; pues no hay ciencia si lo que has aprendido no retienes. 42
Dos cosas intervienen en la esencia de este gran sacrificio: una es la cosa que se ofrece; y la otra el pacto mismo. 43 45
Esta segunda nunca se cancela si no es cumplida; y con respecto a ella antes te habl矇 con toda precisi籀n: 48
por ello los hebreos precisaron el seguir ofreciendo, aunque la ofrenda se pudiera cambiar, como ya sabes. 51
La otra, que te mostr矇 como materia, bien puede ser de un modo que no hay yerro si por otra materia se permuta. 54
Mas la carga no debe transmutarse libremente, y precisa de la vuelta de la llave amarilla y de la blanca; 57
y sabr獺s que los cambios nada valen, si la cosa dejada en la cogida como el cuatro en el seis no se contiene. 60
Y por ello a las cosas tan pesadas que la balanza inclinan por s穩 mismas, satisfacer no puede otra ninguna 63
No bromeen con el voto los mortales; sed fieles; mas no hacerlos ciegamente, como Jeft矇 ofreciendo lo primero; 66
quien hubiera mejor dicho "Mal hice", que hacer peor cumpli矇ndolo; y tan necio podr獺s llamar al jefe de los griegos, 69
por quien llor籀 Ifigenia su belleza, y con ella las necios y los sabios que han escuchado de tal sacrificio. 72
Sed, cristianos, m獺s firmes al moveros: no se獺is como pluma a cualquier soplo, y no pens矇is que os lave cualquier agua. 75
Ten矇is el viejo y nuevo Testamento, y el pastor de la Iglesia que os conduce; y esto es bastante ya para salvaros. 78
Si otras cosas os grita la codicia, 癒sed hombres, y no ovejas insensatas, para que no se burlen los jud穩os! 79 81
癒No hag獺is como el cordero que abandona la leche de su madre, y por simpleza, consigo mismo a su placer combate!罈 84
As穩 me habl籀 Beatriz tal como escribo; luego se dirigi籀 toda anhelante a aquella parte en que el mundo m獺s brilla. 87
Su callar y el mudar de su semblante a mi esp穩ritu ansioso silenciaron, que ya nuevas preguntas preparaba; 90
y as穩 como la flecha da en el blanco antes de que la cuerda quede inm籀vil, as穩 corrimos al segundo reino. 93
All穩 vi tan alegre a mi se簽ora, al encontrarse en la luz de aquel cielo, que se volvi籀 el planeta a繳n m獺s luciente. 96
Y si la estrella se mud籀 riendo, 癒yo qu矇 no har穩a que de mil maneras soy por naturaleza transmutable! 99
Igual que en la tranquila y pura balsa a lo que se les echa van los peces y piensan que es aquello su alimento, 102
as穩 yo vi que mil y a繳n m獺s fulgores ven穩an a nosotros, y escuchamos: 竄ved qui矇n acrecer獺 nuestros amores罈. 105
Y as穩 como ven穩an a nosotros se ve穩a el placer que las colmaba en el claro fulgor que desprend穩an. 108
Piensa, lector, si lo que aqu穩 comienza no siguiese, en qu矇 forma sentir穩as de saber m獺s un anhelo angustioso; 111
y ver獺s por ti mismo qu矇 deseo ten穩a de saber qui矇n eran 矇stas, cuando las vi delante de mis ojos. 114
竄Oh bien nacido a quien el ver los tronos del triunfo eternal fue concedido, antes de que dejase la milicia. 117
de la luz que se extiende en todo el cielo nos encendemos; por lo cual, si quieres de nosotros saber, s獺ciate a gusto.罈 120
De este modo una de esas almas p穩as me dijo; y Beatriz: 竄Habla sin miedo, y cree todas las cosas que te diga.罈 121 123
竄Bien puedo ver que anidas en tu propia luz, y que la desprendes por los ojos, porque cuando te r穩es resplandecen; 126
mas no quien eres, ni por qu矇 te encuentras alma digna, en el grado de la esfera que a los hombres ocultan otros rayos.罈 129
Esto dije mirando a aquella lumbre que primero me habl籀; y entonces ella se hizo m獺s luminosa que al principio. 132
Y como el sol que se oculta a s穩 mismo por la excesiva luz, cuando disipa el calor los vapores m獺s templados, 135
al aumentar su gozo, se ocult籀 en su propio fulgor la santa imagen; y as穩 me respondi籀, toda encerrada del modo en que el siguiente canto canta. 138
CANTOVI
竄Despu矇s que Constantino volvi籀 el 獺guila contra el curso del cielo, que ella antes sigui籀 tras el esposo de Lavinia, 3
m獺s de cien y cien a簽os se detuvo en el conf穩n de Europa aquel divino
p獺jaro, junto al monte en que naciera; 6
a la sombra de las sagradas plumas gobern籀 el mundo all穩 de mano en mano, y as穩 cambiando vino hasta las m穩as. 9
C矇sar fui, soy el mismo Justiniano que quit籀, inspirado del Esp穩ritu, lo excesivo y superfluo de las leyes. 12
Y antes de que a esta obra me entregara, una naturaleza en Cristo s籀lo cre穩a, y esta fe me era bastante; 15
mas aquel santo Agapito, que fue sumo pastor, a la fe verdadera me encamin籀 con sus palabras santas. 18
Yo le cre穩; y claramente veo lo que hab穩a en su fe, como tu ves en la contradicci籀n lo falso y cierto. 21
Y en cuanto que ech矇 andar ya con la Iglesia, por gracia a Dios le plugo el inspirarme la gran tarea y me entregu矇 de lleno; 24
y a Belisario encomend矇 las tropas, quien goz籀 tanto del favor del cielo, que fue se簽al de que en 矇l reposara. 27
Ahora ya he contestado a tu primera pregunta: mas me obliga a que te a簽ada su condici籀n algunas otras cosas, 30
para que veas con cu獺nta injusticia se mueve contra el signo sacrosanto quien de 矇l se apropia o quien a 矇l se opone. 33
Mira cu獺nta virtud digno le hizo de reverencia; ya desde la hora en que muri籀 Palante por su reino. 36
Sabes que en Alba tuvo su morada m獺s de trescientos a簽os, hasta el d穩a que por 矇l combatieron tres y tres 39
Y sabes lo que obr籀 en siete reinados, del mal de las Sabinas a Lucrecia, venciendo en torno a los pueblos vecinos. 42
Y lo que obr籀 llevado contra Breno por los magnos romanos, contra Pirro, y las otras rep繳blicas y pr穩ncipes; 45
donde Torcuato y Quincio, a quien dio nombre su pelo descuidado, Fabios, Decios ganaron fama que con gusto incienso. 48
Luego humill籀 el orgullo de los 獺rabes que tras An穩bal las alpestres rocas de las que bajas t繳, Po, atravesaron. 49 51
Bajo aqu矇l, siendo a繳n j籀venes, triunfaron Escipi籀n y Pompeyo; y a ese monte a cuyo pie naciste, le fue amargo. 52 54
Luego, cercano el tiempo en el que el cielo quiso ordenar el mundo a su manera, C矇sar por gusto de Roma lo obtuvo. 57
Y lo que obr籀 desde el Varo hasta el Rin, lo vio el Isara, el Era y lo vio el Sena y los r穩os que al R籀dano engrandecen. 58 60
Lo que obr籀 luego al marcharse de R獺vena y cruz籀 el Rubic籀n, fue tan aprisa que ni pluma ni lengua alcanzar穩an. 61 63
Luego march籀 con sus tropas a Espa簽a, luego a Durazzo, y tal golpe en Farsalia dio, que hasta el Nilo se doli籀 del da簽o. 65 66
A Antandro y al Simoes, patria suya, vio otra vez, y el lugar que a H矇ctor sepulta; y parti籀 para mal de Tolomeo. 67 69
De all穩 fue como un rayo contra Juba; y desde all穩 se volvi籀 al occidente donde escuch籀 la trompa pompeyana. 70 72
Por lo que obr籀 en las manos del siguiente, en el infierno ladran Bruto y Casio, y se dolieron M籀dena y Perugia. 73 75
A繳n lo llora la triste de Cleopatra, que, escapando de aqu矇l, con la culebra se dio la muerte atroz e inesperada. 76 78
Con 矇l lleg籀 a la orilla del mar Rojo, con 矇l en tanta paz al mundo puso, que las puertas de Jano se cerraron. 79 81
Mas lo que el signo del que estoy hablando, hizo primeramente y luego har穩a, por el reino mortal al que subyuga, 82 84
se vuelve en apariencia oscuro y poco, si en manos del tercer C矇sar la vemos con vista clara y con afecto puro; 87
pues la viva justicia que me inspira, le concedi籀, en las manos del que digo, la gloria de vengar su santa c籀lera. 90
Y as籀mbrate de lo que digo ahora: corri籀 despu矇s con Tito a hacer venganza de la venganza del pecado antiguo. 91 93
Y al morder los lombardos a la Santa Iglesia con sus dientes, Carlomagno la socorri籀, venciendo, con sus alas. 94 96
Ahora puedes juzgar a esos que antes me escuchaste acusar, y sus pecados, que son causa de todas vuestras penas. 99
Uno al signo com繳n los amarillos lirios opone, y otro se lo apropia, y es dif穩cil saber qui矇n m獺s se enga簽a. 100 102
Urdan los gibelinos, urdan tretas bajo otro signo, que mal sigue a 矇ste aquel que de 矇l aparta la justicia; 105
y que este nuevo Carlos no lo abata con sus g羹elfos, mas tema de sus garras que a leones m獺s fuertes han vencido. 106 108
癒Muchas veces los hijos han llorado por las culpas del padre, y no se crea que Dios cambie su emblema por las lises! 109 111
Esta peque簽a estrella se engalana de los buenos esp穩ritus activos para que fama y honra les alcance; 114
y cuando a esto dirigen sus deseos,
desvi獺ndose as穩, m獺s apagados del verdadero amor los rayos sienten. 117
Mas comparar los m矇ritos y el premio de nuestra dicha tambi矇n forma parte, no vi矇ndolos mayores ni menores. 120
Tal nos endulza la viva justicia el afecto, y por ello no se puede ya a la malicia nunca desviarlo. 123
Diversas voces cantan dulces notas; tal los diversos grados de esta vida dulce armon穩a en estas ruedas forman. 126
Y dentro de esta perla en la que estamos luce la luz de Romeo, de quien fue su gran obra mal agradecida. 128 129
Pero sus enemigos provenzales no r穩en; pues camina erradamente el que se duele del bien de los otros. 132
Cuatro hijas tuvo, y las cuatro reinaron, Raimundo Berenguer, y esto lo hizo Romeo, un hombre humilde y peregrino 133 135
Y luego las calumnias le movieron a pedirle las cuentas a este justo, quien devolvi籀 siete y cinco por diez, 138
tras de lo cual parti籀, viejo y mendigo; y si el mundo supiera su coraje mendigando su vida hogaza a hogaza mucho lo alaba, y m獺s lo alabar穩a. 141
CANTO VII
竄Ossanna, sanctus Deus sabaoth, superilunstrans claritate tua felices ignes borum malacth!罈 3
De este modo, volvi矇ndose a sus notas, escuch矇 que cantaba esa sustancia, sobre la cual doble luz se enduaba; 6
y reemprendi籀 su danza con las otras, y como veloc穩simas centellas las ocult籀 la s繳bita distancia. 9
Dudoso estaba y me dec穩a: 竄癒Dile! Dile, dile -dec穩a- a mi se簽ora que mi sed sacie con su dulce estilo.罈 12
Mas el respeto que de m穩 se adue簽a tan s籀lo con la B o con el IZ, como el sue簽o la frente me inclinaba. 14 15
Poco tiempo Beatriz consinti籀 esto, y empez籀, ilumin獺ndome su risa, que aun en el fuego me har穩a dichoso: 18
竄Seg繳n mi parecer siempre infalible, c籀mo justa venganza justamente ha sido castigada, est獺s pensando; 21
mas yo desatar矇 pronto tu mente; y esc繳chame, porque lo que te diga te har獺 el rega lo de una gran certeza. 24
Por no poner a la virtud que quiere un freno por su bien, el no nacido, se conden籀 a s穩 mismo y su progenie; 27
por lo cual los humanos muchos siglos en el error yacieron como enfermos, hasta que al Verbo descender le plugo, 28 30
y la naturaleza extraviada de su creador, a簽adi籀 a su persona, s籀lo por obra de su amor eterno 33
Ahora atiende a lo que ahora se razona: a su hacedor unida esta natura, cual fue creada fue sincera y buena; 36
mas desterrada fue del Para穩so estando sola, pues torci籀 el camino de la verdad y de su propia vida. 39
Y as穩 la pena de la cruz, medida con la naturaleza que asumiera, aplic籀se m獺s justa que ninguna; 42
y as穩 ninguna fue tan injuriosa, si a la persona que sufri籀 atendemos, a la que se juntara esa natura. 45
Mas tuvo un acto efectos diferentes: placi籀 una muerte a Dios y a los jud穩os; hizo temblar la tierra y abri籀 el cielo. 48
Ya no te debe parecer extra簽o, al escuchar que una justa venganza castig籀 luego un justo tribunal. 51
Mas ahora veo oprimida tu mente de un pensamiento en otro por un nudo, que ardientemente desatar esperas. 54
Te dices: "Bien comprendo lo que escucho; mas porque Dios quisiera, se me esconde, de redimirnos esta forma s籀lo." 57
Sepultado est獺, hermano, este decreto a los ojos de aquellos cuyo ingenio en la llama de amor no ha madurado. 60
Y en verdad, como en este punto mucho se considera y poco se comprende, dir矇 por qu矇 este modo fue el m獺s digno. 63
La divina bondad, que de s穩 aparta cualquier rencor, ardiendo en s穩, destella las eternas bellezas desplegando. 64 66
Lo que sin mediaci籀n de ella destila luego no tiene fin, porque su impronta nunca se borra en donde pone el sello. 67 69
Lo que sin mediaci籀n llueve de ella del todo es libre porque no depende de la influencia de las nuevas cosas. 72
M獺s le placen, pues m獺s se le asemejan; que el santo amor que toda cosa irradia, es m獺s brillante en la m獺s parecida. 75
Tiene ventaja en todos estos dones la humana criatura, y si uno falta, privada debe ser de su nobleza. 76 78
S籀lo el pecado es el que la encadena del sumo bien haci矇ndola distinta, por lo que con su luz poco se adorna; 81
y a aquella dignidad ya nunca vuelve
si no llena el vac穩o de la culpa con justas penas contra el mal deleite. 84
Vuestra naturaleza, al pecar tota en su simiente, de estas dignidades, como del para穩so, fue apartada; 87
sin poder recobrarla, si lo piensas bien sutilmente, por ning繳n camino que por estos dos vados no atraviese: 90
o que Dios solo generosamente perdonara, o el hombre por s穩 mismo diese satisfacci籀n de su locura. 93
Ahora clava la vista en el abismo del eterno saber, a mis palabras cuanto puedas atentamente fijo. 96
No podr穩a en sus l穩mites el hombre satisfacer, pues no puede ir abajo luego con humildad obedeciendo, 99
cuanto desobediente quiso alzarse; y es esta la raz籀n que incapacita a reparar al hombre por s穩 mismo. 102
A Dios, pues, conven穩a con sus medios al hombre devolver la vida entera, con uno digo, o con los dos acaso. 105
Mas pues la obra es tanto m獺s querida por quien la hace, cuanto m獺s nos muestra el pecho bondadoso del que sale, 108
la divina bondad que el mundo sella, de proceder por todos sus caminos gust籀 para volvernos a lo alto. 111
Y entre la 繳ltima noche y el primero de los d穩as, un hecho tan sublime por uno y otro, ni hubo ni lo habr獺: 112 114
pues fue m獺s generoso al darse 矇l mismo, para hacer digno al hombre de elevarse, Dios, que si hubiera s籀lo perdonado; 117
y ning繳n otro modo le bastaba a la justicia, si el Divino Hijo
no se hubiese humillado al encarnarse. 120
Ahora para calmar cualquier deseo, vuelvo para aclararte s籀lo un punto para que puedas, como yo, entenderlo. 123
T繳 dices: "Veo el fuego, y veo el agua, la tierra, el aire y sus combinaciones que se corrompen y que duran poco; 126
y creadas han sido sin embargo; por lo que, si es verdad lo que me has dicho de corrupci籀n debieran verse libres." 129
Los 獺ngeles, hermano, y este puro pa穩s en el que estamos, fueron hechos tal como son, en su entera existencia; 130 132
pero los elementos que has nombrado y aquellas cosas que proceden de ellos de creada potencia toman forma. 135
Creada fue la materia que tienen; creada fue la potencia formante en los astros que en torno suyo giran. 138
Las luces santas sacan con su rayo de su virtualidad y con sus giros el alma de las plantas y los brutos; 141
pero sin mediaci籀n la vuestra exhala la suprema bondad, y la enamora de s穩, tal que por siempre la desea. 142 144
Y deducir a繳n puedes de este punto vuestra resurrecci籀n, si otra vez piensas c籀mo la humana carne fue creada al ser creados los primeros padres.罈 147
CANTO VIII
Sol穩a creer el mundo erradamente que la bella Cipri簽a el amor loco desde el tercer epiciclo irradiaba; 2 3
y por esto no honraban s籀lo a ella con sacrificios y votivos ruegos en su antiguo extrav穩o los antiguos; 6
mas a Dione honraban y a Cupido, por madre a una, al otro como hijo, y en el seno de Dido lo cre穩an; 9
y por la que he citado en el comienzo, le pusieron el nombre a aquella estrella que al sol recrea de nuca o de frente. 12
Hasta ella ascend穩 sin darme cuenta; pero me confirm籀 que en ella estaba el ver a繳n m獺s hermosa a mi se簽ora. 15
Y cual la chispa se observa en la llama, y una voz se distingue entre las voces, si una se para y otra el canto sigue, 18
en esa luz vi yo otras luminarias dar vuelta m獺s o menos velozmente, acordes, pienso, a su visi籀n interna. 21
De fr穩a nube vientos no descienden, tan raudos, ya visibles, ya invisibles, que ni lentos ni torpes pareciesen 24
a quien hubiese esas luces divinas visto venir, dejando aquella danza que empezaba en los altos serafines; 27
y en los primeros que se aparecieron tal hosanna se o穩a, que las ansias de escucharlo otra vez nunca he perdido. 30
Entonces uno se acerc籀 a nosotros y dijo: 竄Estamos todos preparados para darte placer y recrearte. 31 33
Girarnos con los pr穩ncipes celestes con un mismo girar y una sed misma, de la cual t繳 en el mundo ya cantaste: 36
竄Los que moveis pensando el tercer 獺eio罈; y tal amor nos colma, que no menos dulce, por complacerte, es el pararnos.罈 37 39
Luego de haber mis ojos reverentes puesto en mi dama, y que ella les hubiera satisfecho mostrando su aquiescencia, 42
volvi矇ronse a la luz que una tan grande
promesa hab穩a hecho, y: 竄Qui矇nes sois罈
dijo mi voz de gran afecto llena. 45
癒Y cu獺nto y c籀mo vi que se crec穩a
con esta dicha nueva que aumentaba
su dicha, al dirigirle mi pregunta! 48
Dijo, as穩 transformada: 竄Poco tiempo
del mundo fui; y si m獺s hubiera sido,
muchos males que habr獺, no los habr穩a. 51
Mi contento no deja que me veas
porque brillando alrededor me oculta
como animal en su seda encerrado. 54
Mucho me amaste, y tuviste motivos;
pues si hubiese vivido, hubieras visto
de mi cari簽o m獺s que s籀lo hojas. 57
Aquella orilla izquierda que al mezclarse 58
ba簽an el r穩o R籀dano y el Sorga,
por se簽or a su hora me esperaba, 60
Y aquel cuerno de Ausonia limitado 61
por Catona, por Baria, por Gaeta,
donde el Verde y el Tronto desembocan. 63
Ya luc穩a en mi frente la corona 64
de aquella tierra que el Danubio riega
cuando abandona la margen tedesca. 66
Y la hermosa Trinacria, que se anubla 67
entre Peloro y Pachino, en el golfo
que el 穩mpetu del Euro m獺s recibe, 69
no por Tifeo sino del azufre, 70
a繳n hubiera esperado sus monarcas, 71
de Carlos y Rodolfo en m穩 nacidos, 72
si el mal gobierno, que atormenta siempre 73
a los pueblos sujetos no forzase
a gritar a Palermo: "Muerte, muerte." 75
Y si mi hermano hubiese esto previsto, 76
de Catalu簽a la pobreza avara
evitar穩a que da簽o le hiciese; 78
pues proveer debieran ciertamente,
矇l u otros, a fin de que a su barca
cargada, a繳n otra carga no se agregue. 81
Y su car獺cter que de largo a parco baj籀, precisar穩a capitanes no preocupados de amasar dinero.罈 84
竄Puesto que creo que la alta alegr穩a que tu hablar, se簽or m穩o, me ha causado, donde se inicia y cesa todo bien 87
la ves del mismo modo que la veo, me es m獺s grata; y tambi矇n me causa gozo pues contemplando a Dios la has advertido. 90
Gusto me diste, ponme en claro ahora, pues me han causado dudas tus palabras, c籀mo dulce semilla da amargura.罈 93
Esto le dije; y 矇l a mi 竄Si puedo mostrarte una verdad, a tu pregunta el rostro le dar獺s y no la espalda. 96
El bien que todo el reino que t繳 asciendes alegra y mueve, con su providencia hace que influyan estos grandes cuerpos. 97 99
Y no s籀lo provistas las naturas son en la mente que por s穩 es perfecta, mas su conservaci籀n a un tiempo mismo: 102
por lo que todo aquello que dispara este arco a su fin previsto llega, cual se clava la flecha en su diana. 105
Si as穩 no fuese, el cielo que recorres tendr穩a de este modo efectos tales que no ser穩an arte, sino ruinas; 108
y esto no puede ser, si los ingenios que las estrellas mueven no son torpes, y torpe aquel que las cre籀 imperfectas. 109 111
聶Quieres que esta verdad te aclare un poco?罈 Y yo: 竄No; pues ya s矇 que es imposible que a lo que es necesario Dios faltase.罈 114
Y 矇l: 竄Dime, 聶no ser穩a para el hombre peor si no viviese en sociedad?罈 竄S穩 -respond穩- y la causa no pregunt籀.罈 117
竄聶Y puede ser as穩, si no se tienen diversamente oficios diferentes? No, si bien lo escribi籀 vuestro maestro.罈 120
Fue hasta aqu穩 de este modo deduciendo; y luego concluy籀: 竄Luego diversas ser獺n de vuestros hechos las ra穩ces: 123
por lo que uno es Sol籀n y el otro es Jerjes, y otro Melchisedec, y el otro aquel que, volando en el aire, perdi籀 al hijo. 124 126
La circular natura, que es el sello de la cera mortal, obra con tino, mas no distingue de uno al otro albergue. 129
Por eso ya en el vientre se apartaron Esa繳 de Jacob; y de un vil padre naci籀 Quirino, a Marte atribuido. 132
La natura engendrada har穩a siempre su camino al igual que la engendrante, si el divino poder no la venciese. 135
Ahora tienes delante lo de atr獺s: mas por que sepas que de ti me gozo, quiero a簽adirte a繳n un corolario. 138
Si la naturaleza encuentra un hado adverso, como todas las simientes fuera de su regi籀n, da malos frutos. 141
Y si el mundo de abajo se atuviera al fundamento que natura pone, siguiendo a 矇ste habr穩a gente buena. 144
Mas vosotros hac矇is un religioso de quien naci籀 para ce簽ir espada, y hac矇is rey del que gusta de sermones; y as穩 pues vuestra ruta se extrav穩a.罈 145 147
CANTO IX
Despu矇s, Bella Clemencia, que tu Carlos las dudas me aclar籀, cont籀 los fraudes que debiera sufrir su descendencia; 1 3
mas dijo: 竄Calla y deja andar los a簽os罈; 4
nada pues os dir矇, s籀lo que un justo duelo vendr獺 detr獺s de vuestros males. 6
Y ya el alma de aquel santo lucero se hab穩a vuelto al sol que le llenaba como aquel bien que colma cualquier cosa. 9
癒Ah criaturas imp穩as, necias almas, que el coraz籀n torc矇is de un bien tan grande, hacia la vanidad volviendo el rostro! 12
Y entonces otro de los esplendores vino a m穩, y que quer穩a complacerme el brillo que esparc穩a me mostraba 13 15
Los ojos de Beatriz, que estaban fijos sobre m穩, igual que antes, asintieron dando consentimiento a mi deseo. 18
竄Dale compensaci籀n pronto a mis ansias, santo esp穩ritu y mu矇strame -le dije-que lo que pienso pueda en ti copiarse.罈 21
Y aquella luz a quien no conoc穩a, desde el profundo seno en que cantaba, dijo como quien goza el bien haciendo: 24
竄En esa parte de la depravada Italia que se encuentra entre Rialto y las fuentes del Brenta y del Piave, 25 26 27
un monte se levanta, no muy alto, desde el cual descendi籀 una mala antorcha que infligi籀 un gran estrago a la comarca. 28 29 30
De una misma ra穩z nacimos ambos: Cunizza fui llamada, y aqu穩 brillo pues me venci籀 la lumbre de esta estrella. 33
Mas alegre a m穩 misma me perdono la causa de mi suerte, y no me duelo; y esto tal vez el vulgo no lo entienda. 36
De la resplandeciente y cara joya de este cielo que tengo m獺s cercana qued籀 gran fama; y antes de extinguirse, 37 39
se quintuplicar獺 este mismo a簽o: mira si excelso debe hacerse el hombre,
tal que otra vida a la vida suceda. 42
Y esto no piensa la turba presente que el Tagliamento y Adigio rodean: ni aun siendo golpeada se arrepiente; 43 45
mas pronto ocurrir獺 que Padua cambie el agua del pantano de Vincenza, porque son al deber gentes rebeldes; 46 48
y donde el Silo y el Cagnano se unen, alguien a繳n se簽orea con orgullo, y ya se hace la red para atraparle. 49 51
Llorar獺 tambi矇n Feltre la traici籀n de su imp穩o pastor, y tan enorme ser獺, que en Malta no hubo semejante. 52 54
Muy grande deber穩a ser la cuba que llenase la sangre ferraresa, cansando a quien pesara onza por onza, 57
la que dar獺 tan cort矇s sacerdote por mostrar su partido; y dones tales al vivir del pa穩s se corresponden. 59 60
Hay espejos arriba que vosotros llam獺is Tronos, y Dios por medio de ellos nos alumbra, y mis dichos certifican.罈 61 63
Aqu穩 dej籀 de hablar; y me hizo un gesto de volverse a otra cosa, pues se puso una vez m獺s en la rueda en la que estaba. 66
El otro gozo a quien ya conoc穩a como preciada cosa, ante mis ojos era cual un rub穩 que el sol hiriese. 67 69
Arriba aumenta el resplandor gozando, como la risa aqu穩; y la sombra crece abajo, al par que aumenta la tristeza. 70 72
竄Dios lo ve todo, y tu mirar se enela -le dije santo esp穩ritu, y no puede para ti estar oculto alg繳n deseo. 73 75
Por lo tanto tu voz, que alegra el cielo con el cantar de aquellos fuegos p穩os que con seis alas hacen su casulla, 78
聶por qu矇 no satisface mis deseos? No esperar穩a yo a que preguntaras si me intuara yo cual t繳 te enm穩as.罈 81
竄El mayor valle en que el agua se vierte -sus palabras entonces me dijeron-fuera del mar que a la tierra enguirnalda, 82 84
entre enemigas playas contra el curso del sol tanto se extiende, que ya hace meridiano donde antes horizonte. 87
Ribere簽o fui yo de aquellas costas entre el Ebro y el Magra, que divide en corto trecho G矇nova y Toscana. 90
Casi en un orto mismo y un ocaso est獺n Bug穩a y mi ciudad natal, que enrojeci籀 su puerto con su sangre. 93
Era llamado Folco por la gente que sab穩a mi nombre; y a este cielo, como 矇l me ilumin籀, yo ahora ilumino; 96
que m獺s no ardiera la hija de Belo, a Siqueo y a Creusa dando enojos, que yo, hasta que mi edad lo permit穩a; 97 99
ni aquella Rodopea que enga簽ada fue por Demofoonte, ni Alcides cuando encerr籀 en su coraz籀n a Iole. 100 101 102
Pero aqu穩 no se llora, mas se r穩e, no la culpa, que aqu穩 no se recuerda, sino el poder que orden籀 y que provino. 105
Aqu穩 se admira el arte que se adorna de tanto afecto, y se comprende el bien que hace que influya abajo lo de arriba. 108
Y a fin de que colmados tus deseos lleves que en esta esfera te han surgido, debiera referirte a繳n otras cosas. 111
Quieres saber qui矇n hay en esa hoguera que aqu穩 cerca de m穩 lanza destellos como el rayo de sol en aguas limpias. 114
Sabr獺s que en su interior se regocija Raab; y en compa簽穩a de este coro, 116 en su m獺s sumo grado resplandece. 117
A nuestro cielo, en que la sombra acaba de vuestro mundo, a繳n antes que alma alguna por el triunfo de Cristo, fue subida. 120
Conven穩a ponerla por trofeo en alg繳n cielo, de la alta victoria obtenida con una y otra palma, 123
pues ella el primer triunfo de Josu矇 124 favoreci籀 en la Tierra Prometida, que poco tiene el Papa en la memoria. 126
Tu ciudad, que es reto簽o del primero 127 que a su creador volviera las espaldas, cuya envidia ha causado tantos males, 129
crea y propaga las malditas flores 130 que han descarriado a ovejas y a corderos, pues al pastor en lobo han convertido. 132
Por esto el Evangelio y los Doctores se olvida, y nada m獺s las Decretales se estudian, cual sus m獺rgenes indican. 135
De esto el Papa y la curia se preocupa; 136 y a Nazaret no van sus pensamientos, all穩 donde Gabriel abri籀 las alas. 138
Mas pronto el Vaticano y otros sitios 139 elegidos de Roma, cementerios de la milicia que a Pedro siguiera, del adulterio habr獺n de verse libres.罈 141
CANTO X
Con el Amor que eternamente mana 1 del uno al otro, contemplando al Hijo la Potencia primera e inefable 3
cuanto en espacio o mente se concibe con tanto orden cre籀, que estar no puede sin gustar de ello aquel que vuelve a verlo. 6
Alza, lector, hacia las altas ruedas 7 con la m穩a tu vista, hacia aquel sitio
donde dos movimientos se entrecruzan; 9
y all穩 comienza a disfrutar del Arte de aquel maestro que tanto lo ama en s穩, que nunca de 矇l quita la vista. 11 12
Mira c籀mo de all穩 se aparta el c穩rculo oblicuo que conduce los planetas, satisfaciendo al mundo que los llama. 13 15
Pues no siendo inclinado su camino, vano ser穩a el influir del cielo y casi muerta aqu穩 cualquier potencia; 18
y si m獺s o si menos se alejara girando, de la perpendicular, se romper穩a el orden de los mundos. 21
Qu矇date ahora, lector, sobre tu banco, meditando en aquello que sugiero, si quieres disfrutar y no cansarte. 24
Te lo he mostrado: come t繳 ahora de ello; que a ella reclama todos mis cuidados esa materia de que soy escriba. 25 27
De la naturaleza el gran ministro, que la virtud del cielo imprime al mundo y es la medida, con su luz, del tiempo, 28 30
a aquella parte arriba mencionada junto, giraba por las espirales que le traen cada d穩a m獺s temprano; 31 33
y yo estaba con 矇l; mas del subir no me di cuenta, como aquel que nota, tras la idea, de d籀nde le ha venido. 34 36
Era Beatriz aquella que guiaba de un bien a otro mejor, tan raudamente que el tiempo no med穩a sus acciones. 39
癒Cu獺n luminosa deber穩a ser por s穩, la que en el sol donde yo entraba no por color, por luz era visible! 42
Aunque costumbre, ingenio y arte invoque no dir穩a lo nunca imaginado; mas puede ser cre穩do y desear verlo. 45
Y si son bajas nuestras fantas穩as a tanta altura, no hay por qu矇 extra簽arse; que m獺s que el Sol no hay ojos que hayan visto. 48
Tal se mostraba la cuarta familia del Alto Padre, que siempre la sacia, mostrando c籀mo espira y c籀mo engendra. 49 51
Y comenz籀 Beatriz: 竄Dale las gracias al ang矇lico sol, puesto que a 矇ste sensible te ha tra穩do a gusto suyo.罈 53 54
Nunca hubo un coraz籀n tan entregado a devoci籀n y a someterse a Dios prestamente con toda gratitud, 57
como yo al escuchar esas palabras; y tanto todo en 矇l mi amor se puso, que a Beatriz, eclips籀 en el olvido. 60
No se enfad籀; mas se ri籀 en tal forma, que el esplendor de sus risue簽os ojos mi mente unida dividi籀 en m獺s cosas. 63
Muchos fulgores vivos y triunfantes vi en torno nuestro como una corona, en voz m獺s dulce que en rostro lucientes: 66
ce簽ida as穩 la hija de Latona vemos a veces, cuando el aire es denso, y retiene los restos de su halo. 67 69
En la corte celeste que he dejado, bellas y ricas se hallan muchas joyas que no pueden sacarse de aquel reino; 72
y de 矇stas era el canto de las luces; quien no tiende sus plumas a lo alto, como de un mudo espera las noticias. 75
Luego, cantando as穩, los rojos soles a nuestro alrededor tres vueltas dieron, cual astros cerca de los polos fijos, 78
pareciendo mujeres que no rompen su danza, m獺s calladas se detienen para escuchar la nueva melod穩a; 81
y escuch矇 dentro de una de ellas: 竄Cuando el rayo de la gracia, en que se enciende un verdadero amor que amando aumenta, 84
tanto ilumina en ti multiplicado, que por esa escalera te conduce que nadie baja sin subir de nuevo; 87
quien te negase el vino de su bota para tu sed, m獺s libre no ser穩a que el agua de correr hacia los mares. 90
Quieres saber qu矇 flores engalanan esta guirnalda con que se embellece la hermosa dama que al cielo te empuja. 93
Yo fui cordero del reba簽o santo que conduce Domingo por la senda que hace avanzar a quien no se extrav穩a. 94 96
Este que a mi derecha est獺 m獺s cerca fue mi hermano y maestro, 矇l es Alberto de Colonia, y yo soy Tom獺s de Aquino. 98 99
Y si quieres saber de los dem獺s sigue con tu mirada mis palabras dando la vuelta en este santo c穩rculo. 102
Sale aquel resplandor de la sonrisa de Graziano, que al uno y otro fuero dio su ayuda, ganando el para穩so. 104 105
Quien cerca de 矇l adorna nuestro coro fue el Pedro que al igual que aquella viuda, su tesoro ofreci籀 a la Santa Iglesia. 108
La quinta luz, de todas la m獺s bella, respira tanto amor, que todo el mundo saber aqu穩 desea sus noticias; 109 111
dentro est獺 la alta mente, en la que tanto saber lati籀, que si lo cierto es cierto, a tanto ver no surgi籀 a繳n un segundo. 114
Ve la luz de aquel cirio, junto a ella que aun en carne mortal por dentro supo la ang矇lica natura y sus oficios. 115 117
En la luz peque簽ita est獺 riendo
el abogado de tiempos cristianos cuyos latines a Agust穩n sirvieron. 120
Ahora si el ojo de la mente llevas de luz en luz tras de mis alabanzas, ya de la octava te encuentras sediento. 123
Viendo todos los bienes dentro goza el alma santa que el mundo falaz de manifiesto pone a quien le escucha: 125 126
el cuerpo del que fue arrojada yace all獺 abajo en Cieldauro; y a esta calma vino desde el martirio y el destierro 129
ve m獺s all獺 las llamas del esp穩ritu de Isidoro, de Beda y de Ricardo, que en su contemplaci籀n fue m獺s que un hombre. 131 132
Esa de la cual pasa a m穩 tu vista, es la luz de un esp穩ritu que tarde meditando, pensaba que mor穩a: 135
esa es la luz eterna de Sigiero que, ense簽ando en el barrio de la Paja, silogismo verdades envidiadas.罈 136 138
En fin, lo mismo que un reloj que llama cuando la esposa del Se簽or despierta a que cante maitines a su amado, 140 141
que una pieza a la otra empuja y urge, tintineando con tan dulces notas, que el alma bien dispuesta de amor llenan; 144
as穩 vi yo la rueda gloriosa moverse, voz a voz dando respuesta tan suave y templada, que tan s籀lo se escucha donde el gozo se eterniza. 147
CANTO XI
癒Oh cu獺n vano el af獺n de los mortales, qu矇 mezquinos son esos silogismos que las alas te arrastran por el suelo! 3
Tras de los aforismos o los Iura iban unos, o tras del sacerdocio o del mandar por fuerza o por sofismas. 4 6
tras negocios civiles o robando, o envueltos en el gozo de la carne se fatigaban, o en la vida ociosa, 9
cuando, de todas estas cosas libre, con Beatriz por el cielo caminaba de forma tan gloriosa recibido. 12
Despu矇s que cada uno volvi籀 al punto del c穩rculo en el que antes se encontraba, se detuvo, cual vela en candelero. 15
Y yo escuch矇 dentro de esa lumbrera que antes me hab穩a hablado, sonriendo, palabras que le daban a繳n m獺s lustre: 17 18
竄Igual que yo con sus rayos me enciendo, as穩, mirando en esa luz eterna, adivino el porqu矇 de lo que piensas. 21
T繳 dudas y deseas que te aclare con un lenguaje claro y manifiesto, para entender aquello que te digo, 24
donde antes dije: 竄Por donde se avanza罈, o donde dije: 竄No naci籀 un segundo罈; y es necesario distinguir en esto. 25 27
La Providencia que gobierna el mundo de modo que derrota a cualquier mente creada, antes que llegue a ver el fondo, 30
para que caminase a su deleite la esposa de quien quiso desposarla con su bendita sangre a grandes voces, 32 33
sinti矇ndose m獺s fiel y m獺s segura, dos pr穩ncipes mand籀 para ayudarla, y en una cosa y otra la guiasen. 36
Todo en fuego ser獺fico uno ard穩a; por su saber el otro fue en la tierra de quer繳bica luz un resplandor. 37 39
De uno hablar矇, si bien de ambos se habla alabando a cualquiera de los dos, puesto que a un mismo fin se encaminaron. 42
Entre Tupino y el agua que baja de la cima escogida por Ubaldo, f矇rtil ladera pende de alto monte, 43 45
que el fr穩o y el calor manda a Perugia por la Puerta del Sol; y detr獺s lloran Nocera y Gualdo su pesado yugo. 47 48
Por donde esta ladera disminuye su pendiente, naci籀le un sol al mundo, como hace a veces 矇ste sobre el Ganges. 51
Y as穩 pues quien a aquel lugar nombrara que no le llama As穩s, pues esto es poco, sino Oriente, si quiere ser exacto. 54
No se hallaba del orto muy distante, cuando a la tierra por su gran virtud logr籀 hacer que sintiese alg繳n consuelo; 55 57
que por tal dama, a繳n jovencito, en guerra con su padre incurri籀, a la cual las puertas del gozo, cual a muerte, no abre nadie; 58 60
y ante toda su corte espiritual et coram patrem a ella quiso unirse; luego la am籀 m獺s fuerte cada d穩a. 63
sta, privada del primer marido, mil cien a簽os y m獺s vivi籀 olvidada sin que nadie, hasta aqu矇l, la convidase; 64 65 66
no vali籀 o穩r que al lado de Amiclates segura la encontr籀, al o穩r sus voces, aquel que fue el terror del mundo entero; 69
ni le vali籀 haber sido tan constante y firme, que al quedar Mar穩a abajo, ella sobre la cruz llor籀 con Cristo. 72
Pero para no hablarte tan oscuro, Francisco y la Pobreza estos amantes has de saber que son de los que te hablo. 75
Su concordia y sus rostros tan felices, amor y maravilla y gestos dulces, inspiraban muy santos pensamientos; 78
tanto que aquel Bernardo venerable 79
se descalz籀, y detr獺s de tanta paz corri籀, y corriendo tardo se cre穩a.
癒Oh secreta riqueza! 癒Oh bien fecundo! Egidio se descalza, el buen Silvestre, tras del esposo, as穩 a la esposa place
De all穩 se fue aquel padre, aquel maestro con su mujer y su dem獺s familia que el humilde cord籀n ya se ce簽穩a.
No le inclin籀 la frente la verg羹enza de ser hijo de Pietro Bernardone, ni porque pareciera despreciable;
mas dignamente su dura intenci籀n a Inocencio le abri籀, y de aqu矇l obtuvo el permiso primero de su orden.
Despu矇s creciendo ya los pobrecillos detr獺s de aqu矇l, cuya admirable vida mejor gloriando al cielo se cantara,
de segunda corona el Santo Esp穩ritu ci簽籀, por mediaci籀n de Honorio, aquel definitivamente la Orden en 1223. santo deseo de este archimandrita.
Y despu矇s que, sediento de martirio, en la presencia del Sult獺n soberbia predic籀 a Cristo y quienes le siguieron,
y encontrando a esas gentes demasiado reacias, para no estar inactivo, volvi籀se al fruto del huerto de Italia,
en el 獺spero monte entre Arno y Tiber de Cristo recibi籀 el 繳ltimo sello, que sus miembros llevaron por dos a簽os.
Cuando el que a tanto bien le destinara quiso hacerle subir al galard籀n que 矇l mereci籀 por hacerse peque簽o,
a sus hermanos, como justa herencia, recomend籀 su dama m獺s querida, y les mand籀 que fielmente la amasen;
y de su seno el 獺nima preclara
81
83
84
87
89 90
92 93
96
98 Honorio II aprob籀 99
102
105 106 108
111
114
quiso salir y volver a su reino, y para el cuerpo otra caja no quiso. 117
Ahora piensa en quien fuese aquel colega digno con 矇l de mantener la barca de Pedro en alta mar derechamente; 118 120
y este segundo fue nuestro patriarca; por lo cual, quien le sigue, como 矇l manda, sabe que carga buenas mercanc穩as. 123
Mas su reba簽o, de nuevas viandas se encuentra tan ansioso, que es dif穩cil que por pastos errados no se pierda; 124 126
y cuanto sus ovejas m獺s se apartan y m獺s lejos de aqu矇l vagabundean, m獺s tornan al redil faltas de leche. 129
A繳n hay algunos que temen el da簽o y a su pastor se estrechan; mas tan pocas que a sus capas les basta poca tela. 132
Ahora, si te han bastado mis palabras y si me has escuchado atentamente, si recuerdas aquello que te he dicho, 135
en parte habr獺s tus ganas satisfecho al ver por qu矇 la planta se marchita, y ver獺s por qu矇 causa yo te dije "Que hace avanzar a quien no se extrav穩a". 138
CANTO XII
Tan pronto como la 繳ltima palabra la bienaventurada llama dijo, a girar comenz籀 la santa rueda; 3
y a繳n su vuelta no hab穩a completado, cuando otra rueda gir籀 en su redor, uniendo canto a canto y giro a giro; 6
canto que tanto vence a nuestras musas y sirenas en esas dulces trompas, como la luz primera a sus reflejos. 9
Como se ven tras la nube ligera dos arcos paralelos y de un mismo color, cuando a su sierva env穩a Juno, 12
que aquel de fuera nace del de dentro, al modo del hablar de aquella hermosa que agost籀 Amor cual sol a los vapores, 15
haciendo que la gente est矇 segura, por el pacto que Dios hizo a No矇, que al mundo nunca m獺s anegar穩a: 18
as穩 de aquellas rosas sempiternas las dos guirnaldas cerca de nosotros giraba, respondiendo una a la otra. 21
Cuando la danza y otro gran festejo del c獺ntico y del mutuo centelleo, luz con luz jubilosa y reposada, 24
a un mismo tiempo y voluntad cesaron, como los ojos se abren y se cierran juntamente al placer que les conmueve; 27
del coraz籀n de una de aquellas luces se alz籀 una voz, que como aguja al polo me hizo volverme al sitio en que se hallaba; 28 29 30
y comenz籀: 竄El amor que me hace bella me obliga a que del otro jefe trate por quien del m穩o aqu穩 tan bien se ha hablado. 33
Justo es que, donde est矇 el uno, est矇 el otro: y as穩 pues como a una combatieron, as穩 luzca su gloria juntamente. 34 36
La milicia de Cristo, que tan caro cost籀 rearmar, detr獺s de sus banderas marchaba escasa, lenta y recelosa, 39
cuando el Emperador que siempre reina ayud籀 a su legi籀n en el peligro, por gracia s籀lo, no por merecerlo. 40 42
Y, ya se ha dicho, socorri籀 a su esposa con dos caudillos, a cuyas palabras y obras reuni籀se el pueblo descarriado. 45
All穩 donde se alza y donde abre C矇firo dulce los follajes nuevos, de los que luego Europa se reviste, 46 48
no lejos del batir del oleaje tras el cual, por su larga caminata, el sol se oculta a todos ciertos d穩as, 51
est獺 la afortunada Caleruega bajo la protecci籀n del gran escudo del le籀n subyugado que subyuga: 54
all穩 naci籀 el amante infatigable de la cristiana fe, el atleta santo fiero al contrario y bueno con los suyos; 55 57
y en cuanto fue creada, fue repleta tanto su mente de activa virtud que, a繳n en la madre, la hizo profetisa. 60
Al celebrarse ya en la santa fuente los esponsales entre 矇l y la Fe, la mutua salvaci籀n d獺ndose en dote, 62 63
la mujer que por 矇l dio asentimiento, vio en un sue簽o ese fruto prodigioso que saldr穩a de aqu矇l y su progenie; 66
y porque fuese cual era, aun de nombre, un esp穩ritu vino a se簽alarlo del posesivo de quien era entero. 67 69
Fue llamado Domingo; y hablo de 矇l como del labrador que eligi籀 Cristo para que le ayudase con su huerto. 72
Bien se mostr籀 de Cristo mensajero; pues el primer amor del que dio prueba fue al consejo primero que dio Cristo. 75
Muchas veces despierto y en silencio lo encontr籀 su nodriza echado en tierra cual diciendo: 竄He venido para esto.罈 78
癒Oh en verdad padre suyo venturoso! 癒Oh madre suya Juana verdadera, si se interpreta tal como se dice! 80 81
No por el mundo, por el cual se afanan hoy detr獺s del Ostiense y de Tadeo, mas por amor del man獺 sin mentira, 84
en poco tiempo gran doctor se hizo;
por vigilar la vi簽a, que marchita pronto, si el vi簽ador es perezoso. 87
Y a la sede que fue m獺s bienhechora antes de los humildes, no por ella, por aquel que la ocupa y la mancilla, 88 90
no dispensas de dos o tres por seis, no el primer cargo que libre quedara, no decimas, quae sunt pauperum Dei, 93
sino pidi籀 contra la gente errada licencia de luchar por la semilla donde estas veinticuatro plantas brotan. 96
Despu矇s, con voluntad y con doctrina, emprendi籀 su apost籀lica tarea cual torrente que baja de alta cumbre; 99
y en el reto簽o her矇tico su fuerza golpe籀, con m獺s sa簽a en aquel sitio donde la resistencia era m獺s dura. 102
De 矇l se hicieron despu矇s diversos r穩os donde el huerto cat籀lico se riega, y m獺s vivos se encuentran sus arbustos. 103 105
Si fue tal una rueda de la biga con que se defendi籀 la Santa Iglesia y su guerra civil venci籀 en el campo. 108
bien deber穩a serte manifiesta la excelencia de la otra, que Tom獺s antes de venir yo te alab籀 tanto. 111
Mas la 籀rbita trazada por la parte superior de su rueda, est獺 olvidada; y ahora es vinagre lo que era antes vino. 112 114
Su familia que recta caminaba tras de sus huellas, ha cambiado tanto, que el de delante al de detr獺s empuja; 117
y pronto podr獺 verse la cosecha de tan mal fruto, cuando la ciza簽a lamente que le cierren el granero 120
Bien s矇 que quien leyese hoja por hoja nuestro Ebro, un pasaje a繳n hallar穩a
donde leyese: "Soy el que fui siempre." 123
Pero no de Casal ni de Acquasparta,
de donde tales vienen a la regla,
que uno la huye y otro la endurece. 126
Yo soy el alma de Buenaventura
de Bagnoregio, que en los altos cargos
los errados afanes puse aparte. 129
Aqu穩 est獺n Agust穩n e Iluminado, 130
los primeros descalzos pobrecillos
con el cord籀n amigos del Se簽or. 132
Est獺 con ellos Hugo de San V穩ctor, 133
y Pedro Mangiadore y Pedro Hispano, 134
que con sus doce libros resplandece; 135
el profeta Nat獺n, y el arzobispo 136
Cris籀stomo y Anselmo, y el Donato 137
que puso mano en el arte primera. 138
Est獺 Rabano aqu穩, y luce a mi lado 139
el abad de Calabria Joaqu穩n 140
dotado del esp穩ritu prof矇tico. 141
A celebrar a palad穩n tan grande 142
me movi籀 la inflamada cortes穩a
de fray Tom獺s y su agudo discurso; 144
y conmigo movi籀 a quien me acompa簽a.罈
CANTO XIII
Imagine quien quiera comprender 1 lo que yo vi -y que la imagen retenga mientras lo digo, como firme roca-3
quince estrellas que en zonas diferentes el cielo encienden con tanta viveza que cualquier densidad del aire vencen; 6
imagine aquel carro a quien el seno basta de nuestro cielo noche y d穩a y al dar vuelta el tim籀n no se nos marcha; 9
imagine la boca de aquel cuerno que al extremo del eje se origina, al que da vueltas la primera esfera, 12
haci矇ndose dos signos en el cielo, como hiciera la hija del rey Minos sintiendo el fr穩o hielo de la muerte; 15
y uno poner sus rayos en el otro, y dar vueltas los dos de tal manera que uno fuera detr獺s y otro delante; 18
y tendr獺 casi sombra de la cierta constelaci籀n y de la doble danza que giraba en el punto en que me hallaba: 21
pues tan distante est獺 de nuestros usos, cuanto est獺 del fluir del r穩o Chiana del cielo m獺s veloz el movimiento. 23 24
All穩 cantaron no a Pean ni a Baco, a tres personas de naturaleza divina, y una de ellas con la Humana. 25 27
Las vueltas y el cantar se terminaron; y atentas nos miraron esas luces, alegres de pasar a otro cuidado. 30
Rompi籀 el silencio de concordes n繳menes luego la luz que la admirable vida del pobrecillo del Se簽or narrara, 33
dijo: 竄Cuando trillada est獺 una paja, cuando su grano ha sido ya guardado, a trillar otra un dulce amor me invita. 36
Crees que en el pecho del que la costilla se sac籀 para hacer la hermosa boca y un paladar al mundo tan costoso, 37 39
y en aquel que, pasado por la lanza antes y luego tanto satisfizo, que venci籀 la balanza de la culpa, 42
cuanto al g矇nero humano se permite tener de luz, del todo fue infundido por el Poder que hiciera a uno y a otro; 45
por eso miras a lo que antes dije, cuando cont矇 que no tuvo segundo quien en la quinta luz est獺 escondido. 48
Abre los ojos a lo que respondo,
y ver獺s lo que crees y lo que digo como el centro y el c穩rculo en lo cierto. 51
Lo que no muere y lo que morir獺 no es m獺s que un resplandor de aquella idea que hace nacer, amando, nuestro Sir; 54
que aquella viva luz que se desprende del astro del que no se desa繳na, ni del amor que tres hace con ellos, 55 57
por su bondad su iluminar transmite, como un espejo, a nueve subcriaturas, conserv獺ndose en uno eternamente. 59 60
De aqu穩 desciende a la 繳ltima potencia bajando de acto en acto, hasta tal punto, que no hace m獺s que contingencias breves; 63
y entiendo que son estas contingencias las cosas engendradas, que produce con simiente o sin ella el cielo m籀vil. 66
No es siempre igual la cera y quien la imprime; y por ello all獺 abajo m獺s o menos se traslucen los signos ideales. 67 69
Por lo que ocurre que de un mismo 獺rbol, salgan frutos mejores o peores; y nac矇is con distinta inteligencia. 72
si perfecta la cera se encontrase, e igual el cielo en su virtud suprema, la luz del sello toda brillar穩a; 73 75
mas la natura siempre es imperfecta, obrando de igual modo que el artista que sabe el arte mas su mano tiembla. 78
Y si el ardiente amor la clara vista del supremo poder dispone y sella, toda la perfecci籀n aqu穩 se adquiere. 79 81
Tal fue creada ya la tierra digna de toda perfecci籀n animalesca; y la Virgen pre簽ada de este modo; 84
de tal forma yo apruebo lo que opinas, pues la humana natura nunca fue
ni ser獺 como en esas dos personas. 87
Ahora si no siguiese mis razones, "聶pues c籀mo aqu矇l no tuvo par alguno?" me dir穩an entonces tus palabras. 90
Mas porque veas claro lo confuso, piensa qui矇n era y la raz籀n que tuvo, al pedir cuando "pide" le dijeron. 93
No te he hablado de forma que a繳n ignores que rey fue, y que pidi籀 sabidur穩a a fin de ser un rey capacitado; 94 96
no por saber el n繳mero en que fuesen arriba los motores, si necesse con contingentes hacen un necesse; 99
no si est dare primum motum esse, o si de un semic穩rculo se hacen tri獺ngulos que un recto no tuviesen. 102
Y as穩, si lo que dije y esto adviertes, es real prudencia aquel saber sin par donde la flecha de mi hablar clavaba; 105
y si al "surgi籀" la vista clara tiendes, la ver獺s s籀lo a reyes referida, que muchos hay, y pocos son los buenos. 106 108
Con esta distinci籀n oye mis dichos; y as穩 casan con eso que supones de nuestro Gozo y del padre primero. 111
Plomo a tus pies te sea este consejo, para que andes despacio, como el hombre cansado, al s穩 y al no de lo que ignoras: 114
pues es de los idiotas el m獺s torpe, el que sin distinguir niega o a firma en el uno o el otro de los casos; 117
puesto que encuentra que ocurre a menudo que sea falsa la opini籀n ligera, y la pasi籀n ofusca el intelecto. 120
M獺s que en vano se aparta de la orilla, porque no vuelve como se ha marchado, el que sin redes la verdad buscase. 123
Y de esto son al mundo claras muestras Parm矇nides, Meliso, Briso, y muchos, que caminaban sin saber ad籀nde; 124 126
Y Arrio y Sabelio y todos esos necios, que deforman, igual que las espadas, la recta imagen de las Escrituras. 127 128 129
No se aventure el hombre demasiado en juzgar, como aquel que aprecia el trigo sembrado antes de que haya madurado; 132
que las zarzas he visto en el invierno cu獺n 獺speras, cu獺n r穩gidas mostrarse; y engalanarse luego con las rosas; 135
y vi derecha ya y veloz la nave correr el mar en todo su camino, y perecer cuando llegaba a puerto. 138
No crean seor Martino y Do簽a Berta, viendo robar a uno y dar a otro, verlos igual en el juicio divino; que uno puede caer y otro subir.罈 139 141
CANTO XIV
Del centro al borde, y desde el borde al centro se mueve el agua en un redondo vaso, seg繳n se le golpea dentro o fuera: 1 3
de igual manera sucedi籀 en mi mente esto que digo, al callarse de pronto el alma gloriosa de Tom獺s, 6
por la gran semejanza que nac穩a de sus palabras con las de Beatriz, a quien hablar, despu矇s de aqu矇l, le plugo: 9
竄Le es necesario a 矇ste, y no lo dice, ni con la voz ni aun con el pensamiento, indagar la ra穩z de otra certeza. 12
Decidle si la luz con que se adorna vuestra sustancia, durar獺 en vosotros igual que ahora se halla, eternamente; 13 15
y si es as穩, decidle c籀mo, luego
de que se獺is de nuevo hechos visibles,
podr矇is estar sin que la vista os da簽e.罈 18
Cual, por m獺s grande j繳bilo empujados,
a veces los que danzan en la rueda
alzan la voz con gestos de alegr穩a, 21
de igual manera, a aquel devoto ruego
las santas ruedas mostraron m獺s gozo
en sus giros y notas admirables. 24
Quien se lamenta de que aqu穩 se muera
para vivir arriba, es que no ha visto
el refrigerio de la eterna lluvia. 27
Que al uno y dos y tres que siempre vive 28
y reina siempre en tres y en dos y en uno,
nunca abarcado y abarcando todo, 30
tres veces le cantaba cada una
de esas almas con una melod穩a,
justo precio de m矇rito cualquiera. 33
Y escuch矇 dentro de la luz m獺s santa 34
del menor c穩rculo una voz modesta,
quiz獺 cual la del ngel a Mar穩a, 36
responder: 竄Cuanto m獺s dure la dicha
del para穩so, tanto nuestro amor
ha de esplender en tomo a estos vestidos. 39
De nuestro ardor la claridad procede;
por la visi籀n ardemos, y esa es tanta,
cuanta gracia a su m矇rito se otorga. 42
Cuando la carne gloriosa y santa
vuelva a vestirnos, estando completas
nuestras personas, a繳n ser獺n m獺s gratas; 45
pues se acrecentar獺 lo que nos dona
de luz gratuitamente el bien supremo,
y es una luz que verlo nos permite; 48
por lo que la visi籀n m獺s se acrecienta,
crece el ardor que en ella se ha encendido,
y crece el rayo que procede de 矇ste. 51
Pero como el carb籀n que da una llama,
y sobrepasa a aquella por su brillo,
de forma que es visible su apariencia; 54
as穩 este resplandor que nos circunda vencer獺 la apariencia de la carne que a繳n est獺 recubierta por la tierra; 57
y no podr獺 cegarnos luz tan grande: porque ha de resistir nuestro organismo a todo aquello que cause deleite.罈 58 60
Tan acordes y prontos parecieron diciendo 竄Am矇n罈 el uno y otro coro, cual si sus cuerpos muertos a簽oraran: 63
y no s籀lo por ellos, por sus madres, por sus padres y seres m獺s queridos, y que fuesen tambi矇n eternas llamas. 66
De claridad pareja entorno entonces, naci籀 un fulgor encima del que estaba, igual que un horizonte se ilumina. 69
Y como a la ca穩da de la noche nuevos fulgores surgen en el cielo, ciertos e inciertos ante nuestra vista, 72
me pareci籀 que en c穩rculo dispuestas unas nuevas sustancias contemplaba por fuera de las dos circunferencias. 75
癒Oh resplandor veraz del Santo Esp穩ritu! 癒qu矇 incandescente apareci籀 de pronto a mis ojos que no lo soportaron! 78
Mas Beatriz tan sonriente y bella se me mostr籀, que entre aquellas visiones que no recuerdo tengo que dejarla. 81
Recobraron mis ojos la potencia de levantarse; y nos vi trasladados solos mi dama y yo a gloria m獺s alta. 84
Bien advert穩 que estaba m獺s arriba, por el 穩gneo esplendor de aquella estrella, mucho m獺s rojo de lo acostumbrado. 87
De todo coraz籀n, con la palabra com繳n, h穩cele a Dios un holocausto, como a la nueva gracia conven穩a. 90
Y apagado en mi pecho a繳n no se hallaba del sacrificio el fuego, cuando supe que era mi ofrenda fausta y recibida; 93
que con tan grande brillo y tanto fuego un resplandor sal穩a de sus rayos que dije: 竄癒Oh Helios, c籀mo los adornas!罈 96
Cual con mayores y menores luces blanquea la Galaxia entre los polos del mundo, y a los sabios pone en duda; 98 99
as穩 formados hac穩an los rayos en el profundo Marte el santo signo que del c穩rculo forman los cuadrantes. 102
Aqu穩 vence al ingenio la memoria; que aquella Cruz resplandec穩a a Cristo, y no encuentro un ejemplo digno de ello; 103 105
mas quien toma su cruz y a Cristo sigue, podr獺 excusarme de eso que no cuento viendo en aquel albor radiar a Cristo. 108
De un lado al otro y desde arriba a abajo se mov穩an las luces y brillaban a繳n m獺s al encontrarse y separarse: 111
as穩 aqu穩 vemos, rectos o torcidos, lentos o raudos renovar su aspecto los corpusculos, cortos y m獺s largos, 112 114
movi矇ndose en el rayo que atraviesa la sombra a veces que, por protegerse, dispone el hombre con ingenio y arte. 117
Y cual arpa y la繳d, con tantas cuerdas afinadas, resuenan dulcemente aun para quien las notas no distingue, 120
tal de las luzes que all穩 aparecieron a aquella cruz un canto se adher穩a, que arrebat籀me, aun no entendiendo el himno. 123
Bien me di cuenta que era de altas loas, pues llegaba hasta mi 竄Resurgi罈 y 竄Vinci罈 como a aquel que no entiende, pero escucha. 126
Y me sent穩a tan enamorado, que hasta ese entonces no hubo cosa alguna que me atrapase en tan dulces cadenas. 127 129
Tal vez son muy atrevidas mis palabras, al posponer el gozo de los ojos, que si los miro, cesan mis deseos; 132
mas el que sepa que los cielos vivos m獺s altos m獺s acrecen la belleza, y que yo a繳n no me hab穩a vuelto a aqu矇llos, 135
podr獺 excusarme de lo que me acuso por excusarme, y saber que no miento: que aqu穩 el santo placer no est獺 excluido, pues m獺s sincero se hace mientra sube. 138
CANTO XV
La buena voluntad donde se lic繳a siempre el amor que inspira lo que es recto, como en la inicua la pasi籀n insana, 3
silencio impuso a aquella dulce lira, aquietando las cuerdas que la diestra del cielo pulsa y luego las acalla. 6
聶C籀mo estar獺n a justas preces sordas esas sustancias que, por darme aliento para que hablase, a una se callaron? 9
Bien est獺 que sin t矇rmino se duela quien, por amor de cosas que no duran, de ese amor se despoja eternamente. 12
Cual por los cielos puros y tranquilos de cuando en cuando cruza un raudo fuego, y atrae la vista que est獺 distra穩da, 13 15
y es como un astro que de sitio mude, sino que en el lugar donde se enciende no se pierde ninguno, y dura poco: 18
tal desde el brazo que a diestra se extiende hasta el pie de la cruz, corri籀 una estrella de la constelaci籀n que all穩 relumbra; 21
no se apart籀 la gema de su cinta, mas pas籀 por la l穩nea radial
cual fuego por detr獺s del alabastro. 24
Fue tan piadosa la sombra de Anquises, si a la m獺s alta musa damos fe, reconociendo a su hijo en el El穩seo. 25 27
竄O sanguis meus, o superinfusa gratia Dei, sicut tibi cui bis unquam celi ian羹a reclusa?罈 28 30
Dijo esa luz llamando mi atenci籀n; luego volv穩 la vista a mi se簽ora, y una y otra dej獺ronme asombrado; 33
pues ard穩a en sus ojos tal sonrisa, que pens矇 que los m穩os tocar穩an el fondo de n-繳 gloria y para穩so. 36
Luego gozoso en vista y en palabras, el esp穩ritu dijo a繳n otras cosas que no las entend穩, de tan profundas; 39
Y no es que por su gusto lo escondiera, mas por necesidad, pues su concepto al ingenio mortal se superpone. 42
Y cuando el arco del afecto ardiente se calm籀, y se abajaron sus palabras a la diana de nuestro intelecto, 45
la cosa que escuch矇 primeramente 竄癒Bendito seas -fue t繳, el uno y trino, que tan cort矇s has sido con mi estirpe!罈 48
Y sigui籀: 竄Un grato y lejano deseo, tomado de leer el gran volumen del cual el blanco y negro no se mudan, 51
has satisfecho, hijo, en esa luz desde la cual te hablo, gracias a 矇sa que alas te dio para tan alto vuelo. 54
T繳 crees que a m穩 lleg籀 tu pensamiento de aquel que es el primero, como sale del uno, al conocerlo, el seis y el cinco; 57
y por ello qui矇n soy, y por qu矇 causa m獺s alegre me ves, no me preguntas, que algunos otros de este alegre grupo. 60
Crees bien; pues los menores y mayores de esta vida se miran al espejo que muestra el pensamiento antes que pienses; 63
mas por que el sacro amor en que yo veo con perpetua vista, y que me llena de un dulce desear, mejor se calme, 66
癒segura ya tu voz, alegre y firme suene tu voluntad, suene tu anhelo, al que ya decretada es mi respuesta!罈 69
Me volv穩 hacia Beatriz, que antes que hablara me escuch籀, y sonri籀 con un semblante que hizo crecer las alas del deseo. 72
Dije despu矇s: 竄El juicio y el afecto, pues que goz獺is de la unidad primera, en vosotros operan de igual modo, 73 75
porque el sol que os prendi籀 y en el que ardisteis, en su calor y luz es tan igual, que otro s穩mil ser穩a inoportuno. 78
Mas querer y raz籀n, en los mortales, por causas de vosotros conocidas, tienen las alas de diversas plumas; 81
y yo, que soy mortal, me siento en esta desigualdad, y por ello agradezco s籀lo de coraz籀n esta acogida. 84
Te imploro con fervor, vivo topacio, precioso engaste de esta joya pura, que me quede saciado de tu nombre.罈 87
竄癒Oh fronda m穩a, que eras mi delicia aguard獺ndote, yo fui tu ra穩z!罈: comenz籀 de este modo a responderme. 89 90
Luego me dijo: 竄Aquel de quien se toma tu apellido, y cien a簽os ha girado y m獺s el monte en la primera cornisa, 93
fue mi hijo, y fue tu bisabuelo: y es conveniente que t繳 con tus obras a su larga fatiga des alivio. 96
Florencia dentro de su antiguo muro, 97 donde ella toca a繳n a tercia y nona, en paz estaba, sobria y pudorosa. 99
No ten穩a coronas ni pulseras, ni faldas recamadas, ni cintillos que gustara ver m獺s que a las personas. 102
A繳n no le daba miedo si nac穩a la hija al padre, pues la edad y dote ni una ni otra exced穩an la medida. 105
No hab穩a casas faltas de familia; 106 a繳n no hab穩a ense簽ado Sardan獺palo 107 lo que se puede hacer en una alcoba. 108
A繳n no estaba vencido Montemalo 109 por vuestro Uccelatoio, que cayendo lo vencer獺 al igual que en la subida. 111
Vi andar ce簽ido a Belincione Berti 112 con piel de oso, y volver del espejo a su mujer sin la cara pintada; 114
y vi a los Nerli alegres y a los Vechio 115 de vestir simples pieles, y a la rueca atendiendo y al huso sus esposas. 117
癒Oh afortunadas! estaban seguras 118 del sepulcro, y ninguna a繳n se encontraba abandonada por Francia en el lecho. 120
Una cuidaba atenta de la cuna, y, por consuelo, usaba el idioma que divierte a los padres y a las madres; 123
otra, tirando a la rueca del pelo, charloteaba con sus familiares de Fi矇sole, de Roma, o los troyanos. 126
Entonces por milagro se tendr穩an 127 una Cianghella, un Lapo Saltarello, como ahora Cornelia o Cincinato. 129
A un tan hermoso, a un tan apacible vivir de ciudadano, a una tan fiel ciudadan穩a, y a un tan dulce albergue, 132
me dio Mar穩a, a gritos invocada; 133
y en el antiguo bautisterio vuestro fui cristiano a la par que Cacciaguida. 135
Moronto fue mi hermano y Eliseo; desde el valle del Po vino mi esposa, de la cual se origina tu apellido. 136 138
Luego segu穩 al emperador Conrado; y 矇l me arm籀 caballero en su milicia, tan de su agrado fueron mis haza簽as. 141
March矇 tras 矇l contra la iniquidad de aquella secta cuyo pueblo usurpa, por culpa del pastor, vuestra justicia. 144
All穩 fui yo por esas torpes gentes, ya desligado del mundo falaz, cuyo amor muchas almas envilece; y vine hasta esta paz desde el martirio. 147
CANTO XVI
Oh peque簽a nobleza de la sangre, que de ti se glor穩en aqu穩 abajo las gentes donde es d矇bil nuestro afecto, 3
nunca habr獺 de admirarme: porque donde el apetito nuestro no se tuerce, digo en el cielo, yo me glori矇. 6
Eres un manto que pronto se acorta: tal que, si no se agranda d穩a a d穩a, el tiempo va en redor con las tijeras. 9
Con el 竄vos罈 que primero sufri籀 Roma, y que sus descendientes no conservan, comenzaron de nuevo mis palabras; 10 12
por lo cual Beatriz, que estaba aparte la que tosi籀, al re穩rse parec穩a, al primer fallo escrito de Ginebra. 13 15
Yo le dije: 竄Vos sois el padre m穩o; vos infund穩s aliento a mis palabras; vos me elev獺is, y soy m獺s que yo mismo. 18
Por tantos cauces llena la alegr穩a mi mente, y de s穩 misma se recrea pues soportarlo puede sin fatiga. 21
Habladme pues, mi caro antecesor, de los mayores vuestros y los a簽os que dejaron su huella en vuestra infancia; 24
decidme c籀mo era en aquel tiempo el redil de san Juan, y qui矇nes eran los dignos de los puestos elevados.罈 26 27
Como se aviva cuando el viento sopla el carb籀n encendido, as穩 vi a aquella luz brillar con mi hablar respetuoso; 30
y haci矇ndose m獺s bella ante mis ojos, as穩 con voz m獺s dulce y m獺s suave, mas no con este lenguaje moderno, 33
me dijo: 竄Desde el d穩a en que fue dicho "Ave", hasta el parto en que mi santa madre, se vio libre de m穩, que la gravaba, 34 36
a su Le籀n quinientas y cincuenta y treinta veces este fuego vino a inflamarse otra vez bajo sus plantas. 39
Mis mayores y yo nacimos donde primero encuentra el 繳ltimo distrito quien corre en vuestros juegcos anuales. 42
De mis mayores basta escucha-- esto: qui矇nes fueran y cu獺l su procedencia, m獺s conviene callar que declararlo. 45
Todos los que pod穩an aquel tiempo entre el Bautista y Marte llevar armas, eran el quinto de los que hay ahora. 48
Mas la ciudadan穩a, ahora mezclada de Campi, de Certaldo y de Fegghine, pura se hallaba hasta en los artesanos. 51
癒Oh cu獺nto mejor fuera ser vecino de esas gentes que digo, y a Galluzzo y a Trespiano tener como confines, 54
que tener dentro y aguantar la peste de ese ruin de Agugli籀n, y del de Signa, de tan aguda vista para el fraude! 57
Si la gente que al mundo m獺s corrompe no hubiera sido madrastra del C矇sar, mas cual benigna madre para el hijo, 58 60
quien es ya florentino y cambia y merca, a Simifonte habr穩a regresado, donde pidiendo su abuelo viv穩a; 62 63
de los Conti ser穩a a繳n Montemurlo; los Cerchi habitar穩an en Acona, los Buondelmonti acaso en Valdigrieve. 64 66
Siempre la confusi籀n de las personas principio fue del mal de las ciudades, cual del vuestro el comer m獺s de la cuenta; 69
y m獺s deprisa cae si ciega el toro que el cordero; y mejor que cinco espadas y m獺s corta una sola muchas veces. 72
Si piensas c籀mo Luni y Orbisaglia han desaparecido, y c籀mo van Sinagaglia y Chiusi tras de aqu矇llas, 73 75
o穩r c籀mo se pierden las estirpes no te parecer獺 nuevo ni fuerte, ya que tambi矇n se acaban las ciudades. 78
Tienen su muerte todas vuestras cosas, como vosotros; mas se oculta alguna que dura mucho, y son cortas las vidas. 81
Y cual girando el ciclo de la luna las playas sin cesar cubre y descubre, as穩 hace la Fortuna con Florencia: 84
por lo cual lo que diga de los grandes florentinos no debe sorprenderte, que ya su fama en el tiempo se esconde. 87
Yo vi a los Ughi y a los Catellini, Filippi, Creci, Orrnanni y Alberichi, ya en decadencia, ilustres ciudadanos; 88 90
y vi tan grandes como los antiguos, con el de la Sanella, a aquel del Arca, y a Soldanieri y Ardinghi y Bostichi. 93
junto a la puerta, que se carga ahora 94
de nueva felon穩a tan pesada que har獺 que vuestra barca se hunda pronto, 96
los Ravignani estban, de los cuales descendi籀 el conde Guido, y los que el nombre del alto Bellinci籀n despu矇s tomaron. 99
Los de la Pressa sab穩a ya c籀mo 100 gobernar, y ten穩a Galigaio 101 ya en su casa dorados pomo y funda. 102
Era ya grande la columna oscura, 103 Sachetti, Giuochi, Fifanti y Barucci, Galli y a quien las pesas averg羹enzan. 105
La cepa que dio vida a los Calfucci era ya grande, y ya fueron llamados los Sizzi y Arrigucci a las curules. 108
癒Cu獺n altos vi a los que ahora est獺n deshechos 109 por su soberbia! y las bolas de oro 110 con sus gestas Florencia florec穩an. 111
As穩 hac穩an los padres de esos que, 112 cuando queda vacante vuestra iglesia, engordan acudiendo al consistorio. 114
Esa insolente estirpe que se endraga 115 tras los que huyen, y a quien muestra el diente
o la bolsa, se amansa cual cordero, 117
iba ascendiendo, mas de humilde origen; y a Ubertino Donati no plac穩a 119 que luego el suegro con ella le uniese. 120
Ya hasta el mercado hab穩a el Caponsacco 121 de Fi矇sole venido, y ciudadanos eran ya buenos Guida e Infangato. 123
Dir矇 una cosa cierta e incre穩ble: daba la entrada al recinto una puerta que de los Pera su nombre tomaba. 126
Los que hoy ostentan esa bella insignia 127 del gran bar籀n con cuya prez y nombre la fiesta de Tom獺s se reconforta, 129
de 矇l recibieron mando y privilegio; aunque se ponga hoy junto a la plebe
quien la rodea con franja de oro. 132
Ya estaban Gualterotti e Importuni; y a繳n estar穩a el Burgo m獺s tranquilo, ayuno de estas nuevas vecindades. 135
La casa en que naciera vuestro llanto, por el justo rencor que os ha matado, y puso fin a vuestra alegre vida, 136 138
era honrada, con todos sus secuaces: 癒Oh Buondelmonti, mal de aquellas bodas huiste, y el consuelo nos quitaste! 139 141
Alegres muchos tristes estar穩an, si al Ema Dios te hubiese concedido, cuando llegaste all穩 por vez primera. 142 144
Mas conven穩a que en la piedra rota que el puente guarda, hiciera un sacrificio Florencia al terminarse ya su paz. 145 147
Con estas gentes, y otras con aqu矇llas, vi yo a Florencia con tan gran sosiego, que no hab穩a motivos para el llanto. 150
Con esas gentes yo vi glorioso y justo al pueblo, tanto que su lirio nunca al rev矇s pusieron en el asta, ni fue hecho rojo por las disensiones.罈 153
CANTO XVII
Como acudi籀 a Climene, a consultarle de aquello que escuchara en contra suya, quien remiso hace al padre a繳n con el hijo; 1 3
tal me encontraba, y tal lo comprend穩an Beatriz y aquella luz santa que antes por causa m穩a se cambi籀 de sitio. 6
Por lo cual mi se簽ora 竄Expulsa el fuego de tu deseo -dijo- y que 矇ste salga por tu imagen interna bien sellado: 9
no para acrecentar lo que sabemos al decirlo: mas para acostumbrarte a que hables de tu sed, y otros te ayuden罈. 12
竄Cara planta que te alzas de tal modo que, cual saben los hombres que no caben dos 獺ngulos obtusos en un tri獺ngulo, 15
igual sabes las cosas contingentes antes de que sucedan, viendo el punto en quien todos los tiempos son present es; 18
mientras que junto a Virgilio sub穩a por la monta簽a que cura las almas, o por el reino difunto bajando, 21
dichas me fueron respecto al futuro palabras graves, y aunque yo me sienta a los golpes de azar como el tetr獺gono; 24
mi deseo estar穩a satisfecho sabiendo la fortuna que me aguarda: pues la flecha prevista da簽a menos.罈 27
As穩 le dije a aquella misma luz que antes me hab穩a hablado; y como quiso Beatriz, fue mi deseo confesado. 30
No con enigmas, donde se enviscaba la gente loca, antes de que muriera el Cordero que quita los pecados, 31 33
mas con palabras claras y preciso lat穩n, me respondi籀 el amor paterno, manifiesto y oculto en su sonrisa: 36
竄Los hechos contingentes, que no salen de los cuadernos de vuestra materia, en la mirada eterna se dibujan; 37 39
Mas esto no los hace necesarios, igual que la mirada que refleja el barco al que se lleva la corriente. 42
De all穩, lo mismo que viene al o穩do el dulce son del 籀rgano, me viene hasta mi vista el tiempo que te aguarda. 45
Como se march籀 Hip籀lito de Atenas por la malvada y p矇rfida madrastra, as穩 tendr獺s que salir de Florencia. 46 48
Esto se quiere y esto ya se busca, 49
y pronto lo han de ver los que esto piensan donde se vende a Cristo cada d穩a. 51
Se atribuir獺 la culpa a los vencidos, como se suele hacer; mas el castigo testimonio ser獺 de la verdad. 54
T繳 dejar獺s cualquier cosa que quieras m獺s fuertemente; y. esto es esa flecha que antes dispara el arco del exilio. 57
Probar獺s cu獺n amargamente sabe el pan ajeno y cu獺n duro es subir y bajar las ajenas escaleras. 60
Y lo que m獺s te pesar獺 en los hombros, ser獺 la ruin y necia compa簽穩a con la que has de caer en ese valle; 61 63
que ingrata, imp穩a y loca contra ti ha de volverse; mas al poco tiempo ella, no t繳, tendr獺 las sienes rojas. 66
De su bestialidad dar獺 la prueba su proceder; y grato habr獺 de serte haber hecho un partido de ti mismo. 69
El refugio primero que te albergue ser獺 la cortes穩a del Lombardo que en la escalera tiene el ave santa; 71 72
que te dar獺 tan benigna acogida, que de hacer y pedir, entre vosotros, antes ir獺 el que entre otros el postrero. 75
Con 矇l ver獺s a aquel que fue signado, tanto, al nacer, por esta fuerte estrella, que har獺 notables todas sus acciones. 76 78
En 矇l nadie repara todav穩a por su temprana edad, pues nueve a簽os s籀lo esta rueda gira en torno suya; 81
mas antes que el Gasc籀n enga簽e a Enrique, de su virtud veremos los fulgores, despreciando la playa y las fatigas. 82 84
Y sus magnificencias tan famosas ser獺n entonces, que sus enemigos
no podr獺n evitar el referirlas. 87
Pon la esperanza en 矇l y en sus mercedes; por 矇l ser獺 cambiada mucha gente, mudando condici籀n rico y mendigo; 90
y llevar獺s escrito sin decirlo en tu memoria de 矇l罈; y dijo cosas que no creyese aun quien las escuchara. 93
Dijo despu矇s: 竄La explicaci籀n es esto de lo que te fue dicho; ve las trampas que se esconden detr獺s de pocos a簽os. 96
Mas no quiero que envidies a tu gente, pues sabr獺s que tu vida se enfutura m獺s all獺 que el castigo de su infamia.罈 99
Cuando al callar mostr籀 que concluido ya hab穩a el alma santa el entramado de la tela en que yo puse la urdimbre, 102
yo comenc矇 lo mismo que el que anhela, en la duda, el consejo de personas que ven y quieren rectamente y aman: 105
竄Bien veo padre m穩o, c籀mo aguija contra m穩 el el tiempo, para darme un golpe tal, que es m獺s grave a quien m獺s se descuida; 108
de previsi籀n por ello debo armarme, y si el lugar m獺s amado me quitan, yo no pierda los otros por mis versos. 111
Por el amargo mundo sempiterno, y por el monte desde cuya altura me elevaron los ojos de mi dama, 114
y en el cielo despu矇s, de fuego en fuego, aprend穩 muchas cosas, que un agriado sabor dar穩a a muchos si las cuento; 117
mas si amo la verdad t穩midamente, temo perder mi fama entre esos hombres que a nuestro tiempo han de llamar antiguo.罈 120
La luz donde re穩a mi tesoro, que all穩 encontr矇, centelle籀 primero, como al rayo de sol un 獺ureo espejo; 123
despu矇s me replic籀: 竄S籀lo a una mente, por la propia verg羹enza o por la ajena turbada, ser獺 brusco lo que digas. 126
No obstante, aparta toda la mentira y pon de manifiesto lo que has visto; y deja que se rasquen los sarnosos. 129
Porque si con tu voz causas molestia al probarte, alimento nutritivo dejar獺 luego cuando lo digieran. 132
Este clamor tuyo har獺 como el viento, que las m獺s altas cumbres m獺s golpea; y esto no poco honor ha de traerte. 135
Por ello se han mostrado a ti en los cielos, en el monte y el valle doloroso s籀lo las almas de notoria fama, 138
pues fe no guarda el 獺nimo que escucha ni observa los ejemplos que escondidas o inc籀gnitas tuvieran las ra穩ces, ni razones que no son evidentes.罈 141
CANTO XVIII
Se recreaba ya en sus reflexiones aquel beato espejo, y yo en las m穩as, temperando lo amargo con lo dulce; 3
y la mujer que a Dios me conduc穩a dijo: 竄Cambia de idea; porque estoy cerca de aquel que lo injusto repara.罈 6
Yo entonces me volv穩 al son amoroso de mi consuelo; y no he de referiros el mucho amor que vi en sus santos ojos: 9
no s籀lo es que no f穩e en mis palabras, sino que la memoria no repite, sin una gracia, lo que la supera. 12
S籀lo puedo decir de aquel instante, que, volviendo a mirarla, estuvo libre mi afecto de cualquier otro deseo, 15
mientras el gozo eterno, que directo 16
irradiaba en Beatriz, desde sus ojos con su segundo aspecto me alegraba. 18
Vencido con la luz de su sonrisa, ella me dijo: 竄Vu矇lvete y escucha; no est獺 en mis ojos s籀lo el Para穩so.罈 21
Como se ve en la tierra algunas veces el afecto en la vista, si es tan grande, que por 矇l todo el alma es pose穩da, 24
as穩 en el flamear del fulgor santo al que yo me volv穩, supe el deseo que ten穩a a繳n de hablarme un poco m獺s, 25 27
y 矇l comenz籀: 竄En este quinto grado del 獺rbol de la cima, que da fruta siempre y que nunca pierde su follaje, 30
hay almas santas, que en la tierra, antes que vinieran al cielo, tan famosas fueron que har穩an rica a cualquier musa. 33
Contempla pues los brazos de la cruz: los que te nombrar矇 aparecer獺n como el rayo veloz hace en la nube.罈 36
Por la cruz vi un fulgor que se mov穩a al nombre de Josu矇, nada m獺s dicho; no s矇 si fue primero el ver que el nombre. 39
Y al nombre de aquel grande Macabeo vi que otro se mov穩a dando vueltas, y era cuerda del trompo la alegr穩a. 42
As穩 con Carlo Magno y con Oriando sigui籀 dos luces mi mirar atento como a su halc籀n volando sigue el ojo. 45
Despu矇s vi a Rinoardo y a Guillermo y al duque Godofredo con la vista por esa cruz, y a Roberto Guiscardo. 46 48
Yendo a mezclarse luego con los otros, me mostr籀 el alma que me hab穩a hablado qu矇 clase de cantor era en el cielo. 51
Me volv穩 entonces hacia la derecha para ver si Beatriz, o por su gesto
o sus palabras, mi deber mostraba. 54
Y contempl矇 sus luces tan serenas, tan gozosas, que a los dem獺s venc穩a su semblante y al 繳ltimo que tuvo. 57
Y como por sentir mayor deleite obrando bien, el hombre d穩a a d穩a se da cuenta que aumenta su virtud, 60
as穩 yo me di cuenta que girando junto al cielo mi c穩rculo crec穩a, viendo a繳n m獺s luminoso aquel milagro. 63
Y como se transmuta en poco rato en blanca la mujer, cuando su rostro de la verg羹enza el peso se descarga, 64 66
tal fue en mis ojos, cuando me volv穩, por su blancura la templada estrella sexta, que en ella hab穩ame acogido. 69
Yo vi en aquella jovial antorcha el destellar del amor que all穩 estaba signando el alfabeto ante nosotros. 72
Y cual aves que se alzan de la orilla, casi alabando ya el haber comido, hacen bandadas largas o redondas, 75
as穩 en las luces las santas criaturas al revolotear iban cantando, haci矇ndose una D, una I, una L. 78
Al comp獺s de su canto se mov穩an; y al formar luego uno de aquellos signos, callaban deteni矇ndose un momento. 81
癒Oh pegasea diosa, que a los sabios los haces gloriosos y longevos, y ellos contigo a reinos y a ciudades, 82 84
il繳streme tu ayuda, y haz que muestre tal como aparecieron sus figuras: y en breves versos tu poder demuestra! 87
Se me mostraron cinco veces siete unas vocales y otras consonantes; y en cuanto se formaban las le穩a. 90
竄DILIGITE IUSTITIAM罈, verbo y nombre fueron los que primero se formaron; 竄QUI IUDICATIS TERRAM罈, las postreras. 91 93
Luego en la eme del vocablo quinto ordenadas quedaron; y tal plata ba簽ada en oro J繳piter luc穩a. 96
Y vi otras luces que a la parte alta bajaban de la eme, y se quedaban cantando, creo, el bien que las tra穩a. 99
Luego, como al chocar de los tizones ardientes, surgen chispas a millares, donde los necios suelen ver augurios, 102
pareci籀 que de all穩 surg穩an miles de luces que sub穩an, mucho o poco, tal como el sol que las prendi籀 dispuso; 105
y en su lugar ya quietas cada una, vi de un 獺guila el cuello y la cabeza representada en el fulgor distinto. 108
Quien pinta all穩 no tiene quien le gu穩e, sino que gu穩a, y de aqu矇l se origina la virtud que a los nidos da su forma. 111
Las otras beatitudes, que dichosas de enliliarse en la ema parecieron, movi矇ndose siguieron la figura. 114
癒Oh dulce estrella, cu獺les, cu獺ntas gemas me demostraron que nuestra justicia es efecto del cielo que t繳 enjoyas! 117
Y yo pido a la mente en que comienza tu virtud y tu obrar, que vuelva a ver de d籀nde sale el humo que te nubla; 120
tal que se encolerice nuevamente del comprar y el vender dentro del templo murado con milagros y martirios. 123
癒O milicia de cielo que ahora miro, ruega por los que se hallan en la tierra detr獺s del mal ejemplo desviados! 126
Antes se hac穩a con armas la guerra; y ahora se hace quitando a unos y a otros el pan que a nadie niega el santo Padre. 129
Pero t繳 que borrando s籀lo escribes, piensa que a繳n viven Pedro y Pablo, muertos por la vi簽a que ahora t繳 devastas. 130 132
Puedes decir: 竄Tan fijo est獺 mi amor en quien quiso vivir en el desierto y fue martirizado por un baile, que al Pescador y a Pablo desconozco.罈 135
CANTO XIX
Apareci籀 ante m穩 la bella imagen con las alas abiertas, que formaban las almas agrupadas en su dicha; 3
un rub穩 parec穩a cada una donde un rayo de sol ardiera tanto, que en mis ojos pudiera reflejarse. 6
Y lo que debo de tratar ahora ni referido nunca fue, ni escrito, ni concebido por la fantas穩a; 9
pues vi y tambi矇n o穩 que hablaba el pico, y que la voz dec穩a 竄m穩o罈 y 竄yo罈 y deb穩a decir 竄nuestro罈 y 竄nosotros罈. 12
Y comenz籀: 竄Por ser justo y piadoso estoy aqu穩 exaltado a aquella gloria que vencer no se deja del deseo; 15
y dej矇 tan completa mi memoria en la tierra, que abajo los malvados aun sin seguir su ejemplo, la veneran.罈 18
Como un solo calor de muchas brasas, de entre muchos amores, de igual modo, sal穩a un solo son de aquella imagen. 21
Y entonces respond穩. 竄Oh perpetuas flores de la alegr穩a eterna, que uno s籀lo me hac矇is aparecer vuestros aromas, 24
aclaradme, espirando, el gran ayuno que largamente en hambre me ha tenido,
pues ning繳n alimento hall矇 en la tierra. 27
Bien s矇 que si en el cielo de otro reino la justicia divina hace su espejo veladamente el vuestro no la mira. 30
Sab矇is que atentamente me: dispongo a escucharos; sab矇is cu獺l es la duda que en ayunas me tuvo tanto tiempo.罈 33
Como halc籀n al que quitan la capucha, que mueve la cabeza y bate alas ganas mostrando y haci矇ndose hermoso, 36
contempl矇 a aquella imagen, que con loas a la divina gracia era formada, con cantos que conoce el que lo goza. 39
Dijo despu矇s: 竄El que volvi籀 el comp獺s hasta el conf穩n del mundo, y dentro de 矇ste guard籀 lo manifiesto y lo secreto, 42
no pod穩a imprimir su poder穩o en todo el universo, de tal modo que su verbo no fuese a繳n infinito. 45
Y esto confirma que el primer soberbio, que de toda criatura fue la suma, por no esperar la luz cay籀 inmaduro; 48
mostrando que cualquier naturaleza menor, es s籀lo un corto recept獺culo del bien que no se acaba y no se mide. 51
Por lo cual nuestra vista, que tan s籀lo ha salido de un rayo de la mente de que todas las cosas est獺n llenas, 54
no puede valer tanto por s穩 misma, que no sepa que est獺 mucho m獺s lejos su principio de lo que se le muestra. 57
Por eso en la justicia sempiterna la vista que recibe vuestro mundo, igual que el ojo por el mar, se adentra; 60
que, aunque en la orilla puede ver el fondo, no lo ve en alta mar; y no est獺 menos all穩, pero lo esconde el ser profundo. 63
No hay luz, si no procede de la calma imperturbable; y fuera es la tiniebla, o sombra de la carne, o su veneno. 66
Bastante ya te he abierto el escondrijo que te escond穩a la justicia viva, que con tanta frecuencia cuestionaste; 69
diciendo: "Un hombre nace en la ribera del Indo, y no hay all穩 nadie que hable de Cristo ni leyendo ni escribiendo; 72
y todos sus deseos y actos buenos, por lo que entiende la raz籀n del hombre, est獺n sin culpa en vida y en palabras. 75
Y muere sin la fe y sin el bautismo: 聶D籀nde est獺 la justicia al condenarle? 聶y d籀nde est獺 su culpa si 矇l no cree?" 78
聶Qui矇n eres t繳 para querer sentarte a juzgar a mil millas de distancia con tu vista que s籀lo alcanza un palmo? 81
Cierto que quien conmigo sutiliza, si sobre 矇l no estuviera la Escritura, su dudar llegar穩a hasta el asombro. 84
癒Oh animales terrenos! 癒Mentes zafias! La voluntad primera, por s穩 buena, de s穩, que es sumo bien, nunca se mueve. 87
S籀lo es justo lo que a ella se conforma: ning繳n creado bien puede atraerla, pero aquella, espiendiendo, los produce.罈 90
Igual que sobre el nido vuela en c穩rculos tras cebar a sus hijos la cig羹e簽a, y como la contempla el ya cebado; 93
hizo as穩, y yo los ojos levant矇, esa bendita imagen, que las alas movi籀 impulsada por tantos esp穩ritus. 96
Dando vueltas cantaba, y me dec穩a: 竄Lo mismo que mis notas, que no entiendes, tal es el juicio eterno a los mortales.罈 99
Al aquietarse las lucientes llamas del Esp穩ritu Santo, a繳n en el signo que a Roma hizo temible en todo el mundo, 102
volvi籀 a decir aqu矇l: 竄No sube a este reino, quien no creyera en Cristo, antes o despu矇s de clavarle en el madero. 105
Mas sabe: muchos gritan "癒Cristo, Cristo!" y estar獺n en el juicio menos prope de aquel, que otros que a Cristo no conocen; 107 108
ser獺n por el et穩ope afrentados cuando los dos colegios se separen, los para siempre ricos y los pobres. 111
聶A vuestros reyes qu矇 dir獺n los persas al contemplar abierto el libro donde escritos se hallan todos sus pecados? 114
La que muy pronto mover獺 las plumas y que devastar獺 el reino de Praga, de Alberto podr獺 verse entre las obras. 117
La pena podr獺 verse que en el Sena causar獺, la moneda falseando, quien por un jabal穩 hallar獺 la muerte. 120
La insaciable soberbia podr獺 verse, que al de Inglaterra y al de Escocia ciega, sin poder aguantarse en sus fronteras. 123
Ver獺se la lujuria y vida muelle de aquel de Espa簽a y del de la Bohemia, que ni supo ni quiso del valor. 126
Ver獺se al cojo de Jerusal矇n su bondad se簽alada con la I, y con la M el contrario se簽alado. 129
Ver獺se la avaricia y la vileza de quien guardando est獺 la isla del fuego, donde Anquises su larga edad dejara; 132
en abreviadas letras su escritura para dar a entender cu獺n poco vale, que mucho anotar獺n en poco espacio. 135
Ense簽ar獺 las obras indecentes
de su t穩o y su hermano, que una estirpe tan egregia y dos tronos ensuciaron. 137 138
El que est獺 en Portugal y el de Noruega all穩 se encontrar獺n, y aquel de Rascia que mal ha visto el cu簽o de Venecia. 141
癒Dichosa Hungr穩a, si es que no se deja mal conducir! 癒y dichosa Navarra, si se armase del monte que la cerca! 142 144
Y creer se debiera como muestra de esto, que Nicosia y Famagusta se reprueban y duelen de su bestia, que del lado de aqu矇llas no se aparta. 145 147 148
CANTO XX
Cuando aquel que da luz al mundo entero del hemisferio nuestro as穩 desciende que el d穩a en todas partes se consuma, 1 3
el cielo, que aqu矇l solo iluminaba, s繳bitamente vuelve a hacerse claro, con muchas luces, que a una reflejan. 6
Record矇 este fen籀meno celeste, cuando call籀 aquel s穩mbolo del mundo y de sus jefes su bendito pico; 9
pues que todas aquellas vivas luces entonaron, luciendo a繳n m獺s, cantigas que se han borrado ya de mi memoria. 12
癒Oh dulce amor que de risa te envuelves, qu矇 ardiente en esos sistros te mostrabas, de santos pensamientos inspirados! 15
Cuando las caras y lucientes piedras de las que vi enjoyado el sexto cielo sus ang矇licos sones terminaron, 18
cre穩 escuchar el murmurar de un r穩o que claro baja de una roca en otra, mostrando la abundancia de su fuente. 21
Y como el son del cuello de la c穩tara toma forma, y as穩 del orificio de la zampo簽a por donde entra el viento, 24
de igual manera, sin tardanza alguna, por el cuello del 獺guila el murmullo subi籀, cual si estuviese perforado. 27
All穩 se torn籀 voz, y por el pico sali籀 en palabras, como lo esperaba mi coraz籀n, en donde las retuve. 30
竄La parte en m穩 que ve y que al sol resiste siendo 獺guila mortal -me dijo entonces-ahora debes mirar atentamente, 31 33
pues de los fuegos que hacen mi figura, esos por los que brillan mis pupilas, son los m獺s excelentes de entre todos. 36
Ese que en medio luce como el iris, fue el gran cantor del Esp穩ritu Santo, que el arca traslad籀 de pueblo en pueblo: 37 39
ahora sabe ya el m矇rito del canto, en cuanto efecto fue de su deseo, por el pago que le ha correspondido. 42
De los cinco del arco de mis cejas, quien del pico se encuentra m獺s cercano, consol籀 a aquella viuda por su hijo: 43 45
ahora sabe lo caro que resulta el no seguir a Cristo, conociendo esta vida tan dulce y su contraria. 48
Y aquel que sigue en la circunferencia que te digo, en lo m獺s alto del arco, con penitencias aplaz籀 su muerte: 49 51
ahora sabe que el juicio sempiterno no cambia, aun cuando dignas oraciones de lo de hoy abajo hace ma簽ana. 54
El que sigue, conmigo y con las leyes, bajo buena intenci籀n que dio mal fruto, por ceder al pastor se torn籀 griego: 55 57
ahora sabe que el mal que ha derivado de aquel buen proceder, no le es da簽oso aunq ue por ello el mundo se destruya. 60
Y aquel que est獺 donde el arco desciende, fue Guillermo, a quien llora aquella tierra que a Federico y Carlos ahora sufre: 61 63
ahora sabe en qu矇 modo se enamora de un justo rey el cielo, y en el brillo de su semblante as穩 lo manifiesta. 66
聶Qui矇n creer穩a en el mundo en que se yerra que el troyano Rifeo en este arco fuese la quinta de las santas luces? 67 69
Ahora ya sabe m獺s de eso que el mundo no puede ver de la divina gracia, aunque su vista el fondo no discierna.罈 72
Como la alondra que vuela en el aire cantando, y luego calla satisfecha de la 繳ltima dulzura que la sacia, 75
tal pareci籀 la imagen del emblema del eterno poder, a cuyo gusto todas las cosas adquieren su ser. 78
Y aunque yo con mis dudas casi fuese cristal con el color que le recubre, no pude estar callado mucho tiempo, 81
mas por la boca: 竄聶Qu矇 cosas son 矇stas?罈 me impuls籀 a echar la fuerza de su peso: por lo cual vi destellos de alegr穩a. 84
Y luego, con la vista m獺s ardiente, aquel bendito signo me repuso para que yo saliera de mi asombro: 87
竄Ya veo que estas cosas has cre穩do pues yo lo digo, mas no ves las causas; y te est獺n, aun crey矇ndolas, ocultas. 90
Haces como 矇se que sabe de nomb re las cosas, pero si otros no le explican su sustancia, 矇l no puede conocerla. 93
Regnum caelorum sufre la violencia de ardiente amor y de viva esperanza, que vencen la divina voluntad: 94 96
no como el hombre al hombre sobrepuja,
mas la vencen pues quiere ser vencida, y con su amor, as穩 vencida, vence. 99
La primer alma y quinta de las cejas ha causado tu asombro, pues las ves pintando las ang矇licas regiones. 100 102
No dejaron sus cuerpos, como piensas, gentiles, mas cristianos, con fe firme en los pies por clavar o ya clavados. 105
Pues una del infierno, donde nunca se vuelve al buen querer, torn籀 a los huesos; y esto fue en premio de esperanza viva: 108
de una viva esperanza que dio fuerzas a la s繳plica a Dios de revivirle, para poder corregir su deseo. 111
El alma gloriosa de que hablo, vuelta a la carne, en la que estuvo un poco, crey籀 en aquel que pod穩a ayudarla; 114
y creyendo encendi籀se en tanto fuego de verdadero amor, que en su segunda muerte, fue digna de estas alegr穩as. 117
La otra, por gracia que de tan profunda fuente destila, que nadie ha podido ver su vena primera con los ojos, 120
puso todo su amor en la justicia: y as穩, pues, Dios le abri籀, de gracia en gracia la vista a la futura redenci籀n; 123
y 矇l en ella crey籀, y no toleraba la peste de su antiguo paganismo; y reprend穩a a las gentes perversas. 126
Las tres mujeres que viste en la rueda derecha le sirvieron de bautismo, antes del bautizar m獺s de un milenio. 127 129
癒Oh predestinaci籀n, cu獺n alejada se encuentra tu ra穩z de aquellos ojos que la causa primera no ventota! 132
Y vosotros mortales, sed prudentes juzgando: pues nosotros, que a Dios vemos,
a繳n no sabemos todos los que elige; 135
y nos es dulce ignorar estas cosas, y nuestro bien en este bien se afina, pues lo que Dios desea, deseamos.罈 138
Por la divina imagen de este modo, para aclarar mi vista tan escasa, me fue dada suave medicina. 141
Y como a un buen cantor buen citarista hace seguir el pulso de las cuerdas, por lo que a繳n m獺s placer adquiere el canto, 144
as穩, mientras hablaba, yo recuerdo que vi a los dos benditos resplandores, igual que el parpadeo se concuerda, llamear al comp獺s de las palabras. 147
CANTO XXI
Volv穩 a fijar mis ojos en el rostro de mi dama, y mi esp穩ritu con ellos, de cualquier otro asunto retirado. 3
No se re穩a; mas 竄Si me riese -dijo- te ocurrir穩a como cuando fue Semele en cenizas convertida: 6
pues mi belleza, que en los escalones del eterno palacio m獺s se acrece, como has podido ver, cuanto m獺s sube, 9
si no la templo, tanto brillar穩a que tu fuerza mortal, a sus fulgores, rama ser穩a que el rayo desgaja. 12
Al s矇ptimo esplendor hemos subido, que bajo el pecho del Le籀n ardiente con 矇l irradia abajo su potencia. 13 15
Fija tu mente en pos de tu mirada, y haz de aqu矇lla un espejo a la figura que te ha de aparecer en este espejo.罈 18
Quien supiese cu獺l era la delicia de mi vista mirando el santo rostro, al poner mi atenci籀n en otro asunto, 21
sabr穩a de qu矇 forma me era grato obedecer a rr繳 celeste escolta, si un placer con el otro parangono. 24
En el cristal que tiene como nombre, rodeando el mundo, el de su rey querido bajo el que estuvo muerta la malicia, 27
de color de oro que el rayo refleja contempl矇 una escalera que sub穩a tanto, que no alcanzaba con la vista. 30
Vi tambi矇n que bajaba los pelda簽os tanto fulgor, que pens矇 que la luz toda del cielo all穩 se difundiera. 32 33
Y como, por su natural costumbre, juntos los grajos, al romper del d穩a, se mueven calentando su plumaje; 36
despu矇s unos se van y ya no vuelven; otros toman al sitio que dejaron, y los dem獺s se quedan dando vueltas; 39
me parecio que igual aconteciese en aquel destellar que junto vino, al llegar y pararse en cierto tramo. 42
Y aquel que m獺s cercano se detuvo, era tan luminoso, que me dije: 竄Bien conozco el amor que me demuestras. 43 45
Mas aquella en que espero el c籀mo y cu獺ndo callar o hablar, est獺se quieta; y yo bien hago y, aunque quiero, no pregunto.罈 48
Por lo cual ella, viendo en mi silencio, con el ver de quien puede verlo todo, me dijo: 竄Aplaca tu ardiente deseo.罈 51
Y yo comenc矇 as穩. 竄Mis propios m矇ritos de tu respuesta digno no me hacen; mas por aquella que hablar me permite, 54
alma santa que te hallas escondida dentro de tu alegr穩a, haz que yo sepa por qu矇 de m穩 te has puesto tan cercana; 57
y por qu矇 en esta rueda se ha callado
la dulce sinfon穩a de los cielos, que tan piadosa en las de abajo suena.罈 60
竄Mortal tienes la vista y el o穩do, por eso no se canta aqu穩 epusoal igual que Beatriz no tiene risa. 63
Por la santa escalera he descendido 繳nicamente para recrearte con la voz y la luz que me rodea; 66
mayor amor m獺s presta no me hizo, que tanto o m獺s amor hierve all獺 arriba, tal como el flamear te manifiesta. 67 69
Mas la alta caridad, que nos convierte en siervas de aquel que el mundo gobierna aqu穩 nos destin籀, como est獺s viendo.罈 72
竄Bien veo, sacra l獺mpara, que un libre amor -le dije basta en esta corte para seguir la eterna providencia; 75
mas no puedo entender tan f獺cilmente por qu矇 predestinada sola fuiste t繳 a este encargo entre todas las restantes.罈 78
Aun antes de acabar estas palabras, hizo la luz un eje de su centro, dando vueltas veloz como una rueda; 81
luego dijo el amor que estaba dentro: 竄Desciende sobre m穩 la luz divina, en 矇sta en que me envientro penetrando, 83 84
la cual virtud, unida a mi intelecto, tanto me eleva sobre m穩, que veo la suma esencia de la cual procede. 87
De all穩 viene esta dicha en la que ardo; puesto que a mi visi籀n, que es ya tan clara, la claridad de la llama se a簽ade. 90
Pero el alma en el cielo m獺s radiante, el seraf穩n que m獺s a Dios contempla, no podr獺 responder a tu pregunta, 93
porque se oculta tanto en el abismo del eterno decreto lo que quieres,
que al creado intelecto se le esconde. 96
Y al mundo de los hombres, cuando vuelvas, contar獺s esto, a fin que no pretenda a una tan alta meta dirigirse. 99
La mente, que aqu穩 luce, en tierra humea; as穩 que piensa c籀mo all穩 podr獺 lo que no puede aun quien acoge el cielo.罈 102
Tan terminantes fueron sus palabras que dej矇 aquel asunto, y solamente humilde pregunt矇 por su persona. 105
竄lzanse entre las costas italianas montes no muy lejanos de tu tierra, tanto que el trueno suena m獺s abajo, 106 108
y un alto forman que se llama Catria, bajo el cual hay un yermo consagrado para adorar dispuesto 繳nicamente.罈 111
Por vez tercera dijo de este modo; y, siguiendo, despu矇s me dijo: 竄All穩 tan firme servidor de Dios me hice, 114
que s籀lo con verduras ali簽adas soportaba los fr穩os y calores, alegre en el pensar contemplativo. 117
Dar sol穩a a estos cielos aquel claustro muchos frutos; mas ahora est獺 vac穩o, y pronto se pondr獺 de manifiesto. 120
Yo fui Pedro Dami獺n en aquel sitio, y Pedro Pecador en la morada de nuestra Reina junto al mar Adri獺tico. 123
Cuando ya me quedaba poca vida, a la fuerza me dieron el capelo, que de malo a peor ya se transmite. 125 126
Vino Cefas y vino el Santo Vaso del Esp穩ritu, flacos y descalzos, tomando en cualquier sitio la comida. 127 129
Los modernos pastores ahora quieren que les alcen la cola y que les lleven, tan gordos son, sujetos a los lados. 130 132
Con mantos cubren sus cabalgaduras, tal que bajo una piel marchan dos bestias: 癒Oh paciencia que tanto soportas! 135
Al decir esto vi de grada en grada muchas llamas bajando y dando vueltas, y a cada giro estaban m獺s hermosas. 138
Se detuvieron al lado de 矇sta, y prorrumpieron en clamor tan alto, que aqu穩 nada podr穩a asemejarse; ni yo lo o穩; tan grande fue aquel trueno. 141
CANTO XXII
Presa del estupor, hacia mi gu穩a me volv穩, como el ni簽o que se acoge siempre en aquella en que m獺s se conf穩a; 3
y aqu矇lla, como madre que socorre r獺pido al hijo p獺lido y ansioso con esa voz que suele confortarlo, 6
dijo: 竄聶No sabes que est獺s en el cielo? y 聶no sabes que el cielo es todo 矇l santo, y de buen celo viene lo que hacemos? 9
C籀mo te habr穩a el canto trastornado, y mi sonrisa, puedes ver ahora, puesto que tanto el gritar te conmueve; 10 12
y si hubieses su ruego comprendido, en 矇l conocer穩as la venganza que podr獺s ver a繳n antes de que mueras. 13 15
La espada de aqu穩 arriba ni deprisa ni tarde corta, y s籀lo lo parece a quien teme o desea su llegada. 16 18
Mas dir穩gete ahora hacia otro lado; que ver獺s muchas almas excelentes, si vuelves la mirada como digo.罈 21
Como ella me indic籀, volv穩 los ojos, y vi cien esferitas, que se hac穩an a繳n m獺s hermosas con sus mutuos rayos. 24
Yo estaba como aquel que se reprime
la punta del deseo, y no se atreve a preguntar, porque teme excederse; 27
y la mayor y la m獺s encendida de aquellas perlas vino hacia adelante, para dejar satisfechas mis ganas. 30
Dentro de ella escuch矇 luego: 竄Si vieses la caridad que entre nosotras arde, lo que piensas habr穩as expresado. 31 33
Mas para que, esperando, no demores el alto fin, habr矇 de responderte al pensamiento s籀lo que as穩 guardas. 36
El monte en cuya falda est獺 Cassino estuvo ya en su cima frecuentado por la gente enga簽ada y mal dispuesta; 37 39
y yo soy quien primero llev籀 arriba el nombre de quien trajo hasta la tierra esta verdad que tanto nos ensalza; 42
y brill籀 tanta gracia sobre m穩, que retraje a los pueblos circundantes del culto imp穩o que sedujo al mundo. 45
Los otros fuegos fueron todos hombres contemplativos, de ese ardor quemados del que flores y frutos santos nacen. 48
Est獺 Macario aqu穩, y est獺 Romualdo, y aqu穩 est獺n mis hermanos que en los claustros detuvieron sus almas sosegadas. 49 51
Y yo a 矇l: 竄El afecto que al hablarme demuestras y el ben矇volo semblante que en todos vuestros fuegos veo y noto, 54
de igual modo acrecientan mi confianza, como hace al sol la rosa cuando se abre tanto como permite su potenc ia. 57
Te ruego pues, y t繳, padre, conc矇deme si merezco gracia semejante, que pueda ver tu imagen descubierta.罈 60
Y aqu矇l: 竄Hermano, tu alto deseo ha de cumplirse all穩 en la 繳ltima esfera, 61
donde se cumplir獺n todos y el m穩o. 63
All穩 perfectos, maduros y enteros son los deseos todos; s籀lo en ella cada parte est獺 siempre donde estaba, 66
pues no tiene lugar, ni tiene polos, y hasta aquella conduce esta escalera, por lo cual se te borra de la vista. 69
Hasta all獺 arriba contempl籀 el patriarca Jacob que ella alcanzaba con su extremo, cuando la vio de 獺ngeles colmada. 72
Mas, por subirla, nadie aparta ahora de la tierra los pies, y se ha quedado mi regla para gasto de papel. 73 75
Los muros que eran antes abad穩as espeluncas se han hecho, y las cogullas de mala harina son talegos llenos. 78
Pero la usura tanto no se alza contra el placer de Dios, cuanto aquel fruto que hace tan loco el pecho de los monjes; 79 81
que aquello que la Iglesia guarda, todo es de la gente que por Dios lo pierde; no de parientes ni otros m獺s indignos. 84
Es tan blanda la carne en los mortales, que all獺 abajo no basta un buen principio para que den bellotas las encinas. 87
Sin el oro y la plata empez籀 Pedro, y con ayunos yo y con oraciones, y su orden Francisco humildemente; 90
y si el principio ves de cada uno, y miras luego el sitio al que han llegado, podr獺s ver que del blanco han hecho negro. 93
En verdad el Jord獺n retrocediendo, m獺s fue, y el mar huyendo, al Dios mandarlo, admirable de ver, que aqu穩 el remedio.罈 94 96
As穩 me dijo, y luego fue a reunirse con su grupo, y el grupo se junt籀; despu矇s, como un turbi籀n, vol籀 hacia arriba. 99
Mi dulce dama me impuls籀 tras ellos por la escalera s籀lo con un gesto, venciendo su virtud a mi natura; 102
y nunca aqu穩 donde se baja y sube por medios naturales, hubo un vuelo tan raudo que a mis alas se igualase. 105
As穩 vuelva, lector, a aquel devoto triunfo por el cual lloro con frecuencia mis pecados y el pecho me golpeo, 108
puesto y quitado en tanto t繳 no habr穩as del fuego el dedo, en cuanto vi aquel signo que al Toro sigue y dentro de 矇l estuve. 111
Oh gloriosas estrellas, luz pre簽ada de gran poder, al cual yo reconozco todo, cual sea, que mi ingenio debo, 114
nac穩a y se escond穩a con vosotras de la vida mortal el padre, cuando sent穩 primero el aire de Toscana; 117
y luego, al otorgarme la merced de entrar en la alta esfera en que girais, vuestra misma region me cupo en suerte. 120
Con devoci籀n mi alma ahora os suspira, para adquirir la fuerza suficiente en este fuerte paso que la espera. 123
竄Ya de la salvaci籀n est獺n tan cerca -me dijo Beatriz-- que deber穩as tener los ojos claros y aguzados; 126
por lo tanto, antes que t繳 m獺s te enelles, vuelve hacia abajo, y mira cu獺ntos mundos debajo de tus pies ya he colocado; 129
tal que tu coraz籀n, gozoso cuanto pueda, ante las legiones se presente que alegres van por el redondo 矇ter.罈 132
Recorr穩 con la vista aquellas siete esferas, y este globo vi en tal forma que su vil apariencia me dio risa; 135
y por mejor el parecer apruebo que lo tiene por menos; y el que piensa en el otro, de cierto es virtuoso. 136 138
Vi encendida a la hija de Latona sin esa sombra que me dio motivo de que rara o que densa la creyera. 139 141
El rostro de tu hijo, Hiper簿籀n, aqu穩 afront矇, y vi c籀mo se mueven, cerca y en su redor Maya y D簿one. 142 144
Y se me apareci籀 el templar de J繳piter entre el padre y el hijo: y vi all穩 claro las variaciones que hacen de lugares; 145 147
y de todos los siete puede ver cu獺n grandes son, y cu獺nto son veloces, y la distancia que existe entre ellos. 150
La era que nos hace tan feroces, mientras con los Gemelos yo giraba, vi con sus montes y sus mares; luego volv穩 mis ojos a los ojos bellos. 151 153
CANTO XXIII
Igual que el ave, entre la amada fronda, que reposa en el nido entre sus dulces hijos, la noche que las cosas vela, 3
que, por ver los objetos deseados y encontrar alimento que les nutra -una dura labor que no disgusta-, 6
al tiempo se adelanta en el follaje, y con ardiente afecto al sol espera, mirando fijo a donde nace el alba; 9
as穩 erguida se hallaba mi se簽ora y atenta, dirigi矇ndose hacia el sitio bajo el que el sol camina m獺s despacio: 12
y vi矇ndola suspensa, ensimismada, me puse como aquel que deseando algo que quiere, se calma en la espera. 15
Mas poco fue del uno al otro instante de que esperara, digo, y de que viera
que el cielo m獺s y m獺s resplandec穩a; 18
Y Beatriz dijo: 竄癒Mira las legiones del tyiunfo de Cristo y todo el fruto que recoge el girar de estas esferas!罈 21
Pareci籀 que le ardiera todo el rostro, y tanta dicha llenaba sus ojos, que es mejor que prosiga sin decirlo. 24
Igual que en los serenos plenilunios con las eternas ninfas Trivia r穩e que coloran el cielo en todas partes, 26 27
vi sobre innumerables luminarias un sol que a todas ellas encend穩a, igual que el nuestro a las altas estrellas; 30
y por la viva luz transparec穩a la luciente sustancia, tan radiante a mi vista, que no la soportaba. 33
癒Oh Beatriz, mi gu穩a dulce y cara! Ella me dijo: 竄Aquello que te vence es virtud que ninguno la resiste. 36
All穩 est獺n el poder y la sapiencia que abrieron el camino entre la tierra y el cielo, tanto tiempo deseado.罈 37 39
Cual fuego de la nube se desprende por tanto dilatarse que no cabe, y contra su natura cae a tierra, 42
mi mente as穩, despu矇s de aquel manjar, hecha m獺s grande sali籀 de s穩 misma, y recordar no sabe qu矇 se hizo. 45
竄Los ojos abre y mira c籀mo soy; has contemplado cosas, que te han hecho capaz de sostenerme la sonrisa.罈 48
Yo estaba como aquel que se resiente de una visi籀n que olvida y que se ingenia en vano a que le vuelva a la memoria, 51
cuando escuch矇 esta invitaci籀n, tan digna de gratitud, que nunca ha de borrarse del libro en que el pasado se consigna. 54
Si ahora sonasen todas esas lenguas que hicieron Polimn穩a y sus hermanas de su leche dulc穩sima m獺s llenas, 55 57
en mi ayuda, ni un 獺pice dir穩an de la verdad, cantando la sonrisa santa y cu獺nto alumbraba al santo rostro. 60
Y as穩 al representar el Para穩so, debe saltar el sagrado poema, como el que halla cortado su camino. 63
Mas quien considerase el arduo tema y los humanos hombros que lo cargan, que no censure si tiembla debajo: 66
no es derrotero de barca peque簽a el que surca la proa temeraria, ni para un timonel que no se exponga. 69
竄聶Por qu矇 mi rostro te enamora tanto, que al hermoso jard穩n no te diriges que se enflorece a los rayos de Cristo? 72
Este es la rosa en que el verbo divino carne se hizo, est獺n aqu穩 los lirios con cuyo olor se sigue el buen sendero.罈 73 74 75
As穩 Beatriz; y yo, que a sus consejos estaba pronto, me entregu矇 de nuevo a la batalla de mis pobres ojos. 78
Como a un rayo de sol, que puro escapa desgarrando una nube, ya un florido prado mis ojos, en la sombra, vieron; 81
vi as穩 una muchedumbre de esplendores, desde arriba encendidos por ardientes rayos, sin ver de d籀nde proced穩an. 84
癒Oh, benigna virtud que as穩 los colmas, para darme ocasi籀n a que te viesen mis impotentes ojos, te elevaste! 87
El nombre de la flor que siempre invoco ma簽ana y noche, me empuj籀 del todo a la contemplaci籀n del mayor fuego; 88 90
y cuando reflejaron mis dos ojos el cu獺l y el cu獺nto de la viva estrella que vence arriba como vence abajo, 93
por entre el cielo descendi籀 una llama que en c穩rculo formaba una corona y la ci簽籀 y dio vueltas sobre ella. 96
Cualquier canci籀n que tenga m獺s dulzura aqu穩 abajo y que m獺s atraiga al alma, semeja rota nube que tronase, 99
si al son de aquella lira lo comparo que al hermoso zafiro coronaba del que el m獺s claro cielo se enzafira. 102
竄Soy el amor ang矇lico, que esparzo la alta alegr穩a que nace del vientre que fue el albergue de nuestro deseo; 105
y as穩 lo har矇, reina del cielo, mientras sigas tras de tu hijo, y hagas santa la esfera soberana en donde habitas.罈 108
As穩 la melod穩a circular dec穩a, y las restantes luminarias repet穩an el nombre de Mar穩a. 111
El real manto de todas las esferas del mundo, que m獺s hierve y m獺s se aviva al aliento de Dios y a sus mandatos, 114
tan encima ten穩a de nosotros el interno conf穩n, que su apariencia desde el sitio en que estaba a繳n no ve穩a: 117
y por ello mis ojos no pudieron seguir tras de esa llama coronada que se elev籀 a la par que su simiente. 120
Y como el chiquit穩n hacia la madre alarga, luego de mamar, los brazos por el amor que afuera se le inflama, 123
los fulgc>res arriba se extendieron con sus penachos, tal que el alto afecto que a Mar穩a ten穩an me mostraron. 126
Permanecieron luego ante mis ojos
Regina caeli, cantando tan dulce que el deleite de m穩 no se part穩a. 129
癒Ah, cu獺nta es la abundancia que se encierra en las arcas riqu穩simas que fueron tan buenas sembradoras aqu穩 abajo! 132
All穩 se vive y goza del tesoro conseguido llorando en el destierro babilonio, en que el oro desde簽aron. 135
All穩 tr簿unfa, bajo el alto Hijo de Mar穩a y de Dios, de su victoria, con el antiguo y el nuevo concilio el que las llaves de esa gloria guarda. CANTO XXIV 138 139
竄Oh compa簽穩a electa a la gran cena del bendito Cordero, el cual os nutre de modo que dais siempre saciadas, 3
si por gracia de Dios 矇ste disfruta de aquello que se cae de vuestra mesa, antes de que la muerte el tiempo agote, 6
estar atentos a su gran deseo y refrescarle un poco: pues beb矇is de la fuente en que mana lo que 矇l piensa.罈 9
As穩 Beatriz; y las gozosas almas se hicieron una esfera en polos fijos, llameando, al igual que los cometas. 12
Y cual giran las ruedas de un reloj as穩 que, a quien lo mira, la primera parece quieta, y la 繳ltima que vuela; 15
as穩 aquellas coronas, diferentemente danzando, lentas o veloces, me hac穩an apreciar sus excelencias. 18
De aquella que not矇 m獺s apreciada vi que sal穩a un fuego tan dichoso, que de m獺s claridad no hubo ninguno; 19 21
y tres veces en torno de Beatriz dio vueltas con un canto tan divino, que mi imaginaci籀n no lo repite. 24
Y as穩 salta mi pluma y no lo escribo: pues la imaginativa, a tales pliegues, no ya el lenguaje, tiene un color burdo. 27
竄癒Oh Santa hermana m穩a que nos ruegas devota, por tu afecto tan ardiente me he separado de esa hermosa esfera.罈 30
Tras detenerse, aquel bendito fuego, dirigi籀 a mi se簽ora sus palabras, que hablaron en la forma que ya he dicho. 33
Y ella: 竄Oh luz sempiterna del gran hombre a quien Nuestro Se簽or dej籀 las llaves, que 矇l llev籀 abajo, de esta ingente dicha, 36
sobre cuestiones serias o menudas, a 矇ste examina en torno de esa fe, por lo cual sobre el mar t繳 caminaste. 39
Si 矇l ama bien, y bien cree y bien espera, no se te oculta, pues la vista tienes donde se ve cualquier cosa pintada, 42
pero como este reino ha hecho vasallos por la fe verdadera, es oportuno que la glor穩e m獺s, hablando de ella.罈 45
Tal como el bachiller se arma y no habla hasta que hace el maestro la pregunta, argumentando, mas sin definirla, 46 48
yo me armaba con todas mis razones, mientras ella le hablaba, preparado a tal cuestionador y a tal examen. 51
竄Di, buen cristiano, y hazlo sin rodeos: 聶qu矇 es la fe?罈 Por lo cual alc矇 la frente hacia la luz que dijo estas palabras; 54
luego volv穩 a Beatriz, y aquella un presto signo me hizo de que derramase afuera el agua de mi fuente interna. 57
竄La gracia que me otorga el confesarme -le dije con el alto primopilo, haga que bien exprese mis conceptos.罈 59 60
Y luego: 竄Cual la pluma verdadera
lo escribi籀, padre, de tu caro hermano que contigo fue gu穩a para Roma, 63
fe es la sustancia de lo que esperamos, y el argumento de las invisibles; pienso que 矇sta es su esencia verdadera.罈 64 66
Entonces escuch矇: 竄Bien lo has pensado, si comprendes por qu矇 entre las sustancias, luego en los argumentos la coloca.罈 69
Y respond穩: 竄Las cosas tan profundas que aqu穩 me han ofrecido su apariencia, est獺n a los de abajo tan ocultas, 72
que s籀lo est獺 su ser en la creencia, sobre la cual se funda la esperanza; y por ello sustancia la llamamos. 75
Y de esto que creemos es preciso silogizar, sin m獺s pruebas visibles: por ello la llamamos argumento.罈 78
Escuch矇 entonces: 竄Si cuanto se adquiere por la doctrina abajo, as穩 entendierais, no cabr穩a el ingenio del sofista.罈 81
As穩 me dijo aquel amor ardiente; luego a簽adi籀: 竄Muy bien has sopesado el peso y la aleaci籀n de esta moneda; 83 84
mas dime si la llevas en la bolsa.罈 竄S穩 -dije , y tan brillante y tan redonda, que en su cu簽o no cabe duda alguna.罈 87
Luego sali籀 de la luz tan profunda que all穩 brillaba: 竄Esta preciosa gema que de toda virtud es fundamento, 90
聶de d籀nde te ha venido?罈 Y yo: 竄Es la lluvia del Esp穩ritu Santo, difundida sobre viejos y nuevos pergaminos, 93
el silogismo que esto me confirma con agudeza tal, que frente a ella cualquier demostraci籀n parece obtusa.罈 96
Y despu矇s escuch矇: 竄聶La antigua y nueva proposici籀n que as穩 te han convencido
por qu矇 las tienes por habla divina?罈 99
Y yo: 竄Me lo confirman esas obras que las siguieron, a las que natura ni bate el yunque ni calienta el hierro.罈 102
竄Dime -me respondi籀- 聶qui矇n te confirma que hubiera aquellas obras? Pues el mismo que lo quiere probar, sin m獺s, lo jura.罈 105
Si el mundo al cristianismo se ha inclinado, -le dije sin milagros, esto es uno a繳n cien veces m獺s grande que los otros: 106 108
pues t繳 empezaste pobre y en ayunas en el campo a sembrar la planta buena que fue antes vid y que ahora se ha hecho zarza.罈 111
Esto acabado, la alta y santa corte cant籀 por las esferas: 竄Dio Laudamo罈 con esas notas que arriba se cantan. 114
Y aquel var籀n que as穩 de rama en rama, examinando, me hab穩a llevado, cerca ya de los 繳ltimos frondajes, 117
volvi籀 a decir: 竄La Gracia que enamora tu mente, ha hecho que abrieras la boca hasta aqu穩 como abrirse conven穩a, 120
de tal forma que apruebo lo que has dicho; mas explicar qu矇 crees debes ahora, y de d籀nde te vino la creencia.罈 123
竄Santo padre, y esp穩ritu que ves aquello en que cre穩ste, de tal modo, que al m獺s joven venciste hacia el sepulcro, 126
t繳 quieres --comenc矇- que manifieste aqu穩 la forma de mi fe tan presta, y tambi矇n su motivo preguntaste. 129
Y te respondo: creo en un Dios solo y eterno, que los cielos todos mueve inm籀vil, con amor y con deseo; 132
y a tal creer no tengo s籀lo prueba f穩sica o metaf穩sica, tambi矇n me la da la verdad, que aqu穩 nos llueve 135
por Mois矇s, por profetas y por salmos, y por el Evangelio y por vosotros que con ardiente esp穩ritu escribisteis; 138
y creo en tres personas sempiternas, y en una esencia que es tan una y trina, que el "son" y el "es" admite a un mismo tiempo. 141
Con la profunda condici籀n divina que ahora toco, la mente me ha sellado la doctrina evang矇lica a menudo. 144
Aqu穩 comienza todo, esta es la chispa que en vivaz llama luego se dilata, y brilla en m穩 cual en el cielo estrella.罈 147
Como el se簽or que escucha algo agradable, despu矇s abraza al siervo, complacido por la noticia, cuando aqu矇l se calla; 150
de este modo, cantando, me bendijo, ci簽矇ndome tres veces al callarme, la apost籀lica luz, que me hizo hablar: 癒tanto le complacieron mis palabras! 153
CANTO XXV
Si sucediera que el sacro poema en quien pusieron mano tierra y cielo, y me ha hecho enflaquecer por muchos a簽os, 1 3
venciera la crueldad que me ha exiliado del bello aprisco en el que fui cordero, de los hostiles lobos enemigo; 6
con otra voz entonces y cabellos, poeta volver矇, y sobre la fuente de mi bautismo habr獺n de coronarme; 9
porque en la fe, que hace que conozcan a Dios las almas, aqu穩 vine, y luego Pedro mi frente rode籀 por ella. 12
Despu矇s vino una luz hacia nosotros de aquella esfera de la que sali籀 el primer sucesor que dej籀 Cristo; 15
y mi Se簽ora llena de alegr穩a
me dijo: 竄Mira, mira ah穩 al bar籀n por quien abajo visitan Galicia.罈 18
Tal como cuando el palomo se pone junto al amigo, y uno y otro muestra su amistad, al girar y al arrullarse; 21
as穩 yo vi que el uno al otro grande pr穩ncipe glor簿oso recib穩a, loando el pasto que all穩 se apacienta. 24
Mas concluyendo ya los parabienes, callados coram me se detuvieron, tan 穩gneos que la vista me venc穩an. 26 27
Entonces dijo Beatriz riendo: 竄Oh 穩nclita alma por quien se escribiera la generosidad de esta bas穩lica, 30
haz que resuene en lo alto la esperanza: puedes, pues tantas veces la has mostrado, cuantas jes繳s os prefiri籀 a los tres.罈 32 33
竄Alza el rostro y sosiega, pues quien viene desde el mundo mortal hasta aqu穩 arriba, en nuestros rayos debe madurarse.罈 36
Este consuelo del fuego segundo me vino; y yo mir矇 a aquellos dos montes que me abatieron antes con su peso. 39
竄Pues nuestro emperador te ha concedido que antes de muerto puedas con sus condes avistarte en la sala m獺s secreta, 42
y viendo la verdad de este palacio, la esperanza, que abajo os enamora, a ti y a otros pueda consolaros, 45
dime qu矇 es, y di c籀mo florece en tu mente: y de d籀nde te ha venido.罈 As穩 continu籀 la luz segunda. 48
Y la piadosa que gui籀 las plumas de mis alas a vuelo tan cimero, previno de este modo mi respuesta: 51
竄La iglesia militante hijo ninguno tiene que m獺s espere, como escrito 52
est獺 en el sol que alumbra nuestro ej矇rcito: 54
por eso le otorgaron que de Egipto venga a Jerusal矇n para que vea, antes de concluir en su milicia. 56 57
Los otros puntos, que no por saber le preguntaste, mas para que muestre lo mucho que te place esta virtud, 60
a 矇l se los dejo, pues que son sencillos y no se jactar獺; que 矇l os responda, y esto merezca la divina gracia.罈 63
Como el alumno que al doctor secunda pronto y con gusto en eso que es experto, para que se demuestre su val穩a. 66
竄La esperanza -repuse es cierta espera de la gloria futura, que produce la gracia con el m矇rito adquirido. 69
Muchas estrellas me han dado esta luz; mas quien primero la infundi籀 en mi pecho fue el supremo cantor del rey supremo. 70 72
"Que esperen en ti --dice en su divino c獺ntico- los que saben de tu nombre": 聶qui矇n que tenga mi fe no lo conoce? 73 75
Y con su inspiraci籀n t繳 me inspiraste con tu carta despu矇s; y ahora estoy lleno, y en los otros revierto vuestra lluvia.罈 77 78
Dentro del vivo seno, cuando hablaba, de aquel incendio tremolaba un fuego raudo y s繳bito a modo de rel獺mpago. 81
Luego dijo: 竄El amor en que me inflamo a繳n por la virtud que me ha seguido hasta el fin del combate y el martirio, 84
a繳n quiere que te hable, pues te gozas con ella, y me complace que me digas qu矇 es lo que la esperanza te promete.罈 87
Y yo: 竄Los nuevos y los viejos textos fijan la meta, y esto me lo indica, de quien desea ser de Dios amigo. 89 90
Dice Isa穩as que todos vestidos en su patria estar獺n con dobles vestes: 聶y es que esta dulce vida no es su patria? 91 93
Y tu hermano de forma a繳n m獺s patente, al hablar de las blancas vestiduras, esta revelaci籀n nos manifiesta. 94 96
Y primero, despu矇s de estas palabras, 竄Sperent in te罈 se oy籀 sobre nosotros; y replicaron todos los benditos. 98 99
Luego tras esto se encendi籀 una luz tal que, si en C獺ncer tal fulgor hubiese, s籀lo un d穩a ser穩a el mes de invierno. 100 101 102
Y como se alza y va y entra en el baile una c獺ndida virgen, para honrar a la novicia, y no por vanagloria, 105
as穩 vi yo al encendido esplendor acercarse a los dos que daban vueltas al ritmo que su ardiente amor marcaba. 108
Se ajust籀 all穩 a su canto y a su rueda; y atenta los miraba mi se簽ora, como una esposa inm籀vil y callada. 111
竄Es 矇ste quien yaciera sobre el pecho de nuestro pelicano, y 矇ste fue desde la cruz propuesto al gran oficio.罈 113 114
Dijo as穩 mi se簽ora; mas por esto su vista no dej籀 de estar atenta despues como antes de que hubiera hablado. 116 117
Como es aquel que mira y que pretende ver eclipsarse el sol por un momento, y que, por ver, no vidente se vuelve 120
con el 繳ltimo fuego hice lo mismo hasta que se me dijo: 竄聶Por qu矇 ciegas para ver una cosa que no existe? 123
Mi cuerpo es tierra en tierra, y lo ser獺 con todos los dem獺s, hasta que el n繳mero al eterno prop籀sito se iguale. 126
Con las dos vestes en el santo claustro s籀lo est獺n las dos luces que ascendieron; y esto habr獺s de decir en vuestro mundo.罈 128 129
Con esta voz el inflamado giro se detuvo y con 矇l la mezcolanza que se formaba del sonido triple, 132
como para evitar riesgo o fatiga, los remos que en el agua golpeaban, todos se aquietan al sonar de un silbo. 135
癒Qu矇 grande fue mi turbaci籀n entonces, al volverme a Beatriz para mirarla, y no la pude ver, aunque estuviese en el mundo feliz, y junto a ella! 138
CANTO XXVI
Mientras yo deslumbrado vacilaba, de la f繳lgida llama deslumbrante sali籀 una voz a la que me hice atento. 3
竄En tanto que retorna a ti la vista que por mirarme -dijo,--- has consumido, bueno ser獺 que hablando la compenses. 6
Empieza pues; y di a d籀nde diriges tu alma, y date cuenta que tu vista est獺 en ti desmayada y no difunta: 7 9
porque la dama que por la sagrada regi籀n te lleva, en la mirada tiene la virtud de la mano de Anan穩as.罈 12
竄A su gusto -repuse pronto o tarde venga el remedio, pues que fueron puertas que ella cruz籀 con fuego en que ardo siempre 15
El bien que hace la dicha de esta corte, es Alfa y es O de cuanta escritura lee en m穩 el Amor o fuerte o levemente.罈 18
Aquella misma voz que los temores del s繳bito cegar me hubo quitado, a que siguiese hablando me animaba; 21
y dijo: 竄Por a繳n m獺s angosta criba te conviene cerner; decirnos debes 22
qui矇n a tal blanco dirigi籀 tu arco.罈 24
Y yo: 竄Por filos籀ficas razones y por la autoridad que de ellas baja tal amor ha debido en m穩 imprimirse: 27
que el bien en cuanto bien, al conocerse, nos enciende el amor, tanto m獺s grande cuanta mayor bondad en s穩 retiene. 28 30
Y as穩 a una esencia que es tan ventajosa, que todo bien que est矇 fuera de ella no es nada m獺s que un brillo de su rayo, 33
m獺s que a otra es preciso que se mueva la mente, amando, de los que conocen la verdad que esta prueba fundamenta. 36
Tal verdad demostr籀 a mi entendimiento aquel que me ense簽籀 el amor primero de todas las sustancias sempiternas. 37 39
Lo demostr籀 la voz del Creador que a Mois矇s dijo hablando de s穩 mismo: 竄Yo har矇 que veas el poder supremo.罈 42
Y t繳 lo demostraste, al comenzar el alto preg籀n que grita el arcano de aqu穩 all獺 abajo m獺s que cualquier otro. 45
Y escuch矇: 竄Por la humana inteligencia y por la autoridad con 矇l concorde, de tu amor tiende a Dios lo soberano. 46 48
Mas dime a繳n si sientes otras cuerdas que a 矇l te atraigan, de modo que me digas con cu獺ntos dientes este amor te muerde.罈 51
No estaba oculta la santa intenci籀n del guila de Cristo, y me di cuenta a qu矇 tema quer穩a conducirme. 54
Por eso repliqu矇: 竄Cuantos mordiscos pueden volver a Dios un coraz籀n, juntos mi caridad han fomentado: 57
que el que yo exista y el que exista el mundo, la muerte que l sufri籀 y por la que vivo, y lo que esperan como yo los fieles, 58 60
con el conocimiento que antes dije, me han sacado del mar del falso amor, y del derecho me han puesto en la orilla. 63
Las frondas que enfrondecen todo el huerto del eterno hortelano, yo amo tanto, cuanto es el bien que de l desciende a ellas.罈 66
Cuando call矇, un dulc穩simo canto reson籀 por el cielo, y mi se簽ora 竄Santo, santo罈, dec穩a con los otros. 69
Y como ahuyenta el sue簽o una luz viva, pues la vista se acerca al resplandor que atraviesa membrana tras membrana, 72
y al despertado aturde lo que mira, pues tan torpe es la s繳bita vigilia mientras la estimativa no le ayuda; 75
lo mismo de mis ojos cualquier mota me quitaron los ojos de Beatriz, con rayos que mil millas refulg穩an: 78
y vi despu矇s mucho mejor que antes; y casi estupefacto pregunt矇 por una cuarta luz tras de nosotros. 81
Y mi se簽ora: 竄Dentro de ese rayo goza de su hacedor la primer alma que hubo creado la primer potencia.罈 84
Como la fronda que inclina su copa del viento atravesada, y la levanta por la misma virtud que la endereza, 87
hice yo mientras ella estaba hablando, asombrado, y despu矇s me recobr矇 con las ganas de hablar en las que ard穩a. 90
竄Oh fruto que maduro 繳nicamente fuiste creado --dije , antiguo padre de quien cualquier esposa es hija y nuera, 93
con la m獺s grande devoci籀n te pido que me hables: advierte mi deseo, que no lo expreso para o穩rte antes.罈 96
Un animal a veces en un saco se revuelve de modo que sus ansias se advierten al mirar lo que le cubre; 99
y de igual forma el 獺nima primera escondida en su luz manifestaba cu獺n gustosa quer穩a complacerme. 102
Y dijo: 竄Sin que lo hayas proferido, mejor he comprendido tu deseo que t繳 cualquiera cosa verdadera; 105
porque la veo en el veraz espejo que hace de s穩 reflejo en otras cosas, mas las otras en 矇l no se reflejan. 108
Quieres o穩r cu獺nto hace que me puso Dios en el bello Ed矇n, desde donde 矇sta a tan larga subida te dispuso, 110 111
y cu獺nto fue el deleite de mis ojos, y la cierta raz籀n de la gran ira, y el idioma que us矇 y que invent矇. 112 114
Ahora, hijo m穩o, no el probar del 獺rbol fue en s穩 misma ocasi籀n de tanto exilio, mas s籀lo el que infringiese lo ordenado. 117
Donde tu dama sacara a Virgilio, cuatro mil y tres cientas y dos vueltas de sol tuve deseos de este sitio; 120
y le vi que volv穩a novecientas treinta veces a todas las estrellas de su camino, cuando en tierra estaba. 123
La lengua que yo hablaba se extingi籀 aun antes que a la obra inconsumable la gente de Nembrot se dedicara: 126
que nunca los efectos racionales, por el placer humano que los muda siguiendo al cielo, duran para siempre. 129
Es obra natural que el hombre hable; pero en el c籀mo la naturaleza os deja que sig獺is el gusto propio. 132
Antes que yo bajase a los infiernos,
I se llamaba en tierra el bien supremo de quien viene la dicha que me embarga; 134 135
Y l despu矇s se llam籀: y as穩 conviene, que es el humano uso como fronda en la rama, que cae y que otra brota. 136 138
En el monte que m獺s del mar se alza, con vida pura y deshonesta estuve, desde la hora primera a la que sigue a la sexta en que el sol cambia el cuadrante.罈 141
CANTO XXVII
竄.Al Padre, al Hijo, al Esp穩ritu Santo -empez籀- Gloria罈 -todo el Para穩so, de tal modo que el canto me embriagaba. 3
Lo que vi parec穩a una sonrisa del universo; y mi embriaguez por esto me entraba por la vista y el o穩do. 6
癒Oh inefable alegr穩a! 癒Oh dulce gozo! 癒Oh de amor y de paz vida completa! 癒Oh sin deseo riqueza segura! 9
Delante de mis ojos encendidas las cuatro antorchas vi, y la que primero vino, empez籀 a avivarse de repente, 12
y su aspecto cambi籀 de tal manera, cual cambiar穩a jove si 矇l y Marte cambiaran su plumaje siendo p獺jaros. 15
La providencia, que all穩 distribuye cargas y oficios, al dichoso coro puesto hab穩a silencio en todas partes, 18
cuando escuch矇: 竄Si mudo de color no debes asombrarte, pues a todos 矇stos ver獺s cambiarlo mientras hablo. 21
Quien en la tierra mi lugar usurpa, mi lugar, mi lugar que est獺 vacante en la presencia del Hijo de Dios, 22 24
en cloaca mi tumba ha convertido de sangre y podredumbre; as穩 el perverso que cay籀 desde aqu穩, se goza abajo.罈 27
Del color con que el sol contrario pinta por la ma簽ana y la tarde las nubes, entonces vi cubrirse todo el cielo. 30
Y cual mujer honrada que est獺 siempre segura de s穩 misma, y culpas de otras, s籀lo con escucharlas, ruborizan, 33
as穩 cambi籀 el semblante de Beatriz; y as穩 creo que el cielo se eclipsara cuando sufri籀 la suprema potencia. 36
Luego continuaron sus palabras con una voz cambiada de tal forma, que m獺s no hab穩a cambiado el semblante: 39
竄No fue nutrida la Esposa de Cristo con mi sangre, de Lino, o la de Cleto, para ser en el logro de oro usada; 41 42
mas por lograr este vivir gozoso Sixto y Urbano y P穩o y Calixto tras muchos sufrimientos la vertieron. 44 45
No fue nuestra intenci籀n que a la derecha de nuestros sucesores, se sentara parte del pueblo, y parte al otro lado; 48
ni que las llaves que me confiaron, se volvieran escudo en los pendones que combatieran contra bautizados; 51
ni que yo fuera imagen en los sellos, de privilegios vendidos y falsos, que tanto me averg羹enzan y me irritan. 54
En traje de pastor lobos rapaces desde aqu穩 pueden verse prado a prado: Oh protecci籀n divina, 聶por qu矇 duerme? 57
Cahorsinos y Gascones se apresuran a beber nuestra sangre: 癒oh buen principio, a qu矇 vil fin has venido a parar! 58 60
Pero la providencia, que de Roma con Escipi籀n guardar la gloria pudo, pronto nos salvar獺, seg繳n lo pienso; 62 63
y t繳, hijo m穩o, que a la tierra vuelves por tu peso mortal, abre la boca, y t繳 no escondas lo que yo no escondo.罈 66
Cual vapores helados nos env穩a abajo el aire nuestro, cuando el cuerno de la cabra del cielo el sol tropieza, 69
as穩 yo vi que el 矇ter adornado sub穩a despidiendo los vapores triunfantes, que estuvieron con nosotros. 72
Con mis ojos seguia sus semblantes, hasta que la distancia, al ser ya mucha, les impidi籀 seguir detr獺s de ellos. 75
Por ello mi se簽ora, al verme libre de mirar hacia arriba, dijo: 竄Baja la vista y mira cu獺nta vuelta has dado.罈 78
Desde el momento en que mire primero vi que hab穩a corrido todo el arco que hace del medio al fin el primer clima; 81
viendo, pasado C獺diz, la insensata ruta de Ulises, y la playa donde fue dulce carga Europa al otro lado. 84
Y hubiera descubierto a繳n m獺s lugares de aquella terrezuela, pero el sol bajo mis pies distaba m獺s de un signo. 87
La mente enamorada, que requiebra siempre a mi dama, m獺s que nunca ard穩a por dirigir de nuevo a ella mis ojos; 90
y si es el cebo el arte o la natura que atrae los ojos, y la mente atrapan ya con la carne viva o ya pintada, 91 93
juntas nada ser穩an comparadas al divino placer que me alumbr籀, al dirigirme a sus ojos rientes. 96
Y el vigor que me dio aquella mirada, me dio impulso hasta el cielo m獺s veloz al separarme del nido de Leda. 99
Sus partes mas cercanas o distantes
son tan iguales, que decir no puedo la que escogi籀 Beatriz para mi entrada. 102
Mas ella que ve穩a mis deseos, empez籀 con sonrisa tan alegre, cual si Dios en su rostro se gozase: 105
竄El ser del mundo, que detiene el centro y hace girar en torno a lo restante, tiene aqu穩 su principio como meta; 108
y este cielo no tiene m獺s comienzo que la mente divina, donde prende la influencia y amor que 矇l llueve y gira. 111
El amor y la luz, a 矇ste rodean como a los otros 矇ste; y solamente a este c穩rculo entiende quien lo ci簽e. 112 114
Su movimiento no mide con otro, pero los otros se miden con 矇ste, cual se divide el diez por dos o cinco; 117
y c籀mo el tiempo tenga en este vaso su ra穩z y en los otros la enramada, ahora podr獺s saberlo claramente. 120
癒Oh t繳, concupiscencia que en tu seno los mortales ahogas, sin que puedan sacar los ojos fuera de tus ondas! 123
La voluntad florece en los humanos; mas la lluvia constante hace volverse endrinas las ciruelas verdaderas. 126
La inocencia y la fe s籀lo en los ni簽os se encuentran repartidas; luego escapan antes de que se cubran las mejillas. 129
Tal, a繳n balbuciente, guarda ayuno, y luego traga, con la lengua suelta, cualquier comida bajo cualquier luna; 132
y tal, a繳n balbuciente, ama y escucha a su madre, y teniendo el habla entera, verla en la sepultura desear穩a. 135
As穩 se vuelve negra la piel blanca en el rostro de aquella hermosa hija
de quien lleva la noche y trae el d穩a. 138
Y t繳, para que de esto no te asombres, piensa que no hay quien en la tierra mande; y as穩 se pierde la humana familia. 141
Mas antes de que enero desinvierne, por la cent矇sima parte olvidada, de tal manera rugir獺n los cielos, 142 144
que la tormenta que tanto se espera, donde la popa est獺 pondr獺 la proa, y as穩 la flota marchar獺 derecha; y tras las flores vendr獺n buenos frutos. 147
CANTO XXVIII
Luego que contra la vida presente de los ruines mortales, me mostr籀 la verdad quien mi mente empara穩sa, 3
cual la llama de un hacha en un espejo ve quien con ella por detr獺s se alumbra, antes de que la vea o la imagine, 6
y atr獺s se vuelve para ver si el vidrio le dice la verdad, y ve que casa con ella cual la m繳sica y su texto; 9
de igual forma recuerda mi memoria que hice mirando a los hermosos ojos donde hizo Amor su cuerda para herirme. 12
Y al volverme y al golpear los m穩os lo que en aquellos cielos aparece, cada vez que en sus giros se repara, 15
vi un punto que irradiaba tan aguda luz, que la vista que enfocaba en ella por tan grande agudeza se cerraba; 16 18
y la estrella que aqu穩 menor parece, luna parecer穩a junto a ella, si se pusieran una junto a otra. 21
Acaso tanto cuanto cerca vemos de su halo la luz que lo desprende cuando son m獺s espesos sus vapores, 24
distante de ese punto un c穩rculo 穩gneo giraba tan veloz, que vencer穩a el curso que m獺s raudo el mundo ci簽e; 27
y aqu矇l era por otro rodeado, y de un tercero aqu矇l, y 矇ste de un cuarto, de un quinto el cuarto, y por un sexto el quinto. 30
El s矇ptimo segu穩a tan extenso sobre ellos, que de Juno el emisario abarcarlo del todo no podr穩a. 32 33
Y el octavo, y el nono; y cada uno m獺s lento se mov穩a, cuanto estaba en n繳mero del uno m獺s distante; 36
y una m獺s clara llama desprend穩a el m獺s cercano de la lumbre pura, pues m獺s, yo creo, de ella participa. 39
Al verme preocupado mi se簽ora y sorprendido, dijo: 竄De ese punto depende el cielo y toda la natura. 42
Ve el c穩rculo que est獺 de 矇l m獺s cercano; y sabr獺s que tan r獺pido se mueve por el amor ardiente que le impulsa.罈 45
竄Si estuviera dispuesto --dije el mundo con el orden que veo en estas ruedas, satisfecho me habr穩a lo que dices; 48
mas el mundo sensible nos ense簽a que las vueltas son tanto m獺s veloces, cuanto del centro se hallan m獺s lejanas. 51
Por lo cual, si debiera terminarse mi desear en este templo ang矇lico que s籀lo amor y luz lo delimitan, 54
a繳n debiera escuchar c籀mo el ejemplo y su copia no marchan de igual modo, que en vano por m穩 mismo pienso en ello.罈 56 57
竄Si tus dedos no son para tal nudo suficientes, no debes extra簽arte, 癒tan dif穩cil lo ha hecho el no intentarlo!罈 58 60
Dijo as穩 mi se簽ora; y luego: 竄Atiende
si es que quieres saciarte, a lo que digo; y sobre estas cuestiones sutiliza. 63
Las esferas corp籀reas son m獺s amplias o estrechas seg繳n sea la virtud que se difunde por todas sus partes. 66
Da una bondad mayor mayores bienes; y a un bien mayor contiene un mayor cuerpo, siendo sus partes igual de perfectas. 69
As穩 pues este c穩rculo que arrastra todo el otro universo, corresponde con aquel que m獺s ama y que m獺s sabe: 72
y si aplicaras pues a la virtud tus medidas, y no a las apariencias de los seres que en c穩rculo se muestran, 75
la proporci籀n perfecta admirar穩as de m獺s con m獺s, y de menor con menos, cada cielo, con cada inteligencia.罈 78
Como se queda espl矇ndido y sereno el a矇reo hemisferio cuando sopla B籀reas con su mejilla m獺s suave, 81
y se disuelven y limpian las brumas que le turbaban, y sonr穩e el cielo con las bellezas todas de su corte; 84
as穩 hice yo, despu矇s que mi se簽ora tan claro respondi籀, y como en el cielo brilla una estrella supe la verdad. 87
Y cuando terminaron sus palabras, no de otro modo el hierro centellea candente, cual los c穩rculos hicieron. 90
Su incendio cada chispa propagaba; y tantas eran, que el n繳mero de ellas m獺s que el doblar del ajedrez sub穩a. 93
Yo escuchaba hosanar de coro en coro al punto fijo que los tiene ubi y siempre los tendr獺, en que siempre fueron. 95 96
Y aquella que las dudas de mi mente sab穩a, dijo: 竄Los primeros c穩rculos 98
te muestran Serafines y Querubes. 99
Tras sus v穩nculos siguen tan aprisa por parecerse al punto cuanto puedan; y tanto pueden cuanto est獺n m獺s altos. 102
Esos amores que en torno se encuentran, ll獺manse Tronos del poder divino, y acaba en ellos el primer ternario; 105
y deber獺s saber que todos gozan cuando se profundiza su mirada en la verdad que aquieta el intelecto. 108
De aqu穩 se puede ver c籀mo se funda la beatitud en el acto de ver, no en el de amar, que detr獺s de aqu矇l viene; 111
y del ver son los m矇ritos medida, que genera la gracia y buen deseo: as穩 es como sucede grado a grado. 112 114
El siguiente ternario que florece en esta sempiterna primavera que nocturno carnero no despoja, 117
perpetuamente 竄Hosanna罈 jubilea en triple melod穩a, por los tres 籀rdenes de alegr穩a en que se enterna. 120
En esa jerarqu穩a hay otras diosas: Dominaciones, y despu矇s Virtudes; de Potestades es el tercer orden. 123
Luego en los dos pen繳ltimos festejos Principados y Arc獺ngeles dan vueltas; todo el 繳ltimo de 獺ngeles dichosos. 126
Estos 籀rdenes miran a lo alto, y abajo tanto influyen, que hacia Dios son arrastrados y de todo arrastran. 129
Y Dionisio con tanto deseo a contemplar se dedic籀 estos 籀rdenes que como yo, los nombra y los distingue. 130 132
Pero de 矇l se apart籀 luego Gregorio; y en cuanto abri籀 los ojos en el cielo de s穩 mismo por esto se re穩a. 135
Y si mostrado fue tanto secreto por un mortal, no quiero que te admires: porque se lo ense簽籀 quien vio aqu穩 arriba, y otras muchas verdades de este mundo!罈 138
CANTO XXIX
Cuando uno y otro hijo de Latona, por debajo de Libra y del Carnero, son l穩mites los dos de un horizonte, 3
cuanto hay desde el momento de equilibrio hasta que el uno u otro de aquel cinto, cambiando de hemisferio, se desata, 6
tanto, la risa pintada en su rostro, muda estuvo Beatriz mirando fijo el punto que me hab穩a derrotado. 9
Dijo despu矇s: 竄Dir矇, sin que preguntes, lo que quieres o穩r, porque lo he visto donde convergen todo quando y ubi. 12
No por acrecentar sus propios bienes, que es imposible, mas porque su luz pudiese, en su esplendor decir "Subsisto", 13 15
all穩 en su eternidad, fuera de toda comprens i籀n y de tiempo, libremente, se abri籀 en nuevos amores el eterno. 18
No es porque antes ocioso estuviera; pues ni despu矇s ni antes precedi籀 el discurrir de Dios sobre estas aguas. 20 21
Forma y materia, ya puras o juntas, salieron a existir sin fallo alguno, como de arco tricorde tres saetas. 22 24
Y como en vidrio, en 獺mbar o en cristales el rayo resplandece, de tal modo que el llegar y el lucir es todo en uno, 27
de igual forma irradi籀 el triforme efecto de su Sir a su ser a un tiempo mismo sin que hubiese ninguna diferencia. 30
Concreado fue el orden y dispuesto 31
a las sustancias; y del mundo cima fueron aquellas hechas acto puro; 33
a la potencia pura puso abajo; la potencia y el acto, en medio, atadas tal nudo que jam獺s se desanuda. 36
Jer籀nimo escribi籀 que muchos siglos antes fueron los 獺ngeles creados de que el resto del mundo fuera hecho; 37 39
mas en muchos parajes que escribieron los inspirados, se halla esta verdad; y si bien juzgas te avendr獺s a ello; 42
y en parte la raz籀n tambi矇n lo prueba, pues no admite motores que estuviesen sin su perfecto estado mucho tiempo. 45
Ya sabes d籀nde y cu獺ndo estos amores y c籀mo fueron hechos: ya apagados tres ardores ya est獺n en tu deseo. 48
Hasta veinte, contando, no se llega tan pronto, como parte de los 獺ngeles turb籀 el m獺s bajo de los elementos. 51
La otra qued籀se, y dio comienzo el arte que puedes ver, y con tanto deleite, que de sus giros nunca se ha apartado. 54
La ocasi籀n de caer fue la maldita soberbia de quien viste que oprim穩an las pesadumbres todas de este mundo. 57
Esos que ves aqu穩 fueron humildes, admitiendo existir por la bondad que a tanto conocer hizo capaces: 60
por lo que fue su vista acrecentada por m矇ritos y gracia iluminante, y tienen voluntad constante y plena; 63
y no quiero que dudes, mas que sepas, que recibir la gracia es meritorio seg繳n como el afecto la recibe. 66
Por lo que a este colegio se refiere ya comprendes bastante, si entendiste
lo que te dije, ya sin otra ayuda. 69
Mas como en las escuelas de la tierra se ense簽a que la ang矇lica natura es tal que entiende, que recuerda y quiere, 72
a繳n te dir矇, para que pura sepas la verdad, que all穩 abajo se confunde, porque equivocan los significados. 75
Estas sustancias, desde que gozaron de la cara de Dios, no apartan de ella la mirada, a quien nada est獺 escondido: 78
As穩 pues no interceptan su mirada nuevos objetos, y no necesitan recordar con conceptos divididos; 81
y as穩 all獺 abajo, sin dormir, se sue簽a, creyendo y no creyendo en lo que dicen; pero 矇stos tienen m獺s verg羹enza y culpa. 84
Vais por distintas rutas los que abajo filosof獺is: pues que os empuja tanto el af獺n de que os tengan como sabios. 87
Y a繳n esto es admitido aqu穩 en lo alto con un rigor menor que si se olvida la sagrada escritura o se confunde. 90
No medit獺is en cu獺nta sangre cuesta sembrarla all獺 en el mundo, y cu獺nto agrada el que con ella humilde se conforma. 93
Por la apariencia pruebas dan de ingenio y de imaginaci籀n; y quien predica dase a esto y se calla el Evangelio. 96
Que se volvi籀 la luna, dice el uno, en la pasi籀n de Cristo, y se interpuso para ocultar la luz del sol abajo; 97 99
y otro que por s穩 misma se escondi籀 la luz, y que en la India y en Espa簽a hubo eclipse lo mismo que en Judea. 102
No hay en Florencia tantos Lapi y Bindi cuantas f獺bulas tales en un a簽o, aqu穩 y all獺 en los p繳lpitos se gritan: 103 105
y as穩 las ovejuelas, que no saben, vuelven del prado pacidas de viento, y que el da簽o no vean no es excusa. 108
No dijo a su primer convento Cristo: "Id y patra簽as predicad al mundo"; sino les dio cimientos de certeza; 111
y 矇sta son籀 en sus bocas solament e, de modo que luchando por la fe del Evangelio escudo y lanza hicieron. 114
Y ahora con bufonadas y con trampas se predica, y con tal que cause risa, la capucha se hincha y m獺s no pide. 117
Mas tal p獺jaro anida en el capuz, que si lo viese el vulgo, all穩 ver穩a qu矇 indulgencias tendr獺 confiando en 矇se: 118 120
que en la tierra acrecientan la estulticia, de tal manera que, sin prueba alguna de su certeza, corren tras de ellas. 123
Esto engorda al ceb籀n de San Antonio, y a otros muchos m獺s cerdos todav穩a, que pagan con monedas no acu簽adas. 124 126
Mas como es larga ya la digresi籀n, vuelve los ojos a la recta v穩a, y se abrevien el tiempo y el camino. 129
Esta naturaleza tanto aumenta en n繳mero al subir, que no hay palabras ni conceptos mortales que las sigan; 132
y si recuerdas lo que se revela en Dan簿el, ver獺s que en sus millares y millares su n繳mero se esconde. 134 135
La luz primera que toda la alumbra, de tantas formas ella en s穩 recibe, cual son las llamas a las que se une. 136 138
Y as穩, al igual que al acto que concibe sigue el afecto, de amor la dulzura ardiente o tibio en ella es diferente. 141
Ve pues la excelsitud y la grandeza del eterno poder, puesto que tantos espejos hizo en que multiplicarse, permaneciendo en s穩 uno como antes. 144
CANTO XXX
Acaso a seis mil millas de distancia hierve aqu穩 la hora sexta, y este mundo horizontal reclina ya la sombra, 1 3
cuando el centro del cielo, tan profundo, se pone d e tal forma, que en el fondo van desapareciendo las estrellas; 6
y cuando se adelanta la sirviente clar穩sima del sol, apaga el cielo una por una hasta la m獺s hermosa. 9
No de otro modo el triunfo que se goza en torno al punto que antes me cegara, crey矇ndolo incluido en lo que incluye, 12
se apag籀 poco a poco de mi vista; por lo cual el amor y el no ver nada me hicieron que a Beatriz volviera el rostro. 15
Si cuanto de ella he dicho hasta el presente fuese encerrado todo en una loa, poco ser穩a a conseguir mi intento. 18
La belleza que vi no sobrepasa solamente a nosotros, mas yo creo que s籀lo su creador la goce entera. 21
Vencido me confieso en este paso m獺s que nunca en un punto de su obra fue superado el tr獺gico o el c籀mico: 24
pues, como el sol la vista menos firme, as穩 el recuerdo de su dulce risa a m穩 mismo me priva de mi mente. 27
Desde el d穩a primero que su rostro en esta vida vi, hasta esta visi籀n, he podido seguirla con mi canto; 30
mas es forzoso que desista ahora de seguir su belleza, poetizando,
cual todo artista que a su extremo llega. 33
Y ella, cual yo la dejo a voz m獺s digna que la de mi trompeta, que se acerca a dar fin a materia tan dif穩cil, 36
con adem獺n y voz de gu穩a experto 竄Hemos salido ya -volvi籀 a decirme-del mayor cuerpo al cielo que es luz pura: 39
luz intelect羹al, plena de amor; amor del cierto bien, pleno de dicha; dicha que es m獺s que todas las dulzuras. 42
Aqu穩 ver獺s a una y otra milicia del para穩so, y una de igual modo que en el juicio final habr獺s de verla.罈 45
Como un s繳bito rayo que nos ciega los visivos esp穩ritus, e impide que vea el ojo aun cosas muy brillantes, 48
as穩 circumbrill籀me una luz viva, y cubri籀me la cara con tal velo de su fulgor, que nada pude ver. 49 51
竄El amor que este cielo tiene inm籀vil siempre recibe en 矇l de igual manera, por disponer una vela a su llama.罈 54
Apenas penetraron dentro de m穩 estas breves palabras, comprend穩 que sobre mi virtud estaba alzado; 57
y de una vista nueva disfrutaba tal, que ninguna luz es tan brillante, que con mis ojos no la resistiera; 60
y vi una luz que un r穩o semejaba fulgiendo fuego, entre sus dos orillas pintadas de admirable primavera. 61 63
Sal穩an del torrente chispas vivas, que entre las flores se desparramaban, cual rub穩es que el oro circunscribe; 66
despu矇s, como embriagadas del aroma, al raudal asombroso se arrojaban de nuevo, y si una entraba otra sal穩a. 69
竄El gran deseo que ahora te urge y quema, de que te diga qu矇 es esto que ves, m獺s me complace cuanto m獺s intento; 72
mas de este agua es preciso que bebas antes que tanta sed en ti se sacie.罈 De este modo me habl籀 el sol de mis ojos. 75
Y despu矇s: 竄Son el r穩o y los topacios que entran y salen, y el prado riente, s籀lo de su verdad velados pr籀logos. 78
No que de suyo est矇n a繳n inmaduros; m獺s el defecto est獺 de parte tuya, que a繳n no tienes visi籀n tan elevada.罈 81
No hay un chiquillo que corra tan raudo con la vista a la leche, si despierta mucho m獺s tarde de lo que acostumbra, 84
como yo, para hacer mejor espejo mis ojos, agach獺ndome a las ondas, que para enmejorarnos van fluyendo; 87
y en el momento que bebi籀 de aquellas el borde de mis p獺rpados, cre穩 que redonda se hac穩a su largura. 90
Despu矇s, como la gente enmascarada, que otra que antes parece, si se quita el semblante no suyo que la esconde, 93
as穩 en mayores gozos se trocaron las chispas, y las flores, y ver pude las dos cortes del cielo manifiestas. 96
癒Oh divino esplendor por quien yo vi el alto triunfo del reino veraz, ay繳dame a decir c籀mo lo vi! 99
Hay arriba una luz que hace visible el Creador a aquellas cr簿aturas que en su visi籀n tan s籀lo paz encuentran. 102
Y en circular figura se derrama, tanto que al sol ser穩a demasiado cintur籀n con su gran circunferencia. 105
De un rayo reflejado en lo m獺s alto del Primer M籀vil viene su apariencia, que de 矇l recibe su poder y vida. 107 108
Y cual loma en el agua de su base se espejea cual vi矇ndose adornada, cuando de hierba y flores es m獺s rica, 111
superando a la luz en torno suyo, vi espejearse en m獺s de mil pelda簽os cuanto arriba volvi籀 de entre nosotros. 114
Y si el 繳ltimo grado luz tan grande abarca, 癒cu獺l la anchura no ser穩a de esta rosa en las hojas m獺s lejanas! 117
Mi vista ni en lo ancho ni en lo alto desfallec穩a, comprendiendo todo el cu獺nto y c籀mo de aquella alegr穩a. 120
All穩 el cerca ni el lejos quita o pone: que donde Dios sin ministros gobierna, las leyes naturales nada pueden. 123
A lo amarillo de la rosa eterna, que se degrada y se extiende y transmina loas al sol que siempre es primavera, 124 126
como a aquel que se calla y quiere hablar me llev籀 Beatriz y dijo: 竄癒Mira el gran convento de las vestes blancas! 129
Ve c籀mo abre su c穩rculo este reino, mira nuestros esca簽os tan repletos, que poca gente m獺s aqu穩 se espera. 132
Y en el gran trono en que pones los ojos, por la corona que est獺 sobre 矇l puesta, antes de que a estas bodas te conviden, 135
vendr獺 a sentarse el alma, abajo augusta, del gran Enrique, que a guiar a Italia vendr獺 sin que a 矇sta encuentre preparada. 137 138
Esa ciega codicia que os enferma os ha vuelto lo mismo que al chiquillo que muere de hambre y echa a la nodriza. 141
Y habr獺 un prefecto en el foro divino
entonces tal, que oculto o manifiesto, no seguir獺 con 矇l la misma ruta. 144
Mas Dios lo aguantar獺 por poco tiempo en la santa tarea, y ser獺 echado donde Sim籀n el mago el premio tiene, y har獺 al de Anagni hundirse m獺s abajo. 145 147 148
CANTO XXXI
En forma pues de una c獺ndida rosa se me mostraba la milicia santa desposada por Cristo con su sangre; 1 3
mas la otra que volando ve y celebra la gloria del se簽or que la enamora y la bondad que tan alta la hizo, 6
cual bandada de abejas que en las flores tan pronto liban y tan pronto vuelven donde extraen el sabor de su trabajo, 9
bajaba a la gran flor que est獺 adornada de tantas hojas, y de aqu穩 sub穩a donde su amor habita eternamente. 12
Sus caras eran todas llama viva, de oro las alas, y tan blanco el resto, que no es por nieve alguna superado. 15
Al bajar a la flor de grada en grada, hablaban de la paz y del ardor que agitando las alas adquir穩an. 18
El que se interpusiera entre la altura y la flor tanta alada muchedumbre ni el ver nos imped穩a ni el fulgor: 19 21
pues la divina luz el universo penetra, seg繳n 矇ste lo merece, de tal modo que nada se lo impide. 24
Este seguro y jubiloso reino, que pueblan gentes antiguas y nuevas, vista y amor a un punto dirig穩a. 27
癒Oh llama trina que en s籀lo una estrella brillando ante sus ojos, las alegras! 癒Mira esta gran tempestad en que estamos! 30
Si viniendo los b獺rbaros de donde todos los d穩as de H矇lice se cubre, girando con su hijo, en quien se goza, 31 33
viendo Roma y sus arduos edificios, estupefactos se quedaban cuando superaba Letr獺n toda obra humana; 36
yo, que desde lo humano a lo divino, desde el tiempo a lo eterno hab穩a llegado, y de Florencia a un pueblo sano y justo, 39
癒lleno de qu矇 estupor no me hallar穩a! En verdad que entre el gozo y el asombro prefer穩a no o穩r ni decir nada. 42
Y como el peregrino que se goza viendo ya el templo al cual un voto hiciera, y espera referir lo que haya visto, 45
yo paseaba por la luz tan viva, llevando por las gradas mi mirada ahora abajo, ahora arriba, ahora en redor, 48
ve穩a rostros que el amor pintaba, con su risa y la luz de otro encendidos, y de decoro adornados sus gestos. 50 51
La forma general del Para穩so abarcaba mi vista enteramente, sin haberse fijado en parte alguna; 54
y me volv穩 con ganas redobladas de poder preguntar a mi se簽ora las cosas que a mi mente sorprend穩an. 57
Una cosa quer穩a y otra vino: cre穩 ver a Beatriz y vi a un anciano vestido cual las gentes glor簿osas. 60
Por su cara y sus ojos difund穩a una benigna dicha, y su semblante era como el de un padre bondadoso. 63
竄聶D籀nde est獺 ella?罈 Dije yo de pronto. Y 矇l: 竄Para que se acabe tu deseo me ha movido Beatriz desde mi Puesto: 66
y si miras el c穩rculo tercero del sumo grado, volver獺s a verla en el trono que en suerte le ha cabido.罈 69
Sin responderle levant矇 los ojos, y vi que ella formaba una corona con el reflejo de la luz eterna. 72
De la regi籀n aquella en que m獺s truena el ojo del mortal no dista tanto en lo m獺s hondo de la mar hundido, 73 75
como all穩 de Beatriz la vista m穩a; mas nada me importaba, pues su efigie sin intermedio alguno me llegaba. 78
竄Oh mujer que das fuerza a mi esperanza, y por mi salvaci籀n has soportado tu pisada dejar en el infierno, 81
de tantas cosas cuantas aqu穩 he visto, de tu poder y tu misericordia la virtud y la gracia reconozco. 84
La libertad me has dado siendo siervo por todas esas v穩as, y esos medios que estaba permitido que siguieras. 87
En m穩 conserva tu magnificencia y as穩 mi alma, que por ti ha sanado, te sea grata cuando deje el cuerpo.罈 88 90
As穩 rec矇; y aqu矇lla, tan lejana como la vi, me sonri籀 mir獺ndome; luego volvi籀 hacia la fuente incesante. 92 93
Y el santo anciano: 竄A fin de que concluyas perfectamente -dijo,- tu camino, al que un ruego y un santo amor me env穩an, 96
vuelven tus ojos por estos jardines; que al mirarlos tu vista se prepara m獺s a subir por el rayo divino. 99
Y la reina del cielo, en el cual ardo por completo de amor, dar獺 su gracia, pues soy Bernardo, de ella tan devoto.罈 102
Igual que aquel que acaso de Croacia,
viene por ver el pa簽o de Ver籀nica, a quien no sacia un hambre tan antigua, 105
mas va pensando mientras se la ense簽an: 竄Mi se簽or Jesucristo, Dios veraz, 聶de esta manera fue vuestro semblante?罈; 108
estaba yo mirando la ferviente caridad del que aqu穩 en el bajo mundo, de aquella paz gust籀 con sus visiones. 111
竄Oh hijo de la gracia, el ser gozoso -empez籀- no es posible que percibas, si no te fijas m獺s que en lo de abajo; 114
pero mira hasta el 繳ltimo los c穩rculos, hasta que veas sentada a la reina de quien el reino es s繳bdito y devoto.罈 117
Alc矇 los ojos; y cual de ma簽ana la porci籀n oriental del horizonte, est獺 m獺s encendida que la otra, 120
as穩, cual quien del monte al valle observa, vi al extremo una parte que venc穩a en claridad a todas las restantes. 123
Y como all穩 donde el tim籀n se espera que mal gui籀 Faetonte, m獺s se enciende, y all獺 y aqu穩 su luz se debilita, 125 126
as穩 aquella pac穩fica oriflama se encend穩a en el medio, y lo restante de igual manera su llama extingu穩a; 129
y en aquel centro, con abiertas alas, la celebraban m獺s de un millar de 獺ngeles, distintos arte y luz de cada uno. 132
Vi con sus juegos y con sus canciones re穩r a una belleza, que era el gozo en las pupilas de los otros santos; 134 135
y aunque si para hablar tan apto fuese cual soy imaginando, no osar穩a lo m穩nimo a expresar de su deleite. 138
Cuando Bernardo vio mis ojos fijos y atentos en lo ardiente de su fuego,
a ella con tanto amor volvi籀 los suyos, que los m穩os ansiaron ver de nuevo. 141
CANTO XXXII
Absorto en su delicia, libremente hizo de gu穩a aquel contemplativo, y comenzaron sus palabras santas: 3
竄La herida que cerr籀 y san籀 Mar穩a, quien tan bella a sus plantas se prosterna de abrirla y enconarla es la culpable. 6
En el orden tercero de los puestos, Raquel est獺 sentada bajo 矇sa, como bien puedes ver, junto a Beatriz. 8 9
Judit y Sara, Rebeca y aquella del cantor bisabuela que expiando su culpa dijo: "Miserere mei", 11 12
de puesto en puesto pueden contemplarse ir degradando, mientras que al nombrarlas voy la rosa bajando de hoja en hoja. 15
Y del s矇ptimo grado a abajo, como hasta aqu矇l, se suceden las hebreas, separando las hojas de la rosa; 18
porque, seg繳n la mirada pusiera su fe en Cristo, son esas la muralla que divide los santos escalones. 21
En esa parte donde est獺 colmada por completo de hojas, se acomodan los que creyeron que Cristo vendr穩a; 24
por la otra parte por donde interrumpen huecos los semic穩rculos, se encuentran los que en Cristo venido fe tuvieron. 26 27
Y como all穩 el esca簽o glorioso de la reina del cielo y los restantes tan gran muralla forman por debajo, 30
de igual manera enfrente est獺 el de Juan que, santo siempre, desierto y martirio sufri籀, y luego el infierno por dos a簽os; 31 33
y bajo 矇l separando de igual modo mira a Benito, a Agust穩n y a Francisco y a otros de grada en grada hasta aqu穩 abajo. 36
Ahora conoce el sabio obrar divino: pues uno y otro aspecto de la fe llenar獺n de igual modo estos jardines. 39
Y desde el grado que divide al medio las dos separaciones, hasta abajo, nadie por propios m矇ritos se sienta, 42
sino por los de otro, en ciertos casos: porque son todas almas desatadas antes de que eligieran libremente. 43 45
Bien puedes darte cuenta por sus rostros y tambi矇n por sus voces infantiles, si los miras atento y los escuchas. 48
Dudas ahora y en tu duda callas; mas yo desatar矇 tan fuerte nudo que te atan los sutiles pensamientos. 51
Dentro de la grandeza de este reino no puede haber casualidad alguna, como no existen sed, hambre o tristeza: 54
y por eterna ley se ha establecido tan justamente todo cuanto miras, que corresponde como anillo al dedo; 57
y as穩 esta gente que vino con prisa a la vida inmortal no sine causa est獺 aqu穩 en excelencias desiguales. 60
El rey por quien reposan estos reinos en tanto amor y en tan grande deleite, que m獺s no puede osar la voluntad, 63
todas las almas con su hermoso aspecto creando, a su placer de gracia dota diversamente; y b獺stete el efecto. 66
Y esto claro y expreso se consigna en la Escritura santa, en los gemelos movidos por la ira ya en la madre. 69
Mas seg繳n el color de los cabellos, de tanta gracia, la alt穩sima luz dignamente conviene que les cubra. 70 72
As穩 es que sin de suyo merecerlo puestos est獺n en grados diferentes, distintos s籀lo en su mirar primero. 75
Era bastante en los primeros siglos ser inocente para estar salvado, con la fe 繳nicamente de los padres; 76 78
al completarse los primeros tiempos, para adquirir virtud, circuncidarse a m獺s de la inocencia era preciso; 81
pero llegado el tiempo de la gracia, sin el perfecto bautismo de Cristo, tal inocencia all獺 abajo se guarda. 84
Ahora contempla el rostro que al de Cristo m獺s se parece, pues su brillo s籀lo a ver a Cristo puede disponerte.罈 85 87
Yo vi que tanto gozo le llov穩a, llevada por aquellas santas mentes creadas a volar por esa altura, 90
que todo lo que hab穩a contemplado, no me colm籀 de tanta admiraci籀n, ni de Dios me mostr籀 tanto semblante; 93
y aquel amor que all穩 bajara antes cantando: 竄Ave Mar穩a, gratia plena罈 ante ella sus alas desplegaba. 96
Respondi籀 a la divina cancioncilla por todas partes la beata corte, y todos parecieron m獺s radiantes. 99
竄Oh santo padre que por m穩 consientes estar aqu穩, dejando el dulce puesto que ocupas disfrutando eterna suerte, 102
聶qui矇n es el 獺ngel que con tanto gozo a nuestra reina le mira los ojos, y que fuego parece, enamorado?罈 105
A la ense簽anza recurr穩 de nuevo
de aquel a quien Mar穩a hermoseaba, como el sol a la estrella matutina. 108
Y aqu矇l: 竄Cuanta confianza y gallard穩a puede existir en 獺ngeles o en almas, toda est獺 en 矇l; y as穩 es nuestro deseo, 111
porque es aquel que le llev籀 la palma a Mar穩a all獺 abajo, cuando el Hijo de Dios quiso cargar con nuestro cuerpo. 114
Mas sigue con la vista mientras yo te voy hablando, y mira los patricios de este imperio just穩simo y piadoso. 117
Los dos que est獺n arriba, m獺s felices por sentarse tan cerca de la Augusta son casi dos ra穩ces de esta rosa: 120
quien cerca de ella est獺 del lado izquierdo es el padre por cuyo osado gusto tanta amargura gustan los humanos. 123
Contempla al otro lado al viejo padre de la Iglesia, a quien Cristo las dos llaves de esta venusta flor ha confiado. 126
Y aquel que vio los tiempos dolorosos antes de muerto, de la bella esposa con lanzada y con clavos conquistada, 129
a su lado se sienta y junto al otro el gu穩a bajo el cual comi籀 el man獺 la gente ingrata, necia y obstinada. 132
Mira a Ana sentada frente a Pedro, contemplando a su hija tan dichosa, que la vista no mueve en sus hosannas; 133 135
y frente al mayor padre de familia, Luc穩a, que moviera a tu Se簽ora cuando a la ruina, por no ver, corr穩as. 137 138
Mas como escapa el tiempo que te aduerme pararemos aqu穩, como el buen sastre que hace el traje seg繳n que sea el pa簽o; 139 141
y alzaremos los ojos al primer amor, tal que, mir獺ndole, penetres
en su fulgor cuanto posible sea. 144
Mas para que al volar no retrocedas, creyendo adelantarte, con tus alas la gracia orando es preciso que pidas: 147
gracia de aquella que puede ayudarte; y t繳 me has de seguir con el afecto, y el coraz籀n no apartes de mis ruegos.罈 Y entonces dio comienzo a esta plegaria. 150
CANTO XXXIII
竄癒Oh Virgen Madre, oh Hija de tu hijo, alta y humilde m獺s que otra criatura, t矇rmino fijo de eterno decreto, 3
T繳 eres quien hizo a la humana natura tan noble, que su autor no desde簽ara convertirse a s穩 mismo en su creaci籀n. 6
Dentro del viento tuyo ardi籀 el amor, cuyo calor en esta paz eterna hizo que germinaran estas flores. 9
Aqu穩 nos eres rostro meridiano de caridad, y abajo, a los mortales, de la esperanza eres fuente vivaz. 12
Mujer, eres tan grande y vales tanto, que quien desea gracia y no te ruega quiere su desear volar sin alas. 15
Mas tu benignidad no s籀lo ayuda a quien lo pide, y muchas ocasiones se adelanta al pedirlo generosa. 18
En ti misericordia, en ti bondad, en ti magnificencia, en ti se encuentra todo cuanto hay de bueno en las criaturas. 21
Ahora 矇ste, que de la 穩nfima laguna del universo, ha visto paso a paso las formas de vivir espirituales, 24
solicita, por gracia, tal virtud, que pueda con los ojos elevarse, m獺s alto a la divina salvaci籀n. 27
Y yo que nunca ver he deseado m獺s de lo que a 矇l deseo, mis plegarias te dirijo, y te pido que te basten, 30
para que t繳 le quites cualquier nube de su mortalidad con tus plegarias, tal que el sumo placer se le descubra. 33
Tambi矇n reina, te pido, t繳 que puedes lo que deseas, que conserves sanos, sus impulsos, despu矇s de lo que ha visto. 36
Venza al impulso humano tu custodia: ve que Beatriz con tantos elegidos por mi plegaria te junta las manos!罈 39
Los ojos que venera y ama Dios, fijos en el que hablaba, demostraron cu獺nto el devoto ruego le plac穩a; 42
luego a la eterna luz se dirigieron, en la que es impensable que penetre tan claramente el ojo de ninguno. 45
Y yo que al final de todas mis ansias me aproximaba, tal como deb穩a, puse fin al ardor de mi deseo. 48
Bernardo me animaba, sonriendo a que mirara abajo, mas yo estaba ya por m穩 mismo como aqu矇l quer穩a: 51
pues mi mirada, volvi矇ndose pura, m獺s y m獺s penetraba por el rayo de la alta luz que es cierta por s穩 misma. 54
Fue mi visi籀n mayor en adelante de lo que puede el habla, que a tal vista, cede y a tanto exceso la memoria. 57
Como aquel que en el sue簽o ha visto algo, que tras el sue簽o la pasi籀n impresa permanece, y el resto no recuerda, 60
as穩 estoy yo, que casi se ha extinguido mi visi籀n, mas destila todav穩a en mi pecho el dulzor que nace de ella. 63
As穩 la nieve con el sol se funde;
as穩 al viento en las hojas tan livianas se perd穩a el saber de la Sibila. 66
癒Oh suma luz que tanto sobrepasas los conceptos mortales, a mi mente di otro poco, de c籀mo apareciste, 69
y haz que mi lengua sea tan potente, que una chispa tan s籀lo de tu gloria legar pueda a los hombres del futuro; 72
pues, si devuelves algo a mi memoria y resuenas un poco en estos versos, tu victoria mejor ser獺 entendida. 75
Creo, por la agudeza que sufr穩 del rayo, que si hubiera retirado la vista de 矇l, hubi矇seme perdido. 78
Y esto, recuerdo, me hizo m獺s osado sosteni矇ndola, tanto que junt矇 con el valor infinito mi vista. 81
癒Oh gracia tan copiosa, que me dio valor para mirar la luz eterna, tanto como la vista consent穩a! 84
En su profundidad vi que se ahonda, atado con amor en un volumen, lo que en el mundo se desencuaderna: 87
sustancias y accidentes casi atados junto a sus cualidades, de tal modo que es s籀lo d矇bil luz esto que digo. 90
Creo que vi la forma universal de este nudo, pues siento, mientras hablo, que m獺s largo se me hace mi deleite. 93
Me causa un solo instante m獺s olvido que veinticinco siglos a la haza簽a que hizo a Neptuno de Argos asombrarse. 94 96
As穩 mi mente, toda suspendida, miraba fijamente, atenta, inm籀vil, y siempre de mirar sent穩a anhelo. 99
Quien ve esa luz de tal modo se vuelve, que por ver otra cosa es imposible
que de ella le dejara separarse; 102
Pues el bien, al que va la voluntad, en ella todo est獺, y fuera de ella lo que es perfecto all穩, es defectuoso. 105
Han de ser mis palabras desde ahora, m獺s cortas, y esto s籀lo a mi recuerdo, que las de un ni簽o que a繳n la leche mama. 107 108
No porque m獺s que un solo aspecto hubiera en la radiante luz que yo ve穩a, que es siempre igual que como era primero; 111
mas por mi vista que se enriquec穩a cuando miraba su sola apariencia, cambiando yo, ante m穩 se transformaba. 114
En la profunda y clara subsistencia de la alta luz tres c穩rculos ve穩a de una misma medida y tres colores; 117
Y reflejo del uno el otro era, como el iris del iris, y otro un fuego que de 矇ste y de 矇se igualmente viniera. 120
癒Cu獺n corto es el hablar, y cu獺n mezquino a mi concepto! y 矇ste a lo que vi, lo es tanto que no basta el decir 竄poco罈. 123
癒Oh luz eterna que sola en ti existes, sola te entiendes, y por ti entendida y entendiente, te amas y recreas! 126
El c穩rculo que hab穩a aparecido en ti como una luz que se refleja, examinado un poco por mis ojos, 127 129
en su interior, de igual color pintada, me pareci籀 que estaba nuestra efigie: y por ello mi vista en 矇l pon穩a. 132
Cual el ge籀metra todo entregado al cuadrado del c穩rculo, y no encuentra, pensando, ese principio que precisa, 135
estaba yo con esta visi籀n nueva: quer穩a ver el modo en que se un穩a al c穩rculo la imagen y en qu矇 sitio; 138
pero mis alas no eran para ello: si en mi mente no hubiera golpeado un fulgor que sus ansias satisfizo. 141
Faltan fuerzas a la alta fantas穩a; mas ya mi voluntad y mi deseo giraban como ruedas que impulsaba Aquel que mueve el sol y las estrellas. 144
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